Recibimos y publicamos.
Panfleto-comic, acompañado de extractos de la última revista Revolución #3 de Proletarios Internacionalistas.
Recibimos y publicamos.
Panfleto-comic, acompañado de extractos de la última revista Revolución #3 de Proletarios Internacionalistas.
El siguiente texto es la traducción de un panfleto del grupo Mouvement Communiste, escrito en 1973 por Jean Barrot (alias Gilles Dauvé), en solidaridad con algunos revolucionarios españoles detenidos en España que se enfrentaban a duras condenas.
Undercurrent #8
Podría parecer una selección extraña, teniendo en cuenta que la lucha armada (que tanto dio forma a las luchas de los años 60 y 70) es prácticamente inexistente hoy en Europa, especialmente en el Reino Unido. Sin embargo, el texto no trata simplemente de la lucha armada. Trata la cuestión de la violencia en general, no de forma abstracta sino en clara conexión con el movimiento social del proletariado. Tomandolo fuera del marco limitado de la situación en España en los 70, creemos que este texto es una crítica/análisis útil del fetichismo de la violencia, una tendencia que también es visible en partes de la escena de acción directa en Gran Bretaña.
Introducción a la edición griega de 1974 (??)
El Estado español detiene a finales de septiembre de 1973 a una decena de revolucionarios, a los que presenta como «gángsters». Tres de ellos están amenazados con la pena de muerte. Podrían ser condenados por un consejo de guerra y ejecutados en 48 horas.
Si algunos de ellos robaron efectivamente bancos, lo hicieron para financiar la impresión de textos que circulan en el movimiento obrero radical de Barcelona. Y si murió un policía, eso ocurrió tras una emboscada de la policía.
Se trata de comprender lo que algunos proletarios se ven históricamente obligados a hacer. La violencia es siempre un medio para la satisfacción de una demanda: en España, donde la policía dispara a sangre fría a huelguistas desarmados, la violencia aparece directamente como una relación social. La simple escritura de textos o la circulación de panfletos conlleva la pena de muchos años de cárcel. Así, los que quieren resistir a la explotación recurren a la violencia con más frecuencia que en otros países.
La democracia ahoga las luchas obreras mediante la política y el reformismo. El fascismo tiene menos reservas y las aplasta con la violencia. Quien reconoce en el Estado el monopolio de la violencia niega a los proletarios el derecho a abolir su condición: el trabajo asalariado. Sigue leyendo
En muchas partes del mundo, el capitalismo está reactivando su maquinaria bélica principal para masacrar a miles y miles de proletarios. Se les bombardea y acribilla sin tregua, se les mata deliberadamente de hambre y se les priva de agua, se les obliga a dispararse, apuñalarse o gasearse en las trincheras, se les viola, tortura y mutila…
Cuando nuestra clase se enfrenta a esta carnicería, a esta horrible intensificación de la inhumanidad de la sociedad capitalista, ¡su única reacción es negarse a someterse a ella! Esto nos sale de las entrañas y al mismo tiempo es la expresión de nuestros intereses históricos de clase.
Por eso, poco después del comienzo de la guerra en Ucrania, empezaron a aparecer “incidentes” a ambos lados del frente. Los soldados de ambos ejércitos intentan cada vez más escapar al reclutamiento y evitar ser enviados al frente. Se esconden cuando pueden, y si son reclutados a la fuerza en unidades militares, intentan escapar y abandonar sus posiciones a la primera oportunidad. La situación ha llegado tan lejos que los generales ucranianos se quejan de la “desintegración total de la disciplina del ejército”. Lo mismo está ocurriendo, aunque desgraciadamente a menor escala, en otros conflictos interburgueses en Oriente Medio, Sudán y otros lugares. Tanto en Ucrania como en Rusia, oficiales del ejército y reclutadores militares han sido atacados por sus “propias” tropas.
Pero, ¿qué podemos hacer nosotros, como proletarios que vivimos en los territorios “pacíficos” del “frente interno”, para apoyar concretamente la lucha de nuestros hermanos de clase uniformados que se rebelan contra la guerra capitalista y vincularla concretamente a nuestras propias luchas? ¿Aunque tengamos la suerte de vivir lo suficientemente lejos de la “zona de la muerte” como para no sufrir los bombardeos, los misiles, la ocupación militar o la presencia de bandas ambulantes de matones de las “unidades especiales”?
Nuestras vidas siguen viéndose afectadas a diario por los recortes del “gasto social”, el deterioro de las condiciones laborales y la intensificación de la explotación, la subida de los precios de la vivienda, los alimentos, la energía y otros medios de supervivencia, el aumento del control social y la represión y la militarización general de la sociedad.
