[1977] MANUSCRITO ENCONTRADO EN VITORIA

MANUSCRITO ENCONTRADO EN VITORIA

  CÓMO EL FRANQUISMO DEVIENE DEMOCRÁTICO

«Cuando basta la legalidad para salvar la sociedad, la legalidad; cuando no basta, la dictadura.»

Donoso Cortés, Discurso del 4-I-1849.

Compañeros,

La historia moderna ha trastocado a la burguesía española los términos de la alternativa que le formulaba hace más de un siglo Donoso Cortés: cuando la dictadura no basta ya para salvar su dominio sobre la sociedad, la democracia entonces. Hay que resucitar la democracia para que, llegado el momento en que la dictadura se pierda, la revolución no se encuentre.

Con la constante profundización de la crisis social y el avance salvaje de su solución proletaria, el centro de gravedad de la realidad se desplazó tan lejos de lo que pretendía representarla, que en la esfera del poder todo se ha visto como desequilibrado, y cada escalón de la representación jerárquica en vilo. Los actuales detentores del poder estatal, para negociar su acuerdo con los burócratas de la oposición, han debido contradecirse con su propia legalidad, recuerdo de los tiempos en que podían permitirse el desprecio de las apariencias, que hoy deben organizar a toda velocidad. Los franquistas, que tanto tiempo han humillado con su triunfo al proletariado, han tenido que humillarse ahora para que el proletariado no triunfe y los burócratas de la oposición que han corrido a depositar la fianza de la nueva legitimidad democrática del poder, han tenido también que correr tras su propia legitimidad, dar la cara, lisonjear a los trabajadores y rebajarse ante ellos para ser, si no aceptados, al menos no rechazados. Durante este último año de carreras por la estabilización democrática del capitalismo español, el partido del orden -franquistas y oposición- pudo parecer tan incoherente como el propio orden, fundado entonces sobre una mezcla cómica de legalidad irreal y de realidades ilegales. Pero sin embargo, se ha mostrado profundamente unido en la práctica, por la división del trabajo represivo -unos desde fuera y otros desde dentro de la clase obrera- contra la autonomía en marcha.

Si contemplamos, sin ilusionarnos, la verdad del pasado reciente, comprenderemos rápido el futuro inmediato que se avecina. Cara a la oleada de huelgas del invierno del 76, las múltiples fracciones de un régimen en desagregación y de una oposición en aglomeración se han visto obligadas a salvar, juntas y sin perder tiempo, la realidad del orden capitalista cuyas futuras apariencias políticas se disputaban. Cuando el pasado contrarrevolucionario se deshace en todas partes, allí donde se dio su unidad, encima de los cadáveres de los revolucionarios de 1936, es donde muestra mejor en su devenir putrefacto la verdad de su ser: su unidad real se descompone en sus elementos primitivos, quienes uno por uno conocen un último sobresalto de falsa juventud, su división aparente se disuelve por la unificación a la que la revolución obliga a sus enemigos. Cuando el franquismo deviene democrático, todo lo que sucedió ante el proletariado (sindicalismo, anarquismo, estalinismo, franquismo) debe serle opuesto ahora simultáneamente. La demasiado evidente irrealidad de esta democracia política que nos cuelan, nacida senil, cuando se trata de lanzar al mercado las diversas variantes de programas gubernamentales, entre los que el ciudadano será llamado a escoger, consiste en que el margen de maniobra social de los dirigentes, o pretendidos tales, es tan reducido que si presentan ligeros matices plausibles de seudo-elección, enormes dificultades les llueven. De tal forma que lo que franquistas y oposición quieren hacer pasar por una grandiosa renovación histórica, aparece sin poder disimularse como una sórdida acumulación de regateos, apaños, golpes bajos y maniobras efectuadas febrilmente en una atmósfera de demagogia y decrepitud. Sigue leyendo

[1976] A los internacionales de la región española. A todo el proletariado

A LOS INTERNACIONALES DE LA REGIÓN ESPAÑOLA

A TODO EL PROLETARIADO

LA CAMPAÑA DE ESPAÑA DE LA REVOLUCIÓN EUROPEA

  1. PROLETARIOS, AÚN UN ESFUERZO MÁS SI QUERÉIS DEJAR DE SERLO.

«Cuando una clase que concentra en ella los intereses revolucionarios de la sociedad, se subleva, encuentra inmediatamente en su propia situación el contenido y la materia de su actividad revolucionaria: aplastar a sus enemigos; tomar las medidas que se imponen por las necesidades de su lucha; y son las consecuencias de sus propios actos las que la empujan más lejos. Ella no se entrega a ninguna investigación teórica sobre su propia tarea».

