Siria: Entre el caos y el orden; La danza macabra del imperialismo capitalista. Un episodio significativo

En estos momentos, los medios de comunicación están llenos de historias sobre el incierto futuro de Siria. ¿Se hunde el país en una continuación del caos de la guerra «civil» de 2011-2020? La «primavera árabe» pasó rápidamente en Siria de ser una lucha de masas de civiles contra Assad a una guerra interna de milicias múltiples y en parte opuestas (chiíes, suníes, kurdas), todas ellas apoyadas por diversas potencias regionales -como Turquía, Arabia Saudí, Irán- y mundiales, especialmente Rusia, que apoyaba a Assad, y Estados Unidos, que directamente o a través de aliados de la OTAN trataba de expulsar a Rusia de Siria. Detrás de sus bonitos eslóganes, desde la «democracia» parlamentaria y popular hasta el «Califato», todas estas bandas de ladrones escondían sus propios intereses imperialistas.

Esta guerra causó 600.000 muertos y 7.600.000 refugiados internos. En Turquía, en ese momento, Erdogan «acogió» a 3.200.000 refugiados sirios, que ahora, como chivos expiatorios del desempleo y la inflación, deben ser devueltos lo antes posible, como Erdogan exige ahora, mientras que el partido de la oposición de centro-izquierda CHP le supera en xenofobia. Es notable que tanto Erdogan como Wilders -el líder ultraderechista del mayor partido gobernante de los Países Bajos- hayan apostado recientemente por reforzar las relaciones con Assad para que Siria pueda ser designada «zona segura» para el retorno de los refugiados. El 9 de diciembre, Austria, Alemania, Países Bajos, Dinamarca, Noruega y Suecia anunciaron que, por el momento, dejarían de considerar las solicitudes de asilo de sirios. Austria se prepara incluso para una «repatriación ordenada de los sirios». El 10 de diciembre, Turquía abrió su frontera para el regreso a Siria, quitando los permisos de estancia a unos centenares de sirios: sólo ida.

El bluff populista en el que se culpa a los asilados de todos los problemas que sufre la clase trabajadora, especialmente de la escasez de vivienda, sirve claramente como propaganda nacionalista de «primero el propio pueblo» en preparación para guerras aún mayores y más grandes, eventualmente para la guerra mundial entre EEUU y aliados por un lado y China y aliados por otro.

Farol, porque difícilmente se puede ocultar que Siria no tiene actualmente un gobierno o un Estado que funcione. La situación económica, debida a la guerra y a las sanciones, antes contra Assad y ahora contra HTS, que está en la lista del terrorismo, es sin duda desastrosa: según portavoces de la ONU, el 90% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y más de la mitad de la población no tiene seguridad alimentaria. El PIB de Siria ha caído más del 85% desde 2011, la inflación en 2023 era del 115%, el crecimiento económico previsto antes de la caída de Assad era del – 1,5%. (CNN 9-12-2024)

Cuando los medios de comunicación y los políticos convierten a los asilados sirios en un problema, no es sólo porque necesitan un chivo expiatorio para los problemas creados por el propio capital y sus gobiernos: escasez de vivienda, deterioro de la sanidad y la educación, inflación. Más aún, quieren hacer olvidar que fue su intervención militar a través de grupos militantes como intermediarios lo que provocó en su momento el flujo de refugiados hacia Europa, flujo que Putin utilizó abiertamente para chantajear a Europa. E incluso ahora los hechos demuestran que todo tipo de Estados están interviniendo en Siria para promover sus diferentes y contrapuestos intereses imperialistas. Están hurgando en Siria con el pretexto de restaurar el orden en el vacío de poder dejado por Assad en Siria: el orden del encarcelamiento, la tortura, los campos, las bajas masivas, el orden de bombardear zonas residenciales, arrasar pueblos enteros, destruir infraestructuras, el hambre y la violación como armas de guerra.

La formación de un gobierno

En cualquier país capitalista, en el sentido de entidad geográfica en la que la población se considera una comunidad de destino a través de una historia común, ya sea de guerra interna o de paz (A. Pannekoek, Lucha de clases y nación), el orden sólo puede establecerse a través del Estado. El Estado limita la lucha entre el proletariado y el capital, y entre otras clases y fracciones de éstas, imponiéndose como fuerza coercitiva a toda la sociedad y elevándose por encima de ésta (D. Adam, Marx y el Estado). Este destino común y el Estado como fuerza de orden también se aplican a Siria, mientras que no había ninguno en las zonas colindantes de varios Estados donde los yihadistas querían formar un «califato». Esto es similar a cómo los nacionalistas kurdos quieren establecer un nuevo Estado kurdo, mientras intentan mantenerse en «territorios autónomos» más o menos separados en un equilibrio de poder con Irán, Irak, Turquía y Siria.

Abu Mohammad al-Jolani, el líder del principal grupo rebelde HTS, no necesitó a Marx ni a Pannekoek para declarar su intención de arrebatar el Estado sirio a Assad. Al hacerlo, renunció a su yihadismo de Al Qaeda y al proyecto de califato del ISIS.

En una entrevista concedida a la CNN el 6 de diciembre, Jolani se opuso a que se siguiera considerando terrorista a HTS, calificando la etiqueta de «principalmente política y al mismo tiempo inexacta» y argumentando que algunas prácticas islamistas extremas habían «creado una división» entre HTS y los grupos yihadistas. Afirmó que se oponía a algunas de las tácticas más brutales empleadas por otros grupos yihadistas, lo que le llevó a romper lazos con ellos. También afirmó que nunca había participado personalmente en atentados contra civiles. Jolani planeaba formar un gobierno definido por las instituciones y un «consejo elegido por el pueblo».

El 9 de diciembre, Jolani pronunció un discurso de victoria en la Mezquita Omeya de Damasco, de 1.300 años de antigüedad: «Esta victoria, hermanos míos, ha llegado gracias al sufrimiento de quienes soportaron el encarcelamiento », dijo. En un país donde el Dios que eliges y cómo rezas puede definir tu clase (sic), limitar tus aspiraciones y enfrentarte a tu prójimo. Según la CNN, Jolani envió una señal muy clara de que era musulmán suní, parte de la mayoría siria. Assad era alauita. Hay cristianos, drusos, musulmanes chiíes, ismailíes y más. «Este nuevo triunfo, hermanos míos, marca un nuevo capítulo en la historia de la región, una historia plagada de peligros (que dejó) a Siria como patio de recreo de las ambiciones iraníes, extendiendo el sectarismo y fomentando la corrupción », dijo a Irán: Envió un mensaje obvio a Teherán: se acabó tu intromisión, se acabó tu fácil acceso por tierra a tu mega apoderado Hezbolá en Líbano, se acabó tu apoyo a Hezbolá sirio y se acabó también el hogar que una vez tuviste para los arsenales de armas de Irán. El mensaje de Jolani también iba dirigido a Tel Aviv y Washington, donde se le considera miembro de una organización terrorista prohibida, con una recompensa de 10 millones de dólares por su cabeza. «Vuestros intereses son comprendidos en la nueva Siria », dijo. Una comprensión por su parte de que estas son las potencias que pueden acabar con él. El mensaje de Jolani también iba dirigido a las potencias regionales que necesitará mantener de su lado, prometiendo limpiar la casa. «Siria será limpiada «, dijo, refiriéndose a la reputación regional del país como narcoestado, afirmando que la Siria de Assad se había convertido en »la principal fuente mundial de Captagon », una droga de tipo anfetamínico, y de delincuencia en la región. (Nic Robertson, CNN, 9-12-2024).

Expertos en Oriente Medio dijeron a Jim Sciutto de CNN que tienen la esperanza de que HTS pueda traer un futuro mejor a los sirios que han vivido bajo una dictadura aplastante durante más de cinco décadas.

«Es difícil superar a Bashar al-Assad en términos de ser malo para Siria y malo para el mundo », dijo Kim Ghattas, periodista libanés y colaborador de la revista The Atlantic. Por su parte, HTS parece estar «diciendo todas las cosas correctas, y no sólo diciéndolas, sino haciéndolas», afirmó Natasha Hall, investigadora principal del Programa de Oriente Medio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Hall afirmó que sus amigos en Siria le han dicho que se está tranquilizando a las minorías religiosas y que HTS ha mantenido algunas posiciones gubernamentales en algunas zonas anteriormente controladas por el régimen. «Parece que HTS ha aprendido mucho de sus propios errores pasados, pero también de los errores pasados de Estados Unidos «, dijo, refiriéndose a la política estadounidense de »desbaasificación» durante la invasión de Irak, que consistió en eliminar la influencia del Partido Baas de Sadam Husein. Los sirios «llevan 13 años soñando con este momento», dijo Ghattas. «Creo que ahora tienen la capacidad de unirse». Pero lograr una transición de poder ordenada y pacífica requerirá apoyo internacional, añadió Ghattas. «Requerirá que los actores regionales Turquía, EAU, Arabia Saudí, Israel e Irán apoyen esta transición y no vuelvan a llevar sus juegos de poder a Siria », dijo. (CNN, 9-12-2024)

Esta petición a los imperialismos regionales para que pongan fin a sus juegos de poder equivale a pedir a los depredadores que se hagan vegetarianos. Tampoco los grandes depredadores, Estados Unidos, Rusia y China, perderán su apetito de poder y ganancias. Cada imperialismo utiliza las negociaciones en torno a un gobierno de transición para sus propios intereses.

En primer lugar, al astuto pero ya viejo e impotente imperialismo británico se le permitió avanzar su considerada opinión. El Ministro de Asuntos Exteriores británico declaró: Como grupo terrorista proscrito, HTS debe hacer que el Reino Unido sea «cauteloso». «Hasta ahora, HTS ha ofrecido garantías a las minorías de Alepo, Hama y Damasco», declaró Lammy en la Cámara de los Comunes británica. «También se han comprometido a colaborar con la comunidad internacional en la vigilancia de las armas químicas». «Juzgaremos a HTS por sus actos y vigilaremos de cerca cómo ellos y otras partes en este conflicto tratan a todos los civiles en las zonas que controlan», añadió. (Catherine Nicholls y James Frater, CNN, 9/12/2024)

Durante el fin de semana, apareció un vídeo de rebeldes escoltando al primer ministro de Assad, Mohammed al-Jalali, a un hotel de Damasco. En el vídeo se le veía rodeado de hombres armados bajando unas escaleras y subiendo a un todoterreno negro. Según Reuters, el ex primer ministro sirio ha aceptado ceder el poder a su homólogo rebelde. Aparecieron fotografías que mostraban al primer ministro del derrocado régimen de Assad, Mohammed al-Jalali, al líder rebelde Abu Mohammad al-Jolani, y al primer ministro del territorio controlado por HTS en el norte de Siria, Mohammed al-Bashir, reunidos el 9 de diciembre. La reunión tenía por objeto «coordinar el traspaso de poder de modo que se garantice la prestación de servicios a nuestro pueblo en Siria». La reunión de Damasco se produce después de que el primer ministro saliente se comprometiera a cooperar con los rebeldes y apoyar «una transición fluida y sistemática de las funciones gubernamentales “ y preservar ”las instituciones del Estado » en un mensaje grabado después de que los rebeldes tomaran Damasco. El nuevo primer ministro, Al Bashir, fue anteriormente primer ministro de la región de Idlib, en el norte de Siria, controlada por los rebeldes. «Los chicos de ahora tienen muy buena experiencia, empezaron de cero. Recuerden que Idlib es pequeña y sin recursos, pudimos hacer mucho en el pasado», dijo Jolani, líder de HTS, en el vídeo. «Veréis que tienen experiencia. Tienen un buen historial de éxitos en el tratamiento de ciertos asuntos en diferentes capacidades, así que tenemos que seguir trabajando con ellos y beneficiarnos de [su experiencia]», añadió Jolani -a quien los rebeldes se referían por su nombre real, Ahmad al-Sharaa. (Eyad Kourdi, Hira Humayun y Ruba Alhenawi, CNN, 9-12-2024)

Martes 10-12-2024 Al-Bashir ha sido nombrado primer ministro interino del país para los próximos tres meses, durante los cuales su gobierno supervisará la transición de Siria hacia un nuevo gobierno, según anunció en un discurso televisado. Los ministros del antiguo Gobierno de Salvación, vinculado a HTS, así como los funcionarios de la era de Assad, seguirán ejerciendo como ministros en el gobierno provisional hasta el 1 de marzo de 2025, añadió Al-Bashir. «Se celebró una sesión del gabinete, que incluyó al equipo de trabajo del Gobierno de Salvación sirio, que operaba en la región de Idlib y sus alrededores, así como al gobierno sirio del régimen derrocado. La sesión se centró en la transferencia de instituciones… y en la gestión de los asuntos en curso «, declaró Al-Bashir en su discurso.

