[alayhesarmaye] Siria, la guerra, la repartición… y el destino de las masas trabajadoras

Fuente en inglés: https://againstwagelabor.com/2024/12/16/syria-war-partition-and-the-fate-of-the-working-masses/

Original en persa: https://alayhesarmaye.com/2024/12/09/_/5212/

/ GUERRA DE CLASES / Presentamos aquí una breve contribución de un grupo de camaradas de Irán sobre los recientes acontecimientos en Siria. Estos camaradas, que se autodenominan “Trabajadores Anticapitalistas”, publican el blog “Contra el Capital [علیه سرمایه], y recientemente les abrimos nuestras columnas cuando publicamos nuestro boletín sobre las importantes luchas de clases en Irán en 2022 (ver nuestro boletín nº15).

Uno de los puntos abordados en el texto que apreciamos especialmente (aparte, por supuesto, de los recordatorios de la primacía de la lucha de clases y de la abolición de la esclavitud asalariada, del capital y del Estado, del rechazo del circo electoral, de la crítica a los partidos políticos y a los sindicatos…) es el que niega los particularismos que segmentan y dividen a la población proletaria – ¡nuestra clase! – en diferentes comunidades e identidades, y reafirma así el internacionalismo:

Uno de los principales ejes del engaño, el lavado de cerebro y la desorientación que practican los medios de comunicación burgueses de derecha e izquierda en todo el mundo es la narrativa de que Siria es un país formado por árabes, kurdos, turcos, turcomanos, yazidíes, musulmanes, cristianos, alauitas, judíos y suníes. Es la droga o veneno más mortífero inyectado históricamente en la conciencia humana por las clases dominantes, sus gobiernos y, en innumerables ocasiones, por el sistema capitalista con sus abrumadoras fuerzas de coerción. Esta narrativa pretende destruir la existencia social unificada de los trabajadores y la base de su lucha por la liberación, poniéndolos unos contra otros e impidiendo su lucha radical y común contra las verdaderas raíces de la explotación, la opresión y la miseria.”

Esta crítica de los camaradas iraníes coincide plenamente con lo que dijimos hace unos años cuando revisamos los mitos e imposturas desarrollados por los adoradores de la llamada “Revolución en Rojava” (ver nuestro boletín nº13):

Lo que nos importa a nosotros, proletarios revolucionarios, militantes comunistas o anarquistas (más allá de las etiquetas), no es lo que nos “diferencia”, no es nuestra “singularidad”, el hecho de que seamos “checos” o “franceses” o “británicos” o “americanos” mientras que otros son “kurdos” o “asirios” o “caldeos” o “suníes” o “chiíes”, etc. Lo que nos importa, por el contrario, es lo que nos unifica como comunidad humana y militante contra la dictadura global y universal del Capital, que se materializa para todos nosotros en la explotación, la alienación, la mercantilización de nuestros cuerpos y nuestras vidas, la miseria, la guerra, la muerte… Lo importante para nosotros es mostrar y afirmar en voz alta nuestro desprecio por cualquier comunidad nacional, comunidad de ciudadanos, comunidad popular, por cualquier comunidad democrática en el sentido más profundo de lo que es la democracia, es decir, no una simple forma (democracia parlamentaria, “obrera”, directa, cantonal, municipal, etc.) sino la esencia del capitalismo y, por tanto, la negación del antagonismo de clase y la dilución del proletariado (clase revolucionaria) en esa entidad burguesa que es el Pueblo, la Nación y, en última instancia, el Estado. Lo que importa por encima de todo es el hecho de que somos, o nos convertimos, en hermanos de la miseria y la explotación, en hermanos de la revolución, y que lo reconocemos conscientemente.

La humanidad ha sido separada de sí misma, de la naturaleza, de su actividad y producción, para ser transformada en esclavos, siervos y proletarios modernos. Los hombres se separan de su verdadera comunidad humana y se vinculan en una falsa comunidad de “algo”: multiétnica, multicultural, multinacional… El internacionalismo no es la adición de varios o incluso diferentes nacionalismos, ni siquiera de todos los nacionalismos, sino, por el contrario, su negación completa y consumada…”

Entonces, qué, ¿¡“el orden reina en Damasco”!? parafraseando a Rosa Luxemburgo… En cierto modo, ¡tenderíamos a responder “sí”! La caída de Bashar y de su régimen baasista, que había reinado durante seis décadas con asesinatos en masa, torturas, violaciones, detenciones y siglos de encarcelamiento impuestos a todos aquellos que se atrevían a levantar un poco la cabeza… la desaparición de esta muy odiada camarilla de gestores capitalistas en favor de otra facción más “limpia” (sic), menos desacreditada (sic), impulsada o al menos tolerada por una amplia sección transversal del partido del orden capitalista mundial (EE, UE, Turquía, Israel, petro-monarquías…), todo esto parece realmente, si no una operación policial para reprimir la acción directa de nuestra clase, al menos una operación para mantener el orden o restablecer el orden en el “caos sirio”… aunque el orden capitalista también se acomoda muy bien con una cierta cantidad de desorden y desestabilización…

Pero también tenderíamos a responder “no”, en el sentido de que, en el más alto nivel de abstracción, la revolución se alimenta de la podredumbre de la contrarrevolución y se enriquece así del enfrentamiento entre dos clases, dos proyectos, dos mundos… Estos últimos acontecimientos podrían tender a reactivar las dinámicas sociales adormecidas desde hace algunos años, las brasas de la revuelta de 2011 siguen calientes y sólo esperan volver a encender un material tan inflamable como siempre: Las contradicciones sociales que enfrentan a clases con intereses antagónicos… No hace falta más que ver los vídeos que nos han llegado de Siria para ver los rostros radiantes de todos esos seres humanos, esos proletarios, cantando, bailando, celebrando, en las plazas públicas de las ciudades, barrios y pueblos liberados del yugo de los torturadores baasistas, mientras que la nueva policía (la del HTS) aún no se ha impuesto realmente, o al menos aún no ha sofocado esos gritos de alegría y de lucha…

También queremos señalar aquí que las luchas de nuestra clase no están ciertamente ausentes de estos acontecimientos (aunque nos llegue muy poca, demasiada poca información al respecto): algunos han hablado de “manifestaciones de solidaridad” en el sur de Siria en el momento de la caída de la ciudad de Alepo, de “levantamientos populares” que habrían tenido lugar paralelamente al avance del HTS sobre Damasco, principalmente en torno a la ciudad rebelde de Suwayda…

Y no olvidemos que, tras años de silencio, nuestra clase levantó la cabeza en varias ocasiones en 2019, 2022 y 2024 en la gobernación de Idlib, gobernada y gestionada con mano de hierro precisamente por la camarilla del HTS ahora en el poder en Damasco, y que nuestra clase organizó allí manifestaciones contra la carestía de la vida, contra la escasez, contra la represión… enfrentándose a los esbirros de las milicias islamistas.

También hay que recordar que desde 2023 han estallado en Suwayda numerosas manifestaciones, a veces violentas – el llamado “levantamiento de la dignidad” –, aquí contra el régimen de Bashar, acompañadas de huelgas, ocupación de edificios públicos, bloqueos de carreteras, etc., y que nada de esto puede atribuirse a ninguna especificidad local concreta: aquí pertenencia a la “comunidad drusa”, allí a la “comunidad suní”, etc. ¡hasta la saciedad!

Y ahora les toca a nuestros camaradas “Trabajadores Anticapitalistas”…

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[Borl] ¿Cuántos cadáveres más necesitas para entender qué está pasando?

El Estado ruso y ucraniano envía a la gente a la guerra para defender el poder de la burguesía rusa y ucraniana. El Estado israelí y Hamás hacen lo mismo con su propia burguesía local. La gente muere por miles bajo las banderas de “sus” estados y movimientos nacionalistas. Se asesinan entre sí por el bien de “sus propios” gobernantes, por el negocio de “sus propios” jefes, por la propiedad y el poder de “su propia” burguesía.

“Estamos defendiendo la supervivencia de nuestra propia nación”, gritan estas personas, mientras corren hacia su propia destrucción en el campo de guerra. “Estamos luchando por el derecho a la autodeterminación nacional”, cantan a coro, mientras pasan por alto que en todas partes del mundo es la burguesía la que dicta las condiciones de nuestras vidas. No hay autodeterminación en ninguna parte.

La burguesía en Ucrania determina (es decir, impone y dicta) las condiciones del proletariado local, la burguesía en Rusia hace lo mismo con el proletariado local. Las distintas facciones burguesas del mundo se están uniendo en alianzas transnacionales para competir con sus rivales. ¿Cómo puede alguien creer en la ilusión de que librando una guerra por una de estas facciones la clase obrera puede obtener la posibilidad de autodeterminarse? Entonces, si el proletariado de Ucrania, Gaza o Israel sacrifica suficientes vidas en el frente, ¿la burguesía le dará como regalo la entrega voluntaria de su propio poder y ya no explotará a las masas proletarias?

La guerra entre estados nunca nos dará la oportunidad de determinar las condiciones libres de nuestra vida. Incluso si el estado “más pequeño y más débil” o “invadido” gana la guerra con la ayuda de los aliados, la dictadura de la burguesía se mantendrá. Ser explotado por la burguesía local y oprimido por el estado local no es una victoria. No es algo por lo que debamos sacrificar nuestras vidas. Sin embargo, algunos están dispuestos a sacrificar cientos de miles de vidas por la ilusión de que la victoria de un estado es importante para la futura liberación de todos los estados. Es uno de los muchos oxímorones de esta gente. En nombre de la lucha contra los estados, nos instan a defender un estado en particular y su ideología nacionalista/democrática. En nombre de la lucha contra la guerra, nos dicen que debemos participar en la guerra. ¿Cuántas personas más tienen que morir en el frente para que estos amantes del oxímoron se den cuenta de que la guerra entre estados no puede traer la paz, que la tiranía de los estados no se puede combatir con la colaboración de los estados, que la explotación capitalista no se puede combatir con alianzas de la clase trabajadora con los capitalistas?

Los belicistas de ambos lados de la línea de combate utilizan la presión económica, violenta e ideológica para movilizar a la gente para la guerra. Si proclamamos la lucha contra todas las facciones de la burguesía, incluida la lucha contra la burguesía de los estados “invadidos”, nos acusan de ayudar a los estados imperialistas más agresivos y dictatoriales, como si no fuera quizás obvio que también estemos librando la lucha contra ellos al mismo tiempo. Creen que la colusión con tal o cual burguesía y estado local es una cuestión de supervivencia. No tienen en cuenta que la misma burguesía que defienden hace todo lo posible para evitar ser reclutada para el frente, mientras que las autoridades estatales visten a la fuerza a los proletarios con uniformes y los conducen a la muerte en la lucha del frente. Ven que la burguesía “amistosa” utiliza el estado para cerrar las fronteras a los hombres que quieren viajar a salvo. No comprenden que la burguesía no se preocupa de salvar la vida de toda la población bombardeada, sino de obligar a la parte proletaria de la población a derramar sangre para salvar su propio poder, su propiedad y su esfera de influencia económica. Cuando se trata de salvar vidas en una zona de guerra, los proletarios tienen que buscar sin duda otras opciones que alistarse en el ejército.

Los belicistas, sean capitalistas, nacionalistas o la izquierda del capital, están aterrorizados por la idea de que el estado enemigo gane la guerra, pero no están aterrorizados por los cadáveres de proletarios que la guerra siempre “produce” en ambos lados. No importa bajo qué bandera se sostengan, no importa qué etiqueta ideológica se pongan, debemos repudiar a todos los belicistas. Cuando se nos plantea la pregunta de qué lado tomamos en la guerra, respondemos claramente que tomamos el lado del proletariado en Ucrania, Rusia, Gaza, Israel y en todo el mundo. No elegimos el lado de este o aquel estado en la guerra, sino el lado que se organiza contra los estados. No nos quedamos al margen mientras la guerra masacra a nuestros hermanos y hermanas de clase. Estamos del lado de aquellos que se rebelan contra la guerra y resistimos todos los esfuerzos para arrastrarnos a la guerra. La única manera de detener las guerras es socavar la capacidad de todos los estados para continuar librando guerras.

