[AST] Conferencia “A favor de una posición antibelicista revolucionaria”

Apunta tus armas contra tus oficiales!

Fuente en alemán: https://actionweek.noblogs.org/post/2024/06/03/vortrag-fur-revolutionare-antikriegsposition/

En el marco del congreso contra la guerra celebrado el sábado en Praga, los camaradas de habla alemana de la Tendencia Social Revolucionaria Antipolítica (AST) pronunciaron una conferencia sobre el tema “A favor de una postura revolucionaria contra la guerra”. He aquí sus tesis sobre la conferencia.

La paz burguesa dentro del capitalismo es la forma no militar de lucha competitiva tanto dentro de cada Estado como entre ellos. La paz interna se basa en el monopolio del Estado sobre el uso de la fuerza. Para los ideólogos burgueses, por ejemplo, hay paz en las dos democracias de Alemania y Estados Unidos. Y, de hecho, actualmente no hay ninguna guerra civil ni en EEUU ni en Alemania. Y, sin embargo, la paz interna de los Estados significa un terror permanente a los toros, más o menos pronunciado. Los policías son los hooligans oficiales del Estado, a los que se permite hacer lo que generalmente se prohíbe a los ciudadanos, es decir, ejercer la violencia de forma ofensiva. En la República Federal de Alemania, el terror mortal de los toros ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos. En Estados Unidos, la policía mató al menos a 881 personas entre enero y el 2 de octubre de 2022.

Por lo tanto, la paz interna en los Estados capitalistas no es otra cosa que una guerra de baja intensidad. Es una guerra unilateral librada por el Estado contra las clases bajas pequeñoburguesas y proletarias. Los social revolucionarios se esfuerzan por perturbar la paz interna mediante la guerra de clases proletaria.

Como ideología burguesa, el pacifismo defiende la paz y la cooperación entre los Estados y su desarme colectivo voluntario. Se trata de una montaña de ilusiones que se derrumba rápidamente ante la carnicería imperialista. Existe competencia entre los Estados capitalistas y la paz entre ellos no es más que la forma no militar de la competencia basada en el armamento. Los Estados nunca se desarmarán voluntariamente de forma colectiva en un grado significativo. La exigencia de que los Estados lo hagan es ilusoria. Sólo puede haber un desarme real: ¡el aplastamiento revolucionario mundial de todos los Estados! ¡Guerra de clases en lugar de paz burguesa!

En el capitalismo mundial, la paz burguesa sólo puede ser el estado entre guerras. Los pacifistas afirman que la diplomacia es una alternativa a la guerra imperialista. No les irrita especialmente el hecho de que los diplomáticos sean desplegados por los mismos Estados que despliegan e invaden ejércitos. La diplomacia es un arma de competición no militar, en la que el potencial económico y militar de los Estados desempeña siempre el papel más importante como base. La diplomacia de los Estados prepara la guerra en la paz y la paz en la guerra, pero en principio no puede impedir ni impedirá la guerra. Sigue leyendo

CONTRA LAS MENTIRAS ESTATALES DE LA ECONOMÍA DE GUERRA DEL CAPITAL EN DELICUESCENCIA ¡VIVA LA GUERRA REVOLUCIONARIA DEL PROLETARIADO CONTRA EL COMERCIO DE LA SERVIDUMBRE!

El 28 de marzo de 2020, Pedro Sánchez, el lamentable contable en arrendamiento precario de la Moncloa, abogaba por la instauración de una “economía de guerra” a escala Europea para hacer frente a la “situación más grave que han vivido nuestras sociedades desde la Segunda Guerra Mundial”, justificando la instauración del estado de alarma y el confinamiento generalizado de la población española, como de la casi totalidad de los países con las economías más desarrolladas.

El 27 de marzo de 2022, o sea un mes después del inicio de la intervención militar rusa en Ucrania, programada por las manipulaciones del Pentágono, Christine Lagarde, miserable lacayo inculto de Washington, delincuente en sastre Chanel amnistiada tan pronto como condenada, ascendida a presidenta del Banco Central Europeo, advertía: “La guerra debería tener un impacto considerable sobre la economía mundial, y especialmente en la economía europea debido a la proximidad de Europa con Rusia y de la dependencia del gas y del petróleo ruso. Es probable que esto ralentice el crecimiento de la zona euro e impulse la inflación a corto plazo mediante el aumento de los precios de la energía y los bienes, que afecte la confianza y perturbe el comercio internacional…”

El 27 de mayo de 2022, al salir del foro anual de Davos, Scholz, el impotente cómitre alemán de la Unión Americana en Bruselas, ha detallado un paquete de sanciones “que serán más duras y profundas que todas las que se hayan podido imponer a un país del tamaño de Rusia… Sin embargo, esta reestructuración tendrá efectos considerables en las economías europeas… Especialmente porque la fase específica de la mundialización que hemos vivido en Norteamérica y Europa durante los últimos 30 años – con un crecimiento fiable, un alto valor añadido y una baja inflación – está llegando a su inevitable final… Sí, estamos viviendo un momento clave. La historia está en un punto de inflexión”.