Los periodistas tenían curiosidad por ver si las imágenes del fin de semana de un Estado continuado y restaurado harían que los ministerios y otras instituciones estatales volvieran a funcionar con normalidad el lunes siguiente. Sin embargo, lo único que se nos dijo fue que las calles estaban vacías y muchas tiendas cerradas. Parece que los funcionarios estatales decidieron quedarse en casa a esperar a ver qué pasaba.

Ataques aéreos estadounidenses e israelíes, Israel se adentra en Siria

De hecho, la situación no se decidirá sólo con discursos, conversaciones y negociaciones. Obviamente, Turquía, como patrocinadora de las fuerzas rebeldes del HTS y el SNA, es la más interesada en un gobierno de transición que garantice el orden. Mientras Turquía mantiene un perfil bajo, Israel y Estados Unidos inician ataques aéreos para reclamar la victoria y la mayor parte del pastel. Israel entra en la zona desmilitarizada entre su territorio y Siria y el 10 avanza, negando la marcha a Damasco.

En resumen, ¿cuáles son los diferentes y a menudo contradictorios intereses imperialistas en Siria y en la región en general?

Rusia e Irán no han podido impedir la derrota de Assad e intentan salvar la base naval de Tartus. El gobierno de Assad, en medio de un grave caos y crisis económica, no ha podido seguir siendo el garante de las posiciones del bloque ruso-chino-iraní-norcoreano; sus tropas, desmoralizadas y mal pagadas, se han rendido con poca resistencia ante una fuerza de grupos mayoritariamente yihadistas, obviamente entrenados y financiados por Turquía, y posiblemente por fuerzas como Arabia Saudí y los EAU. Obviamente, desde Estados Unidos hasta Egipto, desde el Reino Unido hasta Israel, estaban al tanto y están maniobrando para que el resultado sea lo más favorable posible a sus intereses capitalistas e imperialistas.Turquía ha recorrido un largo camino y ahora está negociando con Estados Unidos qué pasará con fuerzas que van desde el ISIS hasta los nacionalistas kurdos.

Una facción del antiguo gobierno, dirigida por Al Jalili, está intentando negociar con las milicias pro-turcas y cederles el mando en un intento de salvar sus «muebles», es decir, sus capacidades civiles. Habrá purgas, por supuesto, pero Turquía quiere que los nuevos dirigentes parezcan tolerantes y decididos a «unir el país» para que la UE y Estados Unidos puedan negociar y dejar de hablar de terroristas yihadistas. Las declaraciones diplomáticas en este sentido ya se están multiplicando. El bloque anti-OTAN, especial y directamente Rusia e Irán, ha sufrido un duro golpe. Indirectamente, esto afecta a China, que ve en EEUU su principal obstáculo. Israel se beneficia y ahora puede explicar plenamente sus acciones frente al frente de rechazo, frente a Hezbolá y los ayatolás iraníes, partidarios de una serie de grupos que no hicieron mucho para evitar la caída de Assad y su facción.

Es decir que se recompone el poder burgués y la dinámica inestable establecida entre las fuerzas imperialistas en la zona.

Israel ha cooperado indirectamente en el avance de los pro-turcos. Rusia seguramente negociará intensamente con Erdogan y su facción, mientras que la debilidad táctica de varias facciones palestinas e islamistas es descaradamente evidente. Incluso puede haber signos de reconocimiento de la debilidad en el propio Irán. Estados Unidos e Israel están ocupados, por medios militares, en controlar las armas que no les interesan en manos de los nuevos capos. Y sólo después de que este trabajo esté hecho, los EE.UU. vendrán a negociar.

La maraña de intereses y fuerzas burguesas-imperialistas en Siria y sus alrededores es claramente visible:

Estamos asistiendo a otro episodio de un conflicto general entre dos grandes bloques que están tomando forma y cuyo proceso de conformación aún se está desarrollando.

Un Estado importante en la región, como Turquía, aún no se inclina claramente por uno u otro bloque e intenta mejorar su posición regional mediante la fuerza y la astucia.

La caída de un bastión del bloque Rusia-China-Irán-Corea del Norte es una victoria para el otro bloque, el de la OTAN, que prepara ahora su próximo movimiento, que podría ser Irak.

Aníbal y Fredo Corvo, 10-12-2024

Edición en inglés: https://leftdis.wordpress.com/2024/12/10/syria-between-chaos-and-order/

Luigi Mangione: síntoma y símbolo del hartazgo contra la explotación capitalista y la condición proletaria en el siglo XXI.

Los siguientes textos ha sido complilados en el blog de Proletarios Revolucionarios.

Presentación

El ajusticiamiento del CEO de la mayor empresa estadounidense de seguros de salud, Brian Thompson, por parte del informático Luigi Mangione, se justifica plenamente como contraofensiva a la violencia estructural, cotidiana y normalizada del Capital sobre el proletariado y su reproducción como tal. Más precisamente: como vindicación no domesticada de la vida frente a la inmisericorde administración de la muerte de miles de proletarios/as en las garras de las empresas de servicios de salud ya sea por falta de atención, por falta de dinero para atenderse o por quedarse endeudados y explotados de por vida para hacerlo.

Por lo tanto, la de Mangione no es una acción individual o aislada: es un síntoma y un símbolo colectivo, no sólo de la crisis del Capital en tanto que relación social, sino de la guerra de clases a pesar de la contrarrevolución capitalista y la derrota histórica del proletariado mundial.

«La conciencia anarquista parece mantener la totalidad del objetivo al reducir el sujeto del movimiento al individuo, a lo singular, donde parece haberse refugiado la vitalidad de la clase vencida. En realidad la conciencia anarquista permite mantener durante ese período la totalidad inmediata del objetivo de la rebelión, totalidad ocultada por el reformismo, al presentarse como oposición constante a este.» (Cornelius Castoriadis, Fenomenología de la conciencia proletaria)

A lo que es preciso acotar que no se trata de «la conciencia anarquista» (concepción idealista e ideológica), sino del movimiento real que subvierte el orden capitalista (concepción materialista histórica), es decir, el comunismo o, si se prefiere, la anarquía, más allá de tal o cual grupo o individuo —incluida su ideología— que lo exprese en una situación concreta. Eso: la expresión del movimiento real —e histórico— que antagoniza cara a cara contra el Capital y sus personificaciones, y no la vida personal ni las ideas de Luigi —Galleani y Mangione—, es lo que realmente importa en este caso. Mucho menos las opiniones infundadas ni los juicios moralistas de cualquier persona al respecto. La guerra de clases existe y es tal cual es. Porque como escriben Dauvé y Nesic en Salida de la fábrica:

«Es cierto que nuestro “objetivo” es un sistema social, el Capital [la abolición del valor], y no los jefes, ejecutivos, expertos y la policía que pone a su servicio. […] Sin embargo, rehusarse a la violencia, y rechazar de antemano cualquier uso de las armas, es renunciar a la revolución […] No hay lucha por el comunismo sin un mínimo de pasión, y la identificación de lo que consideramos como un enemigo.»

Luigi Mangione: síntoma y símbolo del hartazgo anticapitalista en el siglo XXI que tarde o temprano ojalá se convierta en un detonante o acción ejemplar para las masas, en EE.UU. y todo el mundo; pero, no para que éstas se afirmen como clase del trabajo/capital, ni mucho menos como «pueblo», pidiendo democráticamente más migajas al Estado burgués que las exprime y las aplasta, sino para abolirse como tal mediante la insurrección y la comunización de todo lo existente, entendidas como procesos moleculares y autoorganizados, no como acontecimientos mesiánicos.

Los textos compañeros que compartimos a continuación dicen todo lo que tienen que decir desde la crítica radical sobre este hecho, ya que explican el contexto, las causas, las implicaciones, el significado y los posibles alcances de la acción vindicadora contra una personificación del Capital por parte del camarada Mangione. Quien, por cierto, hace dos días fue capturado por la policía, después de haber sido «sapeado» por un empleado de McDonald’s a cambio de una cuantiosa recompensa (hecho que, sin duda, muestra la hegemonía de la contrarrevolución capitalista sobre la contradicción viviente que es el proletariado; pero que, al mismo tiempo, no invalida en lo absoluto la acción de Luigi). Por lo cual, desde la región ecuatoriana nos solidarizamos con él y exigimos su libertad.

Proletarios Hartos de Serlo
Quito, 11 de diciembre de 2024


La Dimensión No Domesticada:

El Asesinato del CEO Thompson como Síntoma de la Crisis del Capital

[Tomado de Comunismo Gótico, región mexicana, 6 de diciembre de 2024]

El asesinato del CEO Thompson de UnitedHealthcare no puede ser entendido como un hecho aislado ni como un simple acto de violencia individual. Este evento refleja las tensiones inherentes al modo de producción capitalista y las resistencias que genera su lógica de explotación y domesticación. Lejos de reducirse a una acción personal, este hecho reivindica la dimensión colectiva de una lucha que, aunque fragmentada, desafía las bases mismas del capital y de sus relaciones sociales.

En este texto exploramos cómo este acto, llevado a cabo por un sujeto anónimo [días después se sabrá su nombre: Luigi Mangione], está inscrito en un entramado más amplio de resistencia proletaria. Desde una comprensión de los ciclos históricos de lucha, el rechazo al humanismo domesticador y una lectura radical de nuestra época, analizamos el asesinato de Thompson como una expresión de las contradicciones estructurales del capital y un síntoma de la posibilidad de su abolición.

El capital, como relación social, no solo explota al trabajo vivo, sino que también coloniza la totalidad de la vida, convirtiéndola en portadora de valor. Empresas como UnitedHealthcare representan esta lógica en su forma más evidente: transforman necesidades básicas, como la salud, en mercancías, sometiendo los cuerpos y las vidas al cálculo económico. Esta colonización profundiza la alienación, deshumaniza y perpetúa la subordinación del proletariado como clase.

El CEO Thompson, en su rol como representante de esta maquinaria, simboliza más que una posición administrativa; es la encarnación de la violencia abstracta que el sistema ejerce. Su asesinato no es simplemente una reacción personal, sino un acto que rechaza la domesticación totalizante que el capital impone. Este evento pone de manifiesto la dimensión no domesticada del proletariado: aquella que se niega a ser reducida a un mero engranaje del sistema.

Aunque la acción haya sido llevada a cabo por un individuo anónimo, no puede considerarse puramente individual. Este sujeto forma parte de un entramado colectivo que da forma a la resistencia contra el capital. Su acción, aunque aislada en apariencia, es una expresión de una negación más amplia, una lucha colectiva que se enfrenta a las condiciones que perpetúan la explotación y la dominación.

A lo largo de la historia, las luchas proletarias han intentado afirmar al proletariado como sujeto revolucionario. Sin embargo, cada afirmación de la clase ha terminado reforzando las condiciones que la subordinan al capital. Este patrón revela que la verdadera emancipación no reside en la afirmación del proletariado, sino en su negación como categoría del capital.

El asesinato de Thompson debe leerse dentro de este contexto: no como una afirmación de la clase proletaria, sino como un síntoma de su negación. Es una expresión de la incapacidad del capital para integrar plenamente a las poblaciones que explota y despoja. Este acto no busca regresar a estrategias programáticas ni a formas tradicionales de lucha, sino que apunta hacia una ruptura más profunda con las categorías sociales que sostienen al sistema.

Para entender este acto, es crucial evitar caer en el moralismo o en una lógica humanista que condena o exalta la violencia desde principios abstractos. El antihumanismo crítico nos permite abordar la acción sin desligarla del sistema que la genera. En este sentido, la eliminación de Thompson no es una aberración moral, sino una respuesta visceral a la violencia estructural del capital, que opera de forma invisible pero constante.

