[Libro] Páginas malditas – Karl Marx

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Es fácil entender por qué los textos de Karl Marx aquí reunidos fueron y todavía son «malditos»: no coinciden en absoluto con la imagen del Marx que se construyó oficialmente. El Marx políticamente correcto, demócrata, reformista… y hasta leninista, que el marxismo oficial construyó durante un siglo y medio, no resiste en absoluto frente a esta crítica radical de los valores que las universidades y organizaciones reformistas transmiten acerca de él.

Como verá el lector en estas páginas malditas, Marx no se muestra partidario del progreso demócrata burgués en general, ni de los derechos democráticos en sí, ni tampoco del trabajo y el esfuerzo productivo como sostienen todos sus epígonos. Tampoco proclama como objetivo del ser humano el trabajo, ni el desarrollo de la economía nacional. Es más, ni siquiera considera que el mundo pueda cambiarse desde la política, desde el Estado. Todo esto es más que suficiente para que todas estas páginas, que publicamos en esta selección y que critican el trabajo, la economía, la democracia, la revolución política… hayan sido «olvidadas», negadas, ocultadas, descalificadas como pecados de juventud, por todos los partidos oficiales y semioficiales que se presentaron desde siempre como sus continuadores.

Que reivindiquemos la obra de Marx como una totalidad, no quiere decir que la misma, si se mira el detalle, no contenga límites, debilidades, concesiones al enemigo, oscilaciones… También es cierto que ni el mismo Marx llegó a muchas de las profundas implicaciones que conllevaban sus propias conclusiones. Sólo desde una mirada teológica se puede hacer de Marx, o de cualquier otro, un ser puro, libre de las impurezas mundanas, tal y como hace el postulado de fe marxista-leninista, haciendo de Marx el Bauer del comunismo, el espíritu absoluto hegeliano que ha tomado cuerpo y se eleva sobre la historia, la encarnación de Dios sobre la tierra, libre de los pecados terrenales.

Para desgracia de esas proyecciones religiosas, el Marx de carne y hueso, como expresión del proletariado y de un proceso histórico, estuvo influido —pero no determinado— por los límites y contradicciones de la época que le vio nacer.

Esos límites y concesiones al enemigo son precisamente la base sobre la que todos los ideólogos marxistas, liquidadores de la obra de Marx, articulan todas sus miserables posiciones y se presentan como sus continuadores a pesar de ser sus mayores enterradores. No parten de la obra de Marx como expresión de la obra del proletariado, jalonada por incontables militantes conocidos y anónimos, sino del individuo Marx y de las frases muertas que pueden servirles a sus ideas petrificadas. En contraposición a todos ellos, es partiendo del sujeto de la revolución, del proletariado, como podemos reapropiarnos de las aportaciones de Marx como expresión de nuestra propio ser, como expresión del comunismo frente al capitalismo, como expresión de la comunidad humana contrapuesta a la comunidad del dinero.

REAPROPIACIÓN EDICIONES

Enero de 2019

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