Sobre las recientes manifestaciones en Irán

Irán: Desde las manifestaciones por el pan hasta las duras protestas tras la muerte de una joven de 22 años que fue detenida, golpeada y asesinada por la policía religiosa por no llevar el velo «según las normas

El 13 de septiembre, Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años, que estaba de vacaciones en Teherán con su familia, fue detenida frente a una estación de metro por la policía religiosa (Gasht-e Ershad) por «llevar el velo de forma inapropiada». Trasladada a un centro de detención para recibir una «lección de reeducación», dos horas después fue trasladada de urgencia al hospital de Karsa (en Teherán) en estado de coma y murió el 16 de septiembre. Por supuesto, la policía niega haberla torturado, declarando que la chica murió de un «repentino ataque al corazón»; pero «las imágenes de la chica postrada en la cama, con los ojos hinchados y negros y con manchas de sangre en los oídos» no dejan lugar a dudas sobre la severa paliza que sufrió (1).

Esto desencadenó protestas en las principales ciudades iraníes, con más de 50 muertos y miles de detenciones, empezando por el Kurdistán: Saqez (la ciudad de la familia de Mahsa), Sanandaj (la capital de la región kurda), Baneh y Marivan. El sábado 17, ya durante el funeral en Saqez, comenzaron las protestas, con un grupo de mujeres kurdas que se quitaron el velo, y luego continuaron en Sanandaj, donde la policía antidisturbios intervino con gases lacrimógenos, cañones de agua y armas cargadas con balas de goma, causando más de treinta heridos. El domingo 18, las protestas se extendieron a la Universidad de Teherán y luego a Shiraz, Mashhad, Qazvin, Garmsar, Rasht, Bukan, Karaj, Divandareh, Isfahan. Y en señal de protesta, en varias ciudades del Kurdistán iraní y de Azerbaiyán occidental, también se cerraron muchos comercios.

Irán atraviesa un periodo de grandes dificultades económicas y, como siempre ocurre en estos casos, el gobierno aumenta el control social y, por tanto, la represión, que, dado el régimen confesional establecido por la llamada «revolución islámica» de 1978, adquiere -las más odiosas imposiciones religiosas.

Ya entre noviembre de 2019 y enero de 2020, estallaron manifestaciones en todas las ciudades importantes por el aumento del 50% al 200% de los precios de los combustibles y, por tanto, de los precios de los productos de primera necesidad; comenzaron como protestas pacíficas y rápidamente se convirtieron en disturbios contra el gobierno, que, tras bloquear el acceso a internet en todo el país, respondió disparando contra los manifestantes desde las azoteas de los edificios, desde helicópteros y a corta distancia con ametralladoras (2), causando, según la CNN y la NBC, 1.500 muertos. A pesar de la carnicería, las protestas no terminaron, ni mucho menos. Siempre según la CNN y la NBC, las violentas reacciones de los manifestantes se tradujeron en la destrucción de 731 sucursales de bancos gubernamentales, incluido el banco central de Irán, nueve centros religiosos islámicos y estatuas del líder supremo Alí Jamenei, así como el ataque a hasta 50 bases militares gubernamentales (3). Sigue leyendo

LA VÍA CHILENA DEL PROGRESISMO

El 4 de septiembre se llevó adelante en Chile un referéndum con la propuesta de reformar la Constitución Política de la República redactada por una Convención Constitucional. Para poner fin al “legado de Pinochet” según decían. Con más de 13 millones de votantes, marcó el hito de ser el proceso electoral con mayor participación en la historia de Chile. La propuesta fue finalmente rechazada por más del 60% de los votos válidamente emitidos.

Queremos compartir algunas reflexiones realizadas a un lado y al otro de la Cordillera.

El nuevo gobierno, por más progresista que sea, no puede dar respuesta a los reclamos de la revuelta de hace tres años. No puede porque es la administración del Capital.

Existen muchas maneras de reprimir una revuelta. La burguesía no recurre a la represión física por el gusto de la sangre sino porque se ve acorralada. Existe otra represión que es la institucional, la integración democrática. La finalidad es mantener la normalidad, al costo que sea.

