Textos sobre la cuestión Palestina desde una perspecticva de clase y revolucionaria [Parte II]

La última carnicería en el Medio Oriente forma parte de la marcha hacia la guerra generalizada

El ataque sin precedentes de Hamás contra Israel se debe a motivos internos e internacionales cercanamente entrelazados:

  1. La destitución de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Abu Mazen, un organismo corrupto e incompetente que actúa en connivencia con el Estado israelí, y que actualmente goza de un gran descrédito entre la población palestina, otorgando a Hamás el liderazgo exclusivo en la lucha contra el Estado de Israel.
  1. Socavar el camino abierto por los Acuerdos de Abraham de 2020, que ve (o vio) negociaciones en curso entre Israel y Arabia Saudita, y en los que también participó la ANP. Los Acuerdos de Abraham eran entre países suníes e Israel, por lo que Hamás se sintió aislada, temerosa de dejar de recibir ayuda financiera de Riad y Qatar. En términos más generales, el objetivo de Hamás es implicar a los Estados árabes en una especie de «alianza santa» contra Israel: un frente árabe (Egipto, Siria y Líbano) en contraste con el pacto entre Israel y algunos países árabes (los Emiratos y Bahréin) con la perspectiva de incluir a Arabia Saudí.

Además, también es importante señalar que una acción de este peso depende de Irán y de los ayatolás, es decir, de un frente imperialista antieuropeo, anti-OTAN y anti-estadounidense. Lo que significa echar leña al fuego de la guerra en Ucrania—en fin, todo está ligado en la carnicería de la guerra que libran los imperialismos tanto «occidentales» como «orientales».

Irán tiene todo el interés en hacer de la región un escenario de guerra contra Israel, tanto para debilitar a su enemigo número uno, como para obligar a sus aliados históricos (Rusia, China y Corea del Norte) a apoyar a Teherán en su estrategia regional, aunque esto sea poco realista en la actualidad.

Los medios de comunicación occidentales señalan con el dedo la barbarie yihadista, pero «olvidan» o restan importancia a la discriminación, la opresión y la violencia perpetradas por la clase dominante israelí contra el proletariado palestino, incluso cuando son ciudadanos de Israel. Recientemente la violencia ha aumentado bajo la influencia de la extrema derecha, más o menos religiosa, que es socio principal del actual gobierno de Netanyahu.

No olvidemos tampoco que Hamás fue apoyada originalmente por Tel Aviv para contrarrestar a Fatah de Yasser Arafat y a las formaciones armadas «de izquierdas» de la OLP. En cuanto a los talibanes, en cuanto al ISIS, ambos «patrocinados» en su momento por EEUU, el «brujo» imperialista ha perdido el control de los «monstruos» de su propia creación que ahora están reforzando las filas enemigas. El perro muerde ahora las manos de quienes lo alimentaron.

La clase dominante siempre ha tratado de dividir y oponer a los diversos segmentos de la clase obrera en distintas agrupaciones «étnico-nacionales», una práctica llevada al extremo por el nazismo. Esto también es cierto en el supuestamente tan «democrático» Estado de Israel, donde la clase obrera de origen palestino es oprimida, acosada y explotada de las formas más brutales y «primitivas», como ocurre con los trabajadores inmigrantes en todo el mundo. La Franja de Gaza es una prisión al aire libre, a la que el Estado israelí priva a menudo de agua, electricidad y gas, y donde la asistencia sanitaria es extremadamente deplorable: en resumen, donde la inmensa mayoría de la población se ve obligada a sufrir condiciones de vida inhumanas.

Sin embargo, incluso en Israel existe una clase obrera israelí, a la que la guerra actual expone aún más a la intoxicación nacionalista y belicista, precisamente cuando en el otro lado se inyecta a la clase obrera palestina el veneno ideológico de la propaganda islamista, hasta ponerla en manos del imperialismo de los ayatolás.

Así, la clase obrera de ambos bandos se ve empujada a masacrar a poblaciones indefensas y se deja masacrar para luchar una supuesta «guerra santa» o defender una supuesta «democracia», en realidad por los intereses de las burguesías enfrentadas, que sólo pueden perpetuar su dominación mediante la opresión, la explotación y el derrame de sangre del proletariado. El hecho de que, históricamente, el número de palestinos muertos en la represión y las redadas israelíes sea mucho mayor que el de las víctimas de la burguesía islamista como Hamas no hace a esta última menos asesina más excusable que la burguesía israelí.

Las guerras entre la clase dominante (hoy en día, guerras entre potencias capitalistas) son siempre guerras contra los obreros asalariados: explotados, heridos y enviados a sus tumbas demasiado jóvenes como algo normal en el trascurso de realizar su trabajo en los tiempos de paz; aún más explotados y asesinados al por mayor en tiempos de guerra, cuando los conflictos entre los patrones, sus crisis e intereses económicos, sólo pueden resolverse con las armas.

Cada guerra revela la verdadera naturaleza de los partidos políticos y de los sindicatos que pretenden estar del lado de la clase obrera. Al alinearse para apoyar a tal o cual facción capitalista en nombre del presunto “derecho a la autodeterminación de los pueblos”, las guerras ponen al descubierto cualquier ilusión de que la socialdemocracia defienda a la clase obrera. No entienden, ni tampoco pueden entender, que no existen guerras progresistas de liberación nacional en la época actual. Cualquier posible Estado nuevo no sería más que otra prisión para la clase obrera; una herramienta para permitir a una facción de la burguesía mundial oprimir a su «propio» proletariado, sin compartir el fruto de esa opresión con otras facciones de la burguesía mundial. Alegrarse obscenamente por las masacres llevadas a cabo por Hamás es compartir la lógica asesina de la burguesía palestina, una actitud reflejada por aquellos que niegan la devastación creada por el Estado de Israel: ambos son igualmente criminales.

El apoyo hacia las llamadas “luchas de liberación nacional” no sólo envenena a las formaciones engendradas por la degenerada Tercera Internacional (estalino-maoísmo, trotskismo, etc.), sino también a sectores del anarquismo e incluso a quienes, falsamente, se proclaman internacionalistas. La guerra en Ucrania y, ahora, en Palestina-Israel son una prueba más de ello.

En este contexto, el argumento fundamental para la unidad de clase de todos los sectores de la clase obrera—contra la burguesía, sus estados, y todos los ‘bloques’ imperialistas—independientemente del origen «nacional» de las partes que la componen, es aún más válido. Somos muy conscientes de que en un contexto como el de Israel-Palestina es muy difícil llevar esta práctica a cabo de modo concreto. Sin embargo, para los proletarios en Ia región, no hay otra manera de evitar convertirse en carne de cañón de una u otra facción del capitalismo, ya sea esta «democrática» o reaccionaria, laica o religiosa. Todos los capitalistas son igualmente enemigos mortales de la clase obrera, y la misma no debe derramar ni una gota de sangre por quienes la explotan, y mucho menos por sus objetivos nacional-imperialistas.

Aceptar este punto de vista es el primer paso fundamental para iniciar la lucha contra las guerras de la clase capitalista. Tenemos que empezar por “nuestros” propios jefes, partiendo del principio revolucionario de que «el principal enemigo está en casa». Esta lucha tiene que empezar en el lugar de trabajo, donde ocurre la explotación que alimenta todo el modo de producción capitalista y, por tanto, la sociedad burguesa en su totalidad. Es una lucha tanto contra el enemigo abierto, contra la patronal, como contra los amigos falsos de los trabajadores, principalmente los sindicatos y los partidos políticos de «izquierda» que confinan sus luchas en el marco legal del sistema, socavándolas hasta asfixiarlas.

Del mismo modo, quien apoya únicamente a los trabajadores palestinos e ignora a la clase obrera israelí, salta de la sartén al fuego. Piensan que el enfrentamiento de la primera con la segunda no tiene importancia porque ésta no es más que una esclava de la política ultranacionalista de su gobierno. Pero la clase obrera palestina, a su vez, está bajo el pulgar de un puñado de capitalistas que no dudan en ponerse del lado del imperialismo de los ayatolás: uno de los conjuntos de gobernantes más despiadados cuando se trata de la oposición interna. En esta situación, ambos grupos de trabajadores están nada más pueden permanecer atrapados en la lógica del capitalismo, el nacionalismo y el imperialismo, donde la guerra es la única solución y no la liberación de la esclavitud asalariada.