Por supuesto, esto no es nada nuevo; también conocemos esta miseria en tiempos de “paz” capitalista y luchamos contra ella con la misma intensidad. Pero durante la guerra o los preparativos intensivos para la guerra, el capital y su Estado deben concentrar una parte cada vez mayor de la producción en lo que se conoce como “economía de guerra”. Es decir, producir rápidamente armas, municiones y vehículos militares, combustible, raciones alimenticias, etc. para gastarlos con la misma rapidez en el proceso de masacrar a los proletarios, es decir, ¡al resto de nosotros! Y como cada Estado tiene que hacer esto más rápidamente y a mayor escala que el “enemigo”, esto crea una inmensa presión para hacernos trabajar cada vez más arduamente, por más tiempo y con menos medidas de seguridad, etc. Al mismo tiempo, el Estado tiene que redoblar su propaganda a favor de la nación y de la santidad de “la Patria”, “la democracia” y “la libertad” para convencernos de que nos sacrifiquemos por los intereses del Capital, los cuales nunca pueden ser los nuestros.
La primera respuesta a la pregunta de qué hacer es: ¡rebelarnos contra nuestra propia explotación! Mediante huelgas, ocupaciones, bloqueos y sabotajes de autopistas y ferrocarriles, saqueos de mercancías y su redistribución entre la clase, etc. en tiempos de guerra, atacamos la producción, valorización y reproducción del Capital necesario para el esfuerzo bélico. Pero también, al afirmar nuestros intereses de clase en oposición a los intereses de la clase dominante, ¡desbaratamos su cuento de hadas de la “unidad nacional”! Nuestros enemigos de clase también tendrán que enviar más policías y soldados para intentar reprimir nuestras luchas – y no podrán ser utilizados para ahuyentar a los desertores y refugiados, para imponer la movilización, para vigilar las fronteras… y su lealtad al Estado no es un hecho. Después de todo, los motines en el ejército ruso en febrero de 1917 se desencadenaron cuando los soldados recibieron órdenes de sus oficiales de reprimir a los trabajadores en huelga en Petrogrado.
Para que nuestro ataque a la maquinaria bélica sea directo y eficaz, debemos concentrar nuestra actividad subversiva en varias áreas:
* Desorganización de la infraestructura militar, como almacenes de municiones, ferrocarriles, puertos, aeropuertos y las carreteras utilizadas para llevar tropas y equipo militar a los frentes.
Podemos inspirarnos en nuestros hermanos y hermanas proletarios de los colectivos que han estado saboteando los ferrocarriles en Bielorrusia y Rusia desde el comienzo de la guerra para impedir el transporte de suministros militares al frente.
Los estibadores de Génova y Trieste en Italia y del Pireo en Grecia también bloquearon el envío de armas y municiones a Ucrania, Israel o para los bombardeos estadounidenses en Yemen.
* Perturbación del reclutamiento militar, la conscripción y la “busificación” de reclutas para el frente. Tanto en Ucrania (Transcarpatia, etc.) como en Rusia (Daguestán, etc.), los cerdos y las patrullas militares que vienen a detener a los hombres reclutados a la fuerza se enfrentan a sus familiares y amigos enfadados.
Si vivimos en países más alejados del frente, el Estado ha utilizado hasta ahora o bien tácticas de reclutamiento “voluntario” y de manipulación nacionalista, como los programas de educación patriótica llevados a cabo en Francia y Polonia, por ejemplo, o bien planes de servicio militar obligatorio. Si buscamos inspiración sobre qué hacer, señalemos la larga tradición de protestas y disturbios contra los reclutadores militares y los “asesores de carreras militares” en las universidades estadounidenses, que se remontan a las llamadas guerras de Vietnam y del Golfo y llegan hasta la reciente guerra de Gaza.
¿Por qué los reclutadores militares, los propagandistas nacionalistas o los buenos ciudadanos que delatan para el Estado y denuncian la resistencia de clase antimilitarista – aquellos que nos obligan a sacrificarnos por el “bien de la nación” –, por qué a estos compinches se les debería permitir vivir sus vidas en paz y con seguridad? ¡Tratémoslos como nuestro movimiento de clase ha tratado siempre a los soplones y esquiroles! ¡Los chivatos no duran mucho tiempo!
* ¡Ayudemos a escapar a los desertores, escondámoslos y pasémoslos de contrabando a través de las fronteras, pero también organicemos nuestra lucha con ellos! Ya existen redes en Rusia y Ucrania que ayudan a los soldados a escapar del ejército, y tenemos que vincularlas con nuestras propias redes de lucha. Eso significa contactos seguros, teléfonos seguros, hogares seguros, recaudación de fondos…
La historia de la lucha de clases nos muestra que la única manera de oponerse realmente a la guerra capitalista, no a favor de continuar nuestra miseria en la paz capitalista, sino por la destrucción de toda la sociedad de miseria y explotación, y por lo tanto por el fin de todas las guerras, ¡es cuando la revuelta de los proletarios en el frente y la lucha de los que están en el “frente interno” se unen prácticamente!
Recordemos la experiencia de los proletarios en Irak durante la llamada primera guerra del Golfo de 1991, cuando los desertores del ejército, muchos de los cuales habían conservado sus armas, se reunieron tanto en los humedales del sur como en las montañas del norte, ¡donde organizaron con militantes obreros la insurrección contra el Estado!
