[Libro] El MIL, Una historia política – Sergi Rosés Cordovilla

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El MIL-GAC representa, con todo, una de las experiencias más importantes dentro del panorama revolucionario español. Telesforo Tajuelo, uno de los pocos historiadores en tratar este fenómeno, mayoritariamente tratado por periodistas y casi el único en analizarlo políticamente, señaló que «el MIL ha sido el grupo más radical del movimiento obrero español después de la guerra civil». Sin necesidad de una afirmación tan categórica, sí es cierto que representó una de las contadas formaciones auténticamente revolucionarias del panorama político del momento. Decimos «auténticamente revolucionarias» porque su objetivo no fue nunca derribar al franquismo y conseguir un régimen democrático, sino enlazando de lleno con la tradición marxista revolucionaria, luchar directamente contra el estado burgués, contra el capital, por objetivos de clase que, mediante la auto-organización, acabaran con el trabajo asalariado y la división de la sociedad en clases: en definitiva, la autoemancipación del proletariado. Reconocer que ésta fue su lucha y librarla de todas las mistificaciones que ha sufrido servirá para restaurar la verdad histórica que muestra, por un lado, que los integrantes del MIL no fueron ni «alocados» ni «pobres chicos» sino revolucionarios anticapitalistas y, por otro, que dado que su lucha no fue antifranquista sino anticapitalista, las tareas por las que se batieron siguen inconclusas.

[Libro] Contra la democracia / Miriam Qarmat

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Los materiales de este libro Contra la democracia tienen en común la crítica del funcionamiento orgánico del capital, de sus estructuras fundamentales, de la democracia, de la libertad, y de los derechos y las libertades democráticos. Como veremos no se trata Contra la democracia únicamente de denunciar los mitos dominantes sobre los derechos y las libertades democráticos, poniendo en evidencia las mentiras más corrientes sobre la libertad y en general sobre la democracia sino, con diferentes niveles de profundidad y abstracción, de explicar la democracia como estructura esencial del funcionamiento de la sociedad mercantil generalizada. Y complementariamente con ello, poner en evidencia que la libertad, la igualdad y la fraternidad, consagradas en toda la superestructura burguesa (en la legislación, en la cultura, en las religiones), lejos de ser ideales morales surgidos del espíritu puro para perfeccionar el hombre, son la expresión histórica, positiva e idealizada de relaciones de producción bien reales y putrefactas, del intercambio mercantil mundial, de la esclavitud asalariada con el consecuente e indispensable terrorismo de estado.

[Libro] La comuna de París – Proletarios Internacionalistas

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En la imponente confrontación de clases que se dio en Francia en 1870-1871 y que tuvo en París su centro de gravitación, nos encontramos en su desarrollo con todo un conjunto de enseñanzas indispensables respecto a la revolución y a la contrarrevolución. El proletariado se tuvo que enfrentar a todos y cada uno de esos elementos de la contrarrevolución que hoy siguen en pleno auge: guerra imperialista, repolarización en campos burgueses, cambios formales en el Estado (imperio por república), recambios en el gobierno, parlamentarismo «revolucionario», nacionalismo, comunalismo…

Se comprende que organizar en fuerza material las lecciones de ese combate captando tanto las posiciones de fuerza que llevaron al proletariado a hacer temblar la dominación de la burguesía, como de las ideologías, las debilidades, y los errores que finalmente le condujeron a la derrota, es una cuestión fundamental para el triunfo de la revolución social.

[Libro] COMUNISMO ANTIBOLCHEVIQUE – PAUL MATTICK

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Paul Mattick, in memoriam

En febrero de 1981 moría en Cambridge (Massachussets) Paul Mattick. El hecho de que no fuera un santón del marxismo oficial o académico, contribuyó lo suyo a que su muerte pasara completamente desapercibida de los media, casi del mismo modo, como su vida y trabajo teórico, centrado en la crítica del capital en proceso, fueron soslayados por los círculos oficiales del debate marxista.

Casi tres años después, presentamos dos artículos, inéditos en castellano, que iban a formar parte, entre otros, del último libro que Paul Mattick preparaba en el momento de su muerte.

Es difícil resistir la tentación del elogio sincero del compañero muerto, sobre todo, para quienes somos en tan gran medida deudores del pensamiento marxiano desarrollado por P. Mattick. Sin embargo, lo evitaremos. Eludiremos la retórica fácil del panegírico, aunque sólo sea por lo contradictorio que resultaría tratándose de quien, como él, defendiera planteamientos tan alejados del «culto a la personalidad». Huiremos, igualmente, de cualquier veleidad propiciadora de la fetichización de su pensamiento. Nada más distante del sistema teórico-crítico de P. Mattick que la posibilidad de su encorsetamiento en la categoría de un «ismo» cualquiera incluído el marxismo o el «consejismo».