Tras décadas de ataques capitalistas, la clase obrera mundial sigue aturdida, sigue luchando por levantar cabeza, desorientada y confusa por los trastornos materiales que ha sufrido (reestructuración, globalización, precariedad, etc.) y por el golpe ideológico que supuso el colapso del capitalismo de Estado en la antigua URSS: el país que muchos se hicieron engaño hasta creer que este representaba verdaderamente la alternativa socialista al capitalismo.

Pero la auténtica alternativa existe realmente. De hecho, es una alternativa vital, dados los peligros de guerras localizadas que se convertirían en una guerra generalizada que amenazaría con destruir a la humanidad o, igualmente, a través de una catástrofe climática que ya se vislumbra en el horizonte.

Una vez que las masas trabajadoras se sacudan el miedo y la resignación y redescubran su propio camino de auténtica lucha de clases, las minorías revolucionarias de hoy estarán en condiciones más propicias para crecer y unirse a los sectores más combativos y con mayor conciencia de clase del proletariado, para forjar el instrumento político indispensable para superar esta sociedad sangrienta e inhumana: el partido de la revolución mundial, la nueva Internacional comunista.

¡Comunismo o barbarie!

Tendencia Comunista Internacionalista

11 de octubre de 2023

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De Gaza a Tel Aviv y en todo el mundo… ¡Ninguna guerra sino la guerra de clases!

“La posición de los revolucionarios frente a la guerra capitalista es siempre la misma: contraponer a la guerra la revolución social, luchar contra ‘su propia’ burguesía y ‘su propio’ Estado nacional.”

7 de octubre de 2023 – un día más en un sangriento conflicto que dura desde hace décadas entre facciones capitalistas opuestas en el territorio de “Israel/Palestina”. Nuestros amos burgueses llevan una vez más a nuestros hermanos y hermanas proletarios a matarse unos a otros y esperan de nosotros – según donde vivamos – que nos pongamos de parte de uno u otro bando.

Hamás y la Yihad Islámica lanzan cohetes contra las ciudades de “Israel” y envían a sus milicias a las calles para ejecutar o secuestrar a “civiles” y “soldados”… igual que ocurrió en Srebrenica, Sabra y Chatila, Bucha…

Las FDI bombardean indiscriminadamente el gueto de Gaza, arrasando barrios enteros y cortando el suministro de agua, electricidad, alimentos y medicinas… como se hizo en Faluya, Homs, Mariúpol… o como ha hecho tantas veces antes.

Una y otra vez hemos escuchado justificaciones para apoyar la guerra en el territorio de “Palestina/Israel” – quizás más que cualquier otro conflicto desde la Segunda Guerra Mundial, éste se presenta como una “guerra santa” entre “el bien y el mal”. Este argumento belicista burgués es promovido por los medios de comunicación, los políticos, la “derecha”, la “izquierda” y la “ultraizquierda”, así como por algunos de los llamados “comunistas” y “anarquistas”.

La construcción ideológica burguesa del “excepcionalismo judío/israelí” se esgrime tanto en sentido positivo como negativo y es utilizada por nuestros enemigos de clase para impedir, obstaculizar y aplastar el desarrollo de la solidaridad de clase entre los proletarios “judíos/israelíes” y “árabes/palestinos”.

Por un lado, a los “judíos/israelíes” se les permite defender “su Estado y su identidad”, incluso por parte de algunos de los que se proclaman revolucionarios y se oponen a todos los Estados e identidades nacionales, porque “su sufrimiento fue único” durante el Holocausto.

Por otra parte, varios grupos que también se proclaman revolucionarios y “luchan por los intereses de la clase obrera” nunca extienden su llamamiento a la confraternización a los proletarios “judíos/israelíes”, sino que los agrupan con su “propia” burguesía y piden la destrucción de Israel por ser un “Estado excepcionalmente opresor”. Al mismo tiempo, en lugar de apoyar a los proletarios de Gaza y Cisjordania para que se levanten contra sus “propios” explotadores, llaman a apoyar al Estado nacional “palestino”.

Como comunistas, rechazamos totalmente todas las falsas comunidades que intentan unir a los explotados con sus explotadores; ¡el proletariado del territorio de “Israel/Palestina” no tiene intereses comunes con su “propia” burguesía, al igual que el proletariado mundial no tiene intereses comunes con la burguesía mundial!

El “antiimperialismo” y la “liberación nacional” no son más que la defensa de los intereses imperialistas de la fracción de la burguesía que no es actualmente dominante. Nada cambia a este respecto si esta fracción es mucho más débil, ¡o si algunos de sus dirigentes están dispuestos a sacrificarse por su causa!

Como comunistas, llamamos de la misma manera a la destrucción de todos los Estados, porque no son más que la expresión local del Estado capitalista mundial, ¡una estructura de violencia organizada de la clase burguesa contra la clase proletaria!

Proletarios de las fuerzas armadas “israelíes”: ¡no tenéis ningún interés en defender ninguna “patria judía”, esta es la tierra de “vuestra” burguesía, no la vuestra! Negaros a disparar y negaros a imponer el bloqueo que está matando de hambre a millones de vuestros hermanos y hermanas de clase. Como ya habéis demostrado en muchas ocasiones, ¡rechazad obedecer órdenes, resistid al servicio militar!

Proletarios de las fuerzas armadas “palestinas”, ¡no tenéis ningún país que conquistar! ¡Rechazad matar o morir por los intereses de vuestros explotadores!

Trabajadores del frente “interno”, ¿cuántas veces os han bombardeado, disparado? ¿Cuántas veces habéis sido violentamente reprimidos por vuestro “propio” Estado cuando os habéis atrevido a hacer huelga o protestar? ¿Cuánto tiempo llevas viviendo en la miseria? ¡Levántate y niégate a apoyar a “tu” Estado y sus guerras! ¡Lo único que perderás serán tus cadenas!

Tanto en “Palestina/Israel” como en “Ucrania”, “Azerbaiyán/Armenia”, “Sudán” y otros lugares, nuestros enemigos de clase nos están convirtiendo en carne de cañón o en fabricantes de cañones. Cada vez más, todos estos conflictos burgueses “locales” están contribuyendo a la formación de una serie de superbloques enfrentados, que se acercan cada vez más a una confrontación militar abierta, posiblemente nuclear. Una confrontación que podría poner fin a toda la vida en este planeta.

Nuestra única esperanza es volver las armas contra nuestros “propios” generales, contra nuestros “propios” jefes, negarnos a obedecer las órdenes, negarnos a producir el material de guerra – ¡oponernos tanto a la carnicería de la guerra capitalista como a la miseria del interbellum capitalista (o, como lo llaman nuestros enemigos de clase, “la paz”)!

Tomemos ejemplo de los camaradas que se amotinaron en “Rusia” y “Alemania” contra la carnicería de la Primera Guerra Mundial, o de los que fraternizaron a través de la línea de trincheras en la guerra entre “Irak” e “Irán”, o de los que vestían uniformes “americanos” durante la guerra de “Vietnam” y mataron a sus oficiales con granadas de fragmentación en acciones directas llamadas fragging.

Proletarios con y sin uniforme, ¡organicémonos juntos contra el sistema capitalista de explotación del trabajo humano que está en la raíz de toda miseria, de toda opresión estatal y de todas las guerras!

¡Transformemos esta guerra en una guerra de clases por la revolución comunista mundial!

Tridni Valka / Guerra de Clases – 8 de octubre de 2023

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MASACRE PROLETARIA EN PALESTINA

Bajo la mirada afligida de millones de espectadores, convencidos de su imposibilidad de hacer algo más que participar en alguna concentración o procesión ovejera, el Estado de Israel vuelve a bombardear la franja de Gaza bajo la cobertura del antiterrorismo. Las lágrimas de cocodrilo de las principales potencias capitalistas no esconden su satisfacción por tener en Oriente Medio un tentáculo como el del Estado Israelí, auténtico brazo armado del capitalismo mundial para mantener el orden en la región. El proletariado que vive en Gaza, Cisjordania o Líbano conoce en su pellejo esta realidad.