El 13 de junio de 2022, durante la inauguración de la feria de armas terrestres Eurosatory en Villepinte, Macron, el cómico pacifista atlantista traficante de armas, finalmente admitió que habíamos “entrado en una economía de guerra en la que creo que nos vamos a organizar de forma duradera.


¿Cuál es entonces esta guerra que los Estados han declarado a un enemigo invisible, tan imperiosamente necesaria que justificaría destruir muy visiblemente tiendas enteras de la sobre-producción mundial generalizada?

¿Cuál es entonces esta llamada “otra” guerra que, apenas comenzada, está condenada inmediatamente a durar, a pesar del”impacto considerable” que tendrá “en la economía mundial, y especialmente en la economía europea” ?

¿Qué son, pues, estas “sanciones” que pretenden “sobre todo” reestructurar muy profundamente las economías europeas” ?

¿Cuál es, pues, esta indispensable “reestructuración” que impone entrar “duraderamente” en economía de guerra” ?

Para entender todas las locuras estático-terroristas que expresan la verdad del tiempo presente, ya sean sanitarias o militares, inmigracionistas, climáticas o LGBTistas, religiosas o chusmosas, es necesario volver siempre a la centralidad de lo que hace la totalidad del porvenir del mundo universalmente unificado en los progresos de la alienación mercantil. Es la implacable ley de la baja de la tasa de ganancia – la incurable enfermedad auto-inmune mortal del Capital – y la consecuente demencial saturación de los mercados, lo que provocó la necesidad de parar la economía mundial mediante un confinamiento que ciertamente constituyó un acto de guerra del Capital, pero contra sí mismo, y ello con la esperanza de poder posteriormente re-iniciar, como lo hizo después de sus dos Matanzas mundiales del siglo XX…

Es evidente que el espectáculo de la mercancía, al no poder auto-designarse como intrínsecamente patógeno por naturaleza, está obligado a justificar su colosal sangría económica mediante la existencia fantástica de un agente infeccioso exterior fulminante. La guerra en Ucrania vino después a constar el fracaso de la primera fase “viral” de la guerra de la patraña, su incapacidad de permitir un verdadero reinicio de la valorización capitalista, y el paso necesario a una segunda fase de destrucción mediante el bombardeo económico masivo de Europa bajo el pretexto de las sanciones contra Rusia, esta última heredando aquí el papel del espantapájaros anteriormente asignado al Coronavirus…

La economía de guerra es el momento crísico de la necesaria reconversión estatalmente administrada de las fuerzas de producción del Capital en fuerzas de destrucción: el momento en que el Capital debe amputarse para intentar salvarse… Sin embargo, esta aniquilación, indispensable a nivel del mercado mundial, no se hace indistintamente, sino en el marco geo-político de las relaciones de fuerza competitivas existentes entre los diferentes bloques capitalistas tecnológicamente más avanzados en cuanto a la extorsión maquínica de la plus-valía producida por los únicos proletarios explotados.

La especificidad de la guerra actual es que sus protagonistas reales, los Estados Unidos y Europa, permanecen ocultos tras el velo de una alianza geo-comercial forzada que oculta muy mal que el vasallo europeo bruselizado está constreñido por su soberano yanqui tanto a auto-devastarse como a rechazar a su aliado capitalista natural ruso, con el fin de impedir que una Europa mercantil unificada e independiente venga a poner definitivamente en tela de juicio al Tío Sam y la hegemonía ficticia del dólar mágico sobre el planeta-mercancía en descomposición.