Tanto el nuevo gobierno de Boric y compañía, así como este intento constituyente, son la consumación de la derrota, al menos temporal, de la revuelta iniciada en octubre de 2019. Allí se tenía como objetivo inmediato la destitución del gobierno de Piñera, lo que devino en el “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” y procesos electorales de largo plazo: plebiscito, elección de constituyentes, elecciones presidenciales, “plebiscito de salida”. Al calor de la revuelta se pusieron sobre la mesa una serie de problemáticas sociales en torno a la salud, educación, pensiones, algunas de las cuales se expresaban muy concretamente, como el fin de los créditos universitarios y la condonación de las deudas existentes, o la eliminación de las administradoras de fondos de pensiones. Las cuestiones represivas también tomaron importancia, dada la brutal actuación de las fuerzas chilenas y los miles de presos de la revuelta. Sigue leyendo

EL MUNDIAL SE HARÁ EN QATAR

Sí, lo sabemos desde hace varios años, pero sigue pareciendo raro que el mundial se haga en Qatar. Un país un poco más chico que el conurbano bonaerense y, si no tenemos en cuenta lo que era Uruguay en 1930, el de menor población en organizar una copa del mundo. Un país en el que la tradicional realización en junio-julio tendrá que postergarse hacia el final del año para mitigar un poco los efectos del abrasador calor arábico. Un país que, a pesar de afirmar que el fútbol es su deporte nacional, no ha tenido prácticamente ningún éxito en él y, cuando así ha sido, esas victorias estuvieron teñidas de controversias y sospechas de corrupción.

Aparentemente la única actividad en la que Qatar se destaca verdaderamente, además de la producción y distribución de gas natural, es la realización de eventos. En los últimos años fue la sede del Mundial sub-20 de 1995, de los Juegos Asiáticos de 2006, de los mundiales de clubes de 2019 y 2020, torneos de primer nivel de tenis masculino y femenino, la fórmula 1, y muchos más. La única actividad deportiva que sería razonable que sucediera en Qatar sería el Rally Dakar,(1) en la que desde hace muchos años uno de los corredores más exitosos es el qatarí Nasser Al-Attiyah. Pero claro, luego de los nefastos 10 años de realización en suelo sudamericano, el Dakar se corre desde 2020 en Arabia Saudita, quien es desde hace una década, pero más particularmente desde 2017, uno de los varios Estados árabes que cortaron vínculos diplomáticos y que libra una silenciosa guerra con Qatar.

En los últimos años se ha popularizado el término sporstwashing: la práctica que realizan principalmente Estados, aunque también empresas e instituciones, en la que se asocian económicamente a entidades deportivas, organizando eventos, invirtiendo en publicidad, o directamente comprando y gestionando estas entidades. Todo esto con el simple propósito de lavar su imagen de Estados dictatoriales, con un historial de políticas represivas y de falta de adecuación a los estándares en derechos civiles de las potencias occidentales. Junto a Rusia, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Azerbaiyán, Qatar es una de las naciones que más ha refinado esta práctica, y en la actualidad es sponsor de equipos de fútbol como el Barcelona, la Roma, el Bayern Múnich, Boca Juniors, y dueño a través de una corporación privada del Paris Saint Germain. Sigue leyendo

[Chile] El reformismo nunca ha hecho revoluciones

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 Panfleto difundido en las calles durante la jornada de conmemoración de un nuevo 11 de septiembre. Con la memoria viva hasta conquistar nuestro futuro. Quienes hacen revoluciones a medias cavan su propia tumba.

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EL REFORMISMO NUNCA HA HECHO REVOLUCIONES

Cuando l@s explotad@s deciden confiar el destino de sus vidas en sus propias manos, todos aquellos sectores cuya existencia depende de la explotación se unen en su contra, aplicando diversas estrategias para contenerl@s y derrotarl@s. Así, se comprometen de derecha a izquierda todos los partidos que defienden las categorías fundamentales de la civilización capitalista.

En los años 60-70 se vivía una inmensa oleada revolucionaria internacional, y en Chile se gestaba un proceso que captaba la atención del mundo entero. Este proceso no se encontraba acotado a los avatares de la alianza reformista de la Unidad Popular, con Allende a la cabeza. Por el contrario, emergía de un creciente movimiento social que se expresaba heterogéneamente en ocupaciones de fábricas, tomas de fundos y terrenos, comedores populares, asociaciones culturales, y una amplia gama de experiencias comunitarias y anticapitalistas. Como sucede en estos casos, este movimiento chocaba tanto contra limitaciones que surgían y se potenciaban desde su propia dinámica interna, como contra la continua y feroz represión estatal (se registraron varias matanzas en pocos años, como la de Pampa Irigoin en Puerto Montt en 1969, bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva, cuando 11 poblador@s son asesinad@s, incluyendo un lactante de 3 meses) y el encuadramiento reformista.