Políticos, periodistas, oenegeros, sindicalistas, tertulianos y todo tipo de payasos del espectáculo, nos dan toda un gama de explicaciones y soluciones que encierran el conflicto en oriente medio dentro de los márgenes burgueses. Se limitan a crear una demarcación entre quienes defienden a los palestinos y quienes defienden a los israelíes, alineando a todo quisqui detrás de las banderas hediondas de cada Estado nacional. Para ello construyen toda una fábula grotesca que encubre la verdadera realidad social. Mezclan los intereses del Estado palestino con los del proletariado que vive en esa tierra, amalgaman la lucha desplegada por los proletarios con Hamas, ponen en un mismo saco al joven que tira piedras y a los grandes comerciantes o banqueros palestinos, asimilan al proletario que vive en Israel y lucha contra “su propia” burguesía (desertando, objetando…) con su brutal negación en el ciudadano que vive en complicidad con el Estado. Eliminan de esta forma toda la confrontación de clases, toda división social entre explotados y explotadores, fomentando el mito del enfrentamiento entre países.

Sin romper y desenmascarar todo este arsenal ideológico que enturbia la realidad, estaremos atados de pies y manos imposibilitados para asumir la lucha contra la masacre en Oriente medio como parte indisociable de la lucha contra la dictadura del capital. Es imprescindible afirmar abiertamente que esa masacre es antes que nada una expresión más del terrorismo que el capitalismo despliega en todo el mundo contra nuestra clase, contra nuestra vidas. Que quienes caen bajo las bombas, bajo las metralletas, bajo el terror capitalista son, en primer lugar, los niños, hombres y mujeres que han sido condenados en esa región del mundo a ser carne de cañón, a ser población superflua potencialmente peligrosa y que debe ser exterminada de forma cotidiana. Todos los Estados del mundo participan de una u otra manera en esta matanza. Los Estados occidentales, con el de Israel a la cabeza, masacrando; Hamas, la autoridad nacional palestina y demás organismos del Estado palestino, junto con los Estados propalestinos, impidiendo la estructuración en fuerza autónoma de esa masa de subversión, encuadrándola y dirigiéndola al matadero en actos suicidas, desarmándola, pacificándola, reprimiéndola y apresando a los irreductibles.

Los grupos y militantes revolucionarios de todo el mundo estamos obligados a subrayar y discutir como propia la lucha del proletariado en Palestina, sus intentos de proyectarse en fuerza autónoma, así como la represión que sufre. Destacar la tentativa de autonomía que en numerosas ocasiones ha trazado la lucha, enfrentándose a todos los Estados. Insistir en que la esencia de la lucha del proletariado en Palestina es la misma que en el norte de África, que en Grecia, que en los suburbios franceses, que en China, que en Irak, que en Oaxaca, que en Haití, que en todos los lugares donde el proletariado se levanta: la contraposición entre las necesidades humanas y las de la economía capitalista. Estamos obligados a denunciar y a enfrentarnos a todos los aparatos del Estado palestino o israelí, a todos los que son parte del organismo mundial del capital que nos masacra, que nos arrastra por falsos caminos, a todos sus lacayos por el mundo, a todos sus voceros y propagandistas. Y ante todo estamos obligados a luchar aquí y ahora, contra “nuestro propio” Estado, contra “nuestro propio” país.

NO SOMOS NI JUDÍOS, NI ISRAELÍES, NI PALESTINOS ¡SOMOS EL PROLETARIADO!

CONTRA LA PATRIA. CONTRA TODA UNIDAD NACIONAL. CONTRA EL TERROR BURGUÉS.

LUCHEMOS EN “NUESTRO PROPIO” PAÍS CONTRA “NUESTRO PROPIO” ESTADO.

Proletarios Internacionalistas

Guerra de Clases 15/2023: La voz de la cólera se hace oír en Irán

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La voz de la cólera se hace oír en Irán

Una vez más, los ojos de los militantes comunistas de todo el mundo se han vuelto hacia Irán como campo de batalla de la gigantesca revuelta proletaria, una más en la serie de enfrentamientos de clase que han sacudido Irán y la región circundante durante la última década.

Teherán, 16 de septiembre de 2022 – Mahsa Amini muere tras ser detenida y brutalmente golpeada por la policía religiosa iraní, acusada de no llevar el pañuelo en la cabeza de acuerdo con la estúpida ley del islam. Una de las muchas ideologías impuestas por la clase dominante para cimentar en nosotros la falsa conciencia de la comunidad interclasista: la religión; en este caso, una de las variantes del cuento de hadas abrahámico sobre el hombre invisible que vive en el cielo. La consiguiente revuelta contra el sistema iraní de apartheid sexual y el aparato estatal empleado para aplicarlo, como expresión particular de la violencia estatal, desencadenó el vasto movimiento proletario que se extendió por todo el país, atacando en todos los frentes los fundamentos ideológicos, sociales y económicos de la sociedad burguesa en el territorio de Irán. Algunas de las tareas que este movimiento ha asumido, aunque de forma insuficiente e incompleta, como identificar y atacar los puntos estratégicos de la infraestructura estatal, desarmar a las fuerzas represivas y armarse, etc., forman parte de las tareas que el proletariado deberá asumir en la fase insurreccional de la revolución comunista mundial.

Si el asesinato de Mahsa fue la chispa del movimiento y la revuelta de las mujeres proletarias contra el velo el aliento que avivó las llamas, su combustible fue la expresión brutal de la dominación del Capital sobre el territorio de Irán – explotación, miseria, alienación, guerra… y la historia de la lucha de nuestra clase contra ello. Una lucha difícil y violenta con victorias y derrotas. Con la experiencia de camaradería cuando nos enfrentamos a la IRGC (el famoso “Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica” o Pasdaran) y a la milicia Basij en mortales batallas callejeras, cuando fuimos a la huelga y paralizamos por un momento la inhumana máquina de explotación capitalista, cuando discutimos juntos, organizamos y planificamos las estrategias de la lucha. Con la alegría que trajo el momento de la victoria, al quemar una comisaría, un ayuntamiento o una mezquita, al hacer temblar de miedo a los funcionarios del régimen. Con el odio ardiente y la rabia hacia nuestros explotadores cuando nos someten a su horrible violencia – disparos, palizas, torturas, violaciones, encarcelamientos, acoso, vigilancia, lavado de cerebro, atomización…

Al menos desde 2017, la sociedad iraní se encuentra en un estado semipermanente de agitación con periodos continuos de protestas callejeras militantes, enfrentamientos con las fuerzas de represión, huelgas, ocupaciones de universidades y centros de trabajo, etc. – por diversos motivos económicos y políticos, como el precio de la gasolina y los alimentos, la falta de agua potable, el impago de salarios, la violencia estatal y la implicación de Irán en diversos conflictos regionales. Cada vez disminuyen temporalmente debido a una combinación de factores externos e internos. Por un lado, se debe al gran esfuerzo del Estado por reprimirlos mediante una brutalidad excepcional, restricciones a la información, ciclos de movilización de simpatizantes y promesas de reformas que supuestamente resolverán los problemas más escandalosos. Por otra parte, el declive periódico del movimiento se debe a las limitaciones del propio movimiento, que permanece en gran medida aislado de las luchas en otros lugares y preocupado por las condiciones concretas y miserables de la vida en Irán y, en el mejor de los casos, por el derrocamiento del actual régimen burgués, al que considera responsable. Sigue leyendo

¿¡Guerra y revolución!?

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Tridni Valka

Parece que fue ayer cuando por fin salimos de la «crisis pandémica de Covid-19» (aunque algunos dicen que nunca saldremos de ella) y ya hay una nueva «crisis». Según la narrativa burguesa dominante, la guerra en Ucrania es una nueva razón para que el proletariado deje de lado la satisfacción de sus necesidades. En su lugar, debemos unirnos al frente unido con las fuerzas de «nuestra» burguesía y sacrificarnos por un «bien mayor» de «defensa de la integridad territorial de Ucrania» o su «desnazificación» – dependiendo de donde vivamos.

 Nos obligan a convertirnos en carne de cañón en la «defensa de la nación», lo que significa sufrir y morir por los intereses de uno u otro bando burgués – como está ocurriendo ahora con los proletarios «rusos» y «ucranianos». O nos obligan a hacer sacrificios en el «frente interno»: aceptar el aumento de los precios de los productos básicos que permiten nuestra supervivencia cotidiana como la alimentación, la vivienda, la salud, la energía, el transporte, etc.; aceptar el aumento de la represión y la vigilancia; aceptar la militarización del trabajo y el aumento brutal de la tasa de nuestra explotación.

 La guerra es, por supuesto, parte integrante de la propia lógica de funcionamiento del capitalismo. Es la expresión de una necesidad de las facciones rivales del Capital de conquistar mutuamente sus mercados para realizar sus beneficios. En este sentido la guerra capitalista y la paz capitalista no son más que dos caras de la misma moneda y cualquier guerra no es más que una continuación de esta competición por medios militares.