No vamos, tampoco, a cometer la pretensiosidad de intentar glosar en unos párrafos una obra que, como la desarrollada por P. Mattick a lo largo de su vida de activista, por su extensión y riqueza en sugerencias, superaría los límites e intenciones de lo que no pretende ser más que una presentación. Por eso mismo, pensamos que lo mejor que se puede hacer es dar a conocer su obra tal y como es: una sistematización rigurosa, precisa y crítica del desenvolvimiento histórico de la contradicción representada por el antagonismo Capital-Proletariado. Este es el motivo principal que nos mueve y al que queremos contribuir con la difusión de los dos artículos que a continuación presentamos.

Con todo, no queremos dejar pasar la ocasión de hacer algún comentario sobre la significación en la teorización del comunismo de este desconocido, -el cual pretendemos que lo sea menos-, cuya obra supone una aportación de indudable importancia a la hora de la elucidación teórica de las posibilidades reales del Comunismo, en tanto resultado de la acción de clase proletaria.

Pero, además, traemos a colación un nombre y una obra por lo significativos que pueden ser en unos momentos, como los actuales, en los que la generalizada abjuración del marxismo, lejos de inducirnos a la superación del mismo hacia la realización del Comunismo, viene a invitarnos al repliegue en los cenáculos de la ideología, de las formas culturales y a la liquidación, simple y llana, de la perspectiva de la lucha de clases. Los planteamientos críticos del tipo de los expuestos por P. Mattick abren nuevas posibilidades de comprensión de la contradictoriedad del Capital más allá de la apariencia engañosa de los fenómenos coyunturales. Y es, precisamente, por eso, porque se ubica en los resquicios de la contradictoriedad, por lo que la teorización deviene CRITICA, reflexión de una práctica que se proyecta en el sentido cambiante de la realidad configurada por la relación Capital-Proletariado.

 Quien contra viento y marea supo desentrañar en plena euforia keynesiana los límites de la economía mixta y los elementos de persistencia-latencia de crisis en las nuevas formas de la dominación del capital, incluso en coyunturas donde otros se dejaban obnubilar por el despliegue fascinante y espectacular de la circulación de las mercancías y anunciaban el final de la sociedad de clases (hombre unidimensional marcusiano), creemos que tiene algo que decir en estas horas oscuras en las que vivimos y en las que la práctica y reflexión comunistas parecen definitivamente colapsadas.

Paul Mattick, fue uno de esos «hijos proscritos» de Marx que, como R. Luxemburgo, Korsch, A. Pannekoek, H. Gorter, O. Ruhle, conjuraron el servilismo de la ortodoxia sin por ello obviar la crítica comunista marxiana diluida en los diversos sucedáneos ideológicos del marxismo.

La recuperación del nódulo fundamental de la sistematización crítica de Marx, que se concretaba en la teoría de la acumulación, como teoría de la crisis – o sea, el reconocimiento del capital en proceso, como contradicción–, lo que venía a conferir a la obra marxiana el carácter de arma teórica del proletariado frente a la ideología burguesa, cobra especial relevancia en Mattick en lo que respecta no ya a la tarea continuadora de la obra de Marx, sino de lo que esta contiene de expresión de la realidad cambiante del proletariado, haciendo exigible la profundización- superación de las aserciones fundamentales del propio Marx.

Es en este sentido, en el que hacemos una llamada de atención a propósito de la obra de P. Mattick. Es decir, sobre el hecho de que su perspectiva de teorización, así como la verificación empírica, en la realidad de la crisis rampante, de sus aseveraciones nos proporcionan los elementos fundamentales de continuación de la crítica de la Economía Política – real, práctica–, desde las bases históricas que representan la dialéctica Capital-Proletariado.

Por encima de todo, se trata de una reflexión formuladora de la realidad práctica de la lucha de clases; pero es más que mera constatación: es, por su propia naturaleza, una incitación a la continuación del combate concreto, cotidiano y colectivo del Proletariado por el Comunismo.

Revista Etcétera, marzo 1984.

[Libro] Sobre la revolución y contrarrevolución en la región española

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El presente material es la síntesis de una serie de discusiones abordadas por el grupo Barbaria, las cuales se centran en los hechos revolucionarios que agitaron la región española en la década de los años 30s del siglo pasado, poniendo mayor énfasis en el clímax del periodo que en la historia oficial se conoce como “la guerra civil”.

El antifascismo y el republicanismo, de la mano de la URSS, lejos de ser los bastiones heroicos y la “avanzada revolucionaria” que la socialdemocracia moderna nos presenta con nostalgia. En realidad fueron los que se encargaron de aniquilar los objetivos revolucionarios del proletariado, canalizándolos hacia la guerra interburguesa, es decir, un enfrascamiento en el mero conflicto militar –que fue antesala de la II Guerra Mundial- cuyo exclusivo beneficio correspondió a los intereses del capitalismo.

Pese a todo, la lucha de clases no cesa, y en consecuencia, a más de 80 años de aquella derrota, a los explotados que damos continuidad al antagonismo contra esta sociedad de la mercancía, nos corresponde hacer los respectivos balances críticos de este episodio, no para que estos desemboquen en letra muerta de los recintos académicos, sino para convertirlos en aprendizaje y experiencias de lucha para los combates que mundialmente se desencadenan y también se tornan venideros.