Traducción al español: https://infoposta.com.ar/notas/13829/cuántos-cadáveres-más-necesitas-para-entender-qué-está-pasando/

Siria: Entre el caos y el orden; La danza macabra del imperialismo capitalista. Un episodio significativo

En estos momentos, los medios de comunicación están llenos de historias sobre el incierto futuro de Siria. ¿Se hunde el país en una continuación del caos de la guerra «civil» de 2011-2020? La «primavera árabe» pasó rápidamente en Siria de ser una lucha de masas de civiles contra Assad a una guerra interna de milicias múltiples y en parte opuestas (chiíes, suníes, kurdas), todas ellas apoyadas por diversas potencias regionales -como Turquía, Arabia Saudí, Irán- y mundiales, especialmente Rusia, que apoyaba a Assad, y Estados Unidos, que directamente o a través de aliados de la OTAN trataba de expulsar a Rusia de Siria. Detrás de sus bonitos eslóganes, desde la «democracia» parlamentaria y popular hasta el «Califato», todas estas bandas de ladrones escondían sus propios intereses imperialistas.

Esta guerra causó 600.000 muertos y 7.600.000 refugiados internos. En Turquía, en ese momento, Erdogan «acogió» a 3.200.000 refugiados sirios, que ahora, como chivos expiatorios del desempleo y la inflación, deben ser devueltos lo antes posible, como Erdogan exige ahora, mientras que el partido de la oposición de centro-izquierda CHP le supera en xenofobia. Es notable que tanto Erdogan como Wilders -el líder ultraderechista del mayor partido gobernante de los Países Bajos- hayan apostado recientemente por reforzar las relaciones con Assad para que Siria pueda ser designada «zona segura» para el retorno de los refugiados. El 9 de diciembre, Austria, Alemania, Países Bajos, Dinamarca, Noruega y Suecia anunciaron que, por el momento, dejarían de considerar las solicitudes de asilo de sirios. Austria se prepara incluso para una «repatriación ordenada de los sirios». El 10 de diciembre, Turquía abrió su frontera para el regreso a Siria, quitando los permisos de estancia a unos centenares de sirios: sólo ida.

El bluff populista en el que se culpa a los asilados de todos los problemas que sufre la clase trabajadora, especialmente de la escasez de vivienda, sirve claramente como propaganda nacionalista de «primero el propio pueblo» en preparación para guerras aún mayores y más grandes, eventualmente para la guerra mundial entre EEUU y aliados por un lado y China y aliados por otro.

Farol, porque difícilmente se puede ocultar que Siria no tiene actualmente un gobierno o un Estado que funcione. La situación económica, debida a la guerra y a las sanciones, antes contra Assad y ahora contra HTS, que está en la lista del terrorismo, es sin duda desastrosa: según portavoces de la ONU, el 90% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y más de la mitad de la población no tiene seguridad alimentaria. El PIB de Siria ha caído más del 85% desde 2011, la inflación en 2023 era del 115%, el crecimiento económico previsto antes de la caída de Assad era del – 1,5%. (CNN 9-12-2024)

Cuando los medios de comunicación y los políticos convierten a los asilados sirios en un problema, no es sólo porque necesitan un chivo expiatorio para los problemas creados por el propio capital y sus gobiernos: escasez de vivienda, deterioro de la sanidad y la educación, inflación. Más aún, quieren hacer olvidar que fue su intervención militar a través de grupos militantes como intermediarios lo que provocó en su momento el flujo de refugiados hacia Europa, flujo que Putin utilizó abiertamente para chantajear a Europa. E incluso ahora los hechos demuestran que todo tipo de Estados están interviniendo en Siria para promover sus diferentes y contrapuestos intereses imperialistas. Están hurgando en Siria con el pretexto de restaurar el orden en el vacío de poder dejado por Assad en Siria: el orden del encarcelamiento, la tortura, los campos, las bajas masivas, el orden de bombardear zonas residenciales, arrasar pueblos enteros, destruir infraestructuras, el hambre y la violación como armas de guerra.

La formación de un gobierno

En cualquier país capitalista, en el sentido de entidad geográfica en la que la población se considera una comunidad de destino a través de una historia común, ya sea de guerra interna o de paz (A. Pannekoek, Lucha de clases y nación), el orden sólo puede establecerse a través del Estado. El Estado limita la lucha entre el proletariado y el capital, y entre otras clases y fracciones de éstas, imponiéndose como fuerza coercitiva a toda la sociedad y elevándose por encima de ésta (D. Adam, Marx y el Estado). Este destino común y el Estado como fuerza de orden también se aplican a Siria, mientras que no había ninguno en las zonas colindantes de varios Estados donde los yihadistas querían formar un «califato». Esto es similar a cómo los nacionalistas kurdos quieren establecer un nuevo Estado kurdo, mientras intentan mantenerse en «territorios autónomos» más o menos separados en un equilibrio de poder con Irán, Irak, Turquía y Siria.

Abu Mohammad al-Jolani, el líder del principal grupo rebelde HTS, no necesitó a Marx ni a Pannekoek para declarar su intención de arrebatar el Estado sirio a Assad. Al hacerlo, renunció a su yihadismo de Al Qaeda y al proyecto de califato del ISIS.

En una entrevista concedida a la CNN el 6 de diciembre, Jolani se opuso a que se siguiera considerando terrorista a HTS, calificando la etiqueta de «principalmente política y al mismo tiempo inexacta» y argumentando que algunas prácticas islamistas extremas habían «creado una división» entre HTS y los grupos yihadistas. Afirmó que se oponía a algunas de las tácticas más brutales empleadas por otros grupos yihadistas, lo que le llevó a romper lazos con ellos. También afirmó que nunca había participado personalmente en atentados contra civiles. Jolani planeaba formar un gobierno definido por las instituciones y un «consejo elegido por el pueblo».

El 9 de diciembre, Jolani pronunció un discurso de victoria en la Mezquita Omeya de Damasco, de 1.300 años de antigüedad: «Esta victoria, hermanos míos, ha llegado gracias al sufrimiento de quienes soportaron el encarcelamiento », dijo. En un país donde el Dios que eliges y cómo rezas puede definir tu clase (sic), limitar tus aspiraciones y enfrentarte a tu prójimo. Según la CNN, Jolani envió una señal muy clara de que era musulmán suní, parte de la mayoría siria. Assad era alauita. Hay cristianos, drusos, musulmanes chiíes, ismailíes y más. «Este nuevo triunfo, hermanos míos, marca un nuevo capítulo en la historia de la región, una historia plagada de peligros (que dejó) a Siria como patio de recreo de las ambiciones iraníes, extendiendo el sectarismo y fomentando la corrupción », dijo a Irán: Envió un mensaje obvio a Teherán: se acabó tu intromisión, se acabó tu fácil acceso por tierra a tu mega apoderado Hezbolá en Líbano, se acabó tu apoyo a Hezbolá sirio y se acabó también el hogar que una vez tuviste para los arsenales de armas de Irán. El mensaje de Jolani también iba dirigido a Tel Aviv y Washington, donde se le considera miembro de una organización terrorista prohibida, con una recompensa de 10 millones de dólares por su cabeza. «Vuestros intereses son comprendidos en la nueva Siria », dijo. Una comprensión por su parte de que estas son las potencias que pueden acabar con él. El mensaje de Jolani también iba dirigido a las potencias regionales que necesitará mantener de su lado, prometiendo limpiar la casa. «Siria será limpiada «, dijo, refiriéndose a la reputación regional del país como narcoestado, afirmando que la Siria de Assad se había convertido en »la principal fuente mundial de Captagon », una droga de tipo anfetamínico, y de delincuencia en la región. (Nic Robertson, CNN, 9-12-2024).

Expertos en Oriente Medio dijeron a Jim Sciutto de CNN que tienen la esperanza de que HTS pueda traer un futuro mejor a los sirios que han vivido bajo una dictadura aplastante durante más de cinco décadas.

«Es difícil superar a Bashar al-Assad en términos de ser malo para Siria y malo para el mundo », dijo Kim Ghattas, periodista libanés y colaborador de la revista The Atlantic. Por su parte, HTS parece estar «diciendo todas las cosas correctas, y no sólo diciéndolas, sino haciéndolas», afirmó Natasha Hall, investigadora principal del Programa de Oriente Medio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Hall afirmó que sus amigos en Siria le han dicho que se está tranquilizando a las minorías religiosas y que HTS ha mantenido algunas posiciones gubernamentales en algunas zonas anteriormente controladas por el régimen. «Parece que HTS ha aprendido mucho de sus propios errores pasados, pero también de los errores pasados de Estados Unidos «, dijo, refiriéndose a la política estadounidense de »desbaasificación» durante la invasión de Irak, que consistió en eliminar la influencia del Partido Baas de Sadam Husein. Los sirios «llevan 13 años soñando con este momento», dijo Ghattas. «Creo que ahora tienen la capacidad de unirse». Pero lograr una transición de poder ordenada y pacífica requerirá apoyo internacional, añadió Ghattas. «Requerirá que los actores regionales Turquía, EAU, Arabia Saudí, Israel e Irán apoyen esta transición y no vuelvan a llevar sus juegos de poder a Siria », dijo. (CNN, 9-12-2024)

Esta petición a los imperialismos regionales para que pongan fin a sus juegos de poder equivale a pedir a los depredadores que se hagan vegetarianos. Tampoco los grandes depredadores, Estados Unidos, Rusia y China, perderán su apetito de poder y ganancias. Cada imperialismo utiliza las negociaciones en torno a un gobierno de transición para sus propios intereses.

En primer lugar, al astuto pero ya viejo e impotente imperialismo británico se le permitió avanzar su considerada opinión. El Ministro de Asuntos Exteriores británico declaró: Como grupo terrorista proscrito, HTS debe hacer que el Reino Unido sea «cauteloso». «Hasta ahora, HTS ha ofrecido garantías a las minorías de Alepo, Hama y Damasco», declaró Lammy en la Cámara de los Comunes británica. «También se han comprometido a colaborar con la comunidad internacional en la vigilancia de las armas químicas». «Juzgaremos a HTS por sus actos y vigilaremos de cerca cómo ellos y otras partes en este conflicto tratan a todos los civiles en las zonas que controlan», añadió. (Catherine Nicholls y James Frater, CNN, 9/12/2024)

Durante el fin de semana, apareció un vídeo de rebeldes escoltando al primer ministro de Assad, Mohammed al-Jalali, a un hotel de Damasco. En el vídeo se le veía rodeado de hombres armados bajando unas escaleras y subiendo a un todoterreno negro. Según Reuters, el ex primer ministro sirio ha aceptado ceder el poder a su homólogo rebelde. Aparecieron fotografías que mostraban al primer ministro del derrocado régimen de Assad, Mohammed al-Jalali, al líder rebelde Abu Mohammad al-Jolani, y al primer ministro del territorio controlado por HTS en el norte de Siria, Mohammed al-Bashir, reunidos el 9 de diciembre. La reunión tenía por objeto «coordinar el traspaso de poder de modo que se garantice la prestación de servicios a nuestro pueblo en Siria». La reunión de Damasco se produce después de que el primer ministro saliente se comprometiera a cooperar con los rebeldes y apoyar «una transición fluida y sistemática de las funciones gubernamentales “ y preservar ”las instituciones del Estado » en un mensaje grabado después de que los rebeldes tomaran Damasco. El nuevo primer ministro, Al Bashir, fue anteriormente primer ministro de la región de Idlib, en el norte de Siria, controlada por los rebeldes. «Los chicos de ahora tienen muy buena experiencia, empezaron de cero. Recuerden que Idlib es pequeña y sin recursos, pudimos hacer mucho en el pasado», dijo Jolani, líder de HTS, en el vídeo. «Veréis que tienen experiencia. Tienen un buen historial de éxitos en el tratamiento de ciertos asuntos en diferentes capacidades, así que tenemos que seguir trabajando con ellos y beneficiarnos de [su experiencia]», añadió Jolani -a quien los rebeldes se referían por su nombre real, Ahmad al-Sharaa. (Eyad Kourdi, Hira Humayun y Ruba Alhenawi, CNN, 9-12-2024)

Martes 10-12-2024 Al-Bashir ha sido nombrado primer ministro interino del país para los próximos tres meses, durante los cuales su gobierno supervisará la transición de Siria hacia un nuevo gobierno, según anunció en un discurso televisado. Los ministros del antiguo Gobierno de Salvación, vinculado a HTS, así como los funcionarios de la era de Assad, seguirán ejerciendo como ministros en el gobierno provisional hasta el 1 de marzo de 2025, añadió Al-Bashir. «Se celebró una sesión del gabinete, que incluyó al equipo de trabajo del Gobierno de Salvación sirio, que operaba en la región de Idlib y sus alrededores, así como al gobierno sirio del régimen derrocado. La sesión se centró en la transferencia de instituciones… y en la gestión de los asuntos en curso «, declaró Al-Bashir en su discurso.