 La guerra de 2022 en Ucrania (que es más bien una nueva fase abierta de la guerra que comenzó en 2014) no es una excepción. En las últimas décadas nos arrastraron a otras guerras increíblemente sangrientas, algunas de las cuales aún continúan: en Somalia, en la antigua Yugoslavia, en Afganistán, en Irak, en la región africana de los Grandes Lagos, en la región del Cáucaso, en Siria, en Yemen…. o recientemente en Etiopía… Todos esos conflictos nacieron de la competencia entre facciones burguesas locales, pero al mismo tiempo representaron guerras territoriales por poderes entre «las grandes potencias» y en todos ellos (como siempre) fueron los proletarios los masacrados.

 A pesar de ser tan brutales como lo es la guerra que actualmente asola Ucrania, estas guerras no permitieron a la burguesía movilizar al proletariado en apoyo de los intereses capitalistas a un nivel tan global. La razón principal es que esta vez la formación de los superbloques capitalistas capaces de una confrontación global está mucho más cerca y el choque de sus intereses faccionales opuestos es mucho más obvio y directo. Por lo tanto, es fácil para los ideólogos burgueses de ambos bandos fingir que se trata de «una guerra santa» del «Bien contra el Mal». Una vez más nos empujan hacia los campos de exterminio en nombre de la paz, esta vez hacia la guerra que puede acabar con toda la vida en este planeta.

Frente a la realidad de la movilización, la militarización de nuestras vidas, la propaganda nacionalista y la horrible carnicería de proletarios, la posición comunista siempre ha sido el rechazo revolucionario derrotista de ambos campos del conflicto burgués a favor del «tercer campo», ¡el campo de la revolución comunista global! Hemos abordado esto recientemente en nuestro folleto: ¡Proletarios en Rusia y en Ucrania! En el frente de producción y en el frente militar… ¡Camaradas! así como en una segunda contribución: Manifiesto internacionalista contra la guerra capitalista y la paz en Ucrania (ambos textos se encuentran en los anexos de este boletín).

 De forma similar a la «crisis de Covid-19», nosotros como comunistas rechazamos todas las falsificaciones burguesas de la realidad, ya que todas sirven al mismo propósito de mantener a nuestra clase subyugada a los intereses de la clase dominante e impedirle la realización de sus propios intereses de clase, es decir, abolir la sociedad basada en la explotación del trabajo humano. Tanto si la narrativa que intentan imponernos se basa en la ciencia y la medicina «sagradas» oficiales (que pretenden ser objetivas e imparciales) y en las estadísticas gubernamentales, como si se basa en la ciencia «disidente y prohibida» que el «Nuevo Orden Mundial no quiere que veáis» (y que, sin embargo, de alguna manera está por todo YouTube), nuestra única respuesta a esto es reafirmar la posición de subjetividad proletaria militante, es decir, analizar siempre la realidad material basándonos en el criterio de lo que hace avanzar u obstaculiza la lucha por nuestros intereses de clase. Y desde esta posición, y en confrontación con todas las falsificaciones mencionadas, intentamos descubrir siempre la corriente proletaria en toda esta agitación.

 Al igual que la anterior «crisis de los Covid-19», también se afirma que la guerra en Ucrania es la raíz de la aparente «crisis económica» y la justificación de la escasez y/o el aumento de los precios de muchos productos básicos. En realidad, ambas crisis simplemente desenmascararon la crisis subyacente de valorización.

No existe tal cosa en este planeta como la escasez de alimentos o energía. Es la lógica del capital la que crea la «escasez», ya que la única razón por la que se producen las mercancías en el capitalismo es para venderlas con el fin de obtener beneficios. Su valor de uso como alimentos, ropa, combustible, etc. sólo tiene sentido para el Capital como medio para este fin. Por lo tanto, es lógico dejar que la comida se pudra o quemar el combustible en lugar de dárselo a aquellos que no pueden pagarlo. Por tanto, el trigo de Ucrania o Rusia no se transportará por otras rutas ni se sustituirá por trigo u otro producto comestible de otros lugares para alimentar a los proletarios hambrientos de Egipto o Líbano o Sri Lanka, a menos que se pueda hacer rentable.

En las siguientes páginas intentamos analizar los movimientos proletarios que han estado sacudiendo el mundo a pesar del Covid-19 y los cierres relacionados y la guerra en Ucrania, contra la miseria de la vida en la sociedad capitalista y en oposición a los esfuerzos de movilización interclasista del Estado. Este texto no pretende ser una cronología de estos movimientos proletarios ni una relación exhaustiva y detallada de la actividad militante y organizativa cotidiana «sobre el terreno». Hay otros militantes, con una conexión más directa con estos movimientos que la nuestra, que han asumido bien estas tareas. Nos centramos en los movimientos que, según nosotros, representan el apogeo de la militancia proletaria reciente, manteniendo al mismo tiempo la continuidad militante, reapareciendo bajo otra forma después de haber sido reprimidos por el Estado, dando nacimiento a minorías militantes o dinamizando las ya existentes y creando potencialmente el espacio para las rupturas programáticas.

 Mencionemos aquí que planeamos cubrir las acciones revolucionarias derrotistas del proletariado en el territorio de Rusia y Ucrania contra la guerra capitalista (deserciones y motines en ambos bandos, ataques a los centros de reclutamiento, sabotaje de los esfuerzos de guerra, subversión de la reciente movilización en Rusia, etc.) en un material aparte. También tenemos que mencionar aquí los disturbios de enero en Kazajstán desencadenados por los altos precios del combustible, aunque no hablamos de ello en detalle en el siguiente texto. Fue una erupción muy fuerte de ira proletaria y contenía algunos momentos insurreccionales que llevaron a la burguesía local a pedir refuerzos de Rusia y otros países de la CTSO (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva) para aplastarla y evitar que se convirtiera en una insurrección proletaria a gran escala. Hemos publicado en nuestro blog una colección de materiales militantes de varios grupos que informan sobre el movimiento en Kazajstán.

 A veces todo tiene que cambiar para que todo siga igual…

La clase dominante mundial seguramente esperaba conseguir enmascarar la crisis estructural emergente del Capital convirtiendo una «crisis sanitaria» generalizada (enfermedades, comida basura, envenenamiento y destrucción del planeta, etc.) a través de todos los medios represivos, recuperativos e ideológicamente espectaculares en una pandemia de Covid-19, producto a su vez de la relación explotadora de la sociedad con el mundo natural derivada del modo de producción capitalista igualmente explotador (al igual que todos los demás «desastres naturales» anteriores). Seguramente también se esperaba que sirviera para tapar la caldera hirviente de la lucha de clases proletaria que estaba haciendo estragos en muchas partes del mundo en 2019. Una estrategia que al principio parecía tener más o menos éxito, pero que pronto quedó claro que la convirtió más bien en una olla a presión.

El toque de queda forzoso sirvió desde el principio de excusa a las fuerzas represivas del Estado para restablecer o confirmar y reforzar tanto su control social sobre el proletariado como su monopolio de la violencia, sórdida y vergonzosamente justificado como «protección del público» por medio de la propaganda. Llegó en diferentes formas – jactancia pública de violencia contra cualquiera que se atreviera a no respetar el toque de queda (incluyendo por ejemplo disparar y matar a niños por apoyar la manifestación callejera desde su balcón en Kenia), ejecución de ataques largamente planeados contra okupas y centros sociales en Alemania, Italia, Grecia, etc., limpieza de barrios proletarios para dejar paso a promotores inmobiliarios en Filipinas, Sudáfrica, Haití…, perfeccionamiento de los medios de espionaje electrónico (software Covid-19 Tracker utilizado por la policía para seguir a los manifestantes en Minneapolis, actualización del software de reconocimiento facial para ver a través de las máscaras). Sigue leyendo

Comentario crítico sobre la orientación política del texto de “Colectivo contra el Capital – Movimiento Comunista” – Kolektivně proti Kapitálu – Mouvement Communiste

Ninguna guerra excepto la de clases!

El artículo escrito y enviado por los compañeros del proyecto Proletarchiv responde críticamente al texto del colectivo: “Colectivo contra el Capital – Movimiento Comunista” – Kolektivně proti Kapitálu – Mouvement Communiste (KPK/MC). Como su título indica, cuestiona no sólo las posiciones adoptadas por el KPK/MC, sino también por otros grupos y organizaciones en relación con la guerra en Ucrania.