[Libro] CHILE: LOS GORILAS ESTABAN ENTRE NOSOTROS – HELIOS PRIETO

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Editorial Viejo Topo.
Santiago de Chile, octubre 2014.

Pese a haber transcurrido casi medio siglo desde la “vía chilena al socialismo” y su fracaso, esos acontecimientos siguen siendo en su mayor parte indescifrables para el sentido común. Este libro ofrece una explicación plausible y a la vez un testimonio desgarrador de uno de los episodios más trágicos del movimiento revolucionario del siglo veinte. En este libro, escrito pocas semanas después del golpe de 1973, Helios Prieto (Rosario, 1936–2009) hizo una crítica sin concesiones a las ilusiones reformistas dominantes en ese tiempo. Con ello se anticipó por mucho a un tipo de contestación radical que en Latinoamérica recién en años recientes empezó a ser expresada por una generación de luchadores que entonces ni habían nacido.

«…Lo que distingue al texto de Prieto de los demás es el modo en que emplea la crítica: no la usa para sugerir un cambio de rumbo que de cualquier forma los sectores gobernantes no podían adoptar sin traicionar a sus propios intereses de clase. Tampoco quiere ofrecer un punto de vista “objetivo” elaborada al margen de las tensiones que desgarraban la convivencia entre grupos antagónicos. La cualidad que distingue a Helios Prieto de los otros comentaristas de la época, es que tanto la forma como el contenido de su texto reflejan pasión combativa qué está ausente en los análisis más bien “fríos” sobre la economía política allendista. Desde la primera a la última línea, Prieto examina el período de la UP con una ironía punzante y bien argumentada, aportando no sólo una poderosa clarificación de lo que significó dicho proceso, sino también la textura y el sabor de una experiencia vivida en primera persona.»

«…Parecía que Chile había tenido dos ejércitos: uno hasta 1970 y otro de allí en adelante. Sin embrago el gobierno de Allende, cumpliendo escrupulosamente con el Estatuto de Garantías Constitucionales que suscribió con sus aliados demócratas cristianos en el Congreso Nacional en octubre de 1970, no efectuó ningún movimiento importante de jefes ni en las FFAA ni en Carabineros y pese a que proclamó la disolución del odiado “Grupo Móvil” (cuerpo especializado en la represión callejera) se limitó a cambiarle el nombre, llamándole de allí en adelante “Grupo Especial”. El aparato de represión siguió intacto y son los generales “allendistas” los que hoy masacran el pueblo chileno.»

«…Esta es una crónica de los hechos más importantes de la lucha de clases en los meses anteriores al derrocamiento de Allende que trata de explicar las causas directas de su caída y el salvajismo de la Junta Militar. Las causas de fondo se encuentran en el “modelo de transición al socialismo” que eligieron los reformistas chilenos y en la política económica que aplicaron en los dos primeros años de gobierno.»

«…Las fuerzas que trabajan para el capitalismo en el seno de la clase obrera cobijadas bajo la bandera el “comunismo” son muy poderosas: hoy los partidos comunista reformistas tratan de convencer en la mayor parte del mundo a las masas para que repitan todos lo errores que se cometieron en Chile.»

[Libro] VV.AA. – Coronavirus, crisis y confinamiento

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Agosto de 2020. Rosario, Argentina.

Desde la declaración de la pandemia del coronavirus y la instauración del confinamiento a nivel mundial, han circulado decenas y decenas de artículos de análisis y reflexión. Para esta compilación hemos seleccionado tan solo un puñado de textos con un denominador común: no se limitan a explicar la realidad, sino que buscan transformarla. Solo al margen de la agenda del orden, abordando desde una perspectiva radical el significado de la salud y la defensa de la vida, la crisis y la reestructuración del trabajo, la lucha y el control social, los discursos médicos y científicos, así como las implicancias a nivel subjetivo del contexto actual, es que podremos ir construyendo una visión de conjunto y enfrentar este particular momento que atravesamos en tantas regiones del mundo.

  • Prólogo (Lazo Ediciones)
  • El coronavirus como declaración de guerra (Santiago López Petit)
  • Crisis sanitaria, crisis económica y crisis social son una única y misma cosa (Carbure)
  • El Despotismo occidental (Gianfranco Sanguinetti)
  • El Estado con mascarilla (Miguel Amorós)
  • Contra la pandemia del Capital ¡Revolución social! (Proletarios Internacionalistas)
  • Crisis capitalista, pandemia y el programa de la revolución (Vamos hacia la vida)
  • Instauración del riesgo de extinción (Jacques Camatte)
  • La salud como proceso. Carta de una enfermera familiar y comunitaria (Alba Campos Lizcano)
  • Coronavirus y trabajo (Boletín La Oveja Negra)
  • Sobre el contagio de los discursos. No nos salvará la ciencia, ni el Estado, ni el Capital (Biblioteca La Caldera)
  • La capitulación impuesta a las sociedades occidentales del nuevo Despotismo (Gianfranco Sanguinetti)

[Folleto] Violencia y solidaridad revolucionarias: el proceso de los comunistas de Barcelona – Jean Barrot