Sin embargo, es necesario superar el mito de la revolución como un evento singular o glorioso. La revolución no es un momento aislado de heroísmo, sino un proceso de abolición de las relaciones sociales que sustentan al capital. Actos como el asesinato de Thompson deben ser entendidos como parte de un proceso mayor, uno que no se limita a confrontaciones directas, sino que busca disolver las estructuras que producen tanto al capital como al proletariado.

Nuestra época está marcada por una crisis sistémica del capital: aceleración tecnológica, exclusión masiva, devastación ecológica y desigualdades extremas. En este contexto, la radicalidad no reside en la mera oposición al sistema, sino en la capacidad de imaginar y construir formas de vida que escapen a su lógica. El asesinato de figuras visibles del poder económico, como el CEO de UnitedHealthcare, adquiere un significado simbólico dentro de esta lucha más amplia.

El sujeto anónimo que llevó a cabo esta acción no debe ser visto como un héroe solitario, sino como parte de un entramado colectivo de resistencias. Aunque individual en su ejecución, su acción se inscribe en una lucha global contra las condiciones impuestas por el capital. Este acto refleja la interconexión de las resistencias locales con las dinámicas globales del sistema.

La solidaridad internacional es fundamental para superar las fragmentaciones que el capital impone. Las luchas del proletariado, aunque diversas en sus formas, comparten una raíz común: la resistencia contra un sistema que explota y aliena. Reconocer esta raíz es esencial para construir un horizonte colectivo más allá del capital.

El asesinato del CEO Thompson no debe ser visto como un fin en sí mismo, sino como un recordatorio de las tensiones fundamentales del capital y de las fuerzas que lo niegan. Este acto, aunque llevado a cabo por un individuo, está inscrito en una lucha colectiva que busca trascender las categorías de explotación y alienación. La emancipación no puede lograrse mediante la afirmación del proletariado, sino solo mediante su negación como categoría del capital.

Este evento nos desafía a imaginar un horizonte más allá de las violencias estructurales del presente, un mundo en el que las relaciones sociales del capital sean abolidas y sustituidas por formas de vida no domesticadas. En la radicalidad de nuestra época, junto con una solidaridad internacional renovada, reside la posibilidad de construir un futuro en el que el capital no determine las posibilidades de lo humano ni de lo no humano.


Deny, Defend, Depose

[Tomado de Colapso y Desvío, región chilena, 9 de diciembre de 2024]

“No tenemos compasión, ni esperamos compasión de ustedes. Cuando llegue nuestro turno, no pondremos excusas para el terror revolucionario.” —Karl Marx.

El pasado viernes 6 de diciembre se dio el ajusticiamiento a Brian Thompson, CEO de UnitedHealthCare, la empresa más grande de seguros en Estados Unidos. Una de las empresas que, igualmente, es parte de un holding en el que se encuentran las aseguradoras, Isapres, y centros privados de servicios de distintos lugares del mundo. Banmédica, la Isapre más grande de Chile (con un 21,4% de los cotizantes), por ejemplo, es parte de esta subsidiaria que encuentra su matriz en UnitedHealth Group.

Sin tener más detalles del ajusticiamiento que los mensajes en los cartuchos de las balas (“Deny”, “Defend”, “Depose”), y la mochila del justiciero [Luigi Mangione], que se encontraba performáticamente llena de billetes del juego Monopoly, podemos posicionarnos a favor de prácticas que hacen que el temor a la muerte cambie de bando y de clase. ¿No es acaso la amenaza de muerte la que más millones de dólares mueve al año en la salud privada? ¿No juegan acaso todo el tiempo con nuestras vidas y lucran con el sufrimiento y la enfermedad tan naturales como propias de la especie humana?

No les interesan nuestras vidas, sólo nuestra capacidad de endeudamiento y de pagar en cuotas con intereses absurdos las cifras exorbitantes que cobran a partir de nuestra desesperación.

No nos tienen el mínimo de consideración. Para ellos, no merecemos solidaridad, ni apoyo. Para ellos, merecemos lo peor. Pues bien, que el tablero se iguale.

Frente a este contexto de crisis generalizada donde la violencia capitalista y colonial devora territorios y poblaciones enteras, no continuemos colocando la otra mejilla. Basta de dejarnos asaltar descaradamente. La interminable lista de personas que fallecieron al serles negadas la asistencia medica no son tristes consecuencias de un sistema roto que necesita ser reparado, sino muy al contrario, son el resultado lógico de un mundo determinado por el capital. El exterminio y marginación de la población sobrante, a través de genocidios, represión policial y violencia económica es un momento fundamental que compone las políticas gubernamentales de los Estados del mundo para el correcto funcionamiento de la economía espectacular. Exigir más democracia y más Estado, es colocarnos nosotrxs mismxs la soga al cuello. Nuestra práctica. en cambio, debe de apuntar contra el capitalismo y sus categorías esenciales (hablamos del Trabajo, el Estado, las relaciones de genero y la democracia), así como también a perseguir a quiénes gestionan este sistema y sostienen una guerra en nuestra contra. Es tomar la contraofensiva.

Denegar, derrocar, defender.
Denegar un sistema que sigue sosteniéndose en base a nuestra explotación.
Derrocar toda forma de opresión que siga alimentándose de nuestro lugar como humanidad residual.
Defender la vida, nuestras vidas, que se encuentran en constante riesgo de aniquilación.

Que el miedo cambie de bando.
Haz que los capitalistas caigan. 


«No hay lucha por el comunismo sin un mínimo de pasión, y la identificación de lo que consideramos como un enemigo. Matar no es, obviamente, sinónimo de comunismo: una revolución comunista subvierte más de lo que elimina. (…) Sin embargo, rehusarse a la violencia, y rechazar de antemano cualquier uso de las armas, es renunciar a la revolución (…) Es cierto que nuestro “objetivo” es un sistema social, y no los jefes, ejecutivos, expertos y la policía que pone a su servicio. Un punto fuerte de la socialdemocracia y del estalinismo fue equiparar el capitalismo con la burguesía, los ricos, los grandes señores. Al igual que en el caso del fetichismo de la mercancía, la relación social se presenta entonces como una cosa, encarnada a veces por una persona panzuda y con un puro, vieja caricatura del burgués de hace más de un siglo. (…) El mantenimiento de la agresividad en contra de estos personajes ayuda a desviar las críticas hacia una vía muerta: atacar a la burguesía en cuanto individuos y no por su función.
Si bien nuestro objetivo es el Capital, su fuerza estructurante y también su fuerza de inercia, y no el capitalista; no es menos cierto que las relaciones sociales capitalistas siguen adquiriendo figuras humanas. No ver en el director de una fábrica sino el director de una fábrica es una ilusión óptica. No enfrentarse a él con el pretexto (exacto por cierto) que él mismo no es sino un engranaje en un conjunto que le supera, equivale a ver la sociedad como un todo sin poder abordar una parte de esta totalidad. Despersonalizar la historia, es renunciar a actuar. No detestar [y atacar] a los que nos dominan lleva a la peor de las resignaciones, en el mejor de los casos a la reforma. Quien no conoce o no se atreve a experimentar un rechazo [y un ataque] hacia aquellos que le explotan y le desprecian, no va a cambiar nunca muchas cosas.»
(Troploin, Salida de la fábrica)

[Octavilla] No nos callarán. Hablaremos por nuestros muertos.

No. Lo sabemos bien. Los centenares de muertos y desaparecidos no son producto de la naturaleza descontrolada. No es el resultado de una fatalidad ante la que nada se podía hacer.

No nos contentamos con la explicación “meteorológica”, los litros caídos, los ríos desbordadosLas causas son profundas, tienen que ver con los fundamentos del capitalismo: cómo hacina a los trabajadores en zonas marginales y de menor renta de las ciudades para mejor explotarlos, o cómo protege y privilegia la actividad productiva y comercial, sin importarle dejar a todas las personas desprotegidas, al albur de su suerte en medio del temporal.

También están sus “gestores”, diferentes perros con el mismo collar. En esta ocasión, estos mierdas, estos donnadie, se llamen Mazón o Sánchez, más algún Borbón, suman a sus títulos habituales de lacayos el ser responsables de las muertes y la tragedia vivida. No nos olvidaremos de sus nombres, y en la primera ocasión se lo haremos pagar.

MOTIVOS DE LA MASACRE

Entre los elementos que propician la masacre, que en otro tipo de sistema social podría haberse evitado, se encuentran el desarrollismo y la construcción absurda y desaforada, que es la forma que tiene el capital de acercar a los trabajadores a las urbes donde se concentra el trabajo y el consumo, sin importar dónde y cómo se construyó, con calidades ínfimas y en espacios naturales por donde el agua y los ríos han fluido siempre naturalmente. También está la tendencia catastrófica a que nos conduce el capitalismo con el cambio climático, porque aunque la gota fría ha existido siempre en estas regiones, las elevadas temperaturas del mar Mediterráneo debidas al calentamiento climático hacen que la intensidad y la frecuencia de las lluvias torrenciales sean cada vez mayores. La falta de prevención también ha formado parte de la masacre, una de las partes más crueles y al mismo tiempo que más evidencia las prioridades de todos los Estados en el capitalismo: que los proletarios vayan a trabajar, que sus hijos vayan a la escuela y que el mundo de la mercancía y el valor no se altere, caiga quien caiga.

Y una vez consumado el crimen, se remata con el caos en la atención a las víctimas, sin apenas ayuda estatal hasta el 5º día y poniendo trabas a la autoorganización. El Estado deja a las claras que su función no es el “cuidado” de la gente sino el cuidado del mundo del dinero,

de la mercancía y de las clases dominantes, y en cualquier caso el control y la represión de cualquier intento de organización desde abajo, de la solidaridad humana.

AUTOORGANIZACIÓN ESPONTÁNEA

El capital y sus medios no se cansan de repetir que los seres humanos somos egoístas por naturaleza. Quieren poner en nosotros lo que ellos son, lo que su sistema de explotación, su sistema de clase, representa.

Lo que no van a poder ocultar es la acción solidaria y la autoorganización de la gente en medio de la tragedia frente a la brutalidad de un sistema que odia la vida. Contrariamente a lo que predican, hemos visto miles de hombres y mujeres ofrecer su ayuda desinteresada y apasionada en las zonas afectadas. No pueden soportar ver cómo en los pueblos y ciudades la gente se organiza para satisfacer sus necesidades sin esperar a que el Estado haya dado la voz de mando. Esto es lo que les asusta: que no suene la caja registradora, que muchas mercancías se hayan convertido en valor de uso, para ser disfrutadas sin ser compradas. Los capitalistas y sus medios de comunicación, esa carroña servil y bien pagada, han salido rápidamente a denunciar el robo y el saqueo de sus propiedades. El Estado solo aparece para defender a sangre y fuego la propiedad privada.

¿ESTO NOS PASA POR UN GOBIERNO FACHA?

A estas alturas la respuesta es obvia, esto nos pasa por vivir bajo la bota del sistema capitalista, sean sus gestores políticos de derechas o de izquierda.

Quienes ahora convocan manifestaciones contra el gobierno “facha” de la Generalitat desde la izquierda del capital son oportunistas que tratan de sacar rédito político de nuestros muertos, de nuestra miseria. Tanto partidos políticos de izquierda como sindicatos son igualmente culpables y responsables de fomentar y gestionar un desarrollismo desaforado, de espaldas al territorio natural, en el que lo único importante es acumular capital y extraer plusvalía a costa del proletariado. Ambos son los intermediarios necesarios tanto política como ideológicamente, fomentando la ilusión de que este sistema se puede reformar y hacerlo más “humano”. No se les puede pedir que sean otra cosa que lo que son.

Toca llorar a los seres queridos desaparecidos, recuperar sus cuerpos, dar digna sepultura a los fallecidos. Toca también apretar los puños y los dientes. Pero por encima del aluvión de sentimientos, toca comprender en profundidad las causas reales que han provocado la tragedia. Lo esencial es que el capitalismo no puede parar la actividad, los trabajadores deben producir en sus puestos de trabajo, y los “ciudadanos” consumir las mercancías producidas. La rueda de la valorización capitalista no puede ser parada, al precio que sea, incluso convirtiendo los pueblos en inmensas ratoneras.