Los periodistas tenían curiosidad por ver si las imágenes del fin de semana de un Estado continuado y restaurado harían que los ministerios y otras instituciones estatales volvieran a funcionar con normalidad el lunes siguiente. Sin embargo, lo único que se nos dijo fue que las calles estaban vacías y muchas tiendas cerradas. Parece que los funcionarios estatales decidieron quedarse en casa a esperar a ver qué pasaba.

Ataques aéreos estadounidenses e israelíes, Israel se adentra en Siria

De hecho, la situación no se decidirá sólo con discursos, conversaciones y negociaciones. Obviamente, Turquía, como patrocinadora de las fuerzas rebeldes del HTS y el SNA, es la más interesada en un gobierno de transición que garantice el orden. Mientras Turquía mantiene un perfil bajo, Israel y Estados Unidos inician ataques aéreos para reclamar la victoria y la mayor parte del pastel. Israel entra en la zona desmilitarizada entre su territorio y Siria y el 10 avanza, negando la marcha a Damasco.

En resumen, ¿cuáles son los diferentes y a menudo contradictorios intereses imperialistas en Siria y en la región en general?

Rusia e Irán no han podido impedir la derrota de Assad e intentan salvar la base naval de Tartus. El gobierno de Assad, en medio de un grave caos y crisis económica, no ha podido seguir siendo el garante de las posiciones del bloque ruso-chino-iraní-norcoreano; sus tropas, desmoralizadas y mal pagadas, se han rendido con poca resistencia ante una fuerza de grupos mayoritariamente yihadistas, obviamente entrenados y financiados por Turquía, y posiblemente por fuerzas como Arabia Saudí y los EAU. Obviamente, desde Estados Unidos hasta Egipto, desde el Reino Unido hasta Israel, estaban al tanto y están maniobrando para que el resultado sea lo más favorable posible a sus intereses capitalistas e imperialistas.Turquía ha recorrido un largo camino y ahora está negociando con Estados Unidos qué pasará con fuerzas que van desde el ISIS hasta los nacionalistas kurdos.

Una facción del antiguo gobierno, dirigida por Al Jalili, está intentando negociar con las milicias pro-turcas y cederles el mando en un intento de salvar sus «muebles», es decir, sus capacidades civiles. Habrá purgas, por supuesto, pero Turquía quiere que los nuevos dirigentes parezcan tolerantes y decididos a «unir el país» para que la UE y Estados Unidos puedan negociar y dejar de hablar de terroristas yihadistas. Las declaraciones diplomáticas en este sentido ya se están multiplicando. El bloque anti-OTAN, especial y directamente Rusia e Irán, ha sufrido un duro golpe. Indirectamente, esto afecta a China, que ve en EEUU su principal obstáculo. Israel se beneficia y ahora puede explicar plenamente sus acciones frente al frente de rechazo, frente a Hezbolá y los ayatolás iraníes, partidarios de una serie de grupos que no hicieron mucho para evitar la caída de Assad y su facción.

Es decir que se recompone el poder burgués y la dinámica inestable establecida entre las fuerzas imperialistas en la zona.

Israel ha cooperado indirectamente en el avance de los pro-turcos. Rusia seguramente negociará intensamente con Erdogan y su facción, mientras que la debilidad táctica de varias facciones palestinas e islamistas es descaradamente evidente. Incluso puede haber signos de reconocimiento de la debilidad en el propio Irán. Estados Unidos e Israel están ocupados, por medios militares, en controlar las armas que no les interesan en manos de los nuevos capos. Y sólo después de que este trabajo esté hecho, los EE.UU. vendrán a negociar.

La maraña de intereses y fuerzas burguesas-imperialistas en Siria y sus alrededores es claramente visible:

Estamos asistiendo a otro episodio de un conflicto general entre dos grandes bloques que están tomando forma y cuyo proceso de conformación aún se está desarrollando.

Un Estado importante en la región, como Turquía, aún no se inclina claramente por uno u otro bloque e intenta mejorar su posición regional mediante la fuerza y la astucia.

La caída de un bastión del bloque Rusia-China-Irán-Corea del Norte es una victoria para el otro bloque, el de la OTAN, que prepara ahora su próximo movimiento, que podría ser Irak.

Aníbal y Fredo Corvo, 10-12-2024

Edición en inglés: https://leftdis.wordpress.com/2024/12/10/syria-between-chaos-and-order/

[PHS] Volante internacionalista contra la guerra entre Irán e Israel

¡NI CON IRÁN (Y PALESTINA) NI CON ISRAEL (Y EE.UU.)!
¡POR LA DERROTA DE AMBOS ESTADOS CAPITALISTAS EN GUERRA!
¡POR LA SOLIDARIDAD CLASISTA Y COMBATIVA ENTRE LOS PROLETARIOS DE AMBAS REGIONES, TAL COMO EN RUSIA Y UCRANIA!

Estas consignas expresan hoy la posición invariante de los comunistas internacionalistas frente a esta y a toda guerra capitalista: el derrotismo revolucionario y el internacionalismo proletario. ¿Por qué?:

➊ Porque la guerra capitalista siempre se hace contra el proletariado: en este caso, si hoy el Estado burgués de Irán está atacando el territorio dominado por el Estado burgués de Israel es, sobre todo, para someter al combativo proletariado de la propia región iraní; más precisamente, para justificar la represión sobre sus luchas contra la explotación (p. ej. en el sector petrolero y de la salud) y llevarlo al matadero de la guerra “en defensa de la patria”. Lo mismo aplica contra el proletariado de la región israelí que se rehúsa a ir a la guerra de sus patrones asesinos y matar a sus hermanos de clase al otro lado de la frontera (los llamados refuseniks); y, contra el proletariado de la región palestina que protesta contra el gobierno burgués, hambreador y represivo de la Autoridad Nacional Palestina y Hamás. En fin, en toda guerra capitalista los únicos ganadores son los burgueses y los únicos perdedores son los proletarios de cualquier país, ya que en realidad este no es un conflicto de naciones, sino un conflicto de clases llevado al plano internacional.

➋ Porque los Estados hacen la guerra para acumular más capital, territorio y poder: en este caso, si hoy el Estado de la burguesía ayatola de Irán (socia de China) y el Estado de la burguesía sionista de Israel (socia de EE.UU.) se están disputando militar y políticamente el territorio dominado por su subordinada, la burguesía islamista de Palestina (y de Líbano), es por el control de la fuerza de trabajo, petróleo y gas, centros industriales, puertos, etc. de toda esa zona geográfica del mercado mundial llamada Medio Oriente. También hacen la guerra como válvula de escape para la crisis capitalista o la caída de la tasa de ganancia y la desvalorización mundial, reactivando la industria y el comercio de armas, repartiendo e invirtiendo el plusvalor extraído a los trabajadores. Tal es el motor económico de toda guerra imperialista. Y esta guerra no es la excepción, con el agravante de que podría convertirse en una guerra nuclear de gran escala.

➌ Porque estar a favor de uno u otro Estado capitalista en guerra es caer en la trampa de los falsos bandos, el nacionalismo, el sentimentalismo, la confusión y el oportunismo. Trampa promovida por los medios de desinformación masiva que, para colmo, han hecho de la guerra algo “normal” y hasta un distractor de otras catástrofes cotidianas. Es caer en el terreno de la burguesía y la socialdemocracia. Es una posición antiproletaria y contrarrevolucionaria que debe ser denunciada y combatida como tal, sobre todo contra las variopintas izquierdas del Capital. El “antiimperialismo” y la “liberación nacional” en realidad siempre han sido apéndices de la guerra imperialista y el capitalismo de Estado (mal llamado “comunismo”). Por el contrario, los proletarios no tenemos patria y los comunistas siempre luchamos por los intereses de nuestra clase mundial en contra y más allá de los intereses de cualquier Estado, nación, “pueblo”, religión, etc.

➍ Porque bajo el capitalismo no existe “guerra justa” ni “guerra santa” entre naciones. La única “guerra justa” que puede existir es la guerra de clases global para abolir el capitalismo, la guerra y la sociedad de clases misma; esto es, transformar la guerra imperialista en revolución comunista internacional. Evidentemente, faltan muchos desastres, guerras, revueltas e insurrecciones para llegar a ese punto de no-retorno. Mas no por ello es menos verdadero ni necesario en esta época de catástrofe económica, social, ecológica y, para colmo, amenaza inminente de guerra nuclear. Por lo tanto, Comunismo o Extinción.

➎ Porque, a pesar de la contrarrevolución mundial que todavía reina, mantener con intransigencia la posición de derrotismo revolucionario e internacionalismo proletario resulta una práctica necesaria, defensiva y clarificadora tanto frente al terrorismo de los Estados capitalistas en guerra como frente al oportunismo confusionista de las izquierdas del Capital que los apoyan. Una práctica defensiva hasta que el proletariado mundial esté en condiciones de pasar a la ofensiva revolucionaria y mandar a todos los Estados, los mercados, las patrias, las guerras y las clases al basurero de la historia. Los proletarios con y sin uniforme de las regiones rusa y ucraniana que hoy vuelven sus armas contra sus jefes militares, que desertan de “sus propios” ejércitos, que protestan contra “sus propios” Estados y que organizan redes internacionalistas de solidaridad con los desertores, son el ejemplo concreto y actual de derrotismo revolucionario. El ejemplo a seguir por los proletarios de Medio Oriente y otras regiones del planeta azotadas por la guerra.

Proletarios Hartos de Serlo
Región ecuatoriana, Octubre de 2024

Ver también:

Debate sobre este volante digitalizado en PDF aquí.

Precisiones Sobre El Derrotismo Revolucionario

El texto que publicamos a continuación es parte del próximo número de nuestra revista Revolución, dedicado a la guerra imperialista y al derrotismo revolucionario.
Hemos decidido adelantar su difusión tanto por el retraso que tenemos con la revista, así como por la importancia de este documento en las discusiones que se están dando en sectores de nuestra comunidad de lucha que asumen las tareas internacionalistas del derrotismo revolucionario.

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No puede extrañarnos, en absoluto, que el derrotismo revolucionario vuelva a estar a la orden del día en nuestra comunidad de lucha. Sólo hay que echar un vistazo a cómo vivimos hoy buena parte del proletariado: bajo las bombas. Y los “privilegiados” que no viven pendientes del sonido de los cazas o del crujir de las botas de los milicos, sufren en sus carnes el dolor de sus hermanos de clase y el esfuerzo de guerra desarrollado por todos los Estados.

Es totalmente natural que, ante el baño de sangre que inunda el viejo mundo, nuestra clase no sólo se resista a ser carne de cañón, sino que manifieste también su rechazo apuntando con sus armas a los agentes directos de la carnicería. Frente a las banderas hediondas de la patria, bajo cuyos pliegues son masacrados miles de proletarios, la amenaza de derrotismo revolucionario atormenta a los ejércitos de la burguesía.

Aclaremos ya, antes de nada, contra las concepciones caricaturales emanadas del medio podrido izquierdista o ultraizquierdista, que el derrotismo revolucionario no es un ideal a alcanzar, una bonita consigna lanzada por revolucionarios para que los proletarios dejen de matarse entre ellos y vuelvan sus fusiles contra “sus” propios oficiales, ni una concepción que algunos “revolucionarios”, aportadores de conciencia, importan desde el exterior a la clase proletaria. El derrotismo revolucionario es una práctica social, o mejor aún, una determinación primaria que emana de las contradicciones sociales que genera la guerra imperialista en nuestra clase. Si vuelve al centro de las preocupaciones de la comunidad de lucha contra el capital, desplazando otra serie de cuestiones, no es porque aparezca en la “agenda” de algunos militantes revolucionarios, sino porque la generalización de la guerra espolea a nuestra clase a contraponerse a la misma.