Frente a la catástrofe capitalista mundial, ¡la revolución es nuestra única perspectiva!
¡Volvamos nuestras armas contra “nuestros propios” explotadores y “nuestros propios” generales!
¡Luchemos juntos contra la guerra capitalista y contra la paz capitalista!
¡Transformemos la guerra capitalista en una insurrección de clase mundial por el comunismo!
Febrero 2025 / RED DERROTISTA REVOLUCIONARIA
rdnetwork.noblogs.org – RDNetwork@subvertising.org
Toda su vida Marx ha mantenido el punto de vista unitario de su teoría, pero la exposición de su teoría fue planteada sobre el terreno del pensamiento dominante precisándose bajo la forma de críticas de disciplinas particulares, principalmente la crítica a la ciencia fundamental de la sociedad burguesa, la economía política. Esta mutilación, ulteriormente aceptada como definitiva, es la que ha constituido el «marxismo».
La Sociedad del espectáculo.Guy Debord.
Esta afirmación, que comprende la obra de Marx como una totalidad en desarrollo, se contrapone a toda esa periodización de la misma que la disocia en un periodo de juventud y otro de madurez. En la medida en que dicha periodización se afirma, ya sea para defender al joven Marx frente al viejo, o viceversa, se liquida la fuerza de Marx en tanto que militante del proletariado, conduciendo ineludiblemente a una petrificación que nos arrastra hacia la ideología marxista en sus diversas variantes.
Presentación a Páginas Malditas de Reapropiación ediciones.
La socialdemocracia ha hecho de Marx un utensilio apto para servir a la reproducción social capitalista. Las múltiples formas bajo las que se materializa esta fagocitación emanan de las particularidades propias de cada fracción de la socialdemocracia. La lista es interminable: el Marx demócrata, politicista, economista, filósofo, humanista, marxista, leninista, estalinista, ecologista, etc. El método para conseguir semejante proeza se basa en descuartizar la obra de Marx, destruir la globalidad de la misma, haciendo de los diferentes niveles de abstracción una contraposición utilizando categorías, frases y pasajes que se desconectan de los diversos momentos de la totalidad. Tampoco se puede negar, obviamente, que el mismo Marx colaboró lo suyo descargando una nutrida variedad de excrementos que abonaron el campo sobre el que proliferan todos esos escuderos de la burguesía.
Posiblemente, el corte epistemológico entre un joven Marx filosófico y un Marx maduro científico desarrollado por Althusser es uno de los ataques más populares contra Marx. Althusser y sus epígonos rellenan miles de páginas con todo tipo de detalles y comparaciones que nos muestra al joven Marx apresado en las contradicciones filosóficas y adherido a la posición humanista de Feuerbach. Habría que desechar toda la producción teórica de ese periodo juvenil, y sus reminiscencias en la Ideología alemana, pues se enmarca dentro de los límites de la filosofía clásica alemana. La abolición del trabajo, del Estado, del dinero, etc., serían aboliciones al interior de un sistema filosófico sin relación alguna con las verdaderas contradicciones sociales y su superación. En ese sistema filosófico habría un ser humano que responde al yo sensible feuerbachiano, una actividad limitada al pensamiento ético y un objeto de dicha actividad que se queda en lo sensible. La enajenación del ser humano sería percibida desde un enfoque filosófico que concibe la separación del sujeto y el objeto, en concreto del hombre y la objetivización de sus fuerzas naturales, como un desajuste a superar desde la propia filosofía que defiende la primacía del sujeto y el retorno a una supuesta identidad originaria.
Evidentemente si así fuera habría que dar la razón al corte epistemológico. Ahora bien, hay que tragarse muchos sapos para aceptar esta falsificación. Pero la misma tiene una fuerza social evidente y quien se pone las gafas althusserianas está totalmente convencido de la autenticidad de lo falso.
Es cierto que el método que utiliza Marx para cristalizar sus posiciones, que podríamos definir por una parte como una dialéctica de la conservación y la superación (que contiene, claro está, la negación), facilita la operación de estos especialistas de la adulteración, pues la escisión de momentos particulares de la conservación respecto a la totalidad en desarrollo que los engloba, elimina la negación que sufren en el proceso de superación, permitiendo la amalgama y liquidación del contenido. Es la misma maniobra que se emplea cuando se asimila la concepción del valor de Marx al valor-trabajo ricardiano. De esta forma, se puede presentar aquí o allá a Feuerbach o Ricardo escribiendo a través de la pluma de Marx. Se trata de un extrañamiento de la teoría. Sigue leyendo
Fuente en inglés: https://againstwagelabor.com/2024/12/16/syria-war-partition-and-the-fate-of-the-working-masses/
Original en persa: https://alayhesarmaye.com/2024/12/09/_/5212/
/ GUERRA DE CLASES / Presentamos aquí una breve contribución de un grupo de camaradas de Irán sobre los recientes acontecimientos en Siria. Estos camaradas, que se autodenominan “Trabajadores Anticapitalistas”, publican el blog “Contra el Capital” [علیه سرمایه], y recientemente les abrimos nuestras columnas cuando publicamos nuestro boletín sobre las importantes luchas de clases en Irán en 2022 (ver nuestro boletín nº15).
