1° DE MAYO; Agitación proletaria contra el capitalismo – Ni por la democracia ni por ningún estado

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1° DE MAYO Agitación proletaria contra el capitalismo – Ni por la democracia ni por ningún estado

Es ampliamente conocido que el primero de mayo se ha convertido en una fecha más en el calendario de las festividades del Estado, donde se nos induce a celebrar «la fiesta del trabajo» mediante desfiles obsoletos y ceremonias encabezadas por demagogos profesionales —políticos y sindicalistas— que vociferan monsergas decadentes desde sus tribunas. Sin embargo, aunque nuestro enemigo de clase —la burguesía— haya conseguido tergiversar e institucionalizar el sentido de esa fecha significativa para la clase trabajadora internacional, eso no significa que haya logrado suprimir el espíritu de la revuelta de Harmarket de 1886.

El fantasma del comunismo, el viejo topo resurge en cada ocasión que el proletariado sale a la calle a confrontar el orden del Capital. Ecuador, Colombia, Chile, Argentina, Irán, Hong Kong, Kenia, Grecia… son solo algunos de los ejemplos de la combatividad demostrada por nuestra clase en los últimos años. Esto es el germen de lo que apenas comienza, pero el capitalismo y su democracia por obvias razones no permitirán que les pongamos en jaque, por eso inmediatamente nos reprimirán con leyes mordaza y cuerpos represivos cada vez más profesionalizados, todo con el propósito de que permanezcamos ciudadanizados, dóciles autómatas respetuosos de las leyes y de su moral, para ser funcionales a sus designios.

Hoy la burguesía, a través de sus facciones de izquierda y derecha, busca persuadirnos con patrañas a tomar partido por «una batalla cultural entre globalistas y nacionalistas», pero esa batalla es solo una falacia, un falso antagonismo, un callejón sin salida, un carril de ideologización que sirve para encuadrarnos en la defensa de los intereses del capitalismo: ya sea defendiendo una nación, peleando para morir en sus guerras, exigiendo reformas, acudiendo a las urnas a votar o asimilando falsas alternativas progresistas para “hacer más inclusivo” este sistema… olvidándonos así de nuestros verdaderos intereses históricos. ¡Desengañémonos! La única lucha que nos concierne al proletariado es la de clase contra clase, contra nuestros enemigos de siempre: el sistema capitalista sustentado en el Estado, la patria, la democracia, el trabajo asalariado, el dinero y la mercancía.

Al final de cuentas, todos los capitalistas exhortarán a quienes vivimos en carne propia la miseria (trabajadores o desempleados) a unirnos y sacrificarnos en nombre del progreso y el desarrollo económico, porque —dicen— “eso nos beneficiará a todos por igual”. Pero sabemos de antemano que ese progreso y desarrollo que tanto obsesiona a los burgueses solo significa más acumulación de capital en sus cuentas bancarias para ellos; mientras que para nosotros solamente significa más podredumbre y mierda: más precariedad, más explotación, más gentrificación, más desplazamiento, más segregación, más incertidumbre… y en el peor de los casos, ser masacrados en las guerras, como en Ucrania, Yemen, Palestina, Sudán o el Congo.

De nada sirve vanagloriarse de «los derechos laborales y conquistas sociales obtenidas mediante la lucha» si permanece vigente un modo de producción que puede darse el lujo de reducir o quitar esos «derechos y conquistas» cada que le sea conveniente para su funcionamiento. En cada crisis, austeridad o reajuste, la burguesía implementará planes para desechar todo lo que supuestamente tenemos gracias a “la legalidad”… por consiguiente seguir apostando a luchar bajo la cobertura de los derechos y las “libertades” que nos brindan las instituciones democráticas, es condenarnos al continuo fracaso y la peor derrota posible.

Es por eso que hoy más que nunca, se hace imprescindible asumir la perspectiva de revolución mundial, agitando por la extensión de las luchas proletarias y la generalización de las revueltas en todos los continentes… Involucrándonos y apoyando en la realización de las tareas que implica el combate de clase, en el que es indispensable la coordinación de la acción directa, la solidaridad con los represaliados, la expropiación, la organización de ollas comunes, la toma de espacios para las necesidades de la lucha y las redes de ayuda mutua.

Contra todos los oportunistas y estafadores de siempre: afirmemos nuestra autonomía y ruptura contra y fuera de partidos políticos y sindicatos de todo color. Los proletarios debemos confiar en nuestras propias fuerzas e instinto de clase, reapropiándonos de nuestra memoria histórica, haciendo también uso del balance y las armas de la crítica.  Agitando y luchando permanentemente hasta la realización de nuestro único programa histórico: el derrocamiento definitivo del Capitalismo y el Estado, dando paso a la comunidad humana sin clases sociales ni dinero.

Contra la Contra


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[Octavilla] Por un 1º de mayo revolucionario

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Los ricos son un lujo que no nos podemos permitir! Hagámos la guerra de clases!

En 1889 la Segunda Internacional aprobó la declaración del primero de mayo como un día en el que se coordinarían a escala internacional luchas por las demandas de clase del proletariado. Era la consecuencia de la represión, en 1886, de la huelga de 200.000 trabajadores, a consecuencia de la cual el Estado había desplegado una represión bestial que dejó una reguera de muertos y heridos, y en la revuelta que siguió, ejecutando a cuatro anarquistas. Aquellos días, toda la prensa burguesa declaraba horrorizada a los huelguistas como gentuza cuya demencia residía en querer parar la industria “justo ahora”.

Hoy todavía, esta última declaración sigue siendo una constante. Para la izquierda y la derecha del capital, nunca ha sido un buen día para la lucha de clases. Sea porque pone en riesgo los intereses de la nación, porque desestabiliza al gobierno progresista frente a la derecha, porque en plena crisis agrava las condiciones para los empresarios, la huelga es siempre vista como un gran crimen. De este modo, el primero de mayo ha sido convertido (merced a los sindicatos, que han pasado de ser órganos de lucha al vehículo que integra a la clase con el Estado, desarmándola) de un día contra la explotación asalariada, de autoorganización de clase, en un día de celebración, de batucadas, de demanda de derechos, de un “salario justo” y de defensa de los intereses del mantenimiento de la industria y servicios públicos (que no por públicos son menos capitalistas): de un día rojo a un día democrático-nacional, de un día de clase a un día de Estado.

Es por esto que declaramos:

1. Por la lucha autoorganizada de la clase obrera, por fuera y en contra de los sindicatos.
2. Contra la opresión y la explotación, por la unidad de la clase obrera y la unión de los auténticos internacionalistas.
3. Por una sociedad en la que los Estados, el trabajo asalariado, la propiedad privada, el dinero y la producción con fines de lucro sean sustituidos por un mundo de productores libremente asociados.
4. Contra los ataques económicos y políticos que las guerras actuales, y las venideras, desencadenarán sobre la clase obrera.
5. Contra el capitalismo, el imperialismo y todos los nacionalismos. En el actual contexto de rearme y aumento de conflictos imperialistas, es esencial rechazar cualquier apoyo a los capitales nacionales, a los “males menores” y a los Estados en formación.

Balance y Avante / Grupo Barbaria