[Proletarios internacionalistas] Revista Revolución nº1

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Catástrofe capitalista, Ciencia y Covid-19

  • Respuestas proletarias contra el capital y su dictadura sanitaria
  • Teorías de la conspiración y amalgamas interesadas
  • Contra la deriva fetichista impuesta en el GCI

Proletarios internacionalistas es una pequeña expresión internacional que trata de centralizar la actividad de militantes y grupos de diversas partes del mundo. Si algo caracteriza y delimita a nuestro proceso organizativo es por un lado nuestra contraposición radical a la democracia, al parlamentarismo, al sindicalismo, al nacionalismo, al oportunismo y a todo tipo de fuerzas que neutralizan y liquidan la potencia subversiva del proletariado; por otro, intentar asumir la totalidad de tareas que consideramos imprescindibles en la lucha por la destrucción del capitalismo, las clases sociales y el Estado.

Esta revista es un producto de la lucha y para la lucha. Por lo tanto, alentamos la reproducción, difusión, impresión, copia, discusión, traducción, etc. de su contenido. Su fortificación como herramienta de la lucha proletaria va ligada a las contribuciones críticas, aportes, envío de materiales e informaciones que los diversos lectores y compañeros de lucha nos hagan llegar.

proletariosinternacionalistas@riseup.net

proletariosinternacionalistas.org

[GCI-ICG] Invarianza de la posicion de los revolucionarios frente a la guerra – Significado de la consigna de siempre de “derrotismo revolucionario”

Apoyamos a nuestras tropas cuando disparan a sus oficiales

La posición de los revolucionarios frente a la guerra capitalista es siempre la misma: contraponer a la guerra la revolución social, luchar contra “su propia” burguesía y “su propio” Estado nacional. Esta posición se denomina históricamente derrotismo revolucionario porque proclama abiertamente que el proletariado de todos los países debe luchar contra el enemigo que tiene en su propio país, debe actuar para provocar su derrota y que solo así se actúa para la unificación revolucionaria del proletariado mundial, solo así se desarrolla la revolución proletaria en todas partes.

La cuestión de la guerra y la revolución, la cuestión de la contraposición entre guerra y revolución ha sido central desde los orígenes del movimiento obrero. En efecto, es en períodos de guerra y revolución (y toda la historia nos muestra la interacción entre estos dos polos) que más claramente se ve quienes están de un lado y quienes están del otro de la barricada; la posición frente a la guerra y la revolución ha sido históricamente el punto culminante en donde un conjunto de fuerzas y partidos que se habían dicho revolucionarios (o socialistas, o anarquistas, o comunistas…) quedan totalmente desenmascarados por su realidad contrarrevolucionaria (1) afirmando que tal “guerra es justa”, que tal país “fue agredido”, que se oponen “a la guerra pero… en estas circunstancias…”, que “apoyan la liberación de tal nación… contra tal otra…”

En cambio desde le punto de vista revolucionario, las cosas no tienen recovecos, ni vueltas. No hay que esperar a que la guerra se declare para ver de que naturaleza es, no hay que especular con la geopolítica estatal como hacen los intelectuales burgueses o los periódicos cultos (como El Mundo Diplomático), no hay que conocer las declaraciones en nombre de la paz que harán ambos contrincantes para saber quien es “agresor” o “agredido”. Como todas las posiciones programáticas del comunismo, la posición de los revolucionarios frente a la guerra entre Estados burgueses (o fracciones nacionalistas que pretenden la autonomía o la independencia) es simple y terminante:

  • no hay guerras justas que apoyar,
  • no hayguerrasdefensivas,
  • no hay guerras de liberación nacional que puedan no ser interimperialistas (y por lo tanto imperialistas),
  • no hay un bando que esté por la paz y el otro por la guerra,
  • no hay uno que represente la barbarie y el otro la civilización,
  • no hay un lado de la guerra más agresor que el otro,
  • no hay que defender a un bando democrático contra uno dictatorial o fascista… ni la inversa.

Por el contrario, todas esas fórmulas son utilizadas, indistintamente, por uno u otro bando capitalista para reclutar para su guerra (2). Sigue leyendo

[Libro] Contra la democracia / Miriam Qarmat

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Los materiales de este libro Contra la democracia tienen en común la crítica del funcionamiento orgánico del capital, de sus estructuras fundamentales, de la democracia, de la libertad, y de los derechos y las libertades democráticos. Como veremos no se trata Contra la democracia únicamente de denunciar los mitos dominantes sobre los derechos y las libertades democráticos, poniendo en evidencia las mentiras más corrientes sobre la libertad y en general sobre la democracia sino, con diferentes niveles de profundidad y abstracción, de explicar la democracia como estructura esencial del funcionamiento de la sociedad mercantil generalizada. Y complementariamente con ello, poner en evidencia que la libertad, la igualdad y la fraternidad, consagradas en toda la superestructura burguesa (en la legislación, en la cultura, en las religiones), lejos de ser ideales morales surgidos del espíritu puro para perfeccionar el hombre, son la expresión histórica, positiva e idealizada de relaciones de producción bien reales y putrefactas, del intercambio mercantil mundial, de la esclavitud asalariada con el consecuente e indispensable terrorismo de estado.