Lo real nunca miente y, para entender cuáles son las conflictualidades realmente en acción, hay que saber escucharlo… Los Estados Unidos quieren a toda costa separar la Europa de las altas tecnologías de las vastas reservas energéticas de Rusia, rechazando esta última en los espacios asiáticos de un capitalismo todavía muy masivamente retrasado

El Capital ha entrado en crisis mortal, pero quiere creerse eterno y busca frenéticamente reconfigurarse. La segunda fase mitológica de la guerra del Coronavi-Rusia, al cortar Europa de una parte esencial de su abastecimiento de hidrocarburos, acelerará el delirio ecológico-transicional energético obligatorio, última esperanza capitalista decreciente de una progresión recuperada, tan poco “limpia” como totalmente quimérica…

Por lo tanto los tiempos venideros serán decisivos y la sagrada unión de los chantajes políticos y sindicales que se dedican a ocultar tanto las perfidias de la impostura estatal como el volcán ardiente del abstencionismo creciente de las rabias proletarias, acabará obviamente por desintegrarse en el regreso incendiario y comunero del proletariado refractario de Europa…

Para la clase capitalista europea, el dilema es de aquí en adelante el siguiente: consumir su sumisión a América hasta las heces completando su autodestrucción y asumir la guerra social que generará indefectiblemente; o rescindir su alianza atlántica y sustituirla por una unión continental con Rusia, es decir, soportar el conflicto abierto con Estados Unidos… Y esta misma guerra social que este último generará también indefectiblemente…

Por su parte, los hombres de Verdadero Goze estarán sin dilema. Saben que no hay más que un camino hacia la emancipación de toda explotación y de toda alienación: ¡la Guerra de Clase Mundial contra todos los Estados del planeta-mercancía!

Para poner definitivamente fin al ciclo infernal de las guerras del Haber… ¡Que viva la guerra del Ser hacia la COMUNA UNIVERSAL POR UN MUNDO SIN DINERO, SIN SALARIADO, NI ESTADO!

Grupo Guerra de Clase

http://guerredeclasse.fr/

 

Elecciones “europeas” del 26 de mayo: ¡Contra el capitalismo, contra la Unión Europea, contra todos los estados burgueses!

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¡Por el retorno a la lucha proletaria fuera del circo electoral y sobre el terreno de clase!

Desde hace unas semanas, los electores de los países de la Unión Europea son llamados a votar para renovar el “Parlamento Europeo”; en Bélgica y en Italia estas elecciones se unen a las administrativas, mientras que en España coinciden con la mayor parte de las autonómicas (sólo Cataluña, Valencia, País Vasco y Andalucía las han celebrado o las celebrarán en fecha diferente) y a las municipales.

A la derecha como a la extrema derecha y a la izquierda como a la extrema izquierda, todas las fuerzas políticas presentes en la “escena política” se han movilizado para participar en las elecciones –y para hacer participar a los proletarios. Las fuerzas que no han podido presentar a sus propios candidatos participan en la campaña apoyando a los candidatos de otras listas. Por ejemplo en Francia el NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) llama a votar por “Lutte Ouvrière”, en Bélgica el PSL (Partido Socialista de Lucha) llama a votar al PTB (Partido de los Trabajadores Belgas), en Italia decenas de organizaciones que se reclaman del nombre “comunista” o de “izquierda”, apoyan a partidos que tienen ya diputados europeos, como es el caso del Partido Comunista (escisión de Refundación Comunista) afiliada a la Iniciativa Comunista Europea, que cuenta con dos eurodiputados del KKE (Partido Comunista Griego)

También se presentan a estas elecciones los adversarios de la Unión Europea, como en Gran Bretaña Nick Farage y su Brexit Party, en Francia el UPR (la Unión Popular Republicana) de Aselineau, que predica el “Frexit” (salida de Francia de la Unión Europea), en Italia el renacido Partido Comunista Italiano y, en España, el Partido Comunista de los Trabajadores de España (PCTE)

Aparte de sus diferencias y de sus oposiciones, todos están de acuerdo en difundir la propaganda burguesa según la cual las elecciones son el medio para decidir la política de los Estados (o de la Unión Europea en su conjunto) y, para los proletarios, el medio para obtener satisfacción a sus reivindicaciones esenciales o, al menos, para “parar” las políticas anti obreras “deseadas” por los partidos de derecha o de extrema derecha.

