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No hay mejor imagen para explicar la naturaleza del denominado proceso independentista catalán que la elección de Quim Torra como presidente de la Generalitat. La autodeterminación y la libertad de voto ha terminado por tener a su cabeza a un admirador acérrimo de Miquel Badia (sirva de testimonio el homenaje realizado a los hermanos Badia por parte de Junqueras y Torra), uno de los mayores torturadores y asesinos del proletariado en la Cataluña revolucionaria de los años 30.
No hay ninguna contradicción en todo esto. A fin de cuentas, la libertad de voto siempre ha significado la libertad para hacerse masacrar por nuestra propia burguesía. Ese aspecto de la democracia se ha revelado siempre como un instrumento indispensable para aplastar al proletariado en lucha. Por citar ejemplos de sobra conocidos, la represión y masacres dirigidas por Azaña (Casas Viejas, Arnedo, Alt Llobregat, enero del 33…) hasta la de las fuerzas parapoliciales de ERC dirigidas por Badia, nos revelan esta realidad. Sigue leyendo