De ello se desprende que al publicar este artículo crítico no estamos participando en una guerra privada contra el KPK/MC. Por el contrario, con ello queremos subrayar en términos generales la crítica comunista a la guerra burguesa contra todo «apoyo crítico», » legítima defensa contra el ataque imperialista», etc., que (voluntaria o involuntariamente) arrastran al proletariado a la guerra burguesa, lo sacrifican en el altar de la patria y la nación y lo convierten en carne de cañón.

Por lo tanto, contra el intento del KPK/MC de subordinar la defensa del proletariado al régimen democrático como supuestamente más favorable a la lucha de clases, contra su definición del derrotismo revolucionario como «apoyo crítico a la resistencia», el texto publicado a continuación plantea la única posición posible de los comunistas contra la guerra: la lucha del proletariado contra su «propia» burguesía y su «propio» Estado-nación. El derrotismo revolucionario, que no puede significar otra cosa que el proletariado debe luchar contra el enemigo que está en su «propio» país para lograr su derrota y contribuir así a la unificación del proletariado mundial sobre una base revolucionaria. Citando directamente el texto, «El objetivo de la resistencia de los proletarios, sin embargo, debe ser a la burguesía y al capital y no, según el KPK/MC, una de las partes en conflicto. Si han de derramar sangre, es sólo por sus propios intereses. [Es decir, durante la lucha revolucionaria, para que no haya que derramar más sangre. Nota de TV] La paz no como utopía burguesa, sino como consigna movilizadora, y como meta en el futuro tras la superación del capitalismo mediante la guerra de clases.»

Otro punto fuerte del texto es cómo define al Estado, es decir, como «violencia organizada de una clase contra otra». Esta definición se opone claramente a la definición socialdemócrata del Estado (sea cual sea la familia ideológica que la utilice, «anarquistas», leninistas, sindicalistas…) que lo identifica con un «gobierno» que, según esta lógica, debe ser derrocado, apoyado (como sugiere ahora el KPK/MC en el caso de Ucrania) o tomado sin que se produzca un verdadero cambio social.

Contra el apoyo al «movimiento democrático» que recomienda el KPK-MC, explicando que «la dictadura abierta es un terreno menos favorable para la lucha de clases que la democracia liberal», el texto declara claramente que el interés del proletariado no es defender una forma contra otra, sino organizarse como clase en defensa de sus propios intereses: «Los comunistas no son demócratas que persiguen una política democrática enriquecida por una crítica del capitalismo, ni son los que esperan un terreno democrático adecuado para su lucha de clases, ni instan a los proletarios a luchar por procedimientos democráticos. « Sigue leyendo

¿»Revolución en Rojava»? ¿»Antiestatal»? ¿»Anticapitalista»? ¿O una nueva mistificación?

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La pregunta esencial que debemos hacernos sobre Rojava es la siguiente: ¿lo que algunos llaman la «revolución de Rojava» es realmente una revolución social o, mejor dicho, se inscribe en una dinámica de destrucción del orden social actual (es decir, del orden capitalista)? ¿O, por el contrario, no se trata más bien de un proceso de instrumentalización y de encuadramiento por parte de las instituciones socialdemócratas (y, por tanto, burguesas), bajo la apariencia de «liberación social», de un auténtico movimiento de revuelta contra la miseria y la represión del Estado, para justificar mejor sus «luchas de liberación nacional»?

El movimiento revolucionario buscó naturalmente la respuesta a esta cuestión en debates y confrontaciones de puntos de vista, testimonios y análisis a menudo divergentes, confusos y complejos. Nuestro grupo de «Guerra de Clases» también ha participado en este debate, y hemos publicado una selección de contribuciones al mismo en nuestro blog.

Y podemos decir que este debate sólo ha llevado a una conclusión: que la llamada «Revolución de Rojava» no se inscribe en absoluto en la dinámica revolucionaria «anticapitalista» y «antiestatal». Al final, no es más que una variante local de la «revolución bolivariana» o del «socialismo del siglo XXI», controlada y limitada por una poderosa maquinaria de propaganda que combina el «municipalismo libertario», el marxismo-leninismo y la «liberación nacional».

Los que hoy niegan esta conclusión no lo hacen porque sean lentos para entender o estén mal informados. Son simples seguidores de la reforma del Capital, limitándose a pintarlo de «rojo», son partidarios de la estrategia de cambiarlo todo para que lo esencial siga siendo lo mismo. Y hoy, si escuchamos mayoritariamente las voces de los partidarios de Rojava a nivel internacional (aunque menos que antes), es porque para los revolucionarios esta cuestión ya está resuelta y su actitud crítica hacia Rojava permanece inalterada (lo que no excluye que el movimiento proletario de la región retome en el futuro y se oponga a la recuperación socialdemócrata de su lucha, que nosotros, como comunistas, apoyamos plenamente).

Importantes sectores del «anarquismo» (oficial y aún menos oficial) se declaran partidarios acérrimos de la «Revolución en Rojava», que sería una «verdadera revolución» según el «eminente» intelectual David Graeber. Esto está animado y dirigido por una serie de instituciones como las «asambleas populares», los «cantones», las «comunas», los «municipios», que globalmente y fundamentalmente no impiden (e históricamente nunca han impedido) la reproducción de las mismas relaciones sociales que dominan a escala global.

¿Somos ingenuos o estúpidos para creer a «los anarquistas» cuando declaran alegremente que están en contra del «trabajo, la justicia y el ejército»? Sigue leyendo

¡Proletarios en Rusia y en Ucrania! En el frente de producción y en el frente militar… ¡Camaradas!

NINGUNA GUERRA EXCEPTO LA DE CLASES!

TŘÍDNÍ VÁLKA / GUERRA DE CLASES
24 de febrero de 2022

Los rumores de guerra vuelven a resonar ruidosamente en Europa, los cañones se cargan, los cazabombarderos se llenan de balas y bombas asesinas, los misiles apuntan sus cabezas nucleares hacia sus futuros objetivos.

Estas palabras que escribimos en 2014 están más que nunca de actualidad a propósito del conflicto entre Rusia y Ucrania. Si el capitalismo es visceralmente un fabricante de males, generador de miseria, de crisis climáticas y sanitarias, ¡casi habíamos “olvidado” que era y sigue siendo sin duda un belicista! Hoy se ha lanzado la ofensiva militar: hay informes de bombardeos en el Donbass, Odessa, Kiev, Marioupol, Kharkov…

Proletarios con uniforme ruso. Desde hace años, les han enviado por todo el mundo para proteger los intereses de “la nación rusa”. Comenzó con la “defensa de la integridad territorial de Rusia” contra los separatistas del Cáucaso Norte, luego continuó con la “protección de los osetios en Georgia” para culminar con la “protección de los hermanos rusos contra las hordas de Bandera en Ucrania” y el “gobierno legítimo de Siria, contra los terroristas islamistas”.

Una historia similar fue contada a generaciones de proletarios, tanto “soldados” como “civiles” en todos los conflictos capitalistas anteriores en todo el mundo para sangrarlos en el frente militar o en las fábricas tras la frontera, en el frente de producción, en el frente interno… Ellos estaban luchando por el “Zar” o el “Socialismo” o la “Nación” o la “Democracia” o el “Lebensraum” o el “Cristianismo” o el “Islam”. Y el mismo cuento de hadas se les cuenta a los proletarios uniformados de EEUU, Turquía, Reino Unido, Israel, Ucrania, la Siria controlada por Assad, Daesh, Rojava, Georgia, Donetsk y Lugansk, Irán, las regiones gestionadas por Hezbolá, Hamás… y cualquier otra falsa comunidad… nacional, regional, religiosa o cualquier otra. Sigue leyendo

Entender el levantamiento en Kazajistán

  • El Levantamiento en Kazajistán (CrimethInc.)
  • Kazajistán: ¿Revolución de color o revuelta obrera? (Zanovo Media)
  • Protestas en Kazajistán: 5 claves para entender qué está pasando (Communia)
  • Kazajistán: ¿la clase obrera intenta recuperar su voz? (Tendencia Comunista Internacionalista)
  • Declaración de anarcosindicalistas y anarquistas de Rusia sobre la situación en Kazajstán (KRAS)
  • Kazajstán: huelgas y disturbios sacuden al régimen (Partido Comunista Internacional)
  • “La gente todavía tendrá la oportunidad de librar al país de un dictador” (Pramen)
  • Kazajistán tras el levantamiento (CrimethInc.)
  • En Kazajstán la clase obrera ha demostrado lo que es capaz de hacer – Y lo que hará (Partido Comunista Internacional)

Presentación de Guerra de Clases

Tras la acumulación de experiencias en los últimos años y especialmente a lo largo de 2021, con las huelgas de Zhanaozen por ejemplo, la clase obrera se levanta en Kazajistán, con una revuelta masiva desencadenada por el aumento del 100% del precio del gas combustible (que ellos mismos producen), que supondría un aumento de todos los medios de vida. A medida que se desarrollan las protestas, las reivindicaciones se amplían.