Uno de los puntos abordados en el texto que apreciamos especialmente (aparte, por supuesto, de los recordatorios de la primacía de la lucha de clases y de la abolición de la esclavitud asalariada, del capital y del Estado, del rechazo del circo electoral, de la crítica a los partidos políticos y a los sindicatos…) es el que niega los particularismos que segmentan y dividen a la población proletaria – ¡nuestra clase! – en diferentes comunidades e identidades, y reafirma así el internacionalismo:
“Uno de los principales ejes del engaño, el lavado de cerebro y la desorientación que practican los medios de comunicación burgueses de derecha e izquierda en todo el mundo es la narrativa de que Siria es un país formado por árabes, kurdos, turcos, turcomanos, yazidíes, musulmanes, cristianos, alauitas, judíos y suníes. Es la droga o veneno más mortífero inyectado históricamente en la conciencia humana por las clases dominantes, sus gobiernos y, en innumerables ocasiones, por el sistema capitalista con sus abrumadoras fuerzas de coerción. Esta narrativa pretende destruir la existencia social unificada de los trabajadores y la base de su lucha por la liberación, poniéndolos unos contra otros e impidiendo su lucha radical y común contra las verdaderas raíces de la explotación, la opresión y la miseria.”
Esta crítica de los camaradas iraníes coincide plenamente con lo que dijimos hace unos años cuando revisamos los mitos e imposturas desarrollados por los adoradores de la llamada “Revolución en Rojava” (ver nuestro boletín nº13):
“Lo que nos importa a nosotros, proletarios revolucionarios, militantes comunistas o anarquistas (más allá de las etiquetas), no es lo que nos “diferencia”, no es nuestra “singularidad”, el hecho de que seamos “checos” o “franceses” o “británicos” o “americanos” mientras que otros son “kurdos” o “asirios” o “caldeos” o “suníes” o “chiíes”, etc. Lo que nos importa, por el contrario, es lo que nos unifica como comunidad humana y militante contra la dictadura global y universal del Capital, que se materializa para todos nosotros en la explotación, la alienación, la mercantilización de nuestros cuerpos y nuestras vidas, la miseria, la guerra, la muerte… Lo importante para nosotros es mostrar y afirmar en voz alta nuestro desprecio por cualquier comunidad nacional, comunidad de ciudadanos, comunidad popular, por cualquier comunidad democrática en el sentido más profundo de lo que es la democracia, es decir, no una simple forma (democracia parlamentaria, “obrera”, directa, cantonal, municipal, etc.) sino la esencia del capitalismo y, por tanto, la negación del antagonismo de clase y la dilución del proletariado (clase revolucionaria) en esa entidad burguesa que es el Pueblo, la Nación y, en última instancia, el Estado. Lo que importa por encima de todo es el hecho de que somos, o nos convertimos, en hermanos de la miseria y la explotación, en hermanos de la revolución, y que lo reconocemos conscientemente.
La humanidad ha sido separada de sí misma, de la naturaleza, de su actividad y producción, para ser transformada en esclavos, siervos y proletarios modernos. Los hombres se separan de su verdadera comunidad humana y se vinculan en una falsa comunidad de “algo”: multiétnica, multicultural, multinacional… El internacionalismo no es la adición de varios o incluso diferentes nacionalismos, ni siquiera de todos los nacionalismos, sino, por el contrario, su negación completa y consumada…”
Entonces, qué, ¿¡“el orden reina en Damasco”!? parafraseando a Rosa Luxemburgo… En cierto modo, ¡tenderíamos a responder “sí”! La caída de Bashar y de su régimen baasista, que había reinado durante seis décadas con asesinatos en masa, torturas, violaciones, detenciones y siglos de encarcelamiento impuestos a todos aquellos que se atrevían a levantar un poco la cabeza… la desaparición de esta muy odiada camarilla de gestores capitalistas en favor de otra facción más “limpia” (sic), menos desacreditada (sic), impulsada o al menos tolerada por una amplia sección transversal del partido del orden capitalista mundial (EE, UE, Turquía, Israel, petro-monarquías…), todo esto parece realmente, si no una operación policial para reprimir la acción directa de nuestra clase, al menos una operación para mantener el orden o restablecer el orden en el “caos sirio”… aunque el orden capitalista también se acomoda muy bien con una cierta cantidad de desorden y desestabilización…