Marx, Las luchas de clases en Francia.

Compañeros,

Una extraña locura recorre desde hace algún tiempo España, que hace enfermar al conjunto de nuestra clase política, menos a la que piensa quedarse que a la que espera entrar en ese mercado de la ilusión en trance de revisiones que es la política española.

Las promesas del Gobierno sobre una futura posibilidad de «democracia» han tocado como música dulce las fibras del corazón, de todo arribista, trepador, demagogo, político arruinado o burócrata desahuciado que existe en el país. «A un panal de rica miel, dos mil moscas acudieron». Todos ellos han visto próximos, el empleo, el sueldo, la parcela del poder; sus fotos, sus programas, sus opiniones en la prensa, sus esperanzas a punto de realizarse. ¡Cuántos partidos ha inventado ya tal locura y cuántos cónclaves! Desde la guerra civil no se habían vuelto a ver tantas bajezas y «arreglos» juntos en tan poco espacio de tiempo. Precisamente las burocracias llegan a ser más contrarrevolucionarias en los momentos revolucionarios.

La farsa de la «democracia» montada por la prensa con el permiso del régimen ha tenido un solo fin: conseguir la sumisión de los trabajadores y su colaboración con el Gobierno frente a la crisis económica que sacude España de una manera completa. Sonando «la democracia» moneda falsa, el proletariado comprendía que se le pedía que pagara de su bolsillo. Ante la ridícula promesa de ser representado en el futuro por una burocracia sindical y política que organizaría mejor su explotación, el proletariado ha actuado por su propia cuenta, como estaba habituado a hacerlo. Cuando el Régimen maniobraba con su mal menor, sólo podía ser para evitarse el mal mayor, la revolución social, que como una amante fiel, nunca lo había abandonado.

En tres meses las luchas obreras, comenzadas en el momento de la revisión de los convenios colectivos contra las alzas de precios y el bloqueo de salarios, se han extendido tanto por todo el país que lo que viene a ser puesto en cuestión hoy en España, no es el precio del trabajo, sino el mismo trabajo asalariado, no la capacidad de pagar de los patronos, sino su existencia como clase explotadora. Así pues, aunque los trabajadores creen aún reivindicar y querer negociar, lo que hacen ya en las fábricas y en las calles, la libertad que toman de reunirse y organizarse, hace pesar sobre la organización existente de la explotación, una amenaza que ésta no puede negociar ciertamente; pues se sabe bien en Madrid, como en París, Moscú o Pekín y en cualquier otra capital del mundo capitalista, que cuando los trabajadores emprenden, contra todas las separaciones organizadas burocráticamente, la tarea de agruparse libremente y sin intermediarios para discutir sus problemas reales, entonces el Estado comienza a disolverse. Todos los riesgos y todas las posibilidades de la situación creada por esta masiva intervención autónoma del proletariado en la moderna «guerra de sucesión» abierta tras la muerte de Franco, se pueden resumir en esta enseñanza general de las luchas históricas: en los momentos revolucionarios, es frecuente que la subversión aparezca ya bastante potente como para convencer al Estado de la necesidad de aplastarla, mientras que ella no lo es aún bastante para prevenir tal aplastamiento. Barriendo todas las complicaciones políticas, es la audacia de la ofensiva proletaria la que está a punto de hacer avanzar la crisis social hacia su simplificación radical, y de crear la situación donde toda marcha atrás será imposible. Sigue leyendo

GUERRA DE CLASES EN BARCELONA – Jean Barrot, 1973

El siguiente texto es la traducción de un panfleto del grupo Mouvement Communiste, escrito en 1973 por Jean Barrot (alias Gilles Dauvé), en solidaridad con algunos revolucionarios españoles detenidos en España que se enfrentaban a duras condenas.

Undercurrent #8

Podría parecer una selección extraña, teniendo en cuenta que la lucha armada (que tanto dio forma a las luchas de los años 60 y 70) es prácticamente inexistente hoy en Europa, especialmente en el Reino Unido. Sin embargo, el texto no trata simplemente de la lucha armada. Trata la cuestión de la violencia en general, no de forma abstracta sino en clara conexión con el movimiento social del proletariado. Tomandolo fuera del marco limitado de la situación en España en los 70, creemos que este texto es una crítica/análisis útil del fetichismo de la violencia, una tendencia que también es visible en partes de la escena de acción directa en Gran Bretaña.

Introducción a la edición griega de 1974

El Estado español detiene a finales de septiembre de 1973 a una decena de revolucionarios, a los que presenta como «gángsters». Tres de ellos están amenazados con la pena de muerte. Podrían ser condenados por un consejo de guerra y ejecutados en 48 horas.

