(Extraído de valladolor…)
El tratado firmado por la UE y Turquía para mandar a miles de refugiadas al matadero y convertir los centros de acogida en centros de detención ha puesto en el lugar que le corresponde a la civilizada y democrática Europa. Ha quedado claro que todos los tratados internacionales, todas las declaraciones universales, todos derechos y libertades que dice defender y representar, no son más que papel mojado que sacan a relucir solo cuando les interesa. Ante este panorama, pedir la abolición del tratado, anunciar querellas criminales, medidas legales o apelar a los derechos humanos de poco sirve, ya que este tratado no es más que la consecuencia de una guerra que nadie quiere parar por lo rentable que resulta, y las refugiadas no son más que la escoria que desprende el negocio de la guerra. Todos los gobiernos de la UE son responsables de esta aberración. Desde Rajoy a Merkel, desde Hollande a Tsipras. Todos se han posicionado, como no podía ser de otra manera, en contra de la vida y la dignidad humana. Ninguno, sea del color que sea, se librará ya de acarrear a sus espaldas una gran carga de cadáveres, por más explicaciones que nos den y disculpas quieran vendernos. Los más que oportunos ataques en el aeropuerto y el metro de Bruselas han acabado con la sesgada repercusión mediática que estaba teniendo lo que algunas han llamado «el tratado de la vergüenza». Tras estos ataques, el discurso belicista se ha desatado, hasta el punto de que el primer ministro francés ha declarado que “estamos en guerra”. Sigue leyendo