Pero también tenderíamos a responder “no”, en el sentido de que, en el más alto nivel de abstracción, la revolución se alimenta de la podredumbre de la contrarrevolución y se enriquece así del enfrentamiento entre dos clases, dos proyectos, dos mundos… Estos últimos acontecimientos podrían tender a reactivar las dinámicas sociales adormecidas desde hace algunos años, las brasas de la revuelta de 2011 siguen calientes y sólo esperan volver a encender un material tan inflamable como siempre: Las contradicciones sociales que enfrentan a clases con intereses antagónicos… No hace falta más que ver los vídeos que nos han llegado de Siria para ver los rostros radiantes de todos esos seres humanos, esos proletarios, cantando, bailando, celebrando, en las plazas públicas de las ciudades, barrios y pueblos liberados del yugo de los torturadores baasistas, mientras que la nueva policía (la del HTS) aún no se ha impuesto realmente, o al menos aún no ha sofocado esos gritos de alegría y de lucha…
También queremos señalar aquí que las luchas de nuestra clase no están ciertamente ausentes de estos acontecimientos (aunque nos llegue muy poca, demasiada poca información al respecto): algunos han hablado de “manifestaciones de solidaridad” en el sur de Siria en el momento de la caída de la ciudad de Alepo, de “levantamientos populares” que habrían tenido lugar paralelamente al avance del HTS sobre Damasco, principalmente en torno a la ciudad rebelde de Suwayda…
Y no olvidemos que, tras años de silencio, nuestra clase levantó la cabeza en varias ocasiones en 2019, 2022 y 2024 en la gobernación de Idlib, gobernada y gestionada con mano de hierro precisamente por la camarilla del HTS ahora en el poder en Damasco, y que nuestra clase organizó allí manifestaciones contra la carestía de la vida, contra la escasez, contra la represión… enfrentándose a los esbirros de las milicias islamistas.
También hay que recordar que desde 2023 han estallado en Suwayda numerosas manifestaciones, a veces violentas – el llamado “levantamiento de la dignidad” –, aquí contra el régimen de Bashar, acompañadas de huelgas, ocupación de edificios públicos, bloqueos de carreteras, etc., y que nada de esto puede atribuirse a ninguna especificidad local concreta: aquí pertenencia a la “comunidad drusa”, allí a la “comunidad suní”, etc. ¡hasta la saciedad!
Y ahora les toca a nuestros camaradas “Trabajadores Anticapitalistas”…
GdC. Sigue leyendo
El Estado ruso y ucraniano envía a la gente a la guerra para defender el poder de la burguesía rusa y ucraniana. El Estado israelí y Hamás hacen lo mismo con su propia burguesía local. La gente muere por miles bajo las banderas de “sus” estados y movimientos nacionalistas. Se asesinan entre sí por el bien de “sus propios” gobernantes, por el negocio de “sus propios” jefes, por la propiedad y el poder de “su propia” burguesía.
“Estamos defendiendo la supervivencia de nuestra propia nación”, gritan estas personas, mientras corren hacia su propia destrucción en el campo de guerra. “Estamos luchando por el derecho a la autodeterminación nacional”, cantan a coro, mientras pasan por alto que en todas partes del mundo es la burguesía la que dicta las condiciones de nuestras vidas. No hay autodeterminación en ninguna parte.
La burguesía en Ucrania determina (es decir, impone y dicta) las condiciones del proletariado local, la burguesía en Rusia hace lo mismo con el proletariado local. Las distintas facciones burguesas del mundo se están uniendo en alianzas transnacionales para competir con sus rivales. ¿Cómo puede alguien creer en la ilusión de que librando una guerra por una de estas facciones la clase obrera puede obtener la posibilidad de autodeterminarse? Entonces, si el proletariado de Ucrania, Gaza o Israel sacrifica suficientes vidas en el frente, ¿la burguesía le dará como regalo la entrega voluntaria de su propio poder y ya no explotará a las masas proletarias?
La guerra entre estados nunca nos dará la oportunidad de determinar las condiciones libres de nuestra vida. Incluso si el estado “más pequeño y más débil” o “invadido” gana la guerra con la ayuda de los aliados, la dictadura de la burguesía se mantendrá. Ser explotado por la burguesía local y oprimido por el estado local no es una victoria. No es algo por lo que debamos sacrificar nuestras vidas. Sin embargo, algunos están dispuestos a sacrificar cientos de miles de vidas por la ilusión de que la victoria de un estado es importante para la futura liberación de todos los estados. Es uno de los muchos oxímorones de esta gente. En nombre de la lucha contra los estados, nos instan a defender un estado en particular y su ideología nacionalista/democrática. En nombre de la lucha contra la guerra, nos dicen que debemos participar en la guerra. ¿Cuántas personas más tienen que morir en el frente para que estos amantes del oxímoron se den cuenta de que la guerra entre estados no puede traer la paz, que la tiranía de los estados no se puede combatir con la colaboración de los estados, que la explotación capitalista no se puede combatir con alianzas de la clase trabajadora con los capitalistas?