Existen, evidentemente, números obstáculos materiales para la organización y el desarrollo de la práctica derrotista, como puede comprobarse por el desarrollo impresionante de la guerra imperialista. Se trata de un conjunto de límites que obstaculizan el desencadenamiento de esa fuerza imponente, y que configuran el estado actual en el que se encuentra el proletariado como clase. En general, son los mismos límites y debilidades que afectan en todos los ámbitos de la lucha proletaria, desde la más elemental defensa material de sus condiciones de vida hasta las revueltas de nuestra época. El principal límite lo constituye la correlación de fuerzas internacional, producto de la derrota histórica de nuestra clase, de la cual no ha conseguido zafarse todavía. Esa derrota contiene una serie de implicaciones (desgarramiento de su experiencia, debilitamiento de su asociacionismo, descomposición de su fuerza unitaria, ideologización de su programa revolucionario…) que sólo pueden ser enfrentadas en el desarrollo mismo de la lucha contra el capital, al empujar a los explotados a hacerse cargo de su propia derrota para vencer al enemigo. La revolución social es un proceso histórico en el que la derrota es parte de su proceso contradictorio de afirmación.

La estructuración como dirección revolucionaria de su propia experiencia de lucha, catalizada a través de sus minorías de vanguardia, ha marcado siempre el devenir de la guerra contra la burguesía en los momentos de crisis generalizada. Creer que puede surgir una perspectiva revolucionaria al margen de la lucha proletaria inmediata contra la explotación y su inherente dimensión histórica, o peor aún, considerar que la misma se circunscribe al interior de la reproducción capitalista, y por lo tanto no puede aspirar a ninguna ruptura con la relación social vigente, significa remar en favor del desarrollo de la guerra imperialista y el mantenimiento de la esclavitud asalariada.

Por consiguiente, el derrotismo revolucionario, como contraposición proletaria a la guerra, no puede escindir su acción actual de su práctica histórica. Zarandea a todos aquellos que se colocan en su perspectiva para que profundicen en el conocimiento de su propia praxis y sus límites, en la complejidad de los laberintos que propone el enemigo, precisando cada vez con mayor claridad el arduo camino que descompone a los ejércitos de la burguesía, poniendo entre la espada y la pared el orden social existente. Es en el seno de esa práctica derrotista, de las discusiones desarrolladas al interior de nuestra comunidad de lucha, fuera y contra del espectáculo escolástico y doctrinario, donde enmarcamos esta pequeña contribución.

Partiendo del ABC del derrotismo de nuestra clase, queremos precisar algunas cuestiones que se contraponen a las caricaturas y análisis reduccionistas que se levantan bajo su bandera. El objeto del texto es claro, contribuir a delimitar el terreno derrotista revolucionario de los diversos simulacros y eventos teológicos, especialmente de lo que denominamos “derrotismo simplista”, y, al mismo tiempo, impulsar a todos los militantes revolucionarios a centralizar juntos las tareas que nos exige el momento actual.

Por el estado de borrador en el que se encuentra esta contribución, inmersa en discusiones y clarificaciones, hemos preferido presentar el documento en forma de tesis.

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El derrotismo revolucionario no parte de un conjunto de ideas o consignas, sino que es el resultado de las condiciones materiales de existencia del proletariado bajo la guerra imperialista. Es una práctica inmediata, primaria, surgida de las necesidades e intereses materiales de los proletarios que alberga diversos niveles de materialización y desarrollo, y cuya base es, como siempre, la lucha contra la explotación, y, por tanto, la lucha contra “su” propia burguesía1. La derrota de “su” propia burguesía equivale a la derrota de “su” propio ejército, de “su” propio Estado.

Esta práctica no depende de lo que piense tal o cual proletario, pues es el conjunto de sus intereses materiales lo que le empuja a contraponerse a la guerra imperialista y a los distintos ejércitos de la burguesía. El derrotismo está determinado por los golpes que recibe nuestra clase en la guerra, por los muertos, los heridos, las violaciones, la represión, el hambre, la desmoralización, el desgaste, el sacrificio, las humillaciones, el “esfuerzo de guerra” …, es decir, por la exacerbación de las contradicciones sociales. Sólo de ahí surge, límpidamente, como producto material inherente al proletariado, la necesidad y la posibilidad del derrotismo revolucionario. Sigue leyendo

[AST] Conferencia “A favor de una posición antibelicista revolucionaria”

Apunta tus armas contra tus oficiales!

Fuente en alemán: https://actionweek.noblogs.org/post/2024/06/03/vortrag-fur-revolutionare-antikriegsposition/

En el marco del congreso contra la guerra celebrado el sábado en Praga, los camaradas de habla alemana de la Tendencia Social Revolucionaria Antipolítica (AST) pronunciaron una conferencia sobre el tema “A favor de una postura revolucionaria contra la guerra”. He aquí sus tesis sobre la conferencia.

La paz burguesa dentro del capitalismo es la forma no militar de lucha competitiva tanto dentro de cada Estado como entre ellos. La paz interna se basa en el monopolio del Estado sobre el uso de la fuerza. Para los ideólogos burgueses, por ejemplo, hay paz en las dos democracias de Alemania y Estados Unidos. Y, de hecho, actualmente no hay ninguna guerra civil ni en EEUU ni en Alemania. Y, sin embargo, la paz interna de los Estados significa un terror permanente a los toros, más o menos pronunciado. Los policías son los hooligans oficiales del Estado, a los que se permite hacer lo que generalmente se prohíbe a los ciudadanos, es decir, ejercer la violencia de forma ofensiva. En la República Federal de Alemania, el terror mortal de los toros ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos. En Estados Unidos, la policía mató al menos a 881 personas entre enero y el 2 de octubre de 2022.

Por lo tanto, la paz interna en los Estados capitalistas no es otra cosa que una guerra de baja intensidad. Es una guerra unilateral librada por el Estado contra las clases bajas pequeñoburguesas y proletarias. Los social revolucionarios se esfuerzan por perturbar la paz interna mediante la guerra de clases proletaria.

Como ideología burguesa, el pacifismo defiende la paz y la cooperación entre los Estados y su desarme colectivo voluntario. Se trata de una montaña de ilusiones que se derrumba rápidamente ante la carnicería imperialista. Existe competencia entre los Estados capitalistas y la paz entre ellos no es más que la forma no militar de la competencia basada en el armamento. Los Estados nunca se desarmarán voluntariamente de forma colectiva en un grado significativo. La exigencia de que los Estados lo hagan es ilusoria. Sólo puede haber un desarme real: ¡el aplastamiento revolucionario mundial de todos los Estados! ¡Guerra de clases en lugar de paz burguesa!

En el capitalismo mundial, la paz burguesa sólo puede ser el estado entre guerras. Los pacifistas afirman que la diplomacia es una alternativa a la guerra imperialista. No les irrita especialmente el hecho de que los diplomáticos sean desplegados por los mismos Estados que despliegan e invaden ejércitos. La diplomacia es un arma de competición no militar, en la que el potencial económico y militar de los Estados desempeña siempre el papel más importante como base. La diplomacia de los Estados prepara la guerra en la paz y la paz en la guerra, pero en principio no puede impedir ni impedirá la guerra. Sigue leyendo

Cuando el empobrecimiento de los conceptos se intensifica

Dado que, por desgracia, nos enfrentamos regularmente a grupos que apoyan al bando ucraniano en la guerra entre Rusia y Ucrania adoptando una posición supuestamente “anarquista”, y dado que en abril se publicó un artículo (When ideology gets in the way of solidarityCuando la ideología se interpone en el camino de la solidaridad) en el que ABC (Cruz Negra Anarquista-Bielorrusia) expresaba su sorpresa por haber sido calificada por nosotros de partidaria de la guerra y, por tanto, no invitada a la feria del libro, he aquí unas palabras nuestras sobre el tema. Ya hemos tenido el dudoso placer en más de una ocasión de vernos envueltos en discusiones con personas que se autodenominan “anarquistas” y apoyan al bando ucraniano en la guerra ruso-ucraniana, a los que algunos también llaman anarco-militaristas, anarco-nacionalistas, anarquistas de la OTAN y similares, aunque por supuesto negamos personalmente que sean anarquistas – en concreto, ABC-Bielorrusia, ABC-Dresde, Operación Solidaridad/Colectivo Solidaridad y todos los grupos que apoyan la guerra. Una de las cosas que ha salido a la luz es que, contrariamente a su afirmación de que buscan la confrontación, no lo hacen, sino que ignoran hábilmente cualquier contraargumento y se sitúan fácilmente en un nivel que a veces puede calificarse con seguridad de populista y estatista. Lo que buscan es aprobación, y a quienes no la consiguen se les acusa de putinismo, occidentalismo, etcétera. E incluso si sus argumentos han evolucionado con el tiempo, y ciertamente también debido al curso de la guerra en Ucrania, en conjunto siempre se repiten. En lo que sigue, volveremos sobre estos argumentos, tal y como nos los han presentado, y a veces publicado, y explicaremos una vez más por qué estos grupos apoyan la guerra y no son considerados por nosotros como compañeros anarquistas, a pesar de todo el encomiable e importante trabajo que hacen y han hecho en el campo del apoyo a los prisioneros.

Llama la atención que estos nacionalistas disfrazados de anarquistas utilicen constantemente argumentos emocionales. Se habla mucho del sufrimiento de la población ucraniana y de los trágicos destinos individuales de los soldados caídos (quizás incluso de las mujeres soldados, hasta ahora sólo hemos oído o leído informes de soldados varones) de los que se dice que fueron anarquistas en un momento u otro de sus vidas, pero todo esto es difícil de verificar y de hecho no juega ningún papel. El hecho es que aquí se describe la terrible realidad de la guerra, de todas las guerras. Ciertamente, se pueden encontrar trágicos relatos de soldados rusos que murieron en combate, que se alistaron debido a su pobreza, o de habitantes ucranianos de origen ruso (que, según algunas personas, no existen, a pesar de que el gobierno ucraniano todavía contabilizaba un 17,2% de rusos en la población total en 20011 – ¿se trata simplemente de una ignorancia preocupante o de un malentendido de los hechos, o estas fuentes también podrían calificarse de propaganda y desinformación rusas?), que fueron masacrados, torturados y asesinados como supuestos espías y colaboradores. ¿Sus vidas tienen menos valor? ¿O estamos empezando a contar los muertos en las guerras y qué bando tiene más, el bando bueno, el bando que merece apoyo? ¿Y en serio quieren hacernos creer que el ejército ucraniano es el único ejército del mundo formado íntegramente por hombres y mujeres intachables? Al menos en lo que respecta a la Brigada Azov, no parecen negar su orientación fascista, pero la relativizan, y sus campos de entrenamiento eran los únicos fácilmente accesibles, lo que los convierte en camaradas perfectamente decentes con los que se puede luchar codo con codo. Al fin y al cabo, tienen los mismos objetivos nacionalistas y, como en todo nacionalismo, hay que denigrar a la otra nación, en este caso a la “fascista” agresora Rusia, y por tanto, de paso, a todos los rusos. Demasiado para la solidaridad que esta gente reclama a gritos, pero que se detiene en las fronteras nacionales. Y el hecho de que se ignore o incluso se niegue la presencia de fascistas en el gobierno ucraniano también habla por sí solo… Sigue leyendo

[Italia] No seremos cómplices. Seremos desertores (Spoleto, marzo de 2024)

Fuente en italiano: https://lanemesi.noblogs.org/post/2024/03/04/non-saremo-complici-saremo-disertori-spoleto-marzo-2024/

En respuesta a una pregunta parlamentaria, el ministro de la Guerra, Guido Crosetto, confirmó que el Establecimiento de Municiones Militares Terrestres (SMMT) de Baiano di Spoleto podría producir en breve los nuevos misiles y municiones que se enviarán a Ucrania para apoyar la guerra en curso. La Agencia de Industrias de Defensa (AID) ha designado tres de sus centros de producción – Spoleto, Capua y Fontana Liri – para la licitación de la Unión Europea, que aportará 500 millones de euros en ayudas para producir nuevas armas para Kiev.

Aunque todavía es sólo una oferta, los periódicos locales consideran que el contrato es muy probable, entre otras cosas porque se dice que la fábrica de Spoleto está infrautilizada en relación con su capacidad “productiva” (pero quizá deberíamos decir destructiva).

El ministro, que ya es un representante del lobby armamentístico como presidente de la Federación de Empresas Italianas Aeroespaciales, de Defensa y de Seguridad (AIAD), una rama de Confindustria que agrupa a los contratistas de guerra, sigue prometiendo beneficios multimillonarios a sus compinches y quizá crea que, de cara a las elecciones regionales, puede ablandar a los habitantes de Spoleto, enfadados por la reducción del personal hospitalario, con unas cuantas promesas de puestos de trabajo.