Si algunos de ellos robaron efectivamente bancos, lo hicieron para financiar la impresión de textos que circulan en el movimiento obrero radical de Barcelona. Y si murió un policía, eso ocurrió tras una emboscada de la policía.

Se trata de comprender lo que algunos proletarios se ven históricamente obligados a hacer. La violencia es siempre un medio para la satisfacción de una demanda: en España, donde la policía dispara a sangre fría a huelguistas desarmados, la violencia aparece directamente como una relación social. La simple escritura de textos o la circulación de panfletos conlleva la pena de muchos años de cárcel. Así, los que quieren resistir a la explotación recurren a la violencia con más frecuencia que en otros países.

La democracia ahoga las luchas obreras mediante la política y el reformismo. El fascismo tiene menos reservas y las aplasta con la violencia. Quien reconoce en el Estado el monopolio de la violencia niega a los proletarios el derecho a abolir su condición: el trabajo asalariado. Sigue leyendo

[Libro] El MIL, Una historia política – Sergi Rosés Cordovilla

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El MIL-GAC representa, con todo, una de las experiencias más importantes dentro del panorama revolucionario español. Telesforo Tajuelo, uno de los pocos historiadores en tratar este fenómeno, mayoritariamente tratado por periodistas y casi el único en analizarlo políticamente, señaló que «el MIL ha sido el grupo más radical del movimiento obrero español después de la guerra civil». Sin necesidad de una afirmación tan categórica, sí es cierto que representó una de las contadas formaciones auténticamente revolucionarias del panorama político del momento. Decimos «auténticamente revolucionarias» porque su objetivo no fue nunca derribar al franquismo y conseguir un régimen democrático, sino enlazando de lleno con la tradición marxista revolucionaria, luchar directamente contra el estado burgués, contra el capital, por objetivos de clase que, mediante la auto-organización, acabaran con el trabajo asalariado y la división de la sociedad en clases: en definitiva, la autoemancipación del proletariado. Reconocer que ésta fue su lucha y librarla de todas las mistificaciones que ha sufrido servirá para restaurar la verdad histórica que muestra, por un lado, que los integrantes del MIL no fueron ni «alocados» ni «pobres chicos» sino revolucionarios anticapitalistas y, por otro, que dado que su lucha no fue antifranquista sino anticapitalista, las tareas por las que se batieron siguen inconclusas.

Lip y la contrarrevolución autogestionaria

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Lip et la contre-révolution auto-gestionnaire

Négation N°3 (marzo de 1974)

Traducción del inglés: Non Lavoro

Biblioteca de Cuadernos de Negación

Lip fue una fábrica de relojes de Paris. En 1973 mil trabajadores ocuparon la fábrica ante la amenaza de cierre y durante 3000 días continuaron la producción bajo control obrero, hasta conseguir un acuerdo final que salvó los puestos de trabajo.

En la introducción, los autores de la revista Négation señalan: «se nos hizo cada vez más evidente que «Lip» representaba no solo una lucha en la que no reconocíamos ninguna de nuestras aspiraciones para una sociedad humana, sino que  se trataba simultáneamente de una expresión particular del movimiento capitalista contemporáneo y de una especie de anticipación de la conformación de nuestro enemigo: la contrarrevolución capitalista. No es sorpresa, entonces, que el texto resulte denso, pues fue necesario introducir la crítica del conflicto de Lip con un largo análisis del movimiento obrero y el movimiento capitalista, aunque necesariamente resumido. Y tampoco es sorpresa que fuese más allá de una simple crítica para embarcarse luego en un análisis de la contrarrevolución autogestionaria.»

LIP Y LA CONTRARREVOLUCIÓN AUTOGESTIONARIA

  • Introducción de Négation
  • Epílogo de los traductores al inglés
  • I. El movimiento obrero y su declive
  1. La expropiación de los expropiadores
  2. Trabajo muerto
  3. Capital variable y los sindicatos
  4. La CGT y la desvalorización
  5. El CFDT y la autogestión
  • II. El caso LIP
  1. LIP, una fábrica durante la época de la dominación real del capital
  2. El movimiento obrero en LIP
  3. La cuestión sindical
  • III. Crisis y autogestión
  1. La comunidad de trabajadores y la comunidad humana
  2. La contrarrevolución autogestionada

Chile: El fin de la UP y la reemergencia del proletariado

La Unidad Popular y el golpe de septiembre de 1973

Pocos días antes del “golpe” de setiembre de 1973 los Cordones Industriales, dirigían una carta a Allende en la que se le decía que de continuar la línea política aplicada hasta el momento, “será responsable de llevar al país, no a una guerra civil que ya está en pleno desarrollo, sino a la masacre fría, planificada de la clase obrera” (1).

