[alayhesarmaye] Siria, la guerra, la repartición… y el destino de las masas trabajadoras

Fuente en inglés: https://againstwagelabor.com/2024/12/16/syria-war-partition-and-the-fate-of-the-working-masses/

Original en persa: https://alayhesarmaye.com/2024/12/09/_/5212/

/ GUERRA DE CLASES / Presentamos aquí una breve contribución de un grupo de camaradas de Irán sobre los recientes acontecimientos en Siria. Estos camaradas, que se autodenominan “Trabajadores Anticapitalistas”, publican el blog “Contra el Capital [علیه سرمایه], y recientemente les abrimos nuestras columnas cuando publicamos nuestro boletín sobre las importantes luchas de clases en Irán en 2022 (ver nuestro boletín nº15).

Uno de los puntos abordados en el texto que apreciamos especialmente (aparte, por supuesto, de los recordatorios de la primacía de la lucha de clases y de la abolición de la esclavitud asalariada, del capital y del Estado, del rechazo del circo electoral, de la crítica a los partidos políticos y a los sindicatos…) es el que niega los particularismos que segmentan y dividen a la población proletaria – ¡nuestra clase! – en diferentes comunidades e identidades, y reafirma así el internacionalismo:

Uno de los principales ejes del engaño, el lavado de cerebro y la desorientación que practican los medios de comunicación burgueses de derecha e izquierda en todo el mundo es la narrativa de que Siria es un país formado por árabes, kurdos, turcos, turcomanos, yazidíes, musulmanes, cristianos, alauitas, judíos y suníes. Es la droga o veneno más mortífero inyectado históricamente en la conciencia humana por las clases dominantes, sus gobiernos y, en innumerables ocasiones, por el sistema capitalista con sus abrumadoras fuerzas de coerción. Esta narrativa pretende destruir la existencia social unificada de los trabajadores y la base de su lucha por la liberación, poniéndolos unos contra otros e impidiendo su lucha radical y común contra las verdaderas raíces de la explotación, la opresión y la miseria.”

Esta crítica de los camaradas iraníes coincide plenamente con lo que dijimos hace unos años cuando revisamos los mitos e imposturas desarrollados por los adoradores de la llamada “Revolución en Rojava” (ver nuestro boletín nº13):

Lo que nos importa a nosotros, proletarios revolucionarios, militantes comunistas o anarquistas (más allá de las etiquetas), no es lo que nos “diferencia”, no es nuestra “singularidad”, el hecho de que seamos “checos” o “franceses” o “británicos” o “americanos” mientras que otros son “kurdos” o “asirios” o “caldeos” o “suníes” o “chiíes”, etc. Lo que nos importa, por el contrario, es lo que nos unifica como comunidad humana y militante contra la dictadura global y universal del Capital, que se materializa para todos nosotros en la explotación, la alienación, la mercantilización de nuestros cuerpos y nuestras vidas, la miseria, la guerra, la muerte… Lo importante para nosotros es mostrar y afirmar en voz alta nuestro desprecio por cualquier comunidad nacional, comunidad de ciudadanos, comunidad popular, por cualquier comunidad democrática en el sentido más profundo de lo que es la democracia, es decir, no una simple forma (democracia parlamentaria, “obrera”, directa, cantonal, municipal, etc.) sino la esencia del capitalismo y, por tanto, la negación del antagonismo de clase y la dilución del proletariado (clase revolucionaria) en esa entidad burguesa que es el Pueblo, la Nación y, en última instancia, el Estado. Lo que importa por encima de todo es el hecho de que somos, o nos convertimos, en hermanos de la miseria y la explotación, en hermanos de la revolución, y que lo reconocemos conscientemente.