Mientras los Estados capitalistas y los bloques de poder se disputan el control de la hegemonía mundial, los explotados no tenemos nada que ver con sus guerras. Las bombas fabricadas en Spoleto masacrarán a los soldados reclutados a la fuerza, prolongando también la masacre de la población civil ucraniana. Pero la guerra nos concierne a todos.

Mientras los señores de la guerra hacen su agosto (hace unas semanas supimos que Leonardo había visto aumentar su capitalización bursátil en un 82% en 2023), todos pagamos las consecuencias con el encarecimiento de la vida, empezando por los productos energéticos, la intensificación de la explotación en nombre de la productividad, cuya expresión directa es claramente visible en el continuo aumento del número de muertos y heridos en el trabajo. Por último, vemos sus efectos con la escalada represiva en curso: las porras contra los estudiantes o los piquetes, las investigaciones contra la prensa anarquista y la creciente intolerancia hacia las opiniones discrepantes, hasta el traslado de Alfredo Cospito al 41 bis, son la representación misma de la política de guerra que nuestros dirigentes han puesto en marcha para la lucha en el frente interno.

Es posible oponerse a todo esto: los estibadores de muchas ciudades que se negaron a entregar material militar y las acciones directas que lograron poner obstáculos concretos a la maquinaria de guerra y a sus cómplices son prueba de ello.

¡Ninguna complicidad con los industriales de la muerte!
Ni en Spoleto ni en ningún otro lugar: ¡boicoteemos, obstruyamos y saboteemos la industria de guerra!
El enemigo no son los explotados del otro lado del frente, ¡sino el político, el industrial, el banquero que se enriquece con nuestra sangre!

Anarquistas en Spoleto
t.me/circoloanarchicolafaglia

Traducción al español: https://inter-rev.foroactivo.com/t12802-recibido-tridni-valka-class-war-guerre-de-classe-italie-nous-ne-serons-pas-complices-nous-serons-des-deserteurs-spoleto-mars-2024

[Asamblea] ¿La hora más oscura es antes del amanecer?

«La guerra es un tipo de acción, gracias a la cual personas que no se conocen se matan unas a otras para gloria y provecho de personas que se conocen muy bien, pero que no se matan» (Paul Valéry)

Artículo del colectivo ruso Asamblea (Assembly) sobre otro año de guerra de trincheras en 2024, en solidaridad con las jornadas contra la guerra en otros países que se llevó a cabo del 17 al 25 de noviembre por invitación del secretariado de la Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA).

Esta es una versión abreviada de nuestras publicaciones en ruso de noviembre y diciembre. En ellas encontrarás numerosas referencias, vídeos, etc.

Fuente en ruso: https://assembly.org.ua/samyj-temnyj-chas-pered-rassvetom-vzglyad-iz-harkova-na-eshhe-odin-god-okopnoj-vojny/

Estancamiento. Esta palabra empezó a aparecer en casi todos los materiales analíticos de la prensa occidental sobre la guerra ruso-ucraniana. Desde la retirada del ejército ruso de Kherson en noviembre del año pasado, la línea del frente se ha congelado casi sin movimiento, a pesar de los sangrientos intentos de cada bando por lograr un punto de inflexión a su favor y ganar espacio operativo. Tras el nuevo Verdún ‒la picadora de carne de invierno-primavera cerca de Bajmut‒ llegó una nueva batalla del Somme por una docena de aldeas en las estepas de la costa de Azov, que desde octubre se convirtió sin problemas en otro Verdún/Bajmut alrededor de Avdeevka. Si cae, sucederá lo mismo en nuevas fronteras un poco más alejadas. Mientras tanto, el amasijo de barro y cadáveres en Krynki, tal vez, ya parece un nuevo Passchendaele.

Si sólo por pereza no se compara el actual equilibrio de posiciones con la Primera Guerra Mundial, su final todavía es menos recordado. Fue acabado por los trabajadores de los países beligerantes: «La guerra no terminó en 1918 por la derrota militar de uno u otro bando. Los generales habrían pasado gustosamente unos cuantos años más matando a millones de personas para lograr sus objetivos. Terminó porque los distintos ejércitos y poblaciones de Europa entraron en acción. La mayoría de la gente sabe que Rusia salió de la guerra en 1917 gracias a la Revolución Rusa. Uno de los factores clave de la revolución fue que los obreros y campesinos de Rusia se rebelaron contra la guerra y contra su propia clase dirigente. Lo que es menos conocido es que en 1917 se habían producido importantes motines en el ejército francés, así como motines más pequeños pero igualmente significativos en el ejército británico. El levantamiento clave que puso fin a la guerra fue el motín de Kiel de la marina alemana en 1918. El Alto Mando, en un intento desesperado por cambiar el rumbo de la guerra, ordenó hacer zarpar a la flota, prácticamente intacta. Sin embargo, las organizaciones navales rebeldes, entre las que había marineros anarquistas, ya se lo esperaban. En respuesta, formaron los soviets y se apoderaron de sus barcos, rodeando puertos y cuarteles. Esto provocó una oleada de motines militares y huelgas obreras, obligando a la clase dominante, presa del pánico, no solo de Alemania, sino de toda Europa, a sentarse a la mesa de negociaciones y elaborar un tratado de paz”. En el momento de la probable llegada de Trump o de otro candidato aislacionista a la presidencia en Estados Unidos, la guerra ruso-ucraniana ya habrá hecho estragos durante 3 años. Es aproximadamente el mismo tiempo que tardó entonces en aparecer la situación revolucionaria. Ni los destacamentos de barrera, ni los tribunales militares, ni las hordas de agitadores callejeros por el «hasta el amargo final» ayudarán. Sigue leyendo

DE LA NAKBA…

De Boletín La Oveja Negra

La fundación del Estado de Israel es, para los expulsados y quienes lloran a sus muertos, la Nakba («catástrofe» en árabe): el momento en que los palestinos debieron comenzar su exilio, desposesión y desarraigo. La creación de cada Estado es una catástrofe y así deberían ser conmemoradas todas. ¿No está, acaso, el Estado argentino también fundado sobre la masacre, la desposesión y la expulsión de habitantes preexistentes? Se habla a veces de Israel como “Estado ilegítimo”, pero ¿qué Estado lo sería?

En 1948 el proceso de ocupación del territorio palestino para la creación del Estado de Israel supuso el abandono forzoso de los habitantes de sus tierras y hogares. Durante décadas, esta ocupación territorial se ha ido extendiendo bajo distintas formas de violencia sistemática. En estas últimas semanas, y tras una rápida escalada del conflicto, nos encontramos ante una brutal continuación de la Nakba. Con los habitantes de Gaza desplazados, bajo un asedio continuo mediante bombardeos, incursiones terrestres, y bloqueando el acceso de la población al agua, alimentos, sanidad, electricidad y comunicación.

Mientras tanto, los funcionarios de Estado de los países occidentales únicamente condenan el ataque del 7 de octubre para alinearse con la masacre que está llevando a cabo Israel con el apoyo de EE.UU. De igual modo proceden la mayoría de los medios masivos de (in)comunicación occidentales, que asimilan cualquier protesta a antisemitismo y cualquier reivindicación de la resistencia del proletariado palestino, incluso la mera condena al ataque llevado a cabo por Israel, con el apoyo a Hamás.

Con más de 15.000 muertos, la expulsión de 800.000 árabes palestinos en 1948 fue un acto de violencia y desplazamiento en masa sin precedentes en la historia de la región. La mayoría de los refugiados palestinos se asentaron precariamente en la Franja de Gaza (en ese entonces ocupada por Egipto) y en Cisjordania (ocupada por Transjordania, hoy Jordania), así como en Siria, Líbano, Egipto, Irak. La Nakba no se ha detenido, como el nuevo éxodo que sufrieron alrededor de 300.000 refugiados palestinos en 1967 durante la Guerra de los Seis Días, cuando Israel ocupó la Franja de Gaza y Cisjordania. Hoy asistimos en vivo y en directo a otro episodio de esta catástrofe, mientras la mayor parte del mundo mira para otro lado.

Pese a la distancia geográfica, no escribimos estas palabras a la ligera, con indiferencia ante el sufrimiento de las víctimas y sus seres queridos. Sin embargo, para el análisis de los acontecimientos debemos, por momentos, no partir de las emociones para apreciar adecuadamente lo sucedido. Este puñado de reflexiones, tienen como objetivo denunciar la presente matanza en Palestina así como comprender la situación actual.

En su ataque a Gaza, Israel ha proclamado abiertamente una intención genocida. El 31 de octubre y el 1 de noviembre Israel arrasó Jabalía, antiguo campo de refugiados ya urbanizado, al norte de Gaza, dejando unos 190 muertos. Ante este suceso renunció un alto funcionario de la ONU quien declaro: «sé bien que el concepto de genocidio a menudo ha sido objeto de abuso político, pero la actual matanza generalizada del pueblo palestino, arraigada en una ideología colonial etnonacionalista de colonos, la continuación de décadas de su persecución y purga sistemáticas, basada en su condición de árabes y sumada a declaraciones explicitas de intenciones por parte de los líderes del gobierno y ejercito israelíes, no deja lugar a dudas.» Hasta la misma ONU declaró que «Gaza es un cementerio de niños». Al cierre de este boletín, el número de asesinados en la Franja de Gaza asciende a más de 11.000, de los cuales alrededor de 5.000 son niños. Estas cifras oficiales continúan creciendo, con miles de desaparecidos y heridos. De los 2.3 millones de habitantes en la Franja, se estima que 1.6 millones se han debido desplazar a causa de los ataques, siempre al interior del reducido territorio, principalmente desde el norte hacia el sur.

Ahora bien, la definición de genocidio propia del derecho internacional puede hacernos perder de vista los motivos de clase detrás de un ataque étnico, nacionalista y religioso sobre una población. Israel funciona como un Estado confesional, brindando ciudadanía al “pueblo judío”, y más aun brindando apoyo económico y militar a los colonos en su afán expansionista. Evidentemente, los beneficios no son por igual, se trata de una sociedad profundamente estratificada (y zonificada) incluso entre la población judía, y fundamentalmente respecto de la población árabe (dejamos de lado aquí la inmigración como mano de obra barata proveniente de países como Tailandia). Israel fomenta la etnificación de parte del proletariado en tanto judíos, enfrentándolos al resto del proletariado etnificado en tanto árabe.

Desde este boletín hemos criticado la noción de pueblo desde nuestra propia realidad como “argentinos”. Decíamos en el nro. 86: «La población existe, sin embargo, la forma de categorizarla no es natural, la manera de designarla es política. No existe a la espera de ser reconocida y tener significado, es algo totalmente construido. Sin lo que “pasionalmente” conocemos como pueblo, la razón de Estado carecería de sentido. Los propios límites geográficos gracias a los cuales se puede definir “el pueblo argentino” se establecen a partir del Estado argentino. Primero el Estado después su pueblo, jamás al revés. Es de esta manera que decenas de poblaciones y comunidades quedan encerradas en las fronteras de la Argentina. En su acepción más corriente, para que exista un territorio determinado debe existir un Estado determinado. “El pueblo” no es un dato de la naturaleza, ni una clase social, siquiera un grupo sociológico, hay que construirlo y representarlo. Acontecimientos como las guerras, los mundiales o ciertos sucesos culturales refuerzan el concepto y ayudan a experimentarlo como realidad.»