A continuación presentamos una serie de textos militantes que describen los acontecimientos y pueden dar una idea de lo que ocurrió en Kazajistán. La publicación de estos textos no significa en modo alguno nuestra aprobación de todos los análisis desarrollados en ellos, ni mucho menos de las posiciones programáticas de los grupos e individuos que los han producido. Sigue leyendo

[Italia] “Contra el Pase Verde, contra el Estado”

  • Trento: Contra el Pase Verde, contra el Estado y su emergencia. Bloqueemos todo
  • Nada volverá a ser lo mismo para vos

Trento: Contra el Pase Verde, contra el Estado y su emergencia. Bloqueemos todo

El pase verde es una medida que no tiene nada que ver con la salud: es un instrumento más de una política liberticida de chantaje y control tecnológico, que alimenta las divisiones y la guerra entre los pobres.

Esta epidemia, como otras que pueden venir, es producto del capitalismo y de la globalización, de la ganadería intensiva, de la devastación industrial y de las guerras estatales emprendidas para expropiar tierras en nombre del progreso tecnológico.

La propagación del contagio no puede ser derrotada mediante la aceptación de una medida coercitiva. No nos dejemos engañar por la odiosa guerra entre vacunados y no vacunados, tras la cual el Estado esconde sus responsabilidades. Rechacemos esta falsa oposición: la dicotomía es entre explotados y explotadores; el pase verde obligatorio es un ataque de clase, una nueva arma de chantaje y división en manos de la patronal, que nos afecta a todos, más allá de las decisiones de cada uno.

Desde las muertes en Bérgamo entre las fábricas de Valseriana hasta el nuevo PNRR introducido por el gobierno de Draghi, está claro que la prioridad no es la salud, sino un fortalecimiento del sistema de explotación y empobrecimiento en la onda de un Estado de Emergencia.

Ante el tipo de mundo que nos están montando, los llamamientos al respeto de la Constitución son vanos. El pase verde es una expresión de un mundo de algoritmos y eficiencia informática que está declarando la guerra al propio ser humano, un modelo que ha llegado para quedarse. No será mientras los tecnócratas, los militares y los capitalistas estén juntos en el poder cuando las leyes y los tribunales dejen de ser herramientas de la clase dominante. La clase que llevó a cabo las masacres en las cárceles de 2020 cuando los presos levantaron la cabeza; la clase que recortó la financiación de la sanidad pública provocando la muerte de miles de personas; la clase que llenó las calles de militares y mantuvo las fábricas abiertas mientras la gente moría de Covid. Estos no son los daños colaterales de un gobierno “equivocado”, sino los productos dentro de la estructura del Estado.

La única manera de resistir es autoorganizarse y luchar, conscientes de que no saldremos de la Emergencia mientras sigamos obedeciendo.

Detener un año y siete meses de obligaciones e intimidaciones del Estado y de Confindustria es posible.

La determinación de los trabajadores portuarios de Trieste y Génova es el ejemplo más claro de ello, en solidaridad con la situación actual: bloquear la producción y los flujos hasta que se levante la obligación del pase verde para todos los trabajadores de todas las categorías, sin concesiones.

EL PASE VERDE ES SÓLO LA PUNTA DEL ICEBERG DE UN SISTEMA EXPLOTADOR QUE QUIERE HACERNOS CADA VEZ MÁS COMO MÁQUINAS.

RESISTAMOS ESTA IMPOSICIÓN.

ORGANICEMOS EN LOS CENTROS DE TRABAJO, EN LAS ESCUELAS, EN LOS LUGARES DONDE VIVIMOS.

Asamblea celebrada tras la huelga general del 11 de octubre, Trento

Fuente en italiano: https://ilrovescio.info/2021/10/15/trento-contro-il-green-pass-contro-lo-stato-e-le-sue-emergenze-blocchiamo-tutto/

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Nada volverá a ser lo mismo para vos

“Quiero destacar que en todos los casos más graves, las instituciones se han mostrado unidas: magistrados, prefectos, cuestores y todas las fuerzas del orden han intervenido sin vacilar, haciendo que el rostro del Estado sea aún más decidido ante los actos delictivos que se estaban produciendo”. Las palabras con las que el ex ministro de Justicia, Alfonso Bonafede, reivindicó en el Parlamento la masacre en las cárceles italianas en marzo de 2020 pueden aplicarse, de hecho, a todo lo ocurrido en los últimos dos años.

Millones de personas pudieron ver por fin la verdadera cara del Estado. Primero nos encerraron en nuestras casas durante tres meses, luego llegó el turno del toque de queda nocturno, de los cierres regionalizados, del llamado semienclavamiento (cuando podíamos salir de nuestras casas, sí, pero sólo para ir a trabajar). Finalmente, llegamos al ansiado “reinicio”.

La recuperación económica, cueste lo que cueste, no es ciertamente un “retorno” de la libertad y la felicidad de los individuos, sino la exigencia de una abnegación total a las necesidades del mercado. Hay un hilo rojo que une episodios dramáticos como la masacre de Mottarone, las seis muertes diarias en el trabajo, los ataques a los porteadores en huelga y la imposición del pase verde a todos los trabajadores: este hilo rojo se llama reinicio de la economía capitalista. Lo único que les interesa es que la economía no se paralice de nuevo, que no haya brotes en las empresas. La máquina no debe detenerse de nuevo, sino que se cortan los frenos. La máquina no debe frenar, sino que nos atropellará.

Estos son los mismos grandes señores de la Confindustria (Confederación de la Industria Italiana) que en febrero de 2020 presionaron para mantener las fábricas abiertas, que restaron importancia a la gravedad del virus, que junto con los alcaldes democráticos de Milán y Bérgamo dijeron que no podíamos parar. Los mismos que ahora quieren imponer el pase verde. ¿Qué dignidad tienen estos señores para llamarnos irresponsables, para decirnos que somos los “negacionistas”?

El pase verde no tiene nada que ver con la crisis sanitaria. De hecho, tampoco tiene nada que ver con las vacunas (pensemos lo que pensemos de ellas). No es cierto que el pase verde sirva para forzar a la población hacia la campaña de vacunación. Es exactamente lo contrario: es un pretexto para obligarnos a descargar el pase verde. El objetivo mal disimulado del gobierno es aprovechar la pandemia para dar un giro autoritario sin precedentes.

En los últimos años, la patronal lo ha conseguido todo: ha seguido produciendo, exigiendo que nos quedemos en casa cuando no teníamos que ir a trabajar para ellos; ha conseguido la liberación de los despidos, imponiendo como jefe de gobierno a Mario Draghi, ya malvado burócrata del BCE y masacrador de Grecia; nos está matando de hambre con las subidas de las facturas y de los combustibles, una forma indirecta de recortar nuestros salarios. Ante esta crisis estructural, la única respuesta que puede dar el Estado es endurecer la represión y reforzar el control social.

Para eso está el pase verde.

El pase verde no es una medida temporal: en sus planes, es un instrumento de control que permanecerá. Frente a este odioso aparato, no podemos permitirnos compromisos ni puntos intermedios. El problema no es obtener un pase verde preservando nuestra supuesta “libertad de elección”. Esta infame herramienta de control debe ser saboteada por todos los medios.

Respondemos a este endurecimiento de la represión endureciendo la lucha. Mucha gente lo ha entendido, saliendo a la calle sin dirigentes ni burócratas que colaboren con el régimen. No sabemos cómo terminará esta lucha, pero sí sabemos que para millones de personas explotadas lo que ha ocurrido en los últimos dos años ha sido una especie de pérdida de inocencia. Muchos han visto la verdadera cara del Estado. Son los propios analistas del régimen los que se preocupan por la pérdida de confianza en las instituciones, la política, la policía y los sindicatos. Que este foso se vuelva insalvable, que sean ellos los que se sientan asediados desde hoy. Que la desconfianza se convierta en conflicto.

Al principio de la emergencia nos dijeron que “nada volverá a ser lo mismo”. Eso es lo único en lo que no nos mintieron: para ustedes, los jefes y gobernantes, nada volverá a ser igual. No reclamamos derechos, ardemos con la anarquía.