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En los años 70 aparecieron algunos grupos que hacían crítica radical del Capital y de su extrema izquierda (partidos, izquierdistas, “anarquistas”…).
Este texto quería ser una tentativa de superar las relaciones bloqueadas en la práctica no sólo por la incoherencia de los individuos que actuaban sino también por las condiciones objetivas y la del movimiento para analizarlas.
Aparece pues, en un momento de debilidad del movimiento real y no era más que una aportación exterior a este movimiento ya que era incapaz de un mínimo de clarificación teórica.
Es el producto de discusiones parciales y expresa en aquel momento y todavía hoy, un punto de vista minoritario en Barcelona; de hecho, es el producto parcial de una época improductiva, tanto práctica como teóricamente.
“El comunismo no es un programa a realizar o hacer realizar por un movimiento real. El comunismo no es un ideal a realizar: existe desde ahora, no como sociedad establecida pero sí como un esfuerzo y una tarea que la prepara. Es el movimiento que tiende a abolir las condiciones de existencia determinadas por el trabajo asalariado y las suprime, efectivamente, por la revolución.
EL COMUNISMO NO SERÁ LA OBRA DE UN PARTIDO POLÍTICO QUE TOMA EL PODER, TAMPOCO SERÁ LA OBRA DE LAS GESTICULACIONES IZQUIERDISTAS, PERO SI DE LA LUCHA DEL PROLETARIADO.

Ediciones Mayo 37

[Folleto] APORTES CRÍTICOS A LOS PRINCIPIOS POLÍTICOS REVOLUCIONARIOS DEL PROLETARIADO DEL GEC

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Publicamos a continuación una discusión de los años 2011-2012 en torno a un texto que produjo el disuelto Grupo de Esclarecimiento Comunista (GEC) -de Perú-, seguido del respectivo balance crítico que plasmó el también disuelto grupo Proletarios Salvajes -de Ecuador- en torno a éste. Consideramos que es un aporte bastante cualitativo que sigue vigente, sobre todo en el actual contexto donde imperan significativas debilidades, huecos y faltas de ruptura en el autodenominado movimiento revolucionario. Si bien, sabemos que los problemas del terreno práctico no se resolverán mecanicamente con la lectura de un texto, es un error por otra parte, demeritar su importancia de estos materiales,  pues nos guste o no; el legado escrito de los compañeros -que están o estuvieron- acompaña el proceso de continuidad y profundización de la perspectiva revolucionaria que nos permite romper el aislamiento y luchar en comunidad contra esta sociedad del capital.

No en vano Marx se refería al proletariado como “el partido destructor” o “el partido de la subversión”, a la vez que como el “portador del comunismo”. Y es que solo mediante esta negatividad radical, subversiva, autoabolicional y creadora es que nuestra clase puede destruir el capitalismo y construir o crear el comunismo.
El proletariado no solo es revolucionario por la posición estructural que ocupa dentro del modo de producción capitalista como único productor de plusvalía, de capital o de “toda la riqueza de este mundo”. Sino fundamentalmente por la posición histórica que ha ocupado y ocupa en la lucha de clases contra el capital como negación, antagonismo, irrupción, ruptura, destrucción y superación absoluta y viviente de la sociedad burguesa del trabajo, el dinero, las clases (empezando por sí mismo), el Estado, las ideologías y los fetiches. El principio de “el proletariado es revolucionario o no es nada” debería entenderse entonces como que “el proletariado es la destrucción de esta sociedad y, por tanto, es también su propia destrucción”.

[Libro] Capitalismo y Comunismo – Gilles Dauvé

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Cualquier definición económica del comunismo permanece dentro del ámbito de la economía, es decir, de la separación del tiempo y el espacio productivo del resto de la vida. El comunismo no se basa en la satisfacción de las necesidades tal como existen ahora o incluso como podríamos imaginarlas en el futuro. Es un mundo en el que las personas establecen relaciones y se involucran en actos que les permiten alimentarse, cuidarse, alojarse y enseñarse… a sí mismos. El comunismo no es una organización social. Es una actividad. Es una comunidad humana.

La presente edición además de Capitalismo y comunismo incluye: En este mundo pero no de este mundo, Comunización y El renegado Kautsky y su discípulo Lenin

[Libro] Militancia y pensamiento político de Amadeo Bordiga de 1910 a 1930 – Vol. I, II y III

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De 1912 a 1926 la acción y pensamiento político de Amadeo Bordiga encarnaron la lucha del marxismo revolucionario en Italia.

Ya antes de la Primera Guerra Mundial, la izquierda marxista del PSI expresó en los congresos de Reggio Emilia (1912) y Ancona (1914), el surgimiento de una mayoría capaz de enfrentarse al reformismo, el sindicalismo y el nacionalismo.