En este caso, es el Estado Israelí el que ha construido una forma bien determinada de lo que significa ser “judío” y “palestino”, reforzadas por los frustrados intentos de un Estado Palestino separado. Desde una perspectiva anticapitalista no es necesario negar diferencias étnicas, culturales, religiosas entre proletarios para hablar de clases sociales, sino comprender cómo estas son abordadas, transformadas e impuestas por los Estados. Sigue leyendo

[Konflikt] Sobre la situación en Gaza

Traducido por NecPlusUltra

En este mismo instante Israel está cometiendo crímenes de guerra en Gaza. Aunque nuestros medios de comunicación están repletos de «valientes israelíes» que se defienden de «terroristas árabes locos», la verdad del asunto es bastante menos heroica. Por el contrario, lo que vemos en este momento es al ejército de un Estado moderno militarizado vengándose de civiles desarmados. Las consecuencias, por supuesto, son horribles. El Estado israelí ya ha asesinado a más del doble de civiles palestinos que el número total de israelíes que los nacionalistas palestinos consiguieron matar en su ataque contra Israel el 7 de octubre, y la ofensiva terrestre ni siquiera ha comenzado todavía. Sin embargo, todos los días el Estado israelí comete crímenes de guerra contra la población palestina —y esto mucho antes del 7 de octubre [n. del t.]—. Bombardear hospitales es un crimen de guerra. Cortar el suministro de electricidad, agua y combustible de Gaza es un «castigo colectivo». Es un crimen de guerra. La «deportación o traslado ilegal de civiles» es un crimen de guerra. En el habla cotidiana solemos llamarlo «limpieza étnica». Matar a los trabajadores de las agencias humanitarias de la ONU que participan en las labores de ayuda es un crimen de guerra. Israel los mata a pesar de todo. Bombardear ambulancias es un crimen de guerra. Israel lo hace a pesar de todo. El uso de fósforo blanco es un crimen de guerra. Israel lo hace a pesar de todo. Incitar directamente a otros a cometer genocidio es un crimen de guerra. Yoav Gallant, ministro de Defensa israelí, declaró: «Luchamos contra animales humanos y actuamos en consecuencia». Es un criminal de guerra.

Sin embargo, en todo Occidente vemos cómo los medios de comunicación se apresuran a defender a Israel al mismo tiempo que comete crímenes de guerra contra la población civil de Gaza. En los medios de comunicación es como si este conflicto fuera el de David contra Goliat; sin embargo, Occidente vitorea al Goliat israelí y condena al David palestino por tirar piedras.

Y en cuanto a Hamás, ¿qué puede haberles llevado a lanzar esta enorme incursión a través de la frontera con Israel y a desbocarse asesinando a casi un millar y medio de personas? ¿Qué esperaban conseguir con estas matanzas? ¿Cómo pensaban que esto podría hacer avanzar su causa? Lo vemos como un acto de pura desesperación. No creemos que Hamás viera ningún valor militar en este ataque[1]. De hecho, debían saber que matar israelíes en cantidades sin precedentes provocaría este tipo de respuesta genocida por parte del Estado israelí, así que ¿por qué lo hicieron? ¿Qué ventaja podían haber visto en provocar semejante matanza?

Para entenderlo tenemos que situar esta guerra en el contexto de la política internacional. Hoy Gaza es un agujero infernal. Es, de hecho, un gigantesco campo de prisioneros del que no se puede escapar. Tiene una población de casi 2,4 millones de habitantes hacinados en 365 km2, lo que la convierte en uno de los lugares más densamente poblados del mundo. También tiene una de las edades medias más bajas del mundo, con la mitad de la población menor de 18 años. Sigue leyendo

Hipocresía Imperialista en el Oriente y el Occidente

A medida que sigue aumentando el número de muertos en Gaza, donde muchas de las víctimas hasta ahora han sido niños, quedan al descubierto la brutalidad y el doble rasero de la realpolitik imperialista. Para nuestras clases dominantes, está muy claro que algunas vidas valen más que otras. Son las alianzas económicas, políticas y militares las que deciden cuales atrocidades son mencionadas y dónde. Basta con comparar los distintos bloques de voto en las resoluciones de la ONU sobre algunos conflictos recientes, y mirar cómo los han cubierto los principales medios de comunicación alrededor de todo el mundo. Mejor aún, observemos las respuestas hipócritas de algunos de nuestros estimados líderes mundiales:

  • El presidente de Estados Unidos, Biden, ha calificado anteriormente de «crimen de guerra» la matanza de civiles ucranianos, sin embargo, desconfía la espeluznante cifra de 7.500 palestinos muertos reportada por el Ministerio de Salud en Gaza. Y, simultáneamente, su gobierno proclama que Israel tiene el «derecho a defenderse».
  • El presidente ruso, Putin, se ha pronunciado sobre las «catastróficas» muertes de civiles en Gaza, pero no ha aceptado públicamente ninguna responsabilidad por una sola muerte de civiles en Ucrania (que oficialmente asciende a 10.000, pero podría ser mucho mayor).
  • El presidente de Turquía, Erdoğan, ha declarado que Israel es un «ocupante» y ha denunciado la «masacre» de palestinos. Mientras tanto, su régimen sigue bombardeando regularmente zonas kurdas de Irak y Siria.
  • Tras reprimir brutalmente las protestas masivas en su propio país (matando al menos a 500 personas en el proceso), el presidente iraní, Ebrahim Raisi, denuncia ahora los «crímenes de guerra» israelíes y proclama que son los palestinos quienes tienen «derecho a la autodefensa».

Estas declaraciones no deberían sorprender a nadie. La moral capitalista es a penas más que un ejercicio de relaciones públicas. En la guerra, se utiliza este discurso moral para unir a la población contra un enemigo del estado, sea cual sea este. Cada uno de los bandos contendientes denuncia los «crímenes de guerra» del otro. Para los gobiernos del Occidente, la denegación de agua y electricidad a los ciudadanos ucranianos fue un «crimen de guerra» ruso, pero se justifica la misma política de guerra total cuando Israel la encabeza en Gaza. Los diversos «derechos» (a la autodefensa, a la autodeterminación, etc.) se invocan cuando conviene, y se niegan cuando es necesario. Estos «derechos» pretenden dar a la violenta realidad de las relaciones imperialistas entre naciones un barniz de orden y racionalidad. Pero es la lucha por los mercados, las materias primas, la tecnología, la tierra y las ganancias lo que realmente dicta la política internacional. Y es este el entorno político en que se lanzan acusaciones mutuas de «limpieza étnica», o incluso de «crímenes contra la humanidad» y «genocidio». Solamente en los últimos tres años han habido al menos cuatro conflictos descritos en tales términos por los diversos bandos rivales: Tigray, Ucrania, Nagorno-Karabaj y ahora Gaza. Los asesinatos y expulsiones de grupos étnicos también son un fruto natural de los regímenes poscoloniales que obtienen su apoyo mediante la afirmación de lealtades étnicas y tribales, que en la retorcida lógica del sistema, asumen otra dimensión como parte de la competencia imperialista. En la guerra moderna, incluso las preocupaciones humanitarias son un arma política que despliegan los actores capitalistas para alimentar nuevos conflictos, ya que pueden justificar sanciones internacionales y hasta el conflicto armado en nombre de quien designen como “victima”.

Para los comunistas internacionalistas, la culpabilidad por los horrores que se están desatando actualmente en el mundo—ya sea en Gaza, Bakhmut, Nagorno-Karabakh o cualquier otro lugar—recae totalmente en los hombros del podrido sistema capitalista-imperialista. Durante décadas hemos advertido que la crisis de un sistema economico mundial escaso de ganancias se traduciría a un aumento de enfrentamientos entre potencias militares. Ahora estamos viviendo las consecuencias reales de la antes mencionada crisis del sistema economico mundial en forma de la guerra: ciudades y pueblos destruidos por cohetes y aviones “drone”, interrupciones en la cadena mundial de suministro, reclutamiento y represión de la protesta, masacres en el frente y desplazamiento masivo de civiles. Las víctimas, los que se ven obligados a matar y morir por «su» nación, son los obreros en todo el mundo.

Las soluciones diplomáticas, dictadas por uno u otro actor capitalista, sólo pueden posponer lo inevitable. Las contradicciones de un sistema basado en la competencia económica y militar entre Estados capitalistas, es decir, no se pueden resolver dentro del marco de ese sistema. Los comunistas internacionalistas no piden un «alto el fuego», ni hacen llamamientos a la «democracia» o a los «derechos» de las naciones; esto, no por falta de compasión o desapego, sino porque vemos el sistema tal como es. Sólo existe una salida: que los trabajadores «deserten de la guerra», que confraternicen más allá de todas las fronteras, que se nieguen a matar y mutilar a sus hermanos de clase, que viren su ira en contra de las clases dominantes responsables de convertir nuestro planeta en un mundo envuelto en llamas. En lugar de tomar bando en las guerras imperialistas que arrasan con ciudades enteras, matando a los no-combatientes en mayor proporción que a los propios combatientes, nuestra tarea es señalar hacia donde nos están llevando estos conflictos y guerras locales: hacia una futura conflagración global.

Lo que le está sucediendo ahora mismo a las poblaciones de Gaza, Israel, Ucrania y Nagorno-Karabaj, apoyen o no a su «propio» régimen, será replicado pronto en nuestros propios hogares. El cinismo de la burguesía está a flor de piel: una combinación de atrocidades, hipocresía y demostraciones de preocupación (auto)interesadas y falsas por parte de los portavoces del capital. Los vídeos y las fotos, los testimonios de las víctimas, Gaza en ruinas, etc., están a la vista de todos en las redes sociales. Aunque la visión de muchos siga oscurecida por las banderas palestinas, esta realidad debería alarmar a todos los trabajadores del mundo porque es este el futuro que el capitalismo tiene reservado para la humanidad.

Los conflictos que hoy empapan con sangre el suelo de nuestro planeta proporcionan una preocupante mirada a la barbarie y carnicería que el capitalismo puede, en cualquier momento, desatar. Nuestra alternativa, la única posible por lejana que parezca en estos momentos, debe seguir siendo el socialismo. Ninguna guerra salvo la guerra de clases podrá poner fin al sistema que engendra estas atrocidades.

Dyjbas
Organización Obrera Comunista
(afiliado de la TCI en Gran Bretaña)
28 de octubre de 2023

El nacionalismo de Estado ucraniano no es anarquismo

Nota de Materiales: El presente texto fue escrito hace 6 años por compañeros de la región rusa, es decir tiempo antes de la guerra desatada en el 2022. Nos pareció importante traducirlo y publicarlo porque marca posiciones concisas contra ambos campos capitalistas-belicistas, pese a algunos aspectos contenidos aquí que podríamos discrepar, aun así, es una posición genuina a contracorriente de lo que una gran parte  del anarquismo oficialista e ideologico se empecina en pregonar: el «apoyo crítico» a una de las facciones burguesas bajo el pretexto de «autodefensa contra la invasión». Es por eso que consideramos importante dar a conocer en todo momento posible este tipo de posiciones.

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Ha aparecido un grupo de gente de Ucrania, nacionalistas de Estado, que apoyan la guerra del Estado ucraniano, su ejército, la ATO [operación antiterrorista], etc. Y sin embargo se hacen llamar anarquistas. Así que aquí está, para todos aquellos que están fuera de onda. Un anarquista, por definición, no puede apoyar al Estado y sus estructuras de poder. Por supuesto, no existe una policía anarquista y nadie puede prohibir a esta gente que se llame como quiera. Pero en cualquier caso, alguien que está a favor del Estado y su ejército no puede ser anarquista de ninguna manera, simplemente por definición.

Esta cuestión no está necesariamente relacionada con la defensa de la propia tierra natal, pueblo, ciudad, país. Algunos anarquistas son cosmopolitas, pero no todos. Podemos dar muchos ejemplos de destacamentos autónomos de socialrevolucionarios de izquierda (cercanos al anarquismo) y anarquistas que lucharon contra los ocupantes alemanes y austriacos en 1918 en Ucrania, o Ataman Zeleny (tenía ideas sociales cercanas al anarquismo) que luchó contra los ocupantes bolcheviques rusos y rusos de la Guardia Blanca en Ucrania en 1919. Sin embargo, ¡los Makhnovistas y los Verdes lucharon también contra los nacionalistas ucranianos-Petliurovistas! U otro ejemplo: el de los anarquistas y sindicalistas revolucionarios polacos que lucharon contra los ocupantes germano-nazis en Polonia en 1939-1945. El principio aquí es el siguiente. Se trataba de unidades autónomas, milicias de voluntarios, que luchaban por una federación de colectivos de trabajadores autónomos, y no por un Estado nacional centralizado en Polonia o Ucrania.

Así, en Polonia existía antes de la Segunda Guerra Mundial un movimiento de sindicalistas revolucionarios, basado en la práctica de la «huelga polaca» (ocupación de una fábrica por los trabajadores durante una huelga). Durante la ocupación nazi, la 104ª Compañía de anarquistas y sindicalistas revolucionarios participó en el Levantamiento de Varsovia contra los nazis en 1944. Hubo otras unidades y grupos anarquistas. Pero estas personas no lucharon por el Estado polaco, al que se oponían, sino por la transformación de Polonia en una unión de regiones descentralizadas, por la transferencia del poder en las regiones a las asambleas populares y sus delegados (con el derecho a destituir a un delegado en cualquier momento), por la transferencia de las empresas a manos de colectivos de trabajadores (y asociaciones de trabajadores). Las unidades autónomas populares de anarquistas y sindicalistas revolucionarias podían aliarse con otras fuerzas que luchaban contra las tropas nazis (como el Partido Comunista y la GL), pero sus objetivos y la agitación que llevaban a cabo eran precisamente anarquistas, no estatales.