La humanidad ha sido separada de sí misma, de la naturaleza, de su actividad y producción, para ser transformada en esclavos, siervos y proletarios modernos. Los hombres se separan de su verdadera comunidad humana y se vinculan en una falsa comunidad de “algo”: multiétnica, multicultural, multinacional… El internacionalismo no es la adición de varios o incluso diferentes nacionalismos, ni siquiera de todos los nacionalismos, sino, por el contrario, su negación completa y consumada…”

Entonces, qué, ¿¡“el orden reina en Damasco”!? parafraseando a Rosa Luxemburgo… En cierto modo, ¡tenderíamos a responder “sí”! La caída de Bashar y de su régimen baasista, que había reinado durante seis décadas con asesinatos en masa, torturas, violaciones, detenciones y siglos de encarcelamiento impuestos a todos aquellos que se atrevían a levantar un poco la cabeza… la desaparición de esta muy odiada camarilla de gestores capitalistas en favor de otra facción más “limpia” (sic), menos desacreditada (sic), impulsada o al menos tolerada por una amplia sección transversal del partido del orden capitalista mundial (EE, UE, Turquía, Israel, petro-monarquías…), todo esto parece realmente, si no una operación policial para reprimir la acción directa de nuestra clase, al menos una operación para mantener el orden o restablecer el orden en el “caos sirio”… aunque el orden capitalista también se acomoda muy bien con una cierta cantidad de desorden y desestabilización…

Pero también tenderíamos a responder “no”, en el sentido de que, en el más alto nivel de abstracción, la revolución se alimenta de la podredumbre de la contrarrevolución y se enriquece así del enfrentamiento entre dos clases, dos proyectos, dos mundos… Estos últimos acontecimientos podrían tender a reactivar las dinámicas sociales adormecidas desde hace algunos años, las brasas de la revuelta de 2011 siguen calientes y sólo esperan volver a encender un material tan inflamable como siempre: Las contradicciones sociales que enfrentan a clases con intereses antagónicos… No hace falta más que ver los vídeos que nos han llegado de Siria para ver los rostros radiantes de todos esos seres humanos, esos proletarios, cantando, bailando, celebrando, en las plazas públicas de las ciudades, barrios y pueblos liberados del yugo de los torturadores baasistas, mientras que la nueva policía (la del HTS) aún no se ha impuesto realmente, o al menos aún no ha sofocado esos gritos de alegría y de lucha…

También queremos señalar aquí que las luchas de nuestra clase no están ciertamente ausentes de estos acontecimientos (aunque nos llegue muy poca, demasiada poca información al respecto): algunos han hablado de “manifestaciones de solidaridad” en el sur de Siria en el momento de la caída de la ciudad de Alepo, de “levantamientos populares” que habrían tenido lugar paralelamente al avance del HTS sobre Damasco, principalmente en torno a la ciudad rebelde de Suwayda…

Y no olvidemos que, tras años de silencio, nuestra clase levantó la cabeza en varias ocasiones en 2019, 2022 y 2024 en la gobernación de Idlib, gobernada y gestionada con mano de hierro precisamente por la camarilla del HTS ahora en el poder en Damasco, y que nuestra clase organizó allí manifestaciones contra la carestía de la vida, contra la escasez, contra la represión… enfrentándose a los esbirros de las milicias islamistas.

También hay que recordar que desde 2023 han estallado en Suwayda numerosas manifestaciones, a veces violentas – el llamado “levantamiento de la dignidad” –, aquí contra el régimen de Bashar, acompañadas de huelgas, ocupación de edificios públicos, bloqueos de carreteras, etc., y que nada de esto puede atribuirse a ninguna especificidad local concreta: aquí pertenencia a la “comunidad drusa”, allí a la “comunidad suní”, etc. ¡hasta la saciedad!

Y ahora les toca a nuestros camaradas “Trabajadores Anticapitalistas”…

GdC. Sigue leyendo

[Borl] ¿Cuántos cadáveres más necesitas para entender qué está pasando?

El Estado ruso y ucraniano envía a la gente a la guerra para defender el poder de la burguesía rusa y ucraniana. El Estado israelí y Hamás hacen lo mismo con su propia burguesía local. La gente muere por miles bajo las banderas de “sus” estados y movimientos nacionalistas. Se asesinan entre sí por el bien de “sus propios” gobernantes, por el negocio de “sus propios” jefes, por la propiedad y el poder de “su propia” burguesía.