Sin más, eso fue lo que sucedió en 1973. No fue una guerra de clases la que hubo luego de septiembre, sino la masacre de un proletariado desorganizado, desarmado, desorientado. La guerra de clases, la burguesía ya la había ganado. En efecto lo decisivo en la guerra, había sido aquella desorganización, y no la ejecución de los desarmados que –como luego de septiembre de 1973- es siempre una consecuencia inevitable.

El reparto del trabajo entre los distintos componentes del Estado burgués (Democracia Cristiana, Unidad Popular, Ejército…) había sido perfecto, salvo casos marginales, no hubo ataque frontal y organizado contra el Estado del capital.

Sin embargo, la Unidad Popular (2) había cumplido su función histórica, había sido decisiva en la preparación de la masacre, pero lamentablemente para ella, el proletariado lo había sentido, intuido y en algunos casos comprendido explícitamente. El hecho de que se le gritase abiertamente al “compañero Allende” que su política preparaba el camino, no para la guerra civil, sino para la masacre planificada de la clase obrera, indicaba al mismo tiempo que la hora había llegado para los de la Unidad Popular: su juego había quedado al descubierto.

Para realizar la masacre, el capital prefirió a los pinochetistas, lo que permitiría enviar las otras fracciones políticas de la burguesía e intentar una cura de credibilización en la oposición. Sigue leyendo

A 40 años del golpe: Desmitificar nuestra historia, romper con toda idolatría y continuar la lucha revolucionaria por fuera y en contra de la institucionalidad capitalista.

Pinochet fue designado comandante en jefe del Ejército de Chile el 23 de agosto de 1973 por el socialdemocrata antifascista Salvador Allende.

“En cambio, las revoluciones proletarias (…) se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: ¡Hic Rhodus, hic salta!

¡Aquí está la rosa, baila aquí!” (K. Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, 1852)

La clase que lucha, que está sometida, es el sujeto mismo del conocimiento histórico. En Marx aparece como la última que ha sido esclavizada, como la clase vengadora que lleva hasta el final la obra de liberación en nombre de generaciones vencidas. Esta consciencia (…) le ha resultado desde siempre chabacana a la socialdemocracia (…). Se ha complacido en cambio en asignar a la clase obrera el papel de redentora de generaciones futuras. Con ello ha cortado los nervios de su fuerza mejor. La clase desaprendió en esta escuela tanto el odio como la voluntad de sacrificio. Puesto que ambos se alimentan de la imagen de los antecesores esclavizados y no del ideal de los descendientes liberados.” (W. Benjamin, Tesis de filosofía de la historia, 1940)

“Y si queremos en la próxima revolución dejar las puertas abiertas a la reacción (…), no tenemos más que confiar nuestros asuntos a un gobierno representativo, a un ministerio armado de todos los poderes que hoy posee. La dictadura reaccionaria, roja en un principio, palideciendo a medida que se siente más fuerte sobre su asiento, no se hará esperar, porque tendrá a su disposición todos los instrumentos de dominación y los pondrá inmediatamente a su servicio”. (P. Kropotkin, El gobierno representativo, 1880)

No podemos, como explotadas/os que aspiramos a dejar de ser tales, relegar nuestra historia a la mera cronología de sucesos aparentemente aislados, a la mitificación nostálgica del pasado, a la recuperación ideológica que pretenden perpetrar las decenas de versiones (de izquierda y derecha) en que se presenta el “partido del orden”[1]. Nuestra mirada de las distintas experiencias que a través de los años han cuestionado el orden social impuesto, a partir de las cuales se ha llegado a comprender la necesidad ineludible del derribamiento revolucionario de las relaciones e instituciones capitalistas, responsables del mantenimiento de las condiciones de miseria general, debe posicionarse en ruptura con todos esos intentos de deformación histórica, si es que sinceramente deseamos extraer del pasado lecciones útiles para encarar el presente. Esto, por cierto, no significa clamar por una revisión “objetiva” de los procesos históricos. Tal pretensión academicista requeriría situarse en una posición neutral que simplemente no existe. Por el contrario, aspiramos a un examen crítico de la historia que sea capaz de comprender las verdaderas potencialidades que encarnaban ciertos fenómenos y experiencias, a la vez que intenta vislumbrar sus errores y límites, sin dejar de lado el contexto social-histórico dentro del que surgen. Y, ante todo, no buscamos las respuestas a las derrotas de nuestra clase en los “errores” en que las camarillas políticas, arrogándose la representación del “pueblo”, hayan podido incurrir, sino precisamente en aquellas/os en cuyo nombre se pretendía actuar. Es en este sentido que rescatamos la herencia rebelde de aquella experiencia subversiva que agitó las frías aguas de la sociedad capitalista chilena durante los años 60 y 70, obligando a la reacción a utilizar sus recursos más sanguinarios para ponerle freno -como parte de la reacción mundial frente a la gran oleada revolucionaria que sacudió a todo el mundo durante aquel periodo-, mediante el golpe militar y la represión más dura ejercida por los aparatos de seguridad de la dictadura. Lo importante, en cualquier caso, es comprender que tal derrota se vio inmensamente favorecida por la desactivación de las experiencias radicales llevada a cabo por la social-democracia durante los años previos, proceso que compromete a prácticamente todo el aparataje político que se hacía llamar revolucionario, participando directamente en el estado burgués, o actuando como su ala izquierdista “crítica”. Sigue leyendo