Dentro de esta ambigua mayoría (de la Fracción Intransigente) se delineó la formación de una extrema izquierda (la Fracción Intransigente Revolucionaria), que tendió siempre a soluciones más radicales y clasistas. Esta extrema izquierda del PSI, en los congresos de Bolonia (mayo de 2015), Roma (febrero de 1917) y Florencia (noviembre de 1917) sostuvo posiciones muy próximas a las de los bolcheviques, como fueron la negación de la ayuda obrera a las tareas de defensa nacional y la consigna de derrotismo revolucionario, lanzada por Bordiga tras Caporetto (derrota italiana de octubre de 1917).

La fundación de Il Soviet (diciembre de 1918), órgano de la Fracción Abstencionista, supuso la defensa decidida de la revolución rusa y de la dictadura del proletariado, así como un claro planteamiento de la función del partido revolucionario.

La Fracción Abstencionista se planteó, desde el primer momento, la escisión del PSI de los revolucionarios. Su objetivo y su tarea principal en los años 1919 y 1920 fue extender la fracción a nivel nacional para fundar el Partido Comunista. En el II Congreso de la Internacional Comunista, la Fracción Abstencionista abandonó el abstencionismo como criterio táctico fundamental, y Amadeo Bordiga tuvo una intervención decisiva en el endurecimiento de las condiciones de admisión a la Tercera Internacional.

En todo momento, la acción y el pensamiento de Amadeo Bordiga tienen un marco italiano e internacional, íntimamente entrelazados, como correspondía a la militancia en el movimiento comunista internacional.

En enero de 1921, en el Congreso de Livorno del PSI, Bordiga dirigió y protagonizó la escisión de los comunistas y la fundación del PCI. Fue el máximo dirigente del PCI desde su fundación hasta el IV Congreso de la IC (diciembre de 1923).

La asimilación de los clásicos marxistas constituye una impronta imborrable y una constante referencia en los textos programáticos bordiguistas. Este dominio teórico, unido a la experiencia adquirida por Bordiga en la lucha contra el oportunismo imperante en la Segunda Internacional, le prepararon para enfrentarse a las crecientes disidencias entre el PCI y la IC con una capacidad crítica excepcional, dotada de una característica coherencia, rigor e intransigencia que la hacían temible y respetada a la vez.

El nuevo oportunismo, que hacía mella en la Internacional Comunista, se caracterizaba por una permanente adecuación del análisis histórico del capitalismo al cambio producido en las condiciones y situaciones inmediatas de la lucha del proletariado.

Amadeo Bordiga comprendió, analizó y denunció el carácter del oportunismo comunista. Del mismo modo, supo captar los primeros síntomas de abandono de los principios programáticos comunistas. Y se enfrentó hasta el último momento, en el seno de la propia Internacional, a la progresiva degeneración oportunista y contrarrevolucionaria del movimiento comunista internacional. No porque creyera que aún era posible evitar la derrota de la oleada revolucionaria iniciada en 1917, sino para dar testimonio y facilitar en el futuro la restauración teórica y organizativa del partido revolucionario.

En 1926, la Izquierda del PCI había culminado un largo proceso de formación ideológico y programático, caracterizado por las tensiones y enfrentamientos con la Internacional Comunista.

Estas divergencias no se resolvieron mediante una escisión, con ocasión de la acusación de fraccionalismo hecha al Comité de Entente (junio de 1925), a causa de la decidida oposición de Bordiga, contrario a la ruptura definitiva con el PCI y la IC.

El Congreso de Lyon del PCI (enero de 1926), supuso la definitiva derrota organizativa de la Izquierda, dada su imposibilidad de presentarse como fracción o tendencia en el seno del partido, así como de defender sus posiciones políticas.

La intervención de Amadeo Bordiga en el VI Ejecutivo Ampliado de la Internacional fue la última posibilidad que tuvo la Izquierda del PCI de utilizar una tribuna internacional para defender el programa comunista fundacional. El brusco enfrentamiento entre Stalin y Bordiga, en torno a la cuestión rusa y la teoría del socialismo en un solo país, señalaba la definitiva derrota de las concepciones revolucionarias en el seno del movimiento comunista internacional.

Bordiga constató que la llamarada revolucionaria internacional iniciada con el Octubre ruso había sido definitivamente apagada por el alud contrarrevolucionario. Reconocida esta derrota histórica del proletariado, rechazó todo activismo y mística de la vanguardia y la organización, abrazó una concepción férreamente determinista de las posibilidades revolucionarias y personalmente consideró inútil su militancia activa en la clandestinidad impuesta por el fascismo. Sigue leyendo

[Libro] Crisis de valorización y movimiento revolucionario – GCI

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La apología de las unidades autónomas (de los gobiernos locales autónomos), y la gestión autónoma de las empresas, de la autogestión vecinal, local, productiva, distributiva, hasta el concepto mismo de la defensa de todos los particularismos en una entidad superior. De las redes de cambio e intercambio, de las redes difusas, empuja al desarrollo de esas bases autónomas y por ello necesariamente privadas, que son la clave de la sociedad mercantil, de la sociedad burguesa. Pero las unidades múltiples y variadas, las juntas de buenos o malos gobiernos, los caracoles o las cooperativas, las empresas grandes o chicas, las granjas ecológicas y las autogestionadas, las ocupadas o bajo control obrero, tenderán irremediablemente todas a lo rentable y se revelarán como totalmente impotentes contra la absurda (inhumana) producción actual, fruto de siglos de dictadura del valor que esclaviza al ser humano. La dictadura de la tasa de ganancia seguirá dirigiendo lo que se produce y cómo se produce.