Pero muchos (no hablaré por todos) «anarquistas» ucranianos de hoy, a juzgar por lo que dicen, son bastante diferentes. ¿Quiénes son todas esas personas que glorifican a los «cyborgs», a las Fuerzas Armadas Ucranianas y a otros estados ucranianos, que hablan de defender a este estado y de apoyar a su ejército? Son activistas del Estado, no anarquistas. Estas personas podrían llamarse a sí mismas nacionalistas, nacional-activistas, nacional-lo-que-sea. ¿Pero qué tiene que ver esto con el anarquismo?, no lo entiendo. Ni siquiera es nacional-anarquismo, es sólo nacionalismo estatal ordinario, apoyo a la burocracia, a los oficiales, a los generales, a la oligarquía que dirige el país. Es el apoyo al ejército estatal. Después de todo, incluso los nacional-anarquistas, independientemente de cómo se traten sus puntos de vista (y yo no los comparto), no suelen defender al Estado.

Se preguntan si tal defensa del Estado está bien o mal. Personalmente, creo que me equivoco: el estado ucraniano ha dejado a su propia población sin pantalones y envía a sus propios voluntarios a picadoras de carne y calderos, como en Ilovaisky y Debaltsevo. ¿Es «su» Estado un 19,5% mejor que el de los adversarios de este Estado, o un 17% peor? Personalmente, eso no me interesa especialmente. Pero en este caso carece de importancia. Estas cuestiones pueden discutirse por separado, no es de eso de lo que estoy hablando ahora.

Es necesario recordar una cosa simple. Si una persona apoya al ejército del estado en su guerra, al ejército que sigue las órdenes de los generales y del gobierno, no es anarquista y no puede ser anarquista. Aconsejo a todo el mundo prestar atención a esto y no caer en falsedades.

Michael Shraibman ( Diciembre 2017)

https://avtonom.org/

https://avtonom.org/author_columns/ukrainskiy-gosudarstvennyy-nacionalizm-eto-ne-anarhizm

Textos sobre la cuestión Palestina desde una perspecticva de clase y revolucionaria [Parte II]

La última carnicería en el Medio Oriente forma parte de la marcha hacia la guerra generalizada

El ataque sin precedentes de Hamás contra Israel se debe a motivos internos e internacionales cercanamente entrelazados:

  1. La destitución de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Abu Mazen, un organismo corrupto e incompetente que actúa en connivencia con el Estado israelí, y que actualmente goza de un gran descrédito entre la población palestina, otorgando a Hamás el liderazgo exclusivo en la lucha contra el Estado de Israel.
  1. Socavar el camino abierto por los Acuerdos de Abraham de 2020, que ve (o vio) negociaciones en curso entre Israel y Arabia Saudita, y en los que también participó la ANP. Los Acuerdos de Abraham eran entre países suníes e Israel, por lo que Hamás se sintió aislada, temerosa de dejar de recibir ayuda financiera de Riad y Qatar. En términos más generales, el objetivo de Hamás es implicar a los Estados árabes en una especie de «alianza santa» contra Israel: un frente árabe (Egipto, Siria y Líbano) en contraste con el pacto entre Israel y algunos países árabes (los Emiratos y Bahréin) con la perspectiva de incluir a Arabia Saudí.

Además, también es importante señalar que una acción de este peso depende de Irán y de los ayatolás, es decir, de un frente imperialista antieuropeo, anti-OTAN y anti-estadounidense. Lo que significa echar leña al fuego de la guerra en Ucrania—en fin, todo está ligado en la carnicería de la guerra que libran los imperialismos tanto «occidentales» como «orientales».

Irán tiene todo el interés en hacer de la región un escenario de guerra contra Israel, tanto para debilitar a su enemigo número uno, como para obligar a sus aliados históricos (Rusia, China y Corea del Norte) a apoyar a Teherán en su estrategia regional, aunque esto sea poco realista en la actualidad.

Los medios de comunicación occidentales señalan con el dedo la barbarie yihadista, pero «olvidan» o restan importancia a la discriminación, la opresión y la violencia perpetradas por la clase dominante israelí contra el proletariado palestino, incluso cuando son ciudadanos de Israel. Recientemente la violencia ha aumentado bajo la influencia de la extrema derecha, más o menos religiosa, que es socio principal del actual gobierno de Netanyahu.

No olvidemos tampoco que Hamás fue apoyada originalmente por Tel Aviv para contrarrestar a Fatah de Yasser Arafat y a las formaciones armadas «de izquierdas» de la OLP. En cuanto a los talibanes, en cuanto al ISIS, ambos «patrocinados» en su momento por EEUU, el «brujo» imperialista ha perdido el control de los «monstruos» de su propia creación que ahora están reforzando las filas enemigas. El perro muerde ahora las manos de quienes lo alimentaron.

La clase dominante siempre ha tratado de dividir y oponer a los diversos segmentos de la clase obrera en distintas agrupaciones «étnico-nacionales», una práctica llevada al extremo por el nazismo. Esto también es cierto en el supuestamente tan «democrático» Estado de Israel, donde la clase obrera de origen palestino es oprimida, acosada y explotada de las formas más brutales y «primitivas», como ocurre con los trabajadores inmigrantes en todo el mundo. La Franja de Gaza es una prisión al aire libre, a la que el Estado israelí priva a menudo de agua, electricidad y gas, y donde la asistencia sanitaria es extremadamente deplorable: en resumen, donde la inmensa mayoría de la población se ve obligada a sufrir condiciones de vida inhumanas.

Sin embargo, incluso en Israel existe una clase obrera israelí, a la que la guerra actual expone aún más a la intoxicación nacionalista y belicista, precisamente cuando en el otro lado se inyecta a la clase obrera palestina el veneno ideológico de la propaganda islamista, hasta ponerla en manos del imperialismo de los ayatolás.

Así, la clase obrera de ambos bandos se ve empujada a masacrar a poblaciones indefensas y se deja masacrar para luchar una supuesta «guerra santa» o defender una supuesta «democracia», en realidad por los intereses de las burguesías enfrentadas, que sólo pueden perpetuar su dominación mediante la opresión, la explotación y el derrame de sangre del proletariado. El hecho de que, históricamente, el número de palestinos muertos en la represión y las redadas israelíes sea mucho mayor que el de las víctimas de la burguesía islamista como Hamas no hace a esta última menos asesina más excusable que la burguesía israelí.

Las guerras entre la clase dominante (hoy en día, guerras entre potencias capitalistas) son siempre guerras contra los obreros asalariados: explotados, heridos y enviados a sus tumbas demasiado jóvenes como algo normal en el trascurso de realizar su trabajo en los tiempos de paz; aún más explotados y asesinados al por mayor en tiempos de guerra, cuando los conflictos entre los patrones, sus crisis e intereses económicos, sólo pueden resolverse con las armas.

Cada guerra revela la verdadera naturaleza de los partidos políticos y de los sindicatos que pretenden estar del lado de la clase obrera. Al alinearse para apoyar a tal o cual facción capitalista en nombre del presunto “derecho a la autodeterminación de los pueblos”, las guerras ponen al descubierto cualquier ilusión de que la socialdemocracia defienda a la clase obrera. No entienden, ni tampoco pueden entender, que no existen guerras progresistas de liberación nacional en la época actual. Cualquier posible Estado nuevo no sería más que otra prisión para la clase obrera; una herramienta para permitir a una facción de la burguesía mundial oprimir a su «propio» proletariado, sin compartir el fruto de esa opresión con otras facciones de la burguesía mundial. Alegrarse obscenamente por las masacres llevadas a cabo por Hamás es compartir la lógica asesina de la burguesía palestina, una actitud reflejada por aquellos que niegan la devastación creada por el Estado de Israel: ambos son igualmente criminales.

El apoyo hacia las llamadas “luchas de liberación nacional” no sólo envenena a las formaciones engendradas por la degenerada Tercera Internacional (estalino-maoísmo, trotskismo, etc.), sino también a sectores del anarquismo e incluso a quienes, falsamente, se proclaman internacionalistas. La guerra en Ucrania y, ahora, en Palestina-Israel son una prueba más de ello.

En este contexto, el argumento fundamental para la unidad de clase de todos los sectores de la clase obrera—contra la burguesía, sus estados, y todos los ‘bloques’ imperialistas—independientemente del origen «nacional» de las partes que la componen, es aún más válido. Somos muy conscientes de que en un contexto como el de Israel-Palestina es muy difícil llevar esta práctica a cabo de modo concreto. Sin embargo, para los proletarios en Ia región, no hay otra manera de evitar convertirse en carne de cañón de una u otra facción del capitalismo, ya sea esta «democrática» o reaccionaria, laica o religiosa. Todos los capitalistas son igualmente enemigos mortales de la clase obrera, y la misma no debe derramar ni una gota de sangre por quienes la explotan, y mucho menos por sus objetivos nacional-imperialistas.

Aceptar este punto de vista es el primer paso fundamental para iniciar la lucha contra las guerras de la clase capitalista. Tenemos que empezar por “nuestros” propios jefes, partiendo del principio revolucionario de que «el principal enemigo está en casa». Esta lucha tiene que empezar en el lugar de trabajo, donde ocurre la explotación que alimenta todo el modo de producción capitalista y, por tanto, la sociedad burguesa en su totalidad. Es una lucha tanto contra el enemigo abierto, contra la patronal, como contra los amigos falsos de los trabajadores, principalmente los sindicatos y los partidos políticos de «izquierda» que confinan sus luchas en el marco legal del sistema, socavándolas hasta asfixiarlas.

Del mismo modo, quien apoya únicamente a los trabajadores palestinos e ignora a la clase obrera israelí, salta de la sartén al fuego. Piensan que el enfrentamiento de la primera con la segunda no tiene importancia porque ésta no es más que una esclava de la política ultranacionalista de su gobierno. Pero la clase obrera palestina, a su vez, está bajo el pulgar de un puñado de capitalistas que no dudan en ponerse del lado del imperialismo de los ayatolás: uno de los conjuntos de gobernantes más despiadados cuando se trata de la oposición interna. En esta situación, ambos grupos de trabajadores están nada más pueden permanecer atrapados en la lógica del capitalismo, el nacionalismo y el imperialismo, donde la guerra es la única solución y no la liberación de la esclavitud asalariada.

Tras décadas de ataques capitalistas, la clase obrera mundial sigue aturdida, sigue luchando por levantar cabeza, desorientada y confusa por los trastornos materiales que ha sufrido (reestructuración, globalización, precariedad, etc.) y por el golpe ideológico que supuso el colapso del capitalismo de Estado en la antigua URSS: el país que muchos se hicieron engaño hasta creer que este representaba verdaderamente la alternativa socialista al capitalismo.

Pero la auténtica alternativa existe realmente. De hecho, es una alternativa vital, dados los peligros de guerras localizadas que se convertirían en una guerra generalizada que amenazaría con destruir a la humanidad o, igualmente, a través de una catástrofe climática que ya se vislumbra en el horizonte.

Una vez que las masas trabajadoras se sacudan el miedo y la resignación y redescubran su propio camino de auténtica lucha de clases, las minorías revolucionarias de hoy estarán en condiciones más propicias para crecer y unirse a los sectores más combativos y con mayor conciencia de clase del proletariado, para forjar el instrumento político indispensable para superar esta sociedad sangrienta e inhumana: el partido de la revolución mundial, la nueva Internacional comunista.

¡Comunismo o barbarie!

Tendencia Comunista Internacionalista

11 de octubre de 2023

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De Gaza a Tel Aviv y en todo el mundo… ¡Ninguna guerra sino la guerra de clases!

“La posición de los revolucionarios frente a la guerra capitalista es siempre la misma: contraponer a la guerra la revolución social, luchar contra ‘su propia’ burguesía y ‘su propio’ Estado nacional.”

7 de octubre de 2023 – un día más en un sangriento conflicto que dura desde hace décadas entre facciones capitalistas opuestas en el territorio de “Israel/Palestina”. Nuestros amos burgueses llevan una vez más a nuestros hermanos y hermanas proletarios a matarse unos a otros y esperan de nosotros – según donde vivamos – que nos pongamos de parte de uno u otro bando.