Extraña derrota: La revolución chilena, 1973 – PointBlank!

PointBlank! fue un agrupamiento revolucionario de inspiración situacionista y consejista que existió en Estados Unidos durante los años 70. El documento reproducido más abajo, cuya traducción realizada por Columna Negra hemos levemente modificado en esta edición, constata vehementemente algunas lúcidas posiciones frente al proceso revolucionario experimentado bajo el gobierno de la social-demócrata Unidad Popular y el posterior golpe militar. Además del valor que tiene en sí mismo, como evidencia de las coetáneas críticas revolucionarias a la actividad reaccionaria del reformismo representado por la UP y su ala izquierdista, el contenido defendido  en las siguientes líneas refleja en general la necesidad vital del proletariado de realizar sus luchas autónomamente hasta alcanzar su real emancipación, por tanto lo certero de su críticas y sus posiciones no dejan de estar vigentes. No obstante, este no es un documento historiográfico, y fue realizado en fechas inmediatamente posteriores al golpe, por compañeros geográficamente lejanos. Por lo mismo, pueden existir unas cuantas inconsistencias históricas, las que esperamos sepan ser criticadas y comprendidas en su contexto. El documento original en inglés puede ser descargado desde el sitio libcom.org.

***

I

En la arena espectacular de los acontecimientos reconocidos como “noticias”, el funeral de la social-democracia en Chile ha sido orquestado como un gran drama por aquellos que entienden el ascenso y caída de los gobiernos de forma más intuitiva: otros especialistas del poder. Las últimas escenas en el guión chileno han sido escritas en varios campos políticos de acuerdo con los requerimientos de ideologías particulares. Algunos han venido a enterrar a Allende, otros a alabarlo. Aún otros claman un reconocimiento ex post facto de sus errores. Cualesquiera sean los sentimientos expresados, estos obituarios han sido escritos con mucha antelación. Los organizadores de la “opinión pública” sólo pueden reaccionar reflexivamente y con una distorsión característica de los propios acontecimientos.

En tanto los respectivos bloques de la opinión mundial “escogen su lado”, la tragedia chilena es reproducida como farsa a una escala internacional; la lucha de clases en Chile es disimulada como un seudo-conflicto entre ideologías rivales. En las discusiones ideológicas nada será oído de aquellos/as para los/as que el “socialismo” del régimen de Allende estaba supuestamente dirigido: los/as trabajadores/as y campesinos/as. Su silencio ha sido asegurado no sólo por quienes los ametrallaron en sus fábricas, campos y casas, sino también por quienes pretendieron (y continúan pretendiendo) representar sus “intereses”. Pese a mil falsificaciones, las fuerzas que estuvieron involucradas en el “experimento chileno” todavía no se han agotado. Su contenido real será establecido sólo cuando las formas de su interpretación hayan sido desmitificadas.

Por encima de todo, Chile ha fascinado a la llamada Izquierda en cada país. Y documentando las atrocidades de la presente junta, cada partido y secta intenta conciliar las estupideces de sus análisis previos. Desde los burócratas-en-el-poder en Moscú, Pekín y La Habana, a los burócratas-en-el-exilio de los movimientos trotskistas, un coro litúrgico de pretendientes izquierdistas ofrecen sus evaluaciones post-mortem de Chile, con conclusiones tan previsibles como su retórica. Las diferencias entre ellos sólo son de matiz jerárquico; comparten una terminología leninista que expresa 50 años de contrarrevolución a lo largo del mundo.