“Estamos defendiendo la supervivencia de nuestra propia nación”, gritan estas personas, mientras corren hacia su propia destrucción en el campo de guerra. “Estamos luchando por el derecho a la autodeterminación nacional”, cantan a coro, mientras pasan por alto que en todas partes del mundo es la burguesía la que dicta las condiciones de nuestras vidas. No hay autodeterminación en ninguna parte.

La burguesía en Ucrania determina (es decir, impone y dicta) las condiciones del proletariado local, la burguesía en Rusia hace lo mismo con el proletariado local. Las distintas facciones burguesas del mundo se están uniendo en alianzas transnacionales para competir con sus rivales. ¿Cómo puede alguien creer en la ilusión de que librando una guerra por una de estas facciones la clase obrera puede obtener la posibilidad de autodeterminarse? Entonces, si el proletariado de Ucrania, Gaza o Israel sacrifica suficientes vidas en el frente, ¿la burguesía le dará como regalo la entrega voluntaria de su propio poder y ya no explotará a las masas proletarias?

La guerra entre estados nunca nos dará la oportunidad de determinar las condiciones libres de nuestra vida. Incluso si el estado “más pequeño y más débil” o “invadido” gana la guerra con la ayuda de los aliados, la dictadura de la burguesía se mantendrá. Ser explotado por la burguesía local y oprimido por el estado local no es una victoria. No es algo por lo que debamos sacrificar nuestras vidas. Sin embargo, algunos están dispuestos a sacrificar cientos de miles de vidas por la ilusión de que la victoria de un estado es importante para la futura liberación de todos los estados. Es uno de los muchos oxímorones de esta gente. En nombre de la lucha contra los estados, nos instan a defender un estado en particular y su ideología nacionalista/democrática. En nombre de la lucha contra la guerra, nos dicen que debemos participar en la guerra. ¿Cuántas personas más tienen que morir en el frente para que estos amantes del oxímoron se den cuenta de que la guerra entre estados no puede traer la paz, que la tiranía de los estados no se puede combatir con la colaboración de los estados, que la explotación capitalista no se puede combatir con alianzas de la clase trabajadora con los capitalistas?

Los belicistas de ambos lados de la línea de combate utilizan la presión económica, violenta e ideológica para movilizar a la gente para la guerra. Si proclamamos la lucha contra todas las facciones de la burguesía, incluida la lucha contra la burguesía de los estados “invadidos”, nos acusan de ayudar a los estados imperialistas más agresivos y dictatoriales, como si no fuera quizás obvio que también estemos librando la lucha contra ellos al mismo tiempo. Creen que la colusión con tal o cual burguesía y estado local es una cuestión de supervivencia. No tienen en cuenta que la misma burguesía que defienden hace todo lo posible para evitar ser reclutada para el frente, mientras que las autoridades estatales visten a la fuerza a los proletarios con uniformes y los conducen a la muerte en la lucha del frente. Ven que la burguesía “amistosa” utiliza el estado para cerrar las fronteras a los hombres que quieren viajar a salvo. No comprenden que la burguesía no se preocupa de salvar la vida de toda la población bombardeada, sino de obligar a la parte proletaria de la población a derramar sangre para salvar su propio poder, su propiedad y su esfera de influencia económica. Cuando se trata de salvar vidas en una zona de guerra, los proletarios tienen que buscar sin duda otras opciones que alistarse en el ejército.

Los belicistas, sean capitalistas, nacionalistas o la izquierda del capital, están aterrorizados por la idea de que el estado enemigo gane la guerra, pero no están aterrorizados por los cadáveres de proletarios que la guerra siempre “produce” en ambos lados. No importa bajo qué bandera se sostengan, no importa qué etiqueta ideológica se pongan, debemos repudiar a todos los belicistas. Cuando se nos plantea la pregunta de qué lado tomamos en la guerra, respondemos claramente que tomamos el lado del proletariado en Ucrania, Rusia, Gaza, Israel y en todo el mundo. No elegimos el lado de este o aquel estado en la guerra, sino el lado que se organiza contra los estados. No nos quedamos al margen mientras la guerra masacra a nuestros hermanos y hermanas de clase. Estamos del lado de aquellos que se rebelan contra la guerra y resistimos todos los esfuerzos para arrastrarnos a la guerra. La única manera de detener las guerras es socavar la capacidad de todos los estados para continuar librando guerras.