Ante tanto dolor, tanto sufrimiento, reconforta ver la solidaridad que se ha extendido por todos los sitios. Por fuera del Estado y todo tipo de administraciones, las personas se reconocen como iguales, como hermanos en la desgracia. Necesitamos focalizar bien esta energía. Vienen días complicados, en los que a la impotencia ante tanta destrucción se añadirá la acción de todos los sostenedores del sistema, desde la extrema derecha con sus soluciones “nacionales” y racistas, enarbolando un supuesto “pueblo” que nos engloba a todos, a la extrema izquierda, con “nuevas” propuestas de reformas “radicales” y su acoso a la derecha.

Pero hay otra opción. Llevar la reflexión a nuestro entorno, en el trabajo, en clase, entre amigos y familiares. La tragedia nos concierne en lo que somos como proletariado, no importa de qué sector. Discutir a fondo las causas reales, situando el análisis sobre las leyes capitalistas en el centro del debate. No hay medias tintas, no hay soluciones intermedias. Todo lo que no sea atacar de raíz al sistema capitalista es perpetuar sus efectos devastadores en todas y cada una de sus manifestaciones.

El barro será limpiado, los coches y mobiliario retirado. Ojalá de ahí emerja una nueva conciencia de clase que honre a todos los muertos, actuales y pasados, que grite a nuestros enemigos, toda esa cohorte de politicastros, policías, empresarios y mendigos del sistema capitalista, que lo que queremos es una comunidad sin capital, sin dinero ni mercancías, sin Estado. Que queremos el comunismo.

Porque a nosotros no nos callarán, nosotros hablaremos por nuestros muertos.

Grupo Barbaria – Noviembre 2024

Hipocresía Imperialista en el Oriente y el Occidente

A medida que sigue aumentando el número de muertos en Gaza, donde muchas de las víctimas hasta ahora han sido niños, quedan al descubierto la brutalidad y el doble rasero de la realpolitik imperialista. Para nuestras clases dominantes, está muy claro que algunas vidas valen más que otras. Son las alianzas económicas, políticas y militares las que deciden cuales atrocidades son mencionadas y dónde. Basta con comparar los distintos bloques de voto en las resoluciones de la ONU sobre algunos conflictos recientes, y mirar cómo los han cubierto los principales medios de comunicación alrededor de todo el mundo. Mejor aún, observemos las respuestas hipócritas de algunos de nuestros estimados líderes mundiales:

  • El presidente de Estados Unidos, Biden, ha calificado anteriormente de «crimen de guerra» la matanza de civiles ucranianos, sin embargo, desconfía la espeluznante cifra de 7.500 palestinos muertos reportada por el Ministerio de Salud en Gaza. Y, simultáneamente, su gobierno proclama que Israel tiene el «derecho a defenderse».
  • El presidente ruso, Putin, se ha pronunciado sobre las «catastróficas» muertes de civiles en Gaza, pero no ha aceptado públicamente ninguna responsabilidad por una sola muerte de civiles en Ucrania (que oficialmente asciende a 10.000, pero podría ser mucho mayor).
  • El presidente de Turquía, Erdoğan, ha declarado que Israel es un «ocupante» y ha denunciado la «masacre» de palestinos. Mientras tanto, su régimen sigue bombardeando regularmente zonas kurdas de Irak y Siria.
  • Tras reprimir brutalmente las protestas masivas en su propio país (matando al menos a 500 personas en el proceso), el presidente iraní, Ebrahim Raisi, denuncia ahora los «crímenes de guerra» israelíes y proclama que son los palestinos quienes tienen «derecho a la autodefensa».

Estas declaraciones no deberían sorprender a nadie. La moral capitalista es a penas más que un ejercicio de relaciones públicas. En la guerra, se utiliza este discurso moral para unir a la población contra un enemigo del estado, sea cual sea este. Cada uno de los bandos contendientes denuncia los «crímenes de guerra» del otro. Para los gobiernos del Occidente, la denegación de agua y electricidad a los ciudadanos ucranianos fue un «crimen de guerra» ruso, pero se justifica la misma política de guerra total cuando Israel la encabeza en Gaza. Los diversos «derechos» (a la autodefensa, a la autodeterminación, etc.) se invocan cuando conviene, y se niegan cuando es necesario. Estos «derechos» pretenden dar a la violenta realidad de las relaciones imperialistas entre naciones un barniz de orden y racionalidad. Pero es la lucha por los mercados, las materias primas, la tecnología, la tierra y las ganancias lo que realmente dicta la política internacional. Y es este el entorno político en que se lanzan acusaciones mutuas de «limpieza étnica», o incluso de «crímenes contra la humanidad» y «genocidio». Solamente en los últimos tres años han habido al menos cuatro conflictos descritos en tales términos por los diversos bandos rivales: Tigray, Ucrania, Nagorno-Karabaj y ahora Gaza. Los asesinatos y expulsiones de grupos étnicos también son un fruto natural de los regímenes poscoloniales que obtienen su apoyo mediante la afirmación de lealtades étnicas y tribales, que en la retorcida lógica del sistema, asumen otra dimensión como parte de la competencia imperialista. En la guerra moderna, incluso las preocupaciones humanitarias son un arma política que despliegan los actores capitalistas para alimentar nuevos conflictos, ya que pueden justificar sanciones internacionales y hasta el conflicto armado en nombre de quien designen como “victima”.

Para los comunistas internacionalistas, la culpabilidad por los horrores que se están desatando actualmente en el mundo—ya sea en Gaza, Bakhmut, Nagorno-Karabakh o cualquier otro lugar—recae totalmente en los hombros del podrido sistema capitalista-imperialista. Durante décadas hemos advertido que la crisis de un sistema economico mundial escaso de ganancias se traduciría a un aumento de enfrentamientos entre potencias militares. Ahora estamos viviendo las consecuencias reales de la antes mencionada crisis del sistema economico mundial en forma de la guerra: ciudades y pueblos destruidos por cohetes y aviones “drone”, interrupciones en la cadena mundial de suministro, reclutamiento y represión de la protesta, masacres en el frente y desplazamiento masivo de civiles. Las víctimas, los que se ven obligados a matar y morir por «su» nación, son los obreros en todo el mundo.

Las soluciones diplomáticas, dictadas por uno u otro actor capitalista, sólo pueden posponer lo inevitable. Las contradicciones de un sistema basado en la competencia económica y militar entre Estados capitalistas, es decir, no se pueden resolver dentro del marco de ese sistema. Los comunistas internacionalistas no piden un «alto el fuego», ni hacen llamamientos a la «democracia» o a los «derechos» de las naciones; esto, no por falta de compasión o desapego, sino porque vemos el sistema tal como es. Sólo existe una salida: que los trabajadores «deserten de la guerra», que confraternicen más allá de todas las fronteras, que se nieguen a matar y mutilar a sus hermanos de clase, que viren su ira en contra de las clases dominantes responsables de convertir nuestro planeta en un mundo envuelto en llamas. En lugar de tomar bando en las guerras imperialistas que arrasan con ciudades enteras, matando a los no-combatientes en mayor proporción que a los propios combatientes, nuestra tarea es señalar hacia donde nos están llevando estos conflictos y guerras locales: hacia una futura conflagración global.

Lo que le está sucediendo ahora mismo a las poblaciones de Gaza, Israel, Ucrania y Nagorno-Karabaj, apoyen o no a su «propio» régimen, será replicado pronto en nuestros propios hogares. El cinismo de la burguesía está a flor de piel: una combinación de atrocidades, hipocresía y demostraciones de preocupación (auto)interesadas y falsas por parte de los portavoces del capital. Los vídeos y las fotos, los testimonios de las víctimas, Gaza en ruinas, etc., están a la vista de todos en las redes sociales. Aunque la visión de muchos siga oscurecida por las banderas palestinas, esta realidad debería alarmar a todos los trabajadores del mundo porque es este el futuro que el capitalismo tiene reservado para la humanidad.

Los conflictos que hoy empapan con sangre el suelo de nuestro planeta proporcionan una preocupante mirada a la barbarie y carnicería que el capitalismo puede, en cualquier momento, desatar. Nuestra alternativa, la única posible por lejana que parezca en estos momentos, debe seguir siendo el socialismo. Ninguna guerra salvo la guerra de clases podrá poner fin al sistema que engendra estas atrocidades.

Dyjbas
Organización Obrera Comunista
(afiliado de la TCI en Gran Bretaña)
28 de octubre de 2023

Jan Appel 1890-1985 / Autobiografía escrita en 1966

Jan Appel, 1890-1985, fue un comunista alemán y trabajador de astilleros cuya experiencia de la Revolución de 1918, tras la cual secuestró un barco de vapor con destino a Rusia, lo expulsó del Partido Comunista. Tras afiliarse al más radical Partido Comunista de los Trabajadores (KAPD), se trasladó a Holanda, donde participó en la resistencia holandesa durante la II Guerra Mundial y acabó cofundando el grupo comunista de izquierdas GIK (Grupo de los Comunistas Internacionales).

Me llamo Jan Appel y nací en un pueblo de Mecklemburgo en 1890. Fui a la escuela primaria y aprendí el oficio de constructor naval. Ya antes de mi nacimiento, mi padre era socialista. Yo mismo me afilié al Sozial-demokratische Partei Deutschlands [Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD)] cuando cumplí 18 años. Hice el servicio militar de 1911 a 1913, y después como soldado en la guerra. En octubre de 1917 me desmovilizaron y me enviaron a trabajar a Hamburgo como obrero de los astilleros. En 1918 convocamos una huelga de trabajadores de armamento. La huelga duró una semana entera en Vulkan-Werft. Nuestro lema era: «¡Por la paz!». Al cabo de una semana, la huelga llegó a su fin y se nos leyeron las cláusulas de guerra, ya que, según la ley, seguíamos haciendo el servicio militar. En esta época yo pertenecía a los Radicales de Izquierda de Hamburgo. Cuando en noviembre de 1918 se rebelaron los marineros y los obreros de los astilleros de Kiel, el lunes nos enteramos por los obreros de Kiel de lo que había ocurrido.

Entonces se celebró una reunión clandestina en el astillero, que estaba bajo ocupación militar. Todos los trabajos cesaron, pero los trabajadores permanecieron en sus puestos en el astillero. Una delegación de 17 voluntarios fue enviada a la sede de los sindicatos para exigir la convocatoria de una huelga general. Les obligamos a celebrar una reunión. El resultado, sin embargo, fue que conocidos dirigentes de la Allgemeine Deutsche Gewerkschaftsbund [ADGB] y del SPD adoptaron una actitud negativa hacia la huelga. Se producen fuertes discusiones que duran varias horas. Mientras tanto, en los astilleros Blohm und Voss, donde trabajan 17.000 obreros, estalla una revuelta espontánea durante la pausa del mediodía. Los obreros abandonan las fábricas y los astilleros Vulkan y se presentan ante el edificio de los sindicatos. Los dirigentes han desaparecido. Sigue leyendo

La revuelta del Grupo Wagner y el curso futuro de la guerra

En enero de 2022 (y antes de la invasión rusa de Ucrania) estaba claro que el imperialismo ruso estaba operando desde una situación de miedo. Escribimos en Revolutionary Perspectives #19 que Putin era

consciente de la relativa debilidad de Rusia frente a las fuerzas combinadas de la OTAN. El propio ejército de reclutas ucraniano es el tercero más grande de Europa (más de 170.000 soldados en primera línea con muchos más en reserva), y está siendo reformado y reorganizado, lo que, con armamento nuevo y sofisticado de las potencias de la OTAN, lo hará más eficaz. A Putin le preocupa que Ucrania sea pronto lo suficientemente fuerte como para recuperar el Donbass.

El fracaso a la hora de capturar Kiev en la «operación militar especial» al principio de la invasión está en la raíz de la reciente «revuelta» de los wagnerianos. Aparte de las razones mencionadas, la incompetencia logística del ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y del comandante del Ejército ruso, Valery Gerasimov, también ha sido un factor, como ha dejado claro el jefe de Wagner, Yevgeny Prigozhin. Shoigu no es militar, sino un ingeniero civil de formación con un historial de éxitos en la gestión de emergencias civiles. El anterior ministro de Defensa fue destituido en 2008, después de que el Ejército ruso pasara apuros en Georgia, pero lo que también recomendó Shoigu a Putin fue que no estaba controlado por ninguno de los clanes oligárquicos que se disputan el poder a la cabeza del Estado ruso. Sigue leyendo

[Francia] Disturbios contra el capital – Como un coche deportivo estampado en la fachada de un Lidl

Por: A$AP Revolution

Cientos de policías heridos, miles de edificios públicos quemados, los alborotadores atacan al Estado, a todas sus estructuras, y con razón. Las autoridades, bajo presión, sacaron los tanques para sofocar el movimiento.