Los partidos estalinistas de Occidente y los estados “socialistas” ven, con justa razón, la derrota de Allende como su propia derrota: él era uno de los suyos –un hombre de Estado. Con la falsa lógica que constituye un mecanismo esencial de su poder, aquellos que saben mucho sobre el Estado y (derrota de) la Revolución condenan el derrocamiento de un régimen burgués, constitucional. Por su parte, los impostores “izquierdistas” del trotskismo y maoísmo sólo pueden lamentar la ausencia de un “partido de vanguardia” –el deus ex machina del bolchevismo senil- en Chile. Aquellos quienes han heredado la derrota de la revolución en Kronstadt y Shangai saben de lo que hablan: el proyecto leninista requiere la imposición absoluta de una deformada “conciencia de clase” (la conciencia de una burocrática clase dominante) sobre quienes en sus designios son sólo “las masas”.

Las dimensiones de la “revolución chilena” se encuentran fuera de los límites de cualquier doctrina particular. Mientras los “anti-imperialistas” del mundo denuncian –desde una segura distancia – los espantajos muy convenientes de la CIA, las razones reales de la derrota del proletariado chileno deben ser buscadas en otra parte. Allende, el mártir, fue el mismo Allende que desarmó las milicias obreras de Santiago y Valparaíso en las semanas previas al golpe y las dejó indefensas ante los militares, cuyos oficiales ya estaban en su gabinete. Estas acciones no pueden simplemente ser explicadas como “colaboración de clase” o una “traición”. Las condiciones para la extraña derrota de la Unidad Popular fueron preparadas con mucha antelación. Las contradicciones sociales que emergieron en las calles y campos de Chile durante agosto y septiembre no fueron simplemente divisiones entre “Izquierda” y “Derecha”, sino que involucraban una contradicción entre el proletariado chileno y los políticos de todos los partidos, incluyendo aquellos que posaban como los más “revolucionarios”. En un país “subdesarrollado”, una lucha de clases altamente desarrollada había surgido, amenazando las posiciones de todos aquellos que deseaban mantener el subdesarrollo, tanto económicamente a través de la dominación imperialista continuada, como políticamente a través del retardo de un auténtico poder proletario en Chile.

II

En todas partes, la expansión del capital crea su aparente oposición en la forma de movimientos nacionalistas que persiguen apropiarse de los medios de producción “en nombre” de los/as explotados/as y, de este modo, apropiarse del poder social y político para sí mismos. La extracción imperialista de plusvalor tiene sus consecuencias sociales y políticas no sólo en la pobreza forzada de las personas que deben convertirse en sus trabajadores/as, sino también en el rol secundario asignado a la burguesía local, que es incapaz de establecer su hegemonía completa sobre la sociedad. Es precisamente este vacío el que los movimientos de «liberación nacional» buscan ocupar, asumiendo así el rol dirigencial no cumplido por la burguesía dependiente. Este proceso  ha tomado muchas formas –desde la xenofobia religiosa de Gadafi a la religión burocrática de Mao-, pero en cada instancia las órdenes de marcha del “anti-imperialismo” son las mismas, y quienes las dan están en idénticas posiciones de mando.

La distorsión imperialista de la economía chilena proveyó una apertura para un movimiento popular que pretendía establecer una base de capital nacional. No obstante, el estatus económico relativamente avanzado de chile, impidió el tipo de desarrollo burocrático que ha llegado al poder por la fuerza de las armas en otras áreas del “Tercer Mundo” (un término que ha sido usado para conciliar las reales divisiones de clase en esos países). El hecho de que la “progresista” Unidad Popular fuese capaz de lograr una victoria electoral como una coalición reformista, fue un reflejo de la peculiar estructura social en Chile, que era en muchos aspectos similar a aquella de los países capitalistas avanzados. Al mismo tiempo, la industrialización capitalista creó las condiciones para  la posible superación de esta alternativa burocrática en la forma de un proletariado rural y urbano, que emergió como la clase más importante y con aspiraciones revolucionarias. En Chile, demócrata-cristianos y social-demócratas debían ser los adversarios de cualquier solución radical a los problemas existentes. Sigue leyendo

[Libro] CHILE: LOS GORILAS ESTABAN ENTRE NOSOTROS – HELIOS PRIETO

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Editorial Viejo Topo.
Santiago de Chile, octubre 2014.

Pese a haber transcurrido casi medio siglo desde la “vía chilena al socialismo” y su fracaso, esos acontecimientos siguen siendo en su mayor parte indescifrables para el sentido común. Este libro ofrece una explicación plausible y a la vez un testimonio desgarrador de uno de los episodios más trágicos del movimiento revolucionario del siglo veinte. En este libro, escrito pocas semanas después del golpe de 1973, Helios Prieto (Rosario, 1936–2009) hizo una crítica sin concesiones a las ilusiones reformistas dominantes en ese tiempo. Con ello se anticipó por mucho a un tipo de contestación radical que en Latinoamérica recién en años recientes empezó a ser expresada por una generación de luchadores que entonces ni habían nacido.