NOS VEMOS EN LAS CALLES

 

De Bagdad a Beirut, ni suníes ni chiíes. ¡Continuemos la lucha!

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El gobierno iraquí se compone de todas las facciones burguesas que hay en Irak, y es aclamado tanto por las fuerzas regionales como por la burguesía mundial, sin embargo, el proletariado intentó derrumbarlo.

La «Zona Verde» es el centro del capitalismo mundial en Bagdad. El proletariado trató de tomarlo, perdiendo numerosas vidas en el intento.

El puerto de Basora es un corredor global para las exportaciones y el comercio internacional de petróleo. El proletariado lo bloqueó e intentó tomar el control del mismo.

La policía, las fuerzas de seguridad, y las fuerzas especiales y militares en Irak son fuerzas del capitalismo mundial en las que participan chiíes, sunníes, cristianos, kurdos y turcomanos, con una amplia dotación de fuerzas regionales e internacionales, incluyendo tropas de Estados Unidos, Europa, Turquía, Irán, etc. El proletariado los atacó, tanto a sus centros como a los destacamentos en las calles. Hubo muchos proletarios muertos (más de 650) y más de 20.000 heridos (sin mencionar el numero de secuestrados y encarcelados).

En todas las áreas rebeldes en Irak, el proletariado quemó las sedes de los partidos políticos (religiosos y nacionales sin excepción), asaltó e incendió las casas de los miembros del parlamento, de funcionarios del Estado, y también llevó a cabo ataques contra edificios de seguridad y de la policía, medios de comunicación, instituciones judiciales, el Ministerio de Justicia, periódicos y estaciones de televisión.

Al hacer todo esto, el proletariado atacó a la totalidad del Estado.

De acuerdo con el primer ministro Adel Abd Al-Mahdi, este movimiento ha destruido la economía nacional (capitalista) en todos sus aspectos.

En esta lucha, el proletariado atacó todo sin excepción: todo símbolo, persona o lugar ligado con la historia de la autoridad y la represión, incluyendo militares, instituciones diplomáticas, centros comerciales y servicios secretos, tanto internos como externos. Los ataques sobre las fuerzas represivas de Pasdaran y el consulado iraní en la ciudad de Karbala, no son ataques anti-iraníes como los medios dicen, sino que forman parte de la acción de clase contra las fuerzas y centros represivos en todas sus formas, igual que el ataque a la “Zona Verde” y otros lugares.

¿No está del todo clara la unidad de acción proletaria y sus consignas -«Abajo todos los ladrones», «De Bagdad a Beirut, ni sunníes ni chiítas», «¡Ni patria, ni trabajo estamos todos en las calles, ni patria, ni trabajo, hasta derrumbar este sistema!»– y que el proletariado apunta a la contrarrevolución en su totalidad, tal como lo hizo en Basora durante septiembre del 2018?

La burguesía siempre ha tratado de distorsionar y desviar el camino de clase de nuestro movimiento revolucionario. Han recurrido a diversos métodos para vaciar el contenido revolucionario de nuestra lucha, tejiendo todo tipo de tramas a su alrededor para transformarlo en cualquier cosa. Todo para ocultar su represión sangrienta y la destrucción del movimiento revolucionario mediante conflictos burgueses.

El proletariado se ha levantado socialmente contra los explotadores y tiene la intención de poner fin a su poder. Es consciente de que los capitalistas externos e internos (chiítas, suníes, kurdos, cristianos, judíos…, los ricos y los explotadores de todo el mundo) son los verdaderos miembros del Estado y todos ellos están unidos para explotar a la humanidad. Por consiguiente, la lucha proletaria es, sin duda, una lucha unitaria contra todos ellos.

El proletariado militante no permite que nadie lo represente, no tienen demandas, ni nada que negociar. No forma parte de ningún programa político. ¿No es acaso esta rebelión una profunda lucha de clases contra el sistema capitalista en su totalidad? El único programa que tiene el proletariado, su única demanda, es continuar y dirigir su lucha unitaria contra la dictadura del capital y el Estado.  «Estamos en contra de todos ellos y lo tomaremos todo». Esa es la autonomía de la clase y la fuerza de la lucha de nuestro movimiento. Por lo tanto, no es una cuestión fácil para el Estado erradicar este movimiento.

El proletariado no está en situación de espera o pasivo. Desde que el movimiento estalló, incluso con la represión masiva y asesinatos por parte del Estado, este movimiento continúa, y sus luchas y tácticas se están extendiendo día tras día. Por ejemplo, en Bagdad el movimiento formó unidades de combate repartidas por toda la ciudad para interrumpir el tránsito y tomar el control de puentes o áreas importantes. Coordinó de forma colectiva sus actividades para ampliar el alcance y la amplitud de su lucha, planificar el día siguiente, el siguiente objetivo, hacer publicaciones acerca de su lucha, cuidar a los compañeros heridos… Todo eso es coordinar, organizar y expandir su capacidad de lucha.

Del mismo modo que en el pasado las luchas proletarias tomaban energías unas de otras, y así continuaba el proceso de lucha, asumiendo sus intereses de clase y su internacionalización, y al romper los límites geográficos, ideológicos, económicos, así como los marcos democráticos y del Estado nacional… este movimiento apuntaba contra el capital y el capitalismo mundial, hoy sucede exactamente lo mismo.

El proletariado hoy en día, de Haití a Francia, de Francia a Hong Kong, de Egipto, a América Latina, de Líbano a Irak e Irán, está en una misma lucha, luchando contra el mismo enemigo, con los mismos intereses y con la misma esperanza: derrocar el capitalismo y afirmar una comunidad de vida humana sin explotación, lucro, capital, trabajo asalariado, contaminación, injusticia, guerra y destrucción.

Esta lucha proletaria no es una lucha «anarquista», tampoco es una lucha “socialista” ni en aras de democratizar el poder o el Estado nacional, sino que es una lucha revolucionaria, de clase e internacional contra la dictadura capitalista sobre la vida (sobre la Tierra). Es una lucha para liberar la vida de todas las formas de esclavitud humana.

Si hoy jóvenes militantes han salido a las calles participando y tomado la iniciativa de la lucha, ¡Es algo completamente natural! Porque esta generación, mientras huía de la catástrofe cotidiana del capital, soñaba con la vida. Son quienes no tienen estabilidad en la vida. Lo que ellos tienen hoy quizá no lo tengan mañana. Lo que sienten cerca hoy, mañana podría estar lejos. La codicia del capitalismo, sus guerras y sus desastres sucesivos los han dejado en una lucha constante. Esta situación se intensifica cada vez más en todo el mundo y se convierte en un infierno que empuja al proletariado a la lucha, y su lucha es la lucha de la vida contra este infierno capitalista. Los proletarios en la lucha comprenden el capitalismo y su catástrofe, se sienten vivos y felices en la lucha por la vida.

La lucha proletaria es la lucha de la clase explotada contra el mundo capitalista. Es una lucha por la vida contra las relaciones de explotación y muerte del capital mundial.

El proletariado continúa luchando: desde Francia hasta Líbano, desde Irak hasta Chile, desde Hong Kong hasta Irán… y llama al levantamiento de todas las áreas vecinas donde es posible la unidad y coordinación de acciones de clase en esta lucha contra el capitalismo.

En nuestra región, la lucha del proletariado en Turquía, Israel e Irán… bloquea las posibilidades de la guerra capitalista y empuja nuestra guerra de clases internacional hacia una mejor perspectiva.

¡Abajo la explotación y opresión!

¡Abajo la guerra! ¡Abajo el capitalismo!

¡Por la continuidad de la guerra de clases en todo el mundo!

Compañeros de la lucha internacional Proletarios Internacionalistas –Medio Oriente

Noviembre de 2019

Comunicación Compañera Internacional:

internationalist@riseup.net

info@proletariosinternacionalistas.org

Chalecos amarillos/Gilets jaunes

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“¿Es una revuelta?”

“¡No, Sire, es una revolución!”

(duque de La Rochefoucauld-Liancourt a Luis XVI, rey de Francia, 15 de julio de 1789, después de la toma de la Bastilla)

Recientemente publicamos en nuestro blog, ya que tuvimos acceso a ellos y otros nos llegaron, algunos documentos producidos por y alrededor del movimiento “chalecos amarillos” que sacude a Francia desde hace varias semanas. Lo que sigue es una especie de introducción a todos ellos (una introducción que normalmente publicamos antes, ciertamente).