La burguesía llama constantemente a la calma y la impone desplegando un arsenal represivo y una propaganda mediática sin precedentes. Pero, ¿quién ordena a la policía golpear, violar y asesinar? ¿Para quién se dejan la piel? ¿Quién gana el dinero de las viviendas podridas que nos cuesta pagar? ¿Quién dirige el sistema judicial que mete a la gente en la cárcel? ¿Quién teme que quememos, saqueemos y redistribuyamos los bienes que tanto nos cuesta producir? Están librando una guerra de clases contra nosotros y, tras un nuevo asesinato en los suburbios, la respuesta de los barrios es inmediata.

 El 27 de junio de 2023, el Estado disparó a Nahel a quemarropa. Como en 2005, los alborotadores golpearon al Estado, que les dejó morir. Atacaron escuelas, bibliotecas, ayuntamientos, oficinas de empleo y centros de servicios sociales. En resumen, todos los lugares que socavan nuestra emancipación y nos mantienen en la pobreza. Los lugares donde se lleva a cabo la selección social, la transmisión de la cultura burguesa y la moral cívica para producir una mano de obra dócil.

Atacan las cárceles para liberar a los presos. Atacan las comisarías para vengarse. Van a servirse gratis allí donde haya mercancía.

Y tienen razón

Trabajamos como animales para fabricar, transportar y vender chatarra para que los patrones se queden con la mayor parte. Nosotros mismos construimos los guetos en los que a menudo nos vemos obligados a vivir, reservas de mano de obra sobreexplotada y parques para desempleados. En este mundo de mierda, nada es gratis y todo el día se nos mofa con «lo que podríamos tener» pero nunca tendremos. Así que los alborotadores irrumpen en las tiendas y se sirven ellos mismos. A veces incluso destruyen la mercancía. Pocas veces hemos visto estas prácticas multiplicadas con tanta intensidad.

Los almacenes se desmoronan, el valor se esfuma; los patronos sudan

Una parte del proletariado impone directamente sus necesidades: no se busca el compromiso. No hubo más exigencias, sólo ayuda directa. Todo sucedió muy deprisa: o subías al tren o lo perdías. Los alborotadores se organizaron sin representantes y lucharon por sus intereses, que resonaban con los de la clase, con una inventiva y una creatividad sin parangón. Es un mensaje claro para todos: los puntos de reunión y los objetivos se publicitan en las redes sociales, se unen a través de las marañas y divisiones entre suburbios, y se extienden al centro de las ciudades y a pueblos más pequeños.

La cólera se extendió como un reguero de pólvora, las ciudades se respondieron unas a otras y el país ardió en llamas en el espacio de unas pocas noches

Ataques con arietes a tiendas, coches deportivos estampados en la fachada de un Lidl [Nombre de una cadena de supermercados. NdlT], escopetas apuntando a las cámaras, trituradoras en los cajeros automáticos, retroexcavadoras destrozando estancos, espectáculos pirotécnicos mejores que en Disneylandia, secuestros de camiones, autobuses y maquinaria de construcción… El movimiento de los Chalecos Amarillos no está tan lejos, las prácticas perduran, la solidaridad de clase también.

Como en todos los movimientos, las construcciones mediáticas para dividir, frenar y aislar a los frentes más decididos de la revuelta hacen estragos. Hoy es la figura del «joven de los suburbios», una representación racista y despolitizadora de los que realmente se organizan y luchan para ganarse la vida.

Los explotadores siembran y mantienen divisiones en el proletariado y nos enfrentan entre nosotros. El racismo que impregna toda la sociedad es la prueba violenta de ello, desde las milicias de extrema derecha hasta el fariseísmo despreciativo de la izquierda. Desde la burguesía y sus instituciones hasta los proletarios que se equivocan de enemigos.

El país está patas arriba y, para poner orden, la disociación va viento en popa y se organiza la represión. Todo el mundo se implica: Los «bobos» que defienden las bibliotecas, los clubes juveniles y las escuelas.

Los derechistas y el Estado, que culpan a los chavales de su responsabilidad criminal y moral

Los izquierdistas, en su enésimo intento de recuperación política, que piden la reforma de la policía y la justicia social, mientras escupen a los alborotadores.

Los fascistas que crean milicias y llaman a matar árabes. Golpean y esposan a la gente para entregarla a la policía… cuando no es la propia policía la que pide que se reprima a los alborotadores.

Todos defienden el viejo mundo que agoniza

Todo el espectro político hace un llamamiento unánime a la calma y a la «justicia». Todos están de acuerdo en la necesidad urgente de volver a la normalidad y al orden republicano: esto es la unidad nacional. Cada partido o sindicato defiende su visión del desarrollo del capital cuando se trata de hacer su pan electoral. Pero cuando las cosas se ponen turbias y la afirmación del proletariado amenaza los intereses burgueses, todos se ponen del lado del orden. Es una unión que sirve y justifica las duras represalias que caen sobre todos los que se sublevan.

Sólo para poner de acuerdo a los alcaldes y a las madres

El capitalismo está en crisis y sus gestores no tienen nada que hacer para detenerlo. Entre reformas, integración y represión de los movimientos, el Estado inicia la confrontación, la piensa, la prepara y se refuerza para futuras batallas. Antes, en Francia y en Europa, existía el palo y la zanahoria, pero hoy sólo existe el palo: la primera respuesta del Estado es reprimir toda forma de revuelta, y hacerlo golpeando fuerte.

Una verdadera carnicería en las calles y en los tribunales. Por todas partes hay heridos por disparos de la policía (gases lacrimógenos, esquirlas, granadas) y un sinfín de comparecencias ante los tribunales. Sentencias de prisión a montones y ya hay gente muerta y en coma. No debemos permitir que la poderosa solidaridad que existe en las calles se extinga en los tribunales y en las celdas.

Es la extensión de esta solidaridad la que dará un vuelco a todas las relaciones sociales

Durante este periodo, los conflictos entre nuestra clase y la burguesía se intensificaron y multiplicaron. La guerra interrumpió el flujo de suministros, haciendo subir los precios y bajando los salarios. Las condiciones de vida se deterioraron y el Estado ya no tenía mucho que ofrecer.

La revuelta llega justo a tiempo, la gente saquea hasta que no queda nada, pero ¿luego qué? Así que esta venganza es el atisbo de una ruptura necesaria con el compromiso social en el que estamos atrapados. Se trata de romper con las reivindicaciones reformistas e imponer un equilibrio de poder.

Todo el mundo pasa hambre y, aquí como en todas partes, el proletariado está revuelto. No cabe duda de que esta semana explosiva tendrá un profundo efecto en futuros levantamientos.

De las llamas en los suburbios a una conflagración general,

la única manera de fortalecer nuestra clase es extender y radicalizar la revuelta.

En este sistema capitalista que se sueña inmortal, se perfila una salida: la revolución.

Tienen los morteros y la crítica radical del viejo mundo.

Se están organizando para el futuro.

Nosotros formamos parte de ello.

100 días de guerra de clases – Permanencia 28 de abril


Por A$AP Revolution

Huelgas masivas seguidas incluso en las empresas privadas, multiplicación de las asambleas de organización, manifestaciones gigantescas (hasta 40.000 personas en Rennes) plantean un rechazo masivo a otra reforma cuyo objetivo no es otro que hacernos trabajar más con salarios insultantes.

En Rennes, y en otras ciudades, a partir de marzo, el movimiento empezó a ser más ofensivo en las calles.

Manifestaciones salvajes e incontrolados de varios miles de personas, bloqueos de cientos de disuasorios cada semana que paralizan las arterias de la ciudad, un bloqueo de 3 semanas de la recogida de basuras que inunda la ciudad de basura, saqueos de comercios y autorreducciones, la apertura de edificios seguida de disturbios en el centro de la ciudad con la plaza Sainte Anne como punto de encuentro, y la rotura y cierre sistemáticos de comercios.

Una comisaría de policía, un centro de congresos (el convento de los Jacobinos) y un ayuntamiento ardieron en momentos de rabia y júbilo colectivos. Cada día, de camino al trabajo o al atravesar Rennes, descubrimos una ciudad destruida y transfigurada por el movimiento, que huele a plástico quemado y apesta un poco menos a burguesía.

Una atmósfera de locura, el encuentro de muchas personas habitadas por una revuelta común, una ruptura de la vida cotidiana que ha atravesado toda la ciudad y más allá de una forma sin precedentes.

El paso forzoso del 49,3 marca un momento de intensificación y contaminación del movimiento en toda Francia. En respuesta a este impulso combativo, el Estado refuerza su aparato represivo para romper las huelgas en los llamados sectores estratégicos, herir y detener a cada vez más personas, desalojar los bloqueos e impedir las asambleas.

El fin de semana del 25 de marzo se celebró en Sainte Soline una concentración nacional contra el acaparamiento de agua por los grandes agricultores. La policía masacró a los manifestantes. Muchos de ellos fueron mutilados y un camarada estuvo a punto de morir. Unos días más tarde, los «sublevados de la tierra» -después de haberse puesto a la cabeza de la manifestación enviada a la derrota militar- dieron un espectáculo de alianza con toda la izquierda del capital bajo el pretexto de la unión contra la represión.

Al mismo tiempo, y con lógicas no muy diferentes, las direcciones sindicales dejan pasar las últimas huelgas ofensivas y reconductibles que apoyaron y vuelven a la carga para los diferentes plazos electorales.

Los proletarios en lucha, sindicalistas de base, autónomos, se ven dejados de lado por sus direcciones sindicales y políticas que, después de haberlos enviado a la trinchera, utilizan el movimiento para hacerse un hueco en la burguesía. Pero el riesgo para ellos, y esto ya es una secuencia abierta en gran parte desde los chalecos amarillos que continúa en cierto modo hoy, es que la base en lucha se autoorganice fuera y contra las direcciones burguesas.

Ahora, aunque se apruebe la reforma, aunque las procesiones se debiliten y las pocas huelgas que hayan podido surgir cesen, las manifestaciones salvajes continúan. Porque una parte del pueblo en lucha rechaza la vuelta a la «normalidad». Surge una voluntad, la de renovar un movimiento que se agota.

A los trabajadores en lucha en conflicto tanto con la patronal como con las direcciones sindicales,

A todos los comunistas, conscientes de que el comunismo nunca ha existido,

A los anarquistas que han salido del oportunismo del espectáculo,

Así como a todos aquellos que ven interés en el surgimiento de formas de organización de clase en ruptura con la dirección burguesa.

Nuestro objetivo aquí no es enterrar el movimiento que se inició con el rechazo de la reforma de las pensiones, sino, a través de una crítica radical, comprender sus fuerzas y sus límites.

Si la huelga fue un fracaso y ni siquiera los llamados sectores estratégicos consiguieron renovarla; si los bloqueos de empresas, las ocupaciones, los sabotajes fueron extremadamente raros y aislados; cuestionar la estrategia sindical es necesario pero no suficiente, tenemos que preguntarnos cómo están estructuradas las empresas, cómo está organizada la producción en los territorios, para poder luchar y organizarnos en nuestros puestos de trabajo.

Si la manifestación y el bloqueo de los flujos volvieron a ser la centralidad de la organización proletaria, podemos preguntarnos claramente por qué el movimiento no consiguió bloquear la producción a nivel nacional y por qué las manifestaciones no lograron tomar los lugares de producción, los lugares de poder, los edificios, las viviendas, los medios de comunicación…

Para avanzar necesitamos hacer balance en todos los espacios de lucha, cuestionarnos sobre lo que hemos conseguido y los muros a los que nos enfrentamos, porque en la lucha de clases hay momentos de recrudecimiento que luego exigen que reiniciemos las cuestiones estratégicas para vencer.

Nuestro objetivo aquí no es enterrar el movimiento que comenzó con el rechazo de la reforma de las pensiones, sino, a través de una crítica radical, comprender sus puntos fuertes y sus límites.