«…Lo que distingue al texto de Prieto de los demás es el modo en que emplea la crítica: no la usa para sugerir un cambio de rumbo que de cualquier forma los sectores gobernantes no podían adoptar sin traicionar a sus propios intereses de clase. Tampoco quiere ofrecer un punto de vista “objetivo” elaborada al margen de las tensiones que desgarraban la convivencia entre grupos antagónicos. La cualidad que distingue a Helios Prieto de los otros comentaristas de la época, es que tanto la forma como el contenido de su texto reflejan pasión combativa qué está ausente en los análisis más bien “fríos” sobre la economía política allendista. Desde la primera a la última línea, Prieto examina el período de la UP con una ironía punzante y bien argumentada, aportando no sólo una poderosa clarificación de lo que significó dicho proceso, sino también la textura y el sabor de una experiencia vivida en primera persona.»

«…Parecía que Chile había tenido dos ejércitos: uno hasta 1970 y otro de allí en adelante. Sin embrago el gobierno de Allende, cumpliendo escrupulosamente con el Estatuto de Garantías Constitucionales que suscribió con sus aliados demócratas cristianos en el Congreso Nacional en octubre de 1970, no efectuó ningún movimiento importante de jefes ni en las FFAA ni en Carabineros y pese a que proclamó la disolución del odiado “Grupo Móvil” (cuerpo especializado en la represión callejera) se limitó a cambiarle el nombre, llamándole de allí en adelante “Grupo Especial”. El aparato de represión siguió intacto y son los generales “allendistas” los que hoy masacran el pueblo chileno.»

«…Esta es una crónica de los hechos más importantes de la lucha de clases en los meses anteriores al derrocamiento de Allende que trata de explicar las causas directas de su caída y el salvajismo de la Junta Militar. Las causas de fondo se encuentran en el “modelo de transición al socialismo” que eligieron los reformistas chilenos y en la política económica que aplicaron en los dos primeros años de gobierno.»

«…Las fuerzas que trabajan para el capitalismo en el seno de la clase obrera cobijadas bajo la bandera el “comunismo” son muy poderosas: hoy los partidos comunista reformistas tratan de convencer en la mayor parte del mundo a las masas para que repitan todos lo errores que se cometieron en Chile.»

[Radio] Anábasis #144: Gilles Dauvé (II)

Seguimos conversando con el compañero Gilles Dauvé (1947), que nos habla, en esta segunda entrega, de su relación con el Movimiento Ibérico de Liberación, de Portugal, de la autonomía italiana, del conocido como “affaire Faurisson” (la polémica negacionista en la que se enfangaron algunos de sus antiguos compañeros) y de la evolución de los movimientos de lucha desde los años 70 hasta el presente, con toda la movida de los “chalecos amarillos”.

Manifiesto contra la película «Salvador», sobre Salvador Puig Antich

Voces de gente próxima a Salvador Puig Antich y de otras personas que conocen bastante bien la historia se han levantado contra esta película que entienden como una grave injuria a la persona de Salvador Puig y Antich. Por eso también han impulsado este manifiesto que os invitamos a difundir.

Nosotros, testigos directos de la época en que trata la película «Salvador», ex-miembros del MIL, OLLA y GARI, ante la indignidad que representa para todos y todas nosotros la exhibición del mencionado film manifestamos:

Que ésta no es la historia política de Salvador Puig Antich ni la de sus compañeros de lucha, porque esconde deliberadamente la historia de subversión revolucionaria contra el capitalismo, sin la cual, la vida y la muerte de Salvador no tienen ningún sentido.

Denunciamos esta película como un nuevo producto desinformador y falsificador de la realidad en la que Puig Antich es mitificado como un luchador por las libertades democráticas, basada en la novela Cuenta Atrás de Francesc Escribano, donde se mezcla hábilmente el arte de la manipulación y tergiversación de los hechos con intencionadas ocultaciones y mentiras.

Denunciamos este film como un producto de ficción consumista, en la que la trágica muerte de Salvador Puig Antich se aprovecha para hacer un gran espectáculo morboso, extremadamente dramático, con el fin de sacar provechosos réditos económicos.

Denunciamos la gran relevancia que se le da a anécdotas intranscendentes con objeto de desfigurar y disminuir el carácter anticapitalista y autónomo del MIL, compartido con la clase obrera más combativa, la cual es ignorada olímpicamente en el film.