La revolución comunista, por el contrario, tendrá que liquidar las raíces mismas de esta sociedad, imponiendo la dictadura de las necesidades humanas contra toda producción autónoma y el consecuente mercantilismo, liquidará la producción para el cambio (y por lo tanto, para el lucro) y cuestionará la totalidad de las “cosas” producidas (que en su totalidad fueron concebidas por criterios inhumanos) para forjar una producción material decidida, al fin, por el ser humano y concebida, al fin, para liberarnos del trabajo asalariado y en función de nuestras verdaderas necesidades y deseos como especie. Hasta ahora el ser humano no decidió nunca su propia historia, sino que fueron las contradicciones materiales, y en particular las relaciones sociales de producción, las que se le impusieron como fuerza material y social. Por ello, la condición para que el ser humano comience su propia historia es, justamente, que imponga sus verdaderas necesidades como ser humano y que destruya violentamente, y sin ninguna contemplación, la ley económica que se esconde detrás de las palabras libertad, mercado, democracia, desarrollo, progreso; todos estos reductos intrínsecos de la ley del valor, base fundamental de la dominación capitalista.

GCI

[Libro] Combate por la Historia – Balance Cuadernos de historia del movimiento obrero

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Compilación de textos de la revista Balance.

Combate por la Historia 1.1  Combate por la Historia 1.2  ¿Qué es el Estado? Capitalismo ¿Nación o Clase? Proletariado y clases sociales, hoy  ¿Qué fue el estalinismo? ¿Qué hacer? (Controversia con Octavio Alberola) APÉNDICES Ni revolución traicionada, ni ética pacifista “Durruti en el laberinto” Reseña de otro libro de Amorós

En la actualidad (2019), desvanecida de la memoria colectiva cualquier referencia conflictiva, antagónica, o que pusiera de manifiesto que la Guerra civil fue también una guerra de clases, ha culminado ya la tarea de su recuperación como episodio de la historia burguesa. Los mandarines de la Historia Oficial, minimizado, oculto e ignorado el carácter proletario y revolucionario de la Guerra civil, acometen la recuperación del pasado como relato de la formación y consolidación histórica de la democracia representativa, o en las autonomías históricas, como justificación de su constitución en nación.

La objetividad, como idea platónica, no existe en la realidad de una sociedad dividida en clases sociales. En el caso concreto de la Guerra civil, la Historia Oficial se caracteriza por su extraordinaria ineptitud y su no menos extravagante actitud. La ineptitud radica en su incapacidad absoluta para alcanzar, o siquiera intentarlo, un mínimo rigor científico. La actitud viene dada por su consciente negación de la existencia de un potentísimo movimiento revolucionario, mayoritariamente libertario, que condicionó, se quiera o no, todos los aspectos de la Guerra civil.

La Historia Oficial plantea la Guerra civil como una dicotomía entre fascismo y antifascismo, que facilita el consenso entre los historiadores académicos de izquierda y derecha, los nacional-catalanistas y los neoestalinistas que, todos juntos, coinciden en descargar el fracaso republicano en el radicalismo de anarquistas, poumistas y masas revolucionarias, convertidas así en chivo expiatorio.

Con la ignorancia, omisión o minimización de las connotaciones proletarias y revolucionarias que caracterizaron el período republicano y la Guerra civil, la Historia Oficial consigue ponerlo todo del revés, de forma que sus principales popes se imponen la tarea de reescribirlo todo de nuevo, y consumar de este modo la expropiación de la memoria histórica.

La derrota política (que no militar) de los anarquistas en mayo de 1937, en Barcelona y en toda Cataluña, y la represión contra el movimiento libertario durante el verano de 1937 fue acompañada por una campaña de infamias, degradaciones, falacias, insultos y criminalización, que sustituyó la realidad social e histórica por una nueva realidad: la leyenda negra antilibertaria. Por primera vez en la historia una campaña de propaganda política sustituía la realidad de lo acaecido por una realidad inexistente, artificialmente construida. George Orwell, testigo y víctima de esa campaña denigrante de falsedades y demonización, llevó a sus novelas al omnipotente Gran Hermano. Como escribía en su novela 1984: “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado”.

Hay una contradicción flagrante entre el oficio de recuperación de la memoria histórica, y la profesión de servidores de la Historia Oficial, que necesita olvidar y borrar la existencia en el pasado, y por lo tanto la posibilidad en el futuro, de un temible movimiento obrero revolucionario de masas. Esta contradicción entre el oficio y la profesión se resuelve mediante la ignorancia de aquello que saben o deberían saber; y eso les convierte en INÚTILES. La Historia Oficial pretende ser objetiva, imparcial y global. Pero se caracteriza por su incapacidad para reconocer el carácter clasista de su pretendida objetividad. Es necesariamente parcial, y no puede adoptar más perspectiva que la perspectiva de clase de la burguesía. Excluye del pasado, del futuro y del presente a la clase obrera. La Sociología Oficial insiste en convencernos que ya no existe la clase obrera, ni el proletariado, ni la lucha de clases; a la Historia Oficial le toca convencernos de que nunca existió. Un presente perpetuo, complaciente y acrítico banaliza el pasado y destruye la conciencia histórica. Mejor trapero y coleccionista de papeles viejos que historiador.