Apoyada en estas luchas, la UP logra llegar al gobierno en 1970, para aplicar un programa socialdemócrata mientras combatía abiertamente a quienes rompían por debajo con los marcos de la legalidad burguesa y se atrevían a actuar autónomamente.

Durante tres años la actividad autónoma de obrer@s, campesin@s y poblador@s, que daba frutos con la conformación de los cordones industriales, la expropiación de fundos a un ritmo que la UP no podía —a pesar de sus esfuerzos— controlar, o los comandos comunales y las juntas de abastecimiento y precios (JAP), se fue haciendo cada vez más intolerable para la clase capitalista.

El sanguinario golpe militar ocurre entonces como última medida para resguardar a la clase dominante, enmarcándose en la respuesta contrarrevolucionaria que en todo el globo reestructuraba al Capital en crisis. Pero su éxito en derrotar al proletariado no se explica sin la constante labor reaccionaria de la propia izquierda, que lo desorganiza, reprime y literalmente desarma.

«Cuarenta y cinco días antes del golpe Allende consideraba que los principales problemas del país eran las demandas salariales excesivas de los obreros, su ‘economicismo’, y el ‘paralelismo sindical’ de los cordones industriales. Pronunció un severo sermón contra la clase obrera y aclaró tajantemente: ‘ESTE PAIS VIVE UN PROCESO CAPITALISTA’; anunció una severa política salarial advirtiendo que en el año próximo los reajustes de sueldos podrían ser inferiores al alza del costo de la vida, aclaró que las FF.AA. seguirían aplicando estrictamente la ley de control de armas y sugirió, en medio de una ovación de sus anfitriones ‘comunistas’ que el MIR podría estar actuando en complicidad con la CIA. Como vemos, una excelente política para preparar al proletariado para los enfrentamientos que se avecinaban»[1].

Se hace ineludible ponderar entonces el rol desmovilizador de la izquierda del capital, que se mueve dentro del marco político burgués y que no se propone otra cosa que el reacomodo de las lógicas mercantiles, haciendo por tanto un balance de su papel en los 70 y el que ha desempeñado desde la revuelta de 2019, principalmente  través de los partidos hoy en el gobierno (P”C” y FA), pero también de aquellos grupos que le entregan su “apoyo crítico”, secundándolos en su maniobras con la pretensión “ingenua” de “desbordarlos”. De esta manera, a partir del “Pacto por la Paz y la Nueva Constitución” firmado por la casi totalidad de partidos políticos con representación parlamentaria el 15 de noviembre de 2019, todo el partido del orden se ha dedicado a diluir la potencia del imponente movimiento desarrollado desde las jornadas históricas del 18-19 de octubre. Su objetivo explícito fue salvar la institucionalidad, gobierno y congreso principalmente, a través de sucesivos eventos electorales que secuestraron la autoactividad de la clase, saboteando las nacientes Asambleas Territoriales, y potenciando el sentido común propio de esta sociedad organizada en torno a la explotación  y dominación social y, por tanto, del fetichismo estatal. Este es el objetivo declarado del proceso constituyente. Su rol fue ciertamente efectivo: las campañas electorales, primero para el plebiscito de entrada, y luego para la elección de constituyentes y otras más (entre las que destaca la presidencial de 2021) sirvieron al propósito de despejar relativamente las calles, quitar fuerza a varias expresiones de autoorganización y luchas reivindicativas, además de otorgar impunidad a los responsables del terrorismo estatal y reafirmar la prisión política para decenas de pres@s de la revuelta. Pero para las ilusiones de un amplio sector que veía en la confección de una nueva constitución una vía para acceder a derechos sociales, este camino resultó en un estrepitoso fracaso, consumado el pasado 4 de septiembre.