Los belicistas de ambos lados de la línea de combate utilizan la presión económica, violenta e ideológica para movilizar a la gente para la guerra. Si proclamamos la lucha contra todas las facciones de la burguesía, incluida la lucha contra la burguesía de los estados “invadidos”, nos acusan de ayudar a los estados imperialistas más agresivos y dictatoriales, como si no fuera quizás obvio que también estemos librando la lucha contra ellos al mismo tiempo. Creen que la colusión con tal o cual burguesía y estado local es una cuestión de supervivencia. No tienen en cuenta que la misma burguesía que defienden hace todo lo posible para evitar ser reclutada para el frente, mientras que las autoridades estatales visten a la fuerza a los proletarios con uniformes y los conducen a la muerte en la lucha del frente. Ven que la burguesía “amistosa” utiliza el estado para cerrar las fronteras a los hombres que quieren viajar a salvo. No comprenden que la burguesía no se preocupa de salvar la vida de toda la población bombardeada, sino de obligar a la parte proletaria de la población a derramar sangre para salvar su propio poder, su propiedad y su esfera de influencia económica. Cuando se trata de salvar vidas en una zona de guerra, los proletarios tienen que buscar sin duda otras opciones que alistarse en el ejército.
Los belicistas, sean capitalistas, nacionalistas o la izquierda del capital, están aterrorizados por la idea de que el estado enemigo gane la guerra, pero no están aterrorizados por los cadáveres de proletarios que la guerra siempre “produce” en ambos lados. No importa bajo qué bandera se sostengan, no importa qué etiqueta ideológica se pongan, debemos repudiar a todos los belicistas. Cuando se nos plantea la pregunta de qué lado tomamos en la guerra, respondemos claramente que tomamos el lado del proletariado en Ucrania, Rusia, Gaza, Israel y en todo el mundo. No elegimos el lado de este o aquel estado en la guerra, sino el lado que se organiza contra los estados. No nos quedamos al margen mientras la guerra masacra a nuestros hermanos y hermanas de clase. Estamos del lado de aquellos que se rebelan contra la guerra y resistimos todos los esfuerzos para arrastrarnos a la guerra. La única manera de detener las guerras es socavar la capacidad de todos los estados para continuar librando guerras.
Traducción al español: https://infoposta.com.ar/notas/13829/cuántos-cadáveres-más-necesitas-para-entender-qué-está-pasando/
Estamos atravesando tiempos de continuas convulsiones, caracterizadas por la acumulación al unísono y sin precedentes de crisis ideológicas, económicas, institucionales, políticas, climáticas, demográficas, geo-estratégicas, etc., causantes de inestabilidad social y una creciente actividad bélica en la que se involucran multitud de países.
Se están rompiendo deliberadamente los esquemas que los imperialismos venían imponiendo a nivel mundial y que hoy están remodelando para no perder los privilegios que su sistema les otorga.
Se trata por tanto del desarrollo de su nueva «revolución» que les lleva a una pugna por el control y posesión cada cual de más avances tecnológicos, industriales, territoriales, económicos, etc., como única garantía para no perder, a favor de otros capitalistas, el estatus socio-económico que cada uno ha venido sustentando, así como sus cuotas de poder.
En definitiva, que desde hace algún tiempo ya, el mundo está inmerso en una guerra de carácter global, aunque no entendida como tradicionalmente se venían concibiendo los enfrentamientos, o sea, únicamente mediante la fuerza militar agresiva, sino que junto a ella se han incrementado las llamadas guerras asimétricas, híbridas, mediáticas, ideológicas, y puramente económicas, en un combinado de elementos militares, tácticas policiales, ataques financieros, técnico-digitales, cibernéticos…
Varias cuestiones nos están quedando claras en todo este maremágnum que el sistema está montando y desarrollando desde hace años:
Nuestra lucha como clase trabajadora debe estar, en todo momento, enfocada y activa contra quienes nos explotan y colaboran con nuestros explotadores, pactando recortes económicos y sociales y pérdida o eliminación de derechos, abocándonos con ello a la miseria.
Contra quienes nos dominan y continuadamente con su insaciable egoísmo originan la destrucción del planeta.
Contra quienes con sus ansias de poder nos hacen sufrir las consecuencias desastrosas de sus enfrentamientos y sus guerras, sean de la índole que sean.
Contra quienes con su sistema están llevando a los trabajadores a la más vejatoria degradación física, mental, personal y colectiva.
Contra ellos, contra sus métodos represivos, quien los dirige y los pone en práctica,… debe centrarse toda nuestra lucha.
[extraído de SOLIDARIDAD DE CLASE, nº 18]
En estos momentos, los medios de comunicación están llenos de historias sobre el incierto futuro de Siria. ¿Se hunde el país en una continuación del caos de la guerra «civil» de 2011-2020? La «primavera árabe» pasó rápidamente en Siria de ser una lucha de masas de civiles contra Assad a una guerra interna de milicias múltiples y en parte opuestas (chiíes, suníes, kurdas), todas ellas apoyadas por diversas potencias regionales -como Turquía, Arabia Saudí, Irán- y mundiales, especialmente Rusia, que apoyaba a Assad, y Estados Unidos, que directamente o a través de aliados de la OTAN trataba de expulsar a Rusia de Siria. Detrás de sus bonitos eslóganes, desde la «democracia» parlamentaria y popular hasta el «Califato», todas estas bandas de ladrones escondían sus propios intereses imperialistas.