[Libro] COMUNIDAD Y COMUNISMO EN RUSIA – Jacques Camatte

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Publicado originalmente en Invariance nro.4 (1974) se trata de una serie de artículos sobre la revolución rusa pero no de una cronología o historización de los sucesos. Sino sobre las pocisiones de Amadeo Bordiga en cuanto a la cuestión rusa, la cuestión de la comunidad en Rusia (mir y posibilidades de revolución), campesinos, subsunción, partido, soviets y la correspondencia entre Karl Marx y Vera Zasulich sobre las posibilidades de la revolución en Rusia sin atravesar un período de transición capitalista.

“El capital sin clase capitalista es lo único que puede realizar el Modo de Producción Capitalista, como lo afirman Ricardo, Marx y Bordiga. En occidente no es posible eso hasta que el capital se ha constituido en comunidad material y ha derruido los viejos presupuestos estatales. En la U.R.S.S. ha sido la restauración del despotismo, el medio, por así decirlo, para escamotear a la clase capitalista (en el área asiática la tendencia es idéntica), de forma que no domine según su propio ser; pero la intervención cada vez mayor del capital mundial, a través sobre todo de los EE.UU., tenderá a realizar una adecuación más rigurosa entre él (el capital) y el poder de dominación sobre la sociedad.”

[Libro] Mayo de 1937 – La barricada de la revolución VV.AA.

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En mayo de 1937 el proletariado levantó barricadas en Barcelona y en diversas localidades de Cataluña manifestando su antagonismo frente al Estado republicano y todos sus representantes. La revolución se jugaba su última carta en esa contienda y fue derrotada. La contrarrevolución triunfó asestando el golpe definitivo a un proletariado indomable. El Estado republicano liquidó esta revuelta y con ella la perspectiva de una transformación social. Las checas, los asesinatos, las torturas y las desapariciones de los revolucionarios, administradas desde el gobierno del Frente Popular, fueron la moneda corriente desde entonces.

La presente obra selecciona seis textos que ayudan a com prender y profundizar en los sucesos ocurridos en esa primera semana de mayo de 1937. La mayoría de los autores de los textos fueron protagonistas directos de esos sucesos y nos revelan una situación muy diferente a la que nos cuenta la historia oficial. Lejos de relatarnos una simple guerra entre fascistas y antifascistas, entre franquistas y republicanos, nos desvelan a unos combatientes que se lanzaron a las barricadas para defender una revolución que no sólo se contraponía al fascismo, sino también a la República.

La lucha de nuestra clase contra el capitalismo, por la comunidad humana, entendida como un cuerpo en movimiento, con la experiencia de los golpes recibidos, de las caídas… ha de servir necesariamente para hacernos más fuertes. Por esa razón se hace necesario no dejar que se borren nuestras cicatrices.

Apoderarse de las luchas del pasado, reescribir cada pasaje de la historia según los intereses del capital, ha sido siempre una preocupación primordial de la burguesía para mantener su dominación. Lo que no ha sido ocultado, ha sido tergiversado, desfigurando nuestras luchas para integrarlas en el horizonte capitalista.

Nos encontramos así con que las revueltas que hicieron temblar los cimientos del capitalismo eran luchas por la democracia, por el fin del feudalismo, por la liberación nacional; que el comunismo por el que dieron sus vidas las masas proletarias no consistía en el aniquilamiento del trabajo asalariado, la mercancía y el Estado, sino que su esencia era el capitalismo adornado con banderas rojas, hoces y martillos; que el anarquismo era un ideal surgido en los cerebros de ciertos intelectuales, etc. La burguesía nos cuenta así, de su puño y letra, nuestra propia historia, maquillada y puesta al servicio de la dictadura democrática del Capital, adaptándola para el consumo responsable de las masas. La revolución social se convierte así en un reajuste entre la ganancia burguesa y el salario, es decir, el capitalismo ideal depurado de sus contradicciones con el que sueña el poder.

La llamada “guerra civil española” es un claro ejemplo de todo esto. Mucho se ha hablado y se ha escrito de la “revolución española”, de las colectividades, de las “conquistas”, de las “traiciones”, de las milicias y de toda serie de cuestiones relacionadas con ese inmenso y generoso proceso revolucionario que se desarrolló en España en la década de los treinta del siglo XX.

Sin embargo, casi la totalidad de este vasto material proviene, de una u otra forma, de las diversas expresiones e ideologías que contribuyeron a tumbar la enorme fuerza social que ese movimiento contenía. Nos estamos refiriendo no sólo a las posiciones más toscas realizadas por nuestro enemigo de clase (como pueden ser toda la propaganda franquista, republicana o estalinista) y que pese a todo siguen siendo las ideas dominantes, sino a las más sutiles y que son más peligrosas pues se nos presentan como revolucionarias.