En otras palabras, dar un paso atrás.

Por lo tanto, proponemos que los camaradas se reúnan el viernes 28 de abril de 2023 para debatir y organizarse esbozando colectivamente el inicio de un balance y abriendo perspectivas de estructuración a largo plazo.

Y ahora, ¿qué hacemos?

https://asaprevolution.net/

Francia, Grecia, Reino Unido… Proletarios de todo el mundo ¡quememos el capitalismo!

Las protestas en Francia contra la subida de la edad de la jubilación a 64 años han sido encabezadas, organizadas y dirigidas por los sindicatos franceses organizados en la intersindical y, por tanto, organizadas al modo sindical, es decir como bomberos y apagafuegos de la lucha de clases: por medio de huelgas un día a la semana (evitando las huelgas indefinidas), a través del rechazo a las asambleas de los trabajadores o de los cortes de carretera. Los sindicatos se oponen siempre a la autoorganización y la generalización de la lucha por parte de los proletarios. Es una lección que están aprendiendo en sus carnes una minoría de proletarios que estos días están desencadenando en Francia huelgas sin el control sindical. De este modo la semana pasada la rabia explotaba en las calles de las grandes ciudades de Francia:  la reforma de las pensiones, que obliga a los trabajadores/as de Francia a alargar su explotación directa, era el detonante de toda una rabia acumulada, que acumula la clase obrera a lo largo del planeta. Arde París, arde Nantes… El fuego no es suficiente para apagar las llamas de los infinitos ataques y humillaciones que sufrimos a diario por un sistema para el que no somos más que mercancía y carne de cañón. El fuego no es suficiente, necesitamos más. Pero ese fuego anticipa lo que, como proletarios, aún no podemos expresar masiva y unitariamente en palabras, asambleas, como clase. La rabia no es suficiente, necesitamos organización, recuperar nuestras posiciones, nuestro programa. Porque estos momentos inflamados de virus, de crisis, de guerra, de miseria, son también momentos donde la revolución comunista aparecerá con cada vez más fuerza como la única perspectiva posible y realista.

Es el enésimo ataque a los trabajadores en Francia, no el más grave, seguro que no el último. La burguesía, a través de su Estado, quiere reducir el coste de las pensiones alargando la edad de jubilación, una jubilación que para muchos/as trabajadores/as (precarios/as, en negro, domésticos…) es, fue siempre, una quimera. Tiene algo de simbólico, el aumento de la condena a trabajar (como el tótem supremo de la explotación) hace explotar la rabia, incluso de aquellos que nunca tendrán “derecho” a jubilarse.

Demasiadas veces el proletariado se mueve con una clarividencia que aún no es capaz de expresar racionalmente, por un impulso, por la misma necesidad que se materializa en rabia. No era el primer ataque y no será el último, no lo es en Francia, no lo es para los trabajadores franceses, lo es en todo el mundo, lo es para todos los proletarios.

Nunca hemos dejado de luchar, aun cuando las condiciones no eran propicias, no dejamos de luchar como clase explotada, demasiadas veces no nos queda otra opción. Y, sin embargo, venimos de una larga contrarrevolución histórica desde hace 100 años. Estamos viviendo, en los últimos años, una situación anfibia, un tiempo bisagra, en que nuestra clase está luchando en defensa de sus necesidades humanas. Luchas que expresan una tendencia a la polarización social producto de un mundo, el del capital, que se agota y solo puede atacar nuestras condiciones de vida como proletarios: luchas en Chile, Kazajistán, Sri Lanka, Irán… por recordar algunas de las últimas. A estas hay que añadir el reguero de huelgas salvajes en Reino Unido en los últimos 9 meses, las movilizaciones de la juventud en Grecia[i]. De diferente manera todas expresan el rechazo a las imposiciones del mundo de la mercancía, un mundo que se reafirma en cada ataque a nuestras condiciones de vida y reafirma nuestra necesidad de luchar contra su miseria.

Las condiciones históricas e internacionales en estos momentos son terribles: aún bajo la larga sombra del Covid, la guerra imperialista en Ucrania, viene a agravar la debacle capitalista y su eterna crisis histórica, la brutal subida de los precios, unido a un reguero de medidas que socaban aún más las condiciones de vida de los más pobres. A ello se suma, problemas nunca resueltos (problemas rentables) como la migración de cientos de miles de trabajadores huyendo de la miseria y la guerra y que se topan con muros y porras, y más miseria en caso de superarlos.

Y es esa condición terrible, esa situación internacional, donde encontramos la esperanza. Vivimos un momento histórico en que una chispa puede empezar a encender el mundo, porque todas esas revueltas y luchas puedan llegar a mirarse a los ojos, como parte de un mismo proyecto, de una misma necesidad humana de imponerse sobre la miseria y la guerra.

Ni en Francia, ni el Reino Unido, ni en Grecia se está expresando hoy día ni mucho menos una revolución. Son movimientos además donde es muy fuerte la presencia política y sindical de la izquierda del capital. Se expresa una respuesta frente a una agresión constante, una respuesta necesaria frente a aquellas medidas del capital que nos roba la vida. Expresando una contradicción de base: el capital solo puede sobrevivir a nuestra costa, y nosotros/as solo podemos vivir destruyendo el capital.

Las respuestas inmediatas contra las medidas de austeridad y crisis, son automáticas y son necesarias, a través de las luchas inmediatas podemos formarnos, unirnos, adquirir conciencia y confianza y, sí, podemos parar ciertas medidas, pero debemos saber que cualquier victoria parcial, no es más que retrasar lo inevitable: la imposición de los intereses del capital sobre las necesidades humanas. Para parar toda esta brutalidad debemos ir más allá, debemos cuestionar todo el sistema.

En las recientes movilizaciones en Grecia en protesta por el accidente del tren que ha matado a más de medio centenar de proletarios, los manifestantes gritaban: “sois asesinos, sois hipócritas, el sistema que habéis organizado nos quita la vida”, y con toda razón eran profundamente conscientes que este sistema está organizado para quitarnos la vida y la única salvación, es acabar con él.

El proletariado tiene un largo camino para reencontrarse con su programa histórico, con su capacidad revolucionaria, es un camino que empezó desde que el primer ser humano se levantó contra el poder y la explotación. Pero es un camino que hoy nos asfalta el capitalismo, creando las condiciones que hacen nuestra lucha inevitable, eso no quiere decir que nos lo ponga fácil, quiere decir que no puede hacer otra cosa, su desarrollo brutal, nos obliga a luchar.

Y en ese camino nos encontramos con todo tipo de policías que trataran de detenernos, apalearnos, convencernos de lo que es mejor para nosotros, reorientarnos. Policías de uniforme, policías sindicales, policías políticos de cualquier color, policías psicólogos, policías demócratas… todos ellos empeñados en hacer su trabajo, salvar el culo de un sistema que hace aguas (fecales).

Contra todos esos policías, debemos recuperar nuestras armas, las que a través de la lucha histórica hemos ido forjando:

    *El internacionalismo proletario, en cualquier parte del mundo, cuando luchamos, lo hacemos como una misma clase, superando cualquier división nacional que solo beneficia a nuestros verdugos.

    *La autonomía proletaria. La dirección de la lucha es de los propios proletarios, fuera y contra cualquier organismo que pretenda encuadrarnos. Luchamos de forma independiente, por nosotros/as mismas.

    *La autoorganización, crear nuestra propia organización y espacios de lucha, debate y reflexión. Nuestros órganos masivos de poder como clase y nuestra organización de vanguardia que agrupe a las minorías revolucionarias.

   * La unidad por encima de cualquier separación impuesta por las categorías del capital: independientemente de la edad, del trabajo, de estar en paro, de ser estudiante o pensionista, hombre o mujer, joven o viejo/a… somos una misma Clase expresando una misma necesidad: superar el mundo de la explotación, instaurar una sociedad realmente humana.

    *La extensión de la lucha por encima de sectores laborales, barrios, pueblos, ciudades, naciones. Extender la lucha bajo la consigna de que todas las luchas hacen parte de la misma lucha y todas son necesarias para seguir luchando, para vencer. La solidaridad, no es una palabra bonita, es un arma cargada.

Con distintas intensidades y aún con mucho camino por recorrer, pero ya arden Francia, Reino Unido, Grecia… y nosotros saludamos esos incendios, no por lo que queman sino porque históricamente son una chispa entre miles, que más pronto que tarde superarán sus límites y  prenderán el mundo de esperanza y revolución.

Por el comunismo

Barbaria

https://barbaria.net/

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[i] Aprovechamos  para saludar a “los/as encapuchados/as” de Exarquia que le partieron la jeta a Varoufakis, el penúltimo pelele izquierdista de la burguesía y alentamos para que estos ejemplos se extiendan.

8 de Marzo. Día de las ambiciones burguesas camufladas y los coros ciudadanistas

Gran  jolgorio, dimes, diretes, choques,  divisiones, campañas,  oposiciones entre  enfoques   existentes  en los medios   burgueses, películas, libros, charlas…. es el 8M.

Una excusa para las campañas burguesas del  feminismo, para lavar la cara al  Estado  capitalista   y sus Instituciones, para seguir manteniendo estatus  y negocios, para abrir otros nuevos… y para  ocultar el  fracaso  de   sus  políticas  y  exagerar  su éxito  como    energía   de remodelación  del    capitalismo…camuflado de   «lucha  por   una sociedad  justa»

Todo es  efectuado   sobre la  base de  una   presunta   lucha    activa contra  la  opresión  de  “  las  mujeres”, mientras  la  división  y  diferenciación de estatus  según sus  clases   de pertenencia es más   patente   y  sangrante  todavía,  y mientras  el fracaso de las  “ políticas   de  igualdad”  y   “contra la  violencia de  género” es  manifiesto,  tan  grande  como sus propios intentos  de  maquillarlo  y  desdibujarlo…y  el chupeteo   de  fondos    públicos para el parasitismo  corporativo  de  numerosas entidades   feministas  y  de   reforma social. Pero   algunas  mujeres   ya no tragan fácilmente,  muchas  obreras ven esto  como algo distante   en su  vida   laboral y social   diaria. Incluso un porcentaje de    pequeñoburguesas  en  la  ciudad  y el campo ven contradicciones…que     fuerzas  burguesas  oportunamente   oportunistas  aprovechan en su competencia  contra   otras   ,   ahora  las  liberales  y conservadores   frente a las variedades   de  izquierda.

Las  políticas   feministas , el corporativismo y el ciudadanismo democrático que  las  acompaña  presentan  elementos comunes en todas  las tendencias del  movimiento feminista,  junto a  evidentes   diferencias. Las derechas también se suben al carro con el  feminismo  mostrando su faz   liberal y  arrecian   con  sus  campañas de dimes  y  diretes, con declaraciones  de   »  esto no  es   verdadero   feminismo»…  que  se  basa en  el respeto  de la  libre  iniciativa personal.. etc.

Las  mujeres  burguesas   reclaman    medrar en  el  capitalismo  y  estos diversos  enfoques  y tendencias   sirven de  diversas  maneras  a este propósito:  unas   lo dicen abiertamente, otras  lo  matizan y otras    se dedican a mistificar  su propia  función   presentándose  como  el mejor  feminismo  que se apoya en  las  “  excluidas  y   explotadas”. La  gran representación  continúa.

