[Extraído de Internationalist Perspective]
Entre los síntomas más claros de la obsolescencia del capitalismo, al menos desde el punto de vista de la humanidad, está la creciente dislocación de personas, causada por la crisis del sistema; por la pobreza, las guerras y la desesperanza que crea. La historia es horrible del principio al fin. La terrible situación en el lugar donde viven obliga a huir a cada vez más habitantes. Las terribles condiciones del viaje hacen que muchos de ellos mueran. Y cuando llegan a su destino, muchos son encerrados y otros son deportados, mientras que muchos otros permanecen atrapados en los sectores de la sociedad con peores condiciones. La mayoría son considerados “ilegales”. Cada vez más, están siendo aterrorizados por el Estado. La afluencia de refugiados, como el terrorismo, es un lubricante para la militarización de la sociedad, una licencia para un mayor control y vigilancia estatal. También es políticamente muy útil. Se puede conseguir poder al convertir a los inmigrantes en chivos expiatorios (especialmente a los inmigrantes musulmanes que pueden estar vinculados al terrorismo); dando incluso a los compatriotas más pobres la satisfacción de estar por encima de otros.
Si no puedes ofrecer esperanza real a las masas, tienes que darles por lo menos eso.
Al menos por ahora, esta estrategia funciona, como lo demuestran las victorias electorales de Trump, Orban y otros bribones. El éxito de la derecha populista también ha empujado a los partidos más tradicionales de Europa, hacia políticas de inmigración más ”duras”. En Bélgica, las medidas duras fueron tomadas por Theo Francken, el ministro responsable de asuntos migratorios. Una de las muchas cosas crueles que hizo fue invitar al gobierno notoriamente brutal de Sudán, para que enviara representantes a Bruselas para ayudar a seleccionar a los refugiados que serían deportados. Previsiblemente, algunos fueron torturados a su regreso. Incluso después de que mintió sobre este asunto, Francken no fue despedido de su cargo. Su estrella subió en las encuestas. No es que no haya habido protestas. Como en todas partes, la migración es objeto de acalorados debates en Bélgica. Uno de esos debates que encontramos en la web, fue iniciado por un artículo de opinión en el periódico De Morgen, titulado: “La izquierda debe elegir: fronteras abiertas o el estado de bienestar”. Fue escrito por Bart De Wever, el alcalde de Amberes y el líder de la NVA, el partido de Francken, el más grande en el gobierno de coalición de Bélgica. Provocó muchas respuestas de la gente de izquierda, como Louis Tobback, el alcalde de Lovaina y un líder de los socialdemócratas (SPA), que en esencia argumentó que la opción de De Wever es falsa. Pero el periódico también publicó un artículo de un periodista belga que sostenía que, ni la izquierda ni la derecha tienen una solución para la crisis migratoria; que esta crisis aumentará, junto con todas las otras catástrofes que el capitalismo está generando en esta etapa, que es posible imaginar un mundo más allá del capitalismo. Sin usar tales palabras, el artículo presenta un argumento convincente para una revolución comunizadora. La traducción de este artículo sigue a continuación.
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