Hamás y la Yihad Islámica lanzan cohetes contra las ciudades de “Israel” y envían a sus milicias a las calles para ejecutar o secuestrar a “civiles” y “soldados”… igual que ocurrió en Srebrenica, Sabra y Chatila, Bucha…

Las FDI bombardean indiscriminadamente el gueto de Gaza, arrasando barrios enteros y cortando el suministro de agua, electricidad, alimentos y medicinas… como se hizo en Faluya, Homs, Mariúpol… o como ha hecho tantas veces antes.

Una y otra vez hemos escuchado justificaciones para apoyar la guerra en el territorio de “Palestina/Israel” – quizás más que cualquier otro conflicto desde la Segunda Guerra Mundial, éste se presenta como una “guerra santa” entre “el bien y el mal”. Este argumento belicista burgués es promovido por los medios de comunicación, los políticos, la “derecha”, la “izquierda” y la “ultraizquierda”, así como por algunos de los llamados “comunistas” y “anarquistas”.

La construcción ideológica burguesa del “excepcionalismo judío/israelí” se esgrime tanto en sentido positivo como negativo y es utilizada por nuestros enemigos de clase para impedir, obstaculizar y aplastar el desarrollo de la solidaridad de clase entre los proletarios “judíos/israelíes” y “árabes/palestinos”.

Por un lado, a los “judíos/israelíes” se les permite defender “su Estado y su identidad”, incluso por parte de algunos de los que se proclaman revolucionarios y se oponen a todos los Estados e identidades nacionales, porque “su sufrimiento fue único” durante el Holocausto.

Por otra parte, varios grupos que también se proclaman revolucionarios y “luchan por los intereses de la clase obrera” nunca extienden su llamamiento a la confraternización a los proletarios “judíos/israelíes”, sino que los agrupan con su “propia” burguesía y piden la destrucción de Israel por ser un “Estado excepcionalmente opresor”. Al mismo tiempo, en lugar de apoyar a los proletarios de Gaza y Cisjordania para que se levanten contra sus “propios” explotadores, llaman a apoyar al Estado nacional “palestino”.

Como comunistas, rechazamos totalmente todas las falsas comunidades que intentan unir a los explotados con sus explotadores; ¡el proletariado del territorio de “Israel/Palestina” no tiene intereses comunes con su “propia” burguesía, al igual que el proletariado mundial no tiene intereses comunes con la burguesía mundial!

El “antiimperialismo” y la “liberación nacional” no son más que la defensa de los intereses imperialistas de la fracción de la burguesía que no es actualmente dominante. Nada cambia a este respecto si esta fracción es mucho más débil, ¡o si algunos de sus dirigentes están dispuestos a sacrificarse por su causa!

Como comunistas, llamamos de la misma manera a la destrucción de todos los Estados, porque no son más que la expresión local del Estado capitalista mundial, ¡una estructura de violencia organizada de la clase burguesa contra la clase proletaria!

Proletarios de las fuerzas armadas “israelíes”: ¡no tenéis ningún interés en defender ninguna “patria judía”, esta es la tierra de “vuestra” burguesía, no la vuestra! Negaros a disparar y negaros a imponer el bloqueo que está matando de hambre a millones de vuestros hermanos y hermanas de clase. Como ya habéis demostrado en muchas ocasiones, ¡rechazad obedecer órdenes, resistid al servicio militar!

Proletarios de las fuerzas armadas “palestinas”, ¡no tenéis ningún país que conquistar! ¡Rechazad matar o morir por los intereses de vuestros explotadores!

Trabajadores del frente “interno”, ¿cuántas veces os han bombardeado, disparado? ¿Cuántas veces habéis sido violentamente reprimidos por vuestro “propio” Estado cuando os habéis atrevido a hacer huelga o protestar? ¿Cuánto tiempo llevas viviendo en la miseria? ¡Levántate y niégate a apoyar a “tu” Estado y sus guerras! ¡Lo único que perderás serán tus cadenas!

Tanto en “Palestina/Israel” como en “Ucrania”, “Azerbaiyán/Armenia”, “Sudán” y otros lugares, nuestros enemigos de clase nos están convirtiendo en carne de cañón o en fabricantes de cañones. Cada vez más, todos estos conflictos burgueses “locales” están contribuyendo a la formación de una serie de superbloques enfrentados, que se acercan cada vez más a una confrontación militar abierta, posiblemente nuclear. Una confrontación que podría poner fin a toda la vida en este planeta.

Nuestra única esperanza es volver las armas contra nuestros “propios” generales, contra nuestros “propios” jefes, negarnos a obedecer las órdenes, negarnos a producir el material de guerra – ¡oponernos tanto a la carnicería de la guerra capitalista como a la miseria del interbellum capitalista (o, como lo llaman nuestros enemigos de clase, “la paz”)!

Tomemos ejemplo de los camaradas que se amotinaron en “Rusia” y “Alemania” contra la carnicería de la Primera Guerra Mundial, o de los que fraternizaron a través de la línea de trincheras en la guerra entre “Irak” e “Irán”, o de los que vestían uniformes “americanos” durante la guerra de “Vietnam” y mataron a sus oficiales con granadas de fragmentación en acciones directas llamadas fragging.

Proletarios con y sin uniforme, ¡organicémonos juntos contra el sistema capitalista de explotación del trabajo humano que está en la raíz de toda miseria, de toda opresión estatal y de todas las guerras!

¡Transformemos esta guerra en una guerra de clases por la revolución comunista mundial!

Tridni Valka / Guerra de Clases – 8 de octubre de 2023

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MASACRE PROLETARIA EN PALESTINA

Bajo la mirada afligida de millones de espectadores, convencidos de su imposibilidad de hacer algo más que participar en alguna concentración o procesión ovejera, el Estado de Israel vuelve a bombardear la franja de Gaza bajo la cobertura del antiterrorismo. Las lágrimas de cocodrilo de las principales potencias capitalistas no esconden su satisfacción por tener en Oriente Medio un tentáculo como el del Estado Israelí, auténtico brazo armado del capitalismo mundial para mantener el orden en la región. El proletariado que vive en Gaza, Cisjordania o Líbano conoce en su pellejo esta realidad.

Políticos, periodistas, oenegeros, sindicalistas, tertulianos y todo tipo de payasos del espectáculo, nos dan toda un gama de explicaciones y soluciones que encierran el conflicto en oriente medio dentro de los márgenes burgueses. Se limitan a crear una demarcación entre quienes defienden a los palestinos y quienes defienden a los israelíes, alineando a todo quisqui detrás de las banderas hediondas de cada Estado nacional. Para ello construyen toda una fábula grotesca que encubre la verdadera realidad social. Mezclan los intereses del Estado palestino con los del proletariado que vive en esa tierra, amalgaman la lucha desplegada por los proletarios con Hamas, ponen en un mismo saco al joven que tira piedras y a los grandes comerciantes o banqueros palestinos, asimilan al proletario que vive en Israel y lucha contra “su propia” burguesía (desertando, objetando…) con su brutal negación en el ciudadano que vive en complicidad con el Estado. Eliminan de esta forma toda la confrontación de clases, toda división social entre explotados y explotadores, fomentando el mito del enfrentamiento entre países.

Sin romper y desenmascarar todo este arsenal ideológico que enturbia la realidad, estaremos atados de pies y manos imposibilitados para asumir la lucha contra la masacre en Oriente medio como parte indisociable de la lucha contra la dictadura del capital. Es imprescindible afirmar abiertamente que esa masacre es antes que nada una expresión más del terrorismo que el capitalismo despliega en todo el mundo contra nuestra clase, contra nuestra vidas. Que quienes caen bajo las bombas, bajo las metralletas, bajo el terror capitalista son, en primer lugar, los niños, hombres y mujeres que han sido condenados en esa región del mundo a ser carne de cañón, a ser población superflua potencialmente peligrosa y que debe ser exterminada de forma cotidiana. Todos los Estados del mundo participan de una u otra manera en esta matanza. Los Estados occidentales, con el de Israel a la cabeza, masacrando; Hamas, la autoridad nacional palestina y demás organismos del Estado palestino, junto con los Estados propalestinos, impidiendo la estructuración en fuerza autónoma de esa masa de subversión, encuadrándola y dirigiéndola al matadero en actos suicidas, desarmándola, pacificándola, reprimiéndola y apresando a los irreductibles.

Los grupos y militantes revolucionarios de todo el mundo estamos obligados a subrayar y discutir como propia la lucha del proletariado en Palestina, sus intentos de proyectarse en fuerza autónoma, así como la represión que sufre. Destacar la tentativa de autonomía que en numerosas ocasiones ha trazado la lucha, enfrentándose a todos los Estados. Insistir en que la esencia de la lucha del proletariado en Palestina es la misma que en el norte de África, que en Grecia, que en los suburbios franceses, que en China, que en Irak, que en Oaxaca, que en Haití, que en todos los lugares donde el proletariado se levanta: la contraposición entre las necesidades humanas y las de la economía capitalista. Estamos obligados a denunciar y a enfrentarnos a todos los aparatos del Estado palestino o israelí, a todos los que son parte del organismo mundial del capital que nos masacra, que nos arrastra por falsos caminos, a todos sus lacayos por el mundo, a todos sus voceros y propagandistas. Y ante todo estamos obligados a luchar aquí y ahora, contra “nuestro propio” Estado, contra “nuestro propio” país.

NO SOMOS NI JUDÍOS, NI ISRAELÍES, NI PALESTINOS ¡SOMOS EL PROLETARIADO!

CONTRA LA PATRIA. CONTRA TODA UNIDAD NACIONAL. CONTRA EL TERROR BURGUÉS.

LUCHEMOS EN “NUESTRO PROPIO” PAÍS CONTRA “NUESTRO PROPIO” ESTADO.

Proletarios Internacionalistas

[Publicación] Antimilitarismo anarquista y mitos sobre la guerra en Ucrania

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Presentación de GdC: Consideramos que el siguiente texto del blog antimilitarismus.noblogs.org es una de las contribuciones más importantes del anarquismo checo contra la guerra y todos los belicistas, que, por desgracia, también abundan en el movimiento anarquista.

La forma en que el texto presenta los diversos argumentos contra los mitos sobre la guerra que prevalecen en el movimiento anarquista y cómo los reúne en un conjunto orgánico de una posición revolucionaria derrotista, el vigor con el que se opone a diversas pseudo-razones por las que el movimiento anarquista debería apoyar la guerra o a una de las partes beligerantes, la insistencia con la que defiende la transformación del conflicto imperialista en un conflicto de clases como el único camino posible hacia la revolución social y, por tanto, la única paz real, todo ello hace de él, desde nuestro punto de vista, un documento supremamente importante del movimiento revolucionario contemporáneo contra la guerra, incluso a escala internacional.

Sin embargo, construiríamos algunos de los argumentos y justificaríamos algunas de las posiciones de forma algo diferente, aunque con la misma conclusión: guerra a la guerra. Quisiéramos señalar aquí la categorización ideológica que queda en el texto según la cual la dictadura del Capital se articula en torno a los polos “democracia” versus “dictadura” (cf. mitos 10 y 29), categorización que tiende a eludir la naturaleza profunda de la dictadura social del Capital que es precisamente y realmente la democracia (es decir, ¡SU democracia!) como negación del antagonismo de clase y de su conflictualidad.

Añadamos al texto que las líneas de conflicto del apoyo “crítico” a una de las partes en conflicto frente al derrotismo revolucionario no atraviesan sólo el movimiento anarquista, aunque es al movimiento anarquista al que se refiere el texto. Los mismos “mitos”, las mismas actitudes y las mismas discusiones se pueden encontrar en el campo de la ultraizquierda en todo el mundo. Incluso allí, los revolucionarios deben definirse contra aquellos “que no dudan en emitir innumerables proclamas y publicaciones con temas antimilitaristas cuando la guerra está al otro lado del mundo, pero que, cuando llega a su puerta, comienzan a reproducir propaganda bélica”.

Por lo tanto, junto con los autores del texto, debemos reafirmar una y otra vez “que ser antimilitarista tenía sentido durante la Primera Guerra Mundial, tal como lo tiene en el caso de la guerra actual en Ucrania”.

Tridni Valka – Guerra de clases, octubre de 2022