A LOS INTERNACIONALES DE LA REGIÓN ESPAÑOLA
A TODO EL PROLETARIADO
LA CAMPAÑA DE ESPAÑA DE LA REVOLUCIÓN EUROPEA
- PROLETARIOS, AÚN UN ESFUERZO MÁS SI QUERÉIS DEJAR DE SERLO.
«Cuando una clase que concentra en ella los intereses revolucionarios de la sociedad, se subleva, encuentra inmediatamente en su propia situación el contenido y la materia de su actividad revolucionaria: aplastar a sus enemigos; tomar las medidas que se imponen por las necesidades de su lucha; y son las consecuencias de sus propios actos las que la empujan más lejos. Ella no se entrega a ninguna investigación teórica sobre su propia tarea».
Marx, Las luchas de clases en Francia.
Compañeros,
Una extraña locura recorre desde hace algún tiempo España, que hace enfermar al conjunto de nuestra clase política, menos a la que piensa quedarse que a la que espera entrar en ese mercado de la ilusión en trance de revisiones que es la política española.
Las promesas del Gobierno sobre una futura posibilidad de «democracia» han tocado como música dulce las fibras del corazón, de todo arribista, trepador, demagogo, político arruinado o burócrata desahuciado que existe en el país. «A un panal de rica miel, dos mil moscas acudieron». Todos ellos han visto próximos, el empleo, el sueldo, la parcela del poder; sus fotos, sus programas, sus opiniones en la prensa, sus esperanzas a punto de realizarse. ¡Cuántos partidos ha inventado ya tal locura y cuántos cónclaves! Desde la guerra civil no se habían vuelto a ver tantas bajezas y «arreglos» juntos en tan poco espacio de tiempo. Precisamente las burocracias llegan a ser más contrarrevolucionarias en los momentos revolucionarios.
La farsa de la «democracia» montada por la prensa con el permiso del régimen ha tenido un solo fin: conseguir la sumisión de los trabajadores y su colaboración con el Gobierno frente a la crisis económica que sacude España de una manera completa. Sonando «la democracia» moneda falsa, el proletariado comprendía que se le pedía que pagara de su bolsillo. Ante la ridícula promesa de ser representado en el futuro por una burocracia sindical y política que organizaría mejor su explotación, el proletariado ha actuado por su propia cuenta, como estaba habituado a hacerlo. Cuando el Régimen maniobraba con su mal menor, sólo podía ser para evitarse el mal mayor, la revolución social, que como una amante fiel, nunca lo había abandonado.
En tres meses las luchas obreras, comenzadas en el momento de la revisión de los convenios colectivos contra las alzas de precios y el bloqueo de salarios, se han extendido tanto por todo el país que lo que viene a ser puesto en cuestión hoy en España, no es el precio del trabajo, sino el mismo trabajo asalariado, no la capacidad de pagar de los patronos, sino su existencia como clase explotadora. Así pues, aunque los trabajadores creen aún reivindicar y querer negociar, lo que hacen ya en las fábricas y en las calles, la libertad que toman de reunirse y organizarse, hace pesar sobre la organización existente de la explotación, una amenaza que ésta no puede negociar ciertamente; pues se sabe bien en Madrid, como en París, Moscú o Pekín y en cualquier otra capital del mundo capitalista, que cuando los trabajadores emprenden, contra todas las separaciones organizadas burocráticamente, la tarea de agruparse libremente y sin intermediarios para discutir sus problemas reales, entonces el Estado comienza a disolverse. Todos los riesgos y todas las posibilidades de la situación creada por esta masiva intervención autónoma del proletariado en la moderna «guerra de sucesión» abierta tras la muerte de Franco, se pueden resumir en esta enseñanza general de las luchas históricas: en los momentos revolucionarios, es frecuente que la subversión aparezca ya bastante potente como para convencer al Estado de la necesidad de aplastarla, mientras que ella no lo es aún bastante para prevenir tal aplastamiento. Barriendo todas las complicaciones políticas, es la audacia de la ofensiva proletaria la que está a punto de hacer avanzar la crisis social hacia su simplificación radical, y de crear la situación donde toda marcha atrás será imposible. Sigue leyendo