Chile: El fin de la UP y la reemergencia del proletariado

La Unidad Popular y el golpe de septiembre de 1973

Pocos días antes del “golpe” de setiembre de 1973 los Cordones Industriales, dirigían una carta a Allende en la que se le decía que de continuar la línea política aplicada hasta el momento, “será responsable de llevar al país, no a una guerra civil que ya está en pleno desarrollo, sino a la masacre fría, planificada de la clase obrera” (1).

Sin más, eso fue lo que sucedió en 1973. No fue una guerra de clases la que hubo luego de septiembre, sino la masacre de un proletariado desorganizado, desarmado, desorientado. La guerra de clases, la burguesía ya la había ganado. En efecto lo decisivo en la guerra, había sido aquella desorganización, y no la ejecución de los desarmados que –como luego de septiembre de 1973- es siempre una consecuencia inevitable.

El reparto del trabajo entre los distintos componentes del Estado burgués (Democracia Cristiana, Unidad Popular, Ejército…) había sido perfecto, salvo casos marginales, no hubo ataque frontal y organizado contra el Estado del capital.

Sin embargo, la Unidad Popular (2) había cumplido su función histórica, había sido decisiva en la preparación de la masacre, pero lamentablemente para ella, el proletariado lo había sentido, intuido y en algunos casos comprendido explícitamente. El hecho de que se le gritase abiertamente al “compañero Allende” que su política preparaba el camino, no para la guerra civil, sino para la masacre planificada de la clase obrera, indicaba al mismo tiempo que la hora había llegado para los de la Unidad Popular: su juego había quedado al descubierto.

Para realizar la masacre, el capital prefirió a los pinochetistas, lo que permitiría enviar las otras fracciones políticas de la burguesía e intentar una cura de credibilización en la oposición. Sigue leyendo

[Libro] Crisis de valorización y movimiento revolucionario – GCI

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La apología de las unidades autónomas (de los gobiernos locales autónomos), y la gestión autónoma de las empresas, de la autogestión vecinal, local, productiva, distributiva, hasta el concepto mismo de la defensa de todos los particularismos en una entidad superior. De las redes de cambio e intercambio, de las redes difusas, empuja al desarrollo de esas bases autónomas y por ello necesariamente privadas, que son la clave de la sociedad mercantil, de la sociedad burguesa. Pero las unidades múltiples y variadas, las juntas de buenos o malos gobiernos, los caracoles o las cooperativas, las empresas grandes o chicas, las granjas ecológicas y las autogestionadas, las ocupadas o bajo control obrero, tenderán irremediablemente todas a lo rentable y se revelarán como totalmente impotentes contra la absurda (inhumana) producción actual, fruto de siglos de dictadura del valor que esclaviza al ser humano. La dictadura de la tasa de ganancia seguirá dirigiendo lo que se produce y cómo se produce.

La revolución comunista, por el contrario, tendrá que liquidar las raíces mismas de esta sociedad, imponiendo la dictadura de las necesidades humanas contra toda producción autónoma y el consecuente mercantilismo, liquidará la producción para el cambio (y por lo tanto, para el lucro) y cuestionará la totalidad de las “cosas” producidas (que en su totalidad fueron concebidas por criterios inhumanos) para forjar una producción material decidida, al fin, por el ser humano y concebida, al fin, para liberarnos del trabajo asalariado y en función de nuestras verdaderas necesidades y deseos como especie. Hasta ahora el ser humano no decidió nunca su propia historia, sino que fueron las contradicciones materiales, y en particular las relaciones sociales de producción, las que se le impusieron como fuerza material y social. Por ello, la condición para que el ser humano comience su propia historia es, justamente, que imponga sus verdaderas necesidades como ser humano y que destruya violentamente, y sin ninguna contemplación, la ley económica que se esconde detrás de las palabras libertad, mercado, democracia, desarrollo, progreso; todos estos reductos intrínsecos de la ley del valor, base fundamental de la dominación capitalista.

GCI

Comunismo #65: Contra la democracia y las guerras imperialistas

 

Editorial. -Notas sobre la democracia. -Capital, democracia, dictadura de la ganancia. – Guerra social y telaraña imperialista en Siria. -Algunos materiales actuales de las luchas proletarias en América Latina.

PDF: «Comunismo» #65