En la vida social la competencia es una  señal de identidad  de  la  sociedad  capitalista, penetra  en todos  sus poros  y es motivo de adorno  por  su medios  de  intoxicación de masas. Se  compite    por  los  recursos,  por  los negocios ,  inversiones  y ganancias, se  compite   por esferas de  influencia  y  en campañas militar  imperialistas,  se compite por hacerse un  hueco en  el   «orden   mundial» y sus  desordenes  variados, se  compite por  los  puestos  de trabajo  en la base   y  los estatus    dirigentes  de  altura, por la  vivienda,  por la salud, por las  ayudas estatales y la asistencia   social donde  las  hay, se compite  también  por el ocio y el placer, por el  amor  y el odio,   por   el  Dios   verdadero  y la moral  más adecuada… por » salvar al mundo »  de las   consecuencias del capitalismo….sin erradicar  y superar  histórica   y materialmente sus causas . El caso es  competir   y asegurar al  mismo tiempo  que  el efecto de  esta   diseminada  actividad   competitiva  no desgarre   tanto  a  la  sociedad  como para impedir que  el  capitalismo se  reproduzca. Para eso están leyes,  Estado y adecuaciones reformistas de las relaciones sociales. Sigue leyendo

EL 8 DE MARZO, QUE AYER FUE UNA JORNADA DE LUCHA PROLETARIA Y HOY SE HA CONVERTIDO EN UNA CELEBRACIÓN BURGUESA DE LA SOLIDARIDAD ENTRE CLASES, DEBERÁ VOLVER A SER UN SÍMBOLO DE LA LUCHA PROLETARIA

El 8 de marzo de 1917 (23 de febrero en el calendario ruso) las proletarias de Petrogrado, encabezadas por aquellas que trabajaban en el sector textil, salieron a la calle para luchar contra las penosas condiciones de vida que padecían como consecuencia de la guerra, los bajos salarios, la falta de alimentos, etc. Este levantamiento, verdadero origen de la conmemoración posterior del día de la mujer proletaria, dio la señal de salida a la mayor revolución que ha conocido la historia, a aquella que llevó al Partido Bolchevique al poder, al derrocamiento del Estado burgués, la instauración de los soviets de obreros y campesinos y al más extendido llamamiento a la insurrección proletaria mundial.

En aquel 8 de marzo, en una Rusia dominada aún por la monarquía zarista que la había conducido a participar en la Primera Guerra Mundial junto a las potencias imperialistas francesa e inglesa, las mujeres proletarias dieron un ejemplo que, en poco tiempo, provocó la extensión de los levantamientos tanto a las fábricas como al frente, donde miles de soldados jugaron un papel decisivo para fortalecer el poder obrero que se levantaba a través de los soviets. Sigue leyendo

Derrotismo revolucionario – Agustín Guillamón

Tras la invención y magnificación de la amenaza terrorista islámica o antisistema se esconde la elaboración de una ofensiva política y militar contra todas las libertades y derechos democráticos de los países occidentales. A medio plazo recortes sociales y libertades son incompatibles. Las distintas leyes mordaza o antiterroristas son el inicio del camino hacia un autoritarismo político sin límites, que desemboca en dictaduras más o menos camufladas.

Derrotismo revolucionario

Ayer

El derrotismo es una táctica política que tiene por objetivo propagar el desaliento en el propio país mediante noticias o ideas pesimistas acerca del resultado de una guerra o de cualquier otra empresa.

Derrotismo revolucionario es el impulsado por algunas minorías en un país en guerra contra el propio gobierno, con el objetivo de favorecer al movimiento revolucionario. Se opone frontalmente a la unión sagrada, esto es, a la unidad nacional de todas las clases con el propósito único de obtener la victoria nacional sobre el enemigo. El derrotismo revolucionario rompe con esa unión sagrada entre clases y lucha contra su propia burguesía con el objetivo de conseguir la derrota de su propia nación. No hay más horizonte que el internacionalismo, la paz y la revolución social.

Aunque ya había sido utilizado esporádicamente durante la guerra franco-prusiana de 1870, el término se popularizó durante la Primera Guerra Mundial, como propuesta de los revolucionarios de luchar contra el propio gobierno en nombre del internacionalismo proletario, con el fin de alcanzar una salida revolucionaria capaz de acabar con la guerra. Obtuvo cierto éxito en Rusia, Alemania, Italia. Hungría, Rumania… y en el verano de 1917 amenazó seriamente al ejército francés, con amotinamientos de regimientos enteros y deserciones en masa. Sigue leyendo

[antimilitarismus] Convocatoria: jornadas de solidaridad internacional con los desertores

  • Convocatoria: jornadas de solidaridad internacional con los desertores
  • Motines en el ejército ruso

Convocatoria: jornadas de solidaridad internacional con los desertores

Fuente en checo: https://antimilitarismus.noblogs.org/post/2022/11/18/vyzva-dny-mezinarodni-solidarity-s-dezertery/

La guerra en Ucrania continúa con todas sus consecuencias negativas para una gran parte del mundo. Sin embargo, también continúan los actos de deserción y la negativa a ser reclutado, que, si se generalizan, podrían llevar al fin de la guerra. Por ello, los anarquistas de la región centroeuropea hacen este llamamiento para organizar el apoyo activo a los desertores. Dondequiera que vivamos, hagamos de cada mañana un día de solidaridad internacional de la clase trabajadora y de resistencia a la guerra. Organicémonos en los centros de trabajo, en las escuelas y en las calles para reforzar la influencia de la deserción. Luchemos por unas condiciones de vida dignas para todos aquellos que se niegan a ser utilizados como carne de cañón en la guerra interimperialista.

Al menos 200.000 personas están huyendo de Rusia para escapar de la movilización militar de Putin, y decenas de miles más están evitando la movilización en Ucrania. Sin embargo, algunas voces afirman que “el número de desertores es tan insignificante que es extraño siquiera empezar a hablar de ello”. Hay que oponerse a estos intentos cínicos de “hacer invisibles” a quienes deciden no servir en el ejército, desertar o emigrar por razones políticas. Hay que escuchar sus voces y proporcionarles ayuda práctica.

La retórica antibélica no tiene todavía el poder subversivo necesario para detener la guerra, por lo que es necesario crear condiciones que faciliten la transición de la reflexión a la acción para aquellos que se sientan inclinados a desertar. No se trata de situarse en primera línea entre los tanques de los dos ejércitos y pensar que eso animará a los soldados a deponer las armas. Se trata de conseguir condiciones a nivel internacional que garanticen que los desertores puedan desertar con seguridad y vivir en otro país sin riesgo de ser perseguidos y estigmatizados socialmente.

En la actualidad, los opositores a la guerra en Rusia y Ucrania no tienen prácticamente ningún lugar al que acudir. Están atrapados entre las fronteras nacionales por sus “propios” gobiernos, mientras que los países vecinos se niegan a aceptarlos y a proporcionarles condiciones materiales decentes. Si la elección de la gente se limita a la opción “o ser obligado a servir en el ejército o ser perseguido”, difícilmente se puede esperar un aumento de las deserciones. Es necesario lograr la apertura de las fronteras no sólo para los refugiados civiles, sino también para los desertores de los ejércitos de ambos lados del frente. Esto es precisamente lo que puede debilitar considerablemente la dinámica de la guerra.

Pero esto no se hará nunca negociando con los distintos gobiernos que no son más que títeres locales del Estado mundial del capital, ni tampoco mediante un llamamiento socialdemócrata a “hacer concesiones en el ámbito de la política migratoria”. Nuestra única arma, nosotros los proletarios, es la lucha de clases, es la movilización en las calles, es el sabotaje de la economía, es la acción directa contra la guerra permanente… Y es entonces, y sólo entonces, cuando la asustada clase dominante se ve obligada a dejarse llevar, lo que nunca constituirá para nosotros un punto de llegada en la lucha, sino sólo un momento a partir del cual hay que dirigir nuevas ofensivas contra la totalidad de este mundo de miseria y guerra…

Por otra parte, las proclamas de los políticos criticando la agresión del ejército ruso son una manifestación de hipocresía, incluso cuando se niegan a proporcionar buenas condiciones de vida a quienes se niegan a servir en el ejército. Y además, ¡por qué y cómo habrían de actuar de otra manera, estos dignos representantes del orden burgués! Es necesario oponerse sistemáticamente a los agresores de Putin, así como a los estadistas de otros países que, con sus propias políticas, permiten que el ejército mantenga su potencial bélico. Son los gobiernos de los países en los que vivimos los que efectivamente dificultan la deserción, contribuyendo así a la continuación de la guerra.

Los que se preocupan por salvar vidas deberían pensar en cómo debilitar la capacidad de lucha de los ejércitos, en cómo animar a los soldados a abandonar el frente, en cómo animarles a desobedecer, en cómo motivarles para que usen sus armas contra los que les obligan a entrar en la guerra. Pensemos en ello y organicemos acciones directas que hagan realidad estas consideraciones.

Algunos anarquistas en la región de Europa Central (noviembre de 2022)

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Motines en el ejército ruso

Fuente en checo: https://antimilitarismus.noblogs.org/post/2022/11/09/vzpoury-v-ruske-armade/

“No se trata de cómo una chusma civil caótica y rebelde puede derrotar a los ejércitos disciplinados y bien organizados del Estado capitalista en una batalla campal, se trata de entender cómo este movimiento de masas puede socavar la capacidad de lucha efectiva del ejército y provocar el colapso y la dispersión de las fuerzas armadas del Estado.”

– Acosar a los jefes

En todas las guerras, tarde o temprano, aparecen tendencias a la deserción, diversas formas de sabotaje y amotinamiento por parte de los soldados rasos. Las motivaciones de quienes participan en estas actividades pueden ser variadas y a veces bastante contradictorias. En cualquier caso, siempre es una contribución importante a la subversión de las fuerzas armadas del Estado, que debilita la capacidad del ejército para hacer la guerra.

A pesar de la propaganda a favor del régimen y de la guerra, aumentan los informes sobre la baja moral de combate entre los soldados del ejército ruso. Los soldados se negaron a seguir las órdenes, desertaron y organizaron motines.

En la región de Ulyanovsk, por ejemplo, más de 100 hombres movilizados se amotinaron el 2 de noviembre de 2022. El canal de noticias de la oposición Serditaya Chuvashia [Chuvashia enfadada] informó de la revuelta en el centro de formación, según la cual más de 100 soldados movilizados se negaron a partir hacia Ucrania.

“¡Nos negamos a participar en la operación militar especial y lucharemos por la justicia hasta conseguir el dinero prometido por nuestro gobierno dirigido por el presidente ruso! […] ¿Por qué debemos luchar por este Estado y dejar a nuestras familias sin apoyo? También hay afirmaciones más prosaicas como “Nos han jodido”.

La revuelta fue sofocada por la policía antidisturbios OMON y las tropas de la Guardia Nacional, directamente subordinadas al presidente Putin. Algunos soldados fueron detenidos por la policía militar. También se sellaron todas las armerías del lugar. Al parecer, todos los detenidos durante la rebelión fueron puestos en libertad sin cargos y se permitió a toda la unidad volver a casa durante dos días.

En Kazán se produjo otro motín de hombres movilizados. Los hombres movilizados del centro de formación protestaron contra las condiciones que tienen que soportar. Les dieron rifles automáticos oxidados, sin comida ni agua, pero al menos recibieron algo de leña. Un oficial vino a negociar con los soldados. Sin embargo, huyó rápidamente debido a las amenazas de violencia.

También se filtró una carta en la que los marinos rusos acusan a Vladimir Putin de llevarlos a la masacre. Acusan a Putin de tratarlos como “carne” y a los generales de utilizarlos como “carne de cañón”. Los soldados desmoralizados también afirman que los comandantes están encubriendo el caos en Donetsk y restando importancia al número de víctimas por temor a la rendición de cuentas.

La carta se publicó mientras estallaba un motín en las fuerzas armadas rusas, en el que 2.000 reclutas rodearon al general Kirill Kulakov y gritaron airadamente “¡Fuera de aquí!”, “¡Qué vergüenza!” y “¡Abajo el régimen [de Putin]!”.

En un momento de la revuelta, se oyó al comandante decir: “Estoy respondiendo a sus preguntas…”. Pero uno de los reclutas enfadados gritó: “Maldito general, ya sabe a dónde nos envía”.

Uno de los motines de los soldados rusos se saldó incluso con la muerte de un coronel que supuestamente fue atropellado deliberadamente por un tanque por sus propios subordinados. El incidente ha sido reportado por Político y otros medios de comunicación. Según estas fuentes, el coronel ruso Yuri Medvedev murió en un hospital bielorruso tras ser víctima de un motín de sus propios subordinados. Según Politico, los soldados rusos habían perdido la paciencia con el comandante que los llevó a la muerte.

A pesar de la proliferación de motines, los soldados rusos siguen siendo estereotipados por muchos como partidarios fanáticos del régimen de Putin. Se trata de un gran problema que hay que abordar. Aunque se filtra información sobre los soldados que se niegan a cumplir, se dedican pocos recursos a la creación de redes o al apoyo práctico a las deserciones, los sabotajes y los motines. Si hay innumerables iniciativas para apoyar a los refugiados civiles, también debería haber suficientes para apoyar a los amotinados del ejército.