El proletariado no se moviliza tras consignas ideológicas ni promesas que se le presentan como ajenas, sino por sus necesidades concretas, lo que no significa que no pueda actuar de forma consciente. La reducción y codificación de las luchas reivindicativas proletarias en categorías propias de los nichos del mercado académico no tienen otro efecto que fragmentar las luchas, aislarlas y finalmente desconectarlas de su sentido original, imponiéndolas luego como algo externo y sembrando la decepción e impotencia. Este es uno de los factores que se encuentra tras la apabullante derrota electoral del “apruebismo”. Además de una pésima campaña, los grupos políticos reaccionarios supieron sacar mejor provecho de temas como la unidad nacional, la seguridad y el orden, que son “propios” de su “ámbito”. Temas que la izquierda del capital no busca nunca tratar en profundidad, sino que, hermanada con sus rivales de derecha, utiliza también de forma proselitista. Consignas patrioteras, respuestas a las mentiras y “campañas del terror” de la derecha que hacen todo lo posible por desmarcarse de cualquier amenaza real al poder y sus lacayos, centralidad de la familia y otros valores rancios, incluyendo el sexismo, racismo y homofobia, son elementos muy comunes de observar en sectores supuestamente críticos, lo que llegó al paroxismo luego del reciente triunfo del “rechazo”, en la que se observó una verdadera ola de desprecio hacia el “populacho” por quienes pretendían luchar en su nombre.

Tanto los procesos de los años 70 como los de 2019 en adelante, interrumpen su extensión y profundización cuando no dirigen sus críticas y sus luchas contra el núcleo de las relaciones capitalistas (trabajo, dinero, valor) y al Estado como tal. Las lecciones evidentes acerca del papel de los sectores reformistas, que no son solo una versión moderada dentro de las luchas contra el capital, sino que poseen objetivos radicalmente distintos (preservación del orden social capitalista versus su negación radical y superación), no deben ser escondidas bajo la alfombra para volver a desfilar hacia el matadero.

Nuestro camino no es la integración en la política actual sino su destrucción. Esta es una necesidad que surge de las mismas experiencias. Seguir dándose de cabeza contra el muro institucional, pidiendo una y otra vez una “verdadera y democrática” asamblea constituyente y nueva constitución, en lugar de crear y potenciar nuestros propios espacios, fortalecer los lazos y las discusiones fraternas entre individuos y colectividades, y conformar relaciones solidarias que respondan a nuestras necesidades más acuciantes e inmediatas, no puede ser la senda a seguir.

No olvidamos a nuestr@s caíd@s. No perdonamos a l@s asesin@s, torturador@s y sus cómplices de derecha e izquierda.                  

¡QUE LA MEMORIA HISTÓRICA SEPULTE A QUIENES CONDENAN LA VIOLENCIA PROLETARIA!

Vamos Hacia la Vida – septiembre 2022

https://hacialavida.noblogs.org 

Notas                                                                

[1]     Helios Prieto (1973) Chile: los gorilas estaban entre nosotros. Se puede descargar junto a otros materiales relacionados desde acá: http://el-radical-libre.blogspot.com/2019/09/la-dictadura-del-capital-es-permanente.html

Sobre las recientes huelgas en el Reino Unido

Gran Bretaña

A pesar de todas las dificultades y obstáculos -la brutalidad de los conservadores, la hostilidad de los laboristas, la traición de los sindicatos- los proletarios se movilizan para defender sus intereses.

LA CUNA DEL CAPITALISMO DURAMENTE GOLPEADA POR LA CRISIS MUNDIAL

El estado de tensión en que ha entrado el capitalismo mundial en los últimos años se explica por su propia naturaleza. Esta economía de la anarquía, de la competencia y del enfrentamiento permanente, que ha alcanzado un cierto grado de evolución de todas sus contradicciones y antagonismos, se agrieta peligrosamente y está a punto de estallar bajo todas estas presiones. La crisis provocada por el Covid y la guerra imperialista en Ucrania se han combinado para sumir al capitalismo, ya de por sí sufriente, en una crisis del nivel de la de 1975, que tiene como telón de fondo no el fin de los años de expansión definidos por los economistas burgueses como los «treinta años gloriosos», sino el comienzo de un período mucho más oscuro en el que la guerra armada e imperialista sucede a la anterior guerra económica exacerbada, una diferencia, ésta, que no es insignificante. Sigue leyendo