No volveremos a la historia del movimiento, a acontecimientos o expresiones particulares, ya que podemos referir a los lectores interesados en esto a diferentes sitios web y blogs que asumen muy bien esta tarea.

Lo que nos gustaría tratar aquí es la forma en que nos aproximamos a este movimiento, cómo lo analizamos, cómo evaluamos su importancia en el marco de la lucha de clases. Y no queremos ocultar que varios artículos que escupen sobre este movimiento, producidos y reproducidos por demasiados grupos de ultra-izquierda, fueron una inspiración (negativa) para esta contribución, lo que podemos llamar: “Qué NO hacer”.

Aunque somos conscientes de muchas debilidades expresadas por el movimiento y somos los primeros en criticarlas, difícilmente podemos estar de acuerdo con la metodología utilizada por esos grupos, metodología que limita el movimiento sólo a esas debilidades, que generaliza esos puntos débiles e ilusiones expresadas sólo por una parte de los “chalecos amarillos” como si fuera la naturaleza del movimiento, un análisis que capta a la clase como algo estático, sociológico, mecánico…

No vamos a repasar todos los argumentos de la ultra-izquierda contra los “chalecos amarillos”, pero al menos tenemos que mencionar los más absurdos para responder a ellos, para situar este movimiento en el lugar correcto en la lucha de clases, para ponerlo de nuevo a caminar de pies y que no ande de cabeza… Sigue leyendo

Epílogo: Había una vez un llamado para una reunión internacional en Kurdistán

Hace dos meses publicamos aquí un llamado para una reunión internacional en Kurdistán firmado por “Algunos militantes en Kurdistán, Irak” en relación con el desarrollo y la intensificación de la lucha de clases en la región de Medio Oriente y especialmente en Irak e Irán.

Pero una cosa es traducir y/o publicar y difundir materiales de grupos militantes como una tarea práctica para desarrollar juntos la comunidad proletaria de lucha y crítica, y otra cosa es estar de acuerdo (o no) completamente sobre el contenido del texto.

Desde entonces, se desarrolló una discusión internacional en torno a este llamamiento. Las siguientes líneas son un reflejo de esta discusión, discusión que también fue la base para el desarrollo de nuestras críticas del texto.

Cuando recibimos este llamamiento, lo consideramos como una iniciativa de nuestra clase, un esfuerzo militante para centralizarse y centralizar la acción directa del proletariado en la región de Medio Oriente, aunque pueda no corresponder con todos nuestros criterios y tampoco lo habríamos escrito de esta manera, aunque sus jalones y muchos puntos siguen sin resolverse o son inciertos, incluso muy vagos, y requieren una profundización y una aclaración… Sigue leyendo

¡Bombardeos en Siria! ¿Tercera Guerra Mundial? ¿Show o realidad? ¡Ninguna guerra sino la guerra de clases!

El 14 de abril de 2018, los grandes medios burgueses (que expresan y materializan los intereses de clase de nuestros explotadores y opresores de todas las facciones a pesar de las divergencias coyunturales que los diferencian) nos anunciaron con grandes golpes de propaganda bélica que una coalición de tres de las potencias más grandes del mundo (Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia) han realizado bombardeos nocturnos contra varios objetivos “estratégicos” en Siria, en represalia por el ataque químico presuntamente perpetrado por el régimen baasista, apoyado militarmente, económicamente, políticamente y diplomáticamente por Rusia e Irán. Es bastante “cómico” y “escandaloso” que estos gánsteres capitalistas claman defender a los “poblaciones civiles”, víctimas de la lógica morbosa que gobierna este mundo, especialmente cuando sabemos muy bien que, por ejemplo, los EE.UU. tienen el más poderoso complejo militar-industrial del planeta, así como las más gigantescas reservas de armas de destrucción masiva. En los últimos años, los Estados Unidos no solo han contaminado regiones enteras de la ex Yugoslavia e Iraq con el uso generalizado de municiones de “uranio empobrecido”, lo que ha provocado un aumento drástico en el número de cánceres para las poblaciones locales, sino que también sacrificaron a sus propios soldados expuestos a los efectos devastadores de tales armas.

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¡De Gaza a Irán y al resto del mundo… abajo los explotadores!

BOLETÍN:Guerra de Clases #6

La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases.[1]

Desde la supresión y cooptación del último intento revolucionario global en los años 60 y 70 del siglo pasado, el dominio ideológico de la burguesía es casi total en la mayor parte del mundo: el nivel de la actividad organizada de clase es muy bajo y su expresión diaria se limita a actos de subversión individual o, en el mejor de los casos, huelgas y disturbios locales. En este texto queremos poner de relieve los acontecimientos que han sacudido a Irán en las últimas semanas, acontecimientos que van mucho más allá, del contexto de una región que constantemente y durante mucho tiempo ha estado a la vanguardia de la lucha de clases mundial, a pesar (y en contra) de la enorme concentración de capacidad asesina capitalista que se ha desatado allí. ¡Queremos subrayar la naturaleza de clase de estas luchas y la importancia de las rupturas con el orden capitalista que expresan nuestros camaradas en Irán!

Mientras que el gran conflicto imperialista, que las superpotencias globales y regionales libran desde hace varios años en Irak y Siria[2] a través de sus representantes locales, al mismo tiempo están entrando en un estado de limbo temporal, mientras las facciones burguesas, los ejércitos y las milicias que sirven a sus intereses también se están lamiendo las heridas, armándose y preparándose para la próxima ronda de carnicería, de carne de cañón del proletariado… y sus políticos y medios de comunicación están ocupados reinterpretándola como una imagen de victoria, para vendérsela a “sus ciudadanos”, reforzando y amarrando las correas que atan a nuestra clase al espectáculo democrático… el proletariado en la región está empezando a levantar la cabeza de nuevo.

En diciembre, miles de proletarios furiosos salieron a las calles en todo el Kurdistán iraquí y se enfrentaron con policías y unidades de Peshmerga. En la provincia de Sulaymaniyah los manifestantes se quemaron hasta los cimientos de la sede Peshmerga, así como la de los principales partidos políticos (los del lado del gobierno y la oposición).[3] Las oficinas de los partidos oficiales fueron quemadas también en el pueblo de Koye en la provincia de Erbil. Las razones inmediatas de su rabia fueron el terrible estado de los servicios básicos, el suministro interrumpido o inadecuado de agua potable y electricidad y varios meses de salarios no pagados, especialmente en el sector público. Durante los disturbios, al menos cinco de los manifestantes fueron asesinados por las fuerzas represivas del Estado y cientos resultaron heridos o detenidos.[4]

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Carta a los amigos «rojavistas»

Después de leer el segundo texto que presentamos “Carta a los amigos rojavistas”, algunos dirán que no aporta nada de nuevo al debate. Es posible. Pero desde nuestro punto de vista, representa un excelente resumen del argumento desarrollado hasta el presente. Publicado en mayo de 2016 bajo la firma de TKGV, llamó nuestra atención por su claro razonamiento y su vista crítica bien estructurada contra el apoyo actual a la moda con la “región autónoma de Rojava”. Como compartimos las posiciones que aquí son desarrolladas, y como no es el primer texto critico que publicamos sobre esta cuestión, ni la primera introducción que escribimos de este tema, probablemente no es necesario explicar a más detalle nuestra posición. Referimos a los lectores a las entradas más antiguas en nuestro blog que les darán una idea más compleja acerca de esta problemática. En lugar de eso, queremos poner en cuestión dos puntos del texto, dos temas ligados a la “cuestión de Rojava”, pero más generales y entonces de cierta manera más importantes.

El primero concierne a los “amigos rojavistas”, es decir a aquellos a quienes la carta está dirigida. Los autores presuponen que hay en el movimiento revolucionario algunos grupos donde los militantes se engañan con la cuestión de Rojava, mientras que en otros temas sus posiciones son de carácter comunista/anarquista.

Y bien, no es exactamente eso que vemos a nuestro alrededor. En realidad, la mayor parte de esos grupos o individuos que apoyan la cuestión de Rojava no están ni mal informados ni se equivocan en su evaluación de esta cuestión particular. Al contrario, su apoyo a Rojava sigue la lógica de sus posiciones como un todo. Es su incomprensión de las cuestiones esenciales del movimiento revolucionario (qué es el Capital y el Estado y entonces cuál es el objetivo de la revolución) que les hace apoyar el proyecto de Rojava.  Sigue leyendo