Efectivamente, sigue siendo dominante en todas partes que lo que hubo en España fue exclusivamente una guerra entre franquistas y republicanos. Sin embargo, también sigue siendo dominante oponer a esta visión otra visión del enemigo, otra serie de mitos y de falsificaciones que impiden precisamente reapropiarnos de las lecciones fundamentales de ese episodio de lucha. Y esto es lo más peligroso y trágico pues no hace más que balancearnos entre falsas oposiciones. Denunciar al Frente Popular y su política exculpando a la cnt o al poum que fueron parte de él, criticar la militarización de las milicias obviando el proceso de sometimiento de las milicias a la guerra imperialista, criticar “la destrucción estalinista de las conquistas de la revolución” sin criticar su destrucción por la trampa antifascista, afirmar que los “comunistas” reprimieron a los “anarquistas”, reducir el problema a un problema de dirigentes, elogiar las colectividades obviando la continuidad de las relaciones de producción capitalistas… forma parte de toda una concepción que se guía por una política de falsificación histórica. Sin romper con esta visión de la historia estamos abocados a defender intereses que no son los nuestros.

Las lecciones a extraer de la lucha de clases en España en la década de los treinta son amplias y notoriamente importantes. Si hemos decidido centrarnos en una fecha como mayo del 37, dentro de esa década de luchas, es porque es en ese momento donde de forma más cristalina se contraponen las dos barricadas que forman la lucha por la revolución social, donde con mayor claridad el proletariado se posiciona enfrentado a todos y esbozando su autonomía de clase. La derrota que sufrió el proletariado en este enfrentamiento pone punto y final a la fuertísima oleada de luchas internacionales que comenzaron en el año 1917, y abre la puerta a la masacre de la “Segunda Guerra Mundial”, en las que el proletariado dará su sangre y será masacrado por las banderas de sus enemigos.

REAPROPIACIÓN EDICIONES

Abril de 2018

[Libro] Páginas malditas – Karl Marx

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Es fácil entender por qué los textos de Karl Marx aquí reunidos fueron y todavía son «malditos»: no coinciden en absoluto con la imagen del Marx que se construyó oficialmente. El Marx políticamente correcto, demócrata, reformista… y hasta leninista, que el marxismo oficial construyó durante un siglo y medio, no resiste en absoluto frente a esta crítica radical de los valores que las universidades y organizaciones reformistas transmiten acerca de él.

Como verá el lector en estas páginas malditas, Marx no se muestra partidario del progreso demócrata burgués en general, ni de los derechos democráticos en sí, ni tampoco del trabajo y el esfuerzo productivo como sostienen todos sus epígonos. Tampoco proclama como objetivo del ser humano el trabajo, ni el desarrollo de la economía nacional. Es más, ni siquiera considera que el mundo pueda cambiarse desde la política, desde el Estado. Todo esto es más que suficiente para que todas estas páginas, que publicamos en esta selección y que critican el trabajo, la economía, la democracia, la revolución política… hayan sido «olvidadas», negadas, ocultadas, descalificadas como pecados de juventud, por todos los partidos oficiales y semioficiales que se presentaron desde siempre como sus continuadores.

Que reivindiquemos la obra de Marx como una totalidad, no quiere decir que la misma, si se mira el detalle, no contenga límites, debilidades, concesiones al enemigo, oscilaciones… También es cierto que ni el mismo Marx llegó a muchas de las profundas implicaciones que conllevaban sus propias conclusiones. Sólo desde una mirada teológica se puede hacer de Marx, o de cualquier otro, un ser puro, libre de las impurezas mundanas, tal y como hace el postulado de fe marxista-leninista, haciendo de Marx el Bauer del comunismo, el espíritu absoluto hegeliano que ha tomado cuerpo y se eleva sobre la historia, la encarnación de Dios sobre la tierra, libre de los pecados terrenales.

Para desgracia de esas proyecciones religiosas, el Marx de carne y hueso, como expresión del proletariado y de un proceso histórico, estuvo influido —pero no determinado— por los límites y contradicciones de la época que le vio nacer.

Esos límites y concesiones al enemigo son precisamente la base sobre la que todos los ideólogos marxistas, liquidadores de la obra de Marx, articulan todas sus miserables posiciones y se presentan como sus continuadores a pesar de ser sus mayores enterradores. No parten de la obra de Marx como expresión de la obra del proletariado, jalonada por incontables militantes conocidos y anónimos, sino del individuo Marx y de las frases muertas que pueden servirles a sus ideas petrificadas. En contraposición a todos ellos, es partiendo del sujeto de la revolución, del proletariado, como podemos reapropiarnos de las aportaciones de Marx como expresión de nuestra propio ser, como expresión del comunismo frente al capitalismo, como expresión de la comunidad humana contrapuesta a la comunidad del dinero.

REAPROPIACIÓN EDICIONES

Enero de 2019