Traducción al español: https://infoposta.com.ar/notas/13829/cuántos-cadáveres-más-necesitas-para-entender-qué-está-pasando/

Por un año de LUCHA y SOLIDARIDAD

Estamos atravesando tiempos de continuas convulsiones, caracterizadas por la acumulación al unísono y sin precedentes de crisis ideológicas, económicas, institucionales, políticas, climáticas, demográficas, geo-estratégicas, etc., causantes de inestabilidad social y una creciente actividad bélica en la que se involucran multitud de países.

Se están rompiendo deliberadamente los esquemas que los imperialismos venían imponiendo a nivel mundial y que hoy están remodelando para no perder los privilegios que su sistema les otorga.

Se trata por tanto del desarrollo de su nueva «revolución» que les lleva a una pugna por el control y posesión cada cual de más avances tecnológicos, industriales, territoriales, económicos, etc., como única garantía para no perder, a favor de otros capitalistas, el estatus socio-económico que cada uno ha venido sustentando, así como sus cuotas de poder.

En definitiva, que desde hace algún tiempo ya, el mundo está inmerso en una guerra de carácter global, aunque no entendida como tradicionalmente se venían concibiendo los enfrentamientos, o sea, únicamente mediante la fuerza militar agresiva, sino que junto a ella se han incrementado las llamadas guerras asimétricas, híbridas, mediáticas, ideológicas, y puramente económicas, en un combinado de elementos militares, tácticas policiales, ataques financieros, técnico-digitales, cibernéticos…

Varias cuestiones nos están quedando claras en todo este maremágnum que el sistema está montando y desarrollando desde hace años:

  • a) Que el enfrentamiento que hoy existe a nivel mundial no es más que el resultado de las luchas de poder entre capitalistas.
  • b) Que el principal objetivo que persiguen es que, de una u otra forma, en unas u otras manos de los que pugnan por asentar su hegemonía, queden aseguradas sus prebendas y su poder.
  • c) Que el sistema capital-imperialista fundamentado en la explotación de unos seres humanos por otros se perpetúe mediante el uso y abuso del poder y la represión de una minoría sobre la gran mayoría de la humanidad.
  • d) Que los causantes de todas estas crisis que en sus distintas facetas aquejan hoy a la sociedad, y todo el desorden mundial existente, no son originados más que por los grandes capitalistas y el desarrollo de su sistema de explotación.
  • e) Que en todo este proceso, la clase trabajadora es siempre quien sufre las consecuencias más devastadoras: el hambre, las enfermedades, el frío, la carencia de las necesidades vitales, los éxodos migratorios e incluso las muertes originadas en unos enfrentamientos que nos son impuestos contra otros trabajadores que no conocemos, pero que son nuestros hermanos de clase.
  • f) Nos queda claro que estas guerras no son de los trabajadores. No es nuestra guerra y por tanto no merecemos ni morir en ellas ni sufrir por ellas.

Nuestra lucha como clase trabajadora debe estar, en todo momento, enfocada y activa contra quienes nos explotan y colaboran con nuestros explotadores, pactando recortes económicos y sociales y pérdida o eliminación de derechos, abocándonos con ello a la miseria.

Contra quienes nos dominan y continuadamente con su insaciable egoísmo originan la destrucción del planeta.

Contra quienes con sus ansias de poder nos hacen sufrir las consecuencias desastrosas de sus  enfrentamientos y sus guerras, sean de la índole que sean.

Contra quienes con su sistema están llevando a los trabajadores a la más vejatoria degradación física, mental, personal y colectiva.

Contra ellos, contra sus métodos represivos, quien los dirige y los pone en práctica,… debe centrarse toda nuestra lucha.

[extraído de SOLIDARIDAD DE CLASE, nº 18]