Traducción al español: https://inter-rev.foroactivo.com/t11539-antimilitarismus-appel-journees-de-solidarite-internationale-avec-les-deserteurs-tridni-valka-class-war-guerre-de-classe/

EL MUNDIAL SE HARÁ EN QATAR

Sí, lo sabemos desde hace varios años, pero sigue pareciendo raro que el mundial se haga en Qatar. Un país un poco más chico que el conurbano bonaerense y, si no tenemos en cuenta lo que era Uruguay en 1930, el de menor población en organizar una copa del mundo. Un país en el que la tradicional realización en junio-julio tendrá que postergarse hacia el final del año para mitigar un poco los efectos del abrasador calor arábico. Un país que, a pesar de afirmar que el fútbol es su deporte nacional, no ha tenido prácticamente ningún éxito en él y, cuando así ha sido, esas victorias estuvieron teñidas de controversias y sospechas de corrupción.

Aparentemente la única actividad en la que Qatar se destaca verdaderamente, además de la producción y distribución de gas natural, es la realización de eventos. En los últimos años fue la sede del Mundial sub-20 de 1995, de los Juegos Asiáticos de 2006, de los mundiales de clubes de 2019 y 2020, torneos de primer nivel de tenis masculino y femenino, la fórmula 1, y muchos más. La única actividad deportiva que sería razonable que sucediera en Qatar sería el Rally Dakar,(1) en la que desde hace muchos años uno de los corredores más exitosos es el qatarí Nasser Al-Attiyah. Pero claro, luego de los nefastos 10 años de realización en suelo sudamericano, el Dakar se corre desde 2020 en Arabia Saudita, quien es desde hace una década, pero más particularmente desde 2017, uno de los varios Estados árabes que cortaron vínculos diplomáticos y que libra una silenciosa guerra con Qatar.

En los últimos años se ha popularizado el término sporstwashing: la práctica que realizan principalmente Estados, aunque también empresas e instituciones, en la que se asocian económicamente a entidades deportivas, organizando eventos, invirtiendo en publicidad, o directamente comprando y gestionando estas entidades. Todo esto con el simple propósito de lavar su imagen de Estados dictatoriales, con un historial de políticas represivas y de falta de adecuación a los estándares en derechos civiles de las potencias occidentales. Junto a Rusia, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Azerbaiyán, Qatar es una de las naciones que más ha refinado esta práctica, y en la actualidad es sponsor de equipos de fútbol como el Barcelona, la Roma, el Bayern Múnich, Boca Juniors, y dueño a través de una corporación privada del Paris Saint Germain. Sigue leyendo

[Chile] El reformismo nunca ha hecho revoluciones

https://hacialavida.noblogs.org/files/2022/09/descarga.jpg

 Panfleto difundido en las calles durante la jornada de conmemoración de un nuevo 11 de septiembre. Con la memoria viva hasta conquistar nuestro futuro. Quienes hacen revoluciones a medias cavan su propia tumba.

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EL REFORMISMO NUNCA HA HECHO REVOLUCIONES

Cuando l@s explotad@s deciden confiar el destino de sus vidas en sus propias manos, todos aquellos sectores cuya existencia depende de la explotación se unen en su contra, aplicando diversas estrategias para contenerl@s y derrotarl@s. Así, se comprometen de derecha a izquierda todos los partidos que defienden las categorías fundamentales de la civilización capitalista.

En los años 60-70 se vivía una inmensa oleada revolucionaria internacional, y en Chile se gestaba un proceso que captaba la atención del mundo entero. Este proceso no se encontraba acotado a los avatares de la alianza reformista de la Unidad Popular, con Allende a la cabeza. Por el contrario, emergía de un creciente movimiento social que se expresaba heterogéneamente en ocupaciones de fábricas, tomas de fundos y terrenos, comedores populares, asociaciones culturales, y una amplia gama de experiencias comunitarias y anticapitalistas. Como sucede en estos casos, este movimiento chocaba tanto contra limitaciones que surgían y se potenciaban desde su propia dinámica interna, como contra la continua y feroz represión estatal (se registraron varias matanzas en pocos años, como la de Pampa Irigoin en Puerto Montt en 1969, bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva, cuando 11 poblador@s son asesinad@s, incluyendo un lactante de 3 meses) y el encuadramiento reformista.

Apoyada en estas luchas, la UP logra llegar al gobierno en 1970, para aplicar un programa socialdemócrata mientras combatía abiertamente a quienes rompían por debajo con los marcos de la legalidad burguesa y se atrevían a actuar autónomamente.

Durante tres años la actividad autónoma de obrer@s, campesin@s y poblador@s, que daba frutos con la conformación de los cordones industriales, la expropiación de fundos a un ritmo que la UP no podía —a pesar de sus esfuerzos— controlar, o los comandos comunales y las juntas de abastecimiento y precios (JAP), se fue haciendo cada vez más intolerable para la clase capitalista.

El sanguinario golpe militar ocurre entonces como última medida para resguardar a la clase dominante, enmarcándose en la respuesta contrarrevolucionaria que en todo el globo reestructuraba al Capital en crisis. Pero su éxito en derrotar al proletariado no se explica sin la constante labor reaccionaria de la propia izquierda, que lo desorganiza, reprime y literalmente desarma.

«Cuarenta y cinco días antes del golpe Allende consideraba que los principales problemas del país eran las demandas salariales excesivas de los obreros, su ‘economicismo’, y el ‘paralelismo sindical’ de los cordones industriales. Pronunció un severo sermón contra la clase obrera y aclaró tajantemente: ‘ESTE PAIS VIVE UN PROCESO CAPITALISTA’; anunció una severa política salarial advirtiendo que en el año próximo los reajustes de sueldos podrían ser inferiores al alza del costo de la vida, aclaró que las FF.AA. seguirían aplicando estrictamente la ley de control de armas y sugirió, en medio de una ovación de sus anfitriones ‘comunistas’ que el MIR podría estar actuando en complicidad con la CIA. Como vemos, una excelente política para preparar al proletariado para los enfrentamientos que se avecinaban»[1].

Se hace ineludible ponderar entonces el rol desmovilizador de la izquierda del capital, que se mueve dentro del marco político burgués y que no se propone otra cosa que el reacomodo de las lógicas mercantiles, haciendo por tanto un balance de su papel en los 70 y el que ha desempeñado desde la revuelta de 2019, principalmente  través de los partidos hoy en el gobierno (P”C” y FA), pero también de aquellos grupos que le entregan su “apoyo crítico”, secundándolos en su maniobras con la pretensión “ingenua” de “desbordarlos”. De esta manera, a partir del “Pacto por la Paz y la Nueva Constitución” firmado por la casi totalidad de partidos políticos con representación parlamentaria el 15 de noviembre de 2019, todo el partido del orden se ha dedicado a diluir la potencia del imponente movimiento desarrollado desde las jornadas históricas del 18-19 de octubre. Su objetivo explícito fue salvar la institucionalidad, gobierno y congreso principalmente, a través de sucesivos eventos electorales que secuestraron la autoactividad de la clase, saboteando las nacientes Asambleas Territoriales, y potenciando el sentido común propio de esta sociedad organizada en torno a la explotación  y dominación social y, por tanto, del fetichismo estatal. Este es el objetivo declarado del proceso constituyente. Su rol fue ciertamente efectivo: las campañas electorales, primero para el plebiscito de entrada, y luego para la elección de constituyentes y otras más (entre las que destaca la presidencial de 2021) sirvieron al propósito de despejar relativamente las calles, quitar fuerza a varias expresiones de autoorganización y luchas reivindicativas, además de otorgar impunidad a los responsables del terrorismo estatal y reafirmar la prisión política para decenas de pres@s de la revuelta. Pero para las ilusiones de un amplio sector que veía en la confección de una nueva constitución una vía para acceder a derechos sociales, este camino resultó en un estrepitoso fracaso, consumado el pasado 4 de septiembre.

El proletariado no se moviliza tras consignas ideológicas ni promesas que se le presentan como ajenas, sino por sus necesidades concretas, lo que no significa que no pueda actuar de forma consciente. La reducción y codificación de las luchas reivindicativas proletarias en categorías propias de los nichos del mercado académico no tienen otro efecto que fragmentar las luchas, aislarlas y finalmente desconectarlas de su sentido original, imponiéndolas luego como algo externo y sembrando la decepción e impotencia. Este es uno de los factores que se encuentra tras la apabullante derrota electoral del “apruebismo”. Además de una pésima campaña, los grupos políticos reaccionarios supieron sacar mejor provecho de temas como la unidad nacional, la seguridad y el orden, que son “propios” de su “ámbito”. Temas que la izquierda del capital no busca nunca tratar en profundidad, sino que, hermanada con sus rivales de derecha, utiliza también de forma proselitista. Consignas patrioteras, respuestas a las mentiras y “campañas del terror” de la derecha que hacen todo lo posible por desmarcarse de cualquier amenaza real al poder y sus lacayos, centralidad de la familia y otros valores rancios, incluyendo el sexismo, racismo y homofobia, son elementos muy comunes de observar en sectores supuestamente críticos, lo que llegó al paroxismo luego del reciente triunfo del “rechazo”, en la que se observó una verdadera ola de desprecio hacia el “populacho” por quienes pretendían luchar en su nombre.

Tanto los procesos de los años 70 como los de 2019 en adelante, interrumpen su extensión y profundización cuando no dirigen sus críticas y sus luchas contra el núcleo de las relaciones capitalistas (trabajo, dinero, valor) y al Estado como tal. Las lecciones evidentes acerca del papel de los sectores reformistas, que no son solo una versión moderada dentro de las luchas contra el capital, sino que poseen objetivos radicalmente distintos (preservación del orden social capitalista versus su negación radical y superación), no deben ser escondidas bajo la alfombra para volver a desfilar hacia el matadero.

Nuestro camino no es la integración en la política actual sino su destrucción. Esta es una necesidad que surge de las mismas experiencias. Seguir dándose de cabeza contra el muro institucional, pidiendo una y otra vez una “verdadera y democrática” asamblea constituyente y nueva constitución, en lugar de crear y potenciar nuestros propios espacios, fortalecer los lazos y las discusiones fraternas entre individuos y colectividades, y conformar relaciones solidarias que respondan a nuestras necesidades más acuciantes e inmediatas, no puede ser la senda a seguir.

No olvidamos a nuestr@s caíd@s. No perdonamos a l@s asesin@s, torturador@s y sus cómplices de derecha e izquierda.                  

¡QUE LA MEMORIA HISTÓRICA SEPULTE A QUIENES CONDENAN LA VIOLENCIA PROLETARIA!

Vamos Hacia la Vida – septiembre 2022

https://hacialavida.noblogs.org 

Notas                                                                

[1]     Helios Prieto (1973) Chile: los gorilas estaban entre nosotros. Se puede descargar junto a otros materiales relacionados desde acá: http://el-radical-libre.blogspot.com/2019/09/la-dictadura-del-capital-es-permanente.html

Sobre las recientes huelgas en el Reino Unido

Gran Bretaña

A pesar de todas las dificultades y obstáculos -la brutalidad de los conservadores, la hostilidad de los laboristas, la traición de los sindicatos- los proletarios se movilizan para defender sus intereses.

LA CUNA DEL CAPITALISMO DURAMENTE GOLPEADA POR LA CRISIS MUNDIAL

El estado de tensión en que ha entrado el capitalismo mundial en los últimos años se explica por su propia naturaleza. Esta economía de la anarquía, de la competencia y del enfrentamiento permanente, que ha alcanzado un cierto grado de evolución de todas sus contradicciones y antagonismos, se agrieta peligrosamente y está a punto de estallar bajo todas estas presiones. La crisis provocada por el Covid y la guerra imperialista en Ucrania se han combinado para sumir al capitalismo, ya de por sí sufriente, en una crisis del nivel de la de 1975, que tiene como telón de fondo no el fin de los años de expansión definidos por los economistas burgueses como los «treinta años gloriosos», sino el comienzo de un período mucho más oscuro en el que la guerra armada e imperialista sucede a la anterior guerra económica exacerbada, una diferencia, ésta, que no es insignificante. Sigue leyendo