Esta guerra causó 600.000 muertos y 7.600.000 refugiados internos. En Turquía, en ese momento, Erdogan «acogió» a 3.200.000 refugiados sirios, que ahora, como chivos expiatorios del desempleo y la inflación, deben ser devueltos lo antes posible, como Erdogan exige ahora, mientras que el partido de la oposición de centro-izquierda CHP le supera en xenofobia. Es notable que tanto Erdogan como Wilders -el líder ultraderechista del mayor partido gobernante de los Países Bajos- hayan apostado recientemente por reforzar las relaciones con Assad para que Siria pueda ser designada «zona segura» para el retorno de los refugiados. El 9 de diciembre, Austria, Alemania, Países Bajos, Dinamarca, Noruega y Suecia anunciaron que, por el momento, dejarían de considerar las solicitudes de asilo de sirios. Austria se prepara incluso para una «repatriación ordenada de los sirios». El 10 de diciembre, Turquía abrió su frontera para el regreso a Siria, quitando los permisos de estancia a unos centenares de sirios: sólo ida.
El bluff populista en el que se culpa a los asilados de todos los problemas que sufre la clase trabajadora, especialmente de la escasez de vivienda, sirve claramente como propaganda nacionalista de «primero el propio pueblo» en preparación para guerras aún mayores y más grandes, eventualmente para la guerra mundial entre EEUU y aliados por un lado y China y aliados por otro.
Farol, porque difícilmente se puede ocultar que Siria no tiene actualmente un gobierno o un Estado que funcione. La situación económica, debida a la guerra y a las sanciones, antes contra Assad y ahora contra HTS, que está en la lista del terrorismo, es sin duda desastrosa: según portavoces de la ONU, el 90% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y más de la mitad de la población no tiene seguridad alimentaria. El PIB de Siria ha caído más del 85% desde 2011, la inflación en 2023 era del 115%, el crecimiento económico previsto antes de la caída de Assad era del – 1,5%. (CNN 9-12-2024)
Cuando los medios de comunicación y los políticos convierten a los asilados sirios en un problema, no es sólo porque necesitan un chivo expiatorio para los problemas creados por el propio capital y sus gobiernos: escasez de vivienda, deterioro de la sanidad y la educación, inflación. Más aún, quieren hacer olvidar que fue su intervención militar a través de grupos militantes como intermediarios lo que provocó en su momento el flujo de refugiados hacia Europa, flujo que Putin utilizó abiertamente para chantajear a Europa. E incluso ahora los hechos demuestran que todo tipo de Estados están interviniendo en Siria para promover sus diferentes y contrapuestos intereses imperialistas. Están hurgando en Siria con el pretexto de restaurar el orden en el vacío de poder dejado por Assad en Siria: el orden del encarcelamiento, la tortura, los campos, las bajas masivas, el orden de bombardear zonas residenciales, arrasar pueblos enteros, destruir infraestructuras, el hambre y la violación como armas de guerra.
La formación de un gobierno
En cualquier país capitalista, en el sentido de entidad geográfica en la que la población se considera una comunidad de destino a través de una historia común, ya sea de guerra interna o de paz (A. Pannekoek, Lucha de clases y nación), el orden sólo puede establecerse a través del Estado. El Estado limita la lucha entre el proletariado y el capital, y entre otras clases y fracciones de éstas, imponiéndose como fuerza coercitiva a toda la sociedad y elevándose por encima de ésta (D. Adam, Marx y el Estado). Este destino común y el Estado como fuerza de orden también se aplican a Siria, mientras que no había ninguno en las zonas colindantes de varios Estados donde los yihadistas querían formar un «califato». Esto es similar a cómo los nacionalistas kurdos quieren establecer un nuevo Estado kurdo, mientras intentan mantenerse en «territorios autónomos» más o menos separados en un equilibrio de poder con Irán, Irak, Turquía y Siria.
Abu Mohammad al-Jolani, el líder del principal grupo rebelde HTS, no necesitó a Marx ni a Pannekoek para declarar su intención de arrebatar el Estado sirio a Assad. Al hacerlo, renunció a su yihadismo de Al Qaeda y al proyecto de califato del ISIS.
En una entrevista concedida a la CNN el 6 de diciembre, Jolani se opuso a que se siguiera considerando terrorista a HTS, calificando la etiqueta de «principalmente política y al mismo tiempo inexacta» y argumentando que algunas prácticas islamistas extremas habían «creado una división» entre HTS y los grupos yihadistas. Afirmó que se oponía a algunas de las tácticas más brutales empleadas por otros grupos yihadistas, lo que le llevó a romper lazos con ellos. También afirmó que nunca había participado personalmente en atentados contra civiles. Jolani planeaba formar un gobierno definido por las instituciones y un «consejo elegido por el pueblo».