Insistimos en la denuncia de la ocultación de los hechos histórico-sociales y del movimiento obrero de donde nace y se desarrolla el MIL, así como de sus aportaciones revolucionarias, que abrieron paso, entre otras cosas, a la autogestión, el asamblearismo, la autoorganización, el antiautoritarismo y el antimilitarismo.

Denunciamos el claro mensaje reaccionario y de moral y valores dominantes burgueses que respira el film, contradictorios con las ideas y a la manera de sentir y vivir de Salvador.

Y denunciamos de forma contundente que en este estadio intensivo de la economía capitalista (crecimiento cuantitativo y cualitativo sobre una base técnica compleja y en constante renovación), esencialmente en aquello que respeta a la vida cotidiana de los ciudadanos y asalariados, ésta está cada vez más, dirigida y controlada por los diferentes poderes. En este sentido, el mensaje que se desprende de la película tiene una clara intencionalidad política en el momento actual: impedir la radicalización de los movimientos alternativos mediante la supuesta deriva del MIL y la dramática muerte de Salvador…: «El enfrentamiento total al sistema no vale la pena».

Por último denunciamos también el silencio que mantienen los medios de comunicación y especialmente la mencionada película sobre la situación de Jean Marc Rouillan, ex-miembro del MIL y ex-compañero de Puig Antich, encarcelado todavía en Francia, pese a haber cumplido la condena, con quien nos solidarizamos y de quien exigimos su libertad inmediata, junto con los otras compañeros de Acción Directa.

MIL (Movimiento Ibérico de Liberación) Sociedad Anónima – 2006

Anábasis Radio QK #114: Portugal, 1974-1975 (II)

Retomamos la visión que de la Revolución de los Claveles nos ofrecía Phil Mailer en su libro Portugal, ¿la revolución imposible? (Klinamen, Madrid, 2015 [1977]), acercándonos a algunos sucesos que van desde el golpe de Estado derechista de marzo de 1975 a la formación del Sexto Gobierno Provisional en septiembre: las luchas por la vivienda, la aparición del movimiento de mujeres, las elecciones a la Asamblea Constituyente (abril), la crisis política de julio y los conflictos del República y de Radio Renascença, el choque entre el COPCON y los maoístas del MRPP, el Quinto Gobierno Provisional, cénit de la influencia del Partido Comunista; la lucha autónoma de los trabajadores, los comités, los sindicatos y los consejos; las ocupaciones de tierras…

Anábasis Radio QK #106: Acción directa en Uruguay, 1968-1973 (II)

Continuamos con la entrevista al compañero Rodrigo Vescovi, autor del libro Anarquismo y acción directa. Uruguay, 1968-1973 (Descontrol, Barcelona, 2015), hablando de la pobreza programática general de las organizaciones combativas, del papel de las mujeres, de la lucha armada (motivaciones, carácter, repercusiones, parámetros organizativos, dinámicas que genera…), de otras formas de acción directa más allá de las pistolas, del golpe de Estado de junio de 1973 y la huelga general con la que fue contestado, de la falsa disyuntiva democracia-dictadura y el régimen militar a que da lugar el golpe y, finalmente, del peso de la Historia Oral en la investigación de Rodrigo y de las publicaciones en las que anda enfrascado.

Anábasis Radio QK #105: Acción directa en Uruguay, 1968-1973 (I)

liber-arce-martir-funeral-200x300En la presente edición, radiamos la primera parte de la entrevista que realizamos al compañero Rodrigo Vescovi, autor del libro Anarquismo y acción directa. Uruguay, 1968-1973 (Descontrol, Barcelona, 2015), en la que nos habla de los orígenes del estudio, la perspectiva adoptada en el mismo, la contextualización del período y el auge de la conflictividad, la nueva militancia radical que aparece en escena y su relación con la izquierda tradicional uruguaya, el Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros, otras corrientes más radicales y los grupos anarquistas…

Anábasis en Radio QK #99: Sobre el MIL

Nos volvemos a acercar a la experiencia del MIL a través de dos grabaciones. En primer lugar, radiamos el acto de homenaje a Oriol Solé Sugranyes en el cuarenta aniversario de su asesinato que se celebró en el local Anònims de Granollers, el pasado mes de abril, y que contó con las intervenciones de algunos de sus compañeros de lucha: Ricart de Vargas Golarons (MIL-OLLA), Txus de la Arena (ETA-MIL) y Marcelo López (Plataformas Obreras de Barcelona). Y en segundo lugar, entrevistamos a tres integrantes de la Biblioteca Subversiva Crimental de Gijón, que acaban de editar Revolución hasta el fin, texto de discusión en el seno del MIL.