En realidad, la política de los Estados no está determinada por las papeleteas electorales ni por los políticos que en un momento dado se encuentran en los puestos dirigentes, sino por los intereses del capitalismo y, más concretamente, por los grupos de capitalistas más potentes. El sistema electoral democrático, perfeccionado en el curso de largos decenios, sirve como desviación y pararrayos de los enfrentamientos de clase; el mismo Estado, pilón y fuerza armada del sistema capitalista y del dominio burgués, se ha revestido poco a poco de una cara “social” para presentarse como una institución “neutra”, por encima de las clases. En los países capitalistas más ricos, este sistema “democrático” ha podido funcionar durante largo tiempo sin demasiadas sacudidas; ha asegurado a los capitalistas, en efecto, la paz social necesaria para el funcionamiento de sus empresas y de su economía, gracias a la distribución de las migajas de sus beneficios bajo la forma de “amortiguadores sociales” o de incentivos salariales para algunos estratos proletarios.

Pero el agotamiento inevitable del crecimiento económico, el agravamiento de la competencia en el mercado mundial saturado de mercancías y el estallido periódico de crisis económicas que son su consecuencia, fuerzan necesariamente a los capitalistas a retirar las concesiones acordadas a los proletarios en los periodos de expansión, a aumentar la explotación y a multiplicar los ataques antisociales en las más diversas formas: para ellos no hay otra solución que aumentar la extorsión de cada vez mayores beneficios al trabajo asalariado y reducir los gastos llamados “improductivos” que benefician a los proletarios. Los políticos, no importa si son de derechas o de izquierdas, dado que son todos defensores declarados del capitalismo (bajo el nombre de “economía nacional”) no pueden sino plegarse a esa imperiosa presión. Y las direcciones sindicales, indisolublemente ligadas a la colaboración con los patrones y el Estado, no pueden sino sabotear todas las reacciones proletarias.

Estas fuerzas son particularmente insidiosas cuando se presentan con la imagen “de izquierdas”; sostienen que las orientaciones llamadas “soberanistas” atribuidas a “Europa”, son responsables de la degradación de las condiciones de vida y de trabajo de las poblaciones; en realidad, no hacen sino colocar a los proletarios, de otra manera, a remolque de los intereses burgueses –más concretamente de los sectores económicos más débiles y más dependientes de la protección del Estado. España constituye un caso paradigmático de este engaño: siendo un país cuya economía depende del sector exterior en mucho mayor grado que la de las principales potencias europeas, el discurso anti europeísta está completamente ausente de los programas de izquierda (y de derecha, véase Vox). Estos son completamente conscientes que la economía nacional española depende completamente del mercado único de mercancías y capitales y de ninguna manera osan incluir entre sus exigencias la salida de la Unión… algo que no les impide marchar juntos con las corrientes anti europeístas de los demás países haciendo gala de una hipocresía sin límites.

“Europa” no es sino un cártel de Estados burgueses constituido para defender su mercado “interno” frente al resto de Estados capitalistas, para adquirir más fuerza en el mercado mundial y para reforzar su dominio imperialista sobre países más débiles. Las decisiones de “Europa” son presa de los Estados que la componen, más allá de los tratados; su “ley fundamental” no es otra que la ley del capitalismo: explotación y dominio burgueses. “Europa” no puede ser reformada para volverse más “social”, de la misma manera que no pueden serlo los Estados que la componen.

En un periodo de dificultades económicas crecientes, ciertos grandes Estados, como Gran Bretaña, pueden estimar que les irá mejor saliendo de la Unión Europea. Los proletarios no deben tomar parte ni por una ni por otra opción – soberanismo nacional o europeo – porque ambas son soluciones burguesas: en lugar de ello, ¡deben combatir a la burguesía y a su Estado y, en ninguna circunstancia, bajo ningún pretexto, apoyarlos!

Sean cuales sean los diversos programas que se proponen, más o menos detallados, las promesas más o menos confusas, las soluciones más o menos argumentadas, los partidos en liza participan en el terreno político burgués reforzando de esta manera la mistificación electoral – incluyendo a aquellos que se presentan reconociendo que las elecciones no cambian nada (como, por ejemplo, “Lutte Ouvrière” en Francia o el PCTE en España)

En realidad, todos son adversarios de la única vía que puede permitir a los proletarios defenderse eficazmente contra los capitalistas y su Estado, con la perspectiva de tener fuerza para liquidarlo: la lucha de clase abierta, con organizaciones independientes del colaboracionismo y utilizando los medios y los métodos clasistas de luchan sobre la vía de la reconstitución del partido revolucionario proletario, internacionalista e internacional.

¡No al circo electoral!

¡Abajo la Unión Europea y todos los Estados burgueses!

¡Por la lucha de clase proletaria contra el capitalismo!

¡Por la revolución comunista internacional!

Partido Comunista Internacional (El Proletario)

9 de Mayo de 2019.