El 9 de diciembre, Jolani pronunció un discurso de victoria en la Mezquita Omeya de Damasco, de 1.300 años de antigüedad: «Esta victoria, hermanos míos, ha llegado gracias al sufrimiento de quienes soportaron el encarcelamiento », dijo. En un país donde el Dios que eliges y cómo rezas puede definir tu clase (sic), limitar tus aspiraciones y enfrentarte a tu prójimo. Según la CNN, Jolani envió una señal muy clara de que era musulmán suní, parte de la mayoría siria. Assad era alauita. Hay cristianos, drusos, musulmanes chiíes, ismailíes y más. «Este nuevo triunfo, hermanos míos, marca un nuevo capítulo en la historia de la región, una historia plagada de peligros (que dejó) a Siria como patio de recreo de las ambiciones iraníes, extendiendo el sectarismo y fomentando la corrupción », dijo a Irán: Envió un mensaje obvio a Teherán: se acabó tu intromisión, se acabó tu fácil acceso por tierra a tu mega apoderado Hezbolá en Líbano, se acabó tu apoyo a Hezbolá sirio y se acabó también el hogar que una vez tuviste para los arsenales de armas de Irán. El mensaje de Jolani también iba dirigido a Tel Aviv y Washington, donde se le considera miembro de una organización terrorista prohibida, con una recompensa de 10 millones de dólares por su cabeza. «Vuestros intereses son comprendidos en la nueva Siria », dijo. Una comprensión por su parte de que estas son las potencias que pueden acabar con él. El mensaje de Jolani también iba dirigido a las potencias regionales que necesitará mantener de su lado, prometiendo limpiar la casa. «Siria será limpiada «, dijo, refiriéndose a la reputación regional del país como narcoestado, afirmando que la Siria de Assad se había convertido en »la principal fuente mundial de Captagon », una droga de tipo anfetamínico, y de delincuencia en la región. (Nic Robertson, CNN, 9-12-2024).
Expertos en Oriente Medio dijeron a Jim Sciutto de CNN que tienen la esperanza de que HTS pueda traer un futuro mejor a los sirios que han vivido bajo una dictadura aplastante durante más de cinco décadas.
«Es difícil superar a Bashar al-Assad en términos de ser malo para Siria y malo para el mundo », dijo Kim Ghattas, periodista libanés y colaborador de la revista The Atlantic. Por su parte, HTS parece estar «diciendo todas las cosas correctas, y no sólo diciéndolas, sino haciéndolas», afirmó Natasha Hall, investigadora principal del Programa de Oriente Medio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Hall afirmó que sus amigos en Siria le han dicho que se está tranquilizando a las minorías religiosas y que HTS ha mantenido algunas posiciones gubernamentales en algunas zonas anteriormente controladas por el régimen. «Parece que HTS ha aprendido mucho de sus propios errores pasados, pero también de los errores pasados de Estados Unidos «, dijo, refiriéndose a la política estadounidense de »desbaasificación» durante la invasión de Irak, que consistió en eliminar la influencia del Partido Baas de Sadam Husein. Los sirios «llevan 13 años soñando con este momento», dijo Ghattas. «Creo que ahora tienen la capacidad de unirse». Pero lograr una transición de poder ordenada y pacífica requerirá apoyo internacional, añadió Ghattas. «Requerirá que los actores regionales Turquía, EAU, Arabia Saudí, Israel e Irán apoyen esta transición y no vuelvan a llevar sus juegos de poder a Siria », dijo. (CNN, 9-12-2024)
Esta petición a los imperialismos regionales para que pongan fin a sus juegos de poder equivale a pedir a los depredadores que se hagan vegetarianos. Tampoco los grandes depredadores, Estados Unidos, Rusia y China, perderán su apetito de poder y ganancias. Cada imperialismo utiliza las negociaciones en torno a un gobierno de transición para sus propios intereses.
En primer lugar, al astuto pero ya viejo e impotente imperialismo británico se le permitió avanzar su considerada opinión. El Ministro de Asuntos Exteriores británico declaró: Como grupo terrorista proscrito, HTS debe hacer que el Reino Unido sea «cauteloso». «Hasta ahora, HTS ha ofrecido garantías a las minorías de Alepo, Hama y Damasco», declaró Lammy en la Cámara de los Comunes británica. «También se han comprometido a colaborar con la comunidad internacional en la vigilancia de las armas químicas». «Juzgaremos a HTS por sus actos y vigilaremos de cerca cómo ellos y otras partes en este conflicto tratan a todos los civiles en las zonas que controlan», añadió. (Catherine Nicholls y James Frater, CNN, 9/12/2024)
Durante el fin de semana, apareció un vídeo de rebeldes escoltando al primer ministro de Assad, Mohammed al-Jalali, a un hotel de Damasco. En el vídeo se le veía rodeado de hombres armados bajando unas escaleras y subiendo a un todoterreno negro. Según Reuters, el ex primer ministro sirio ha aceptado ceder el poder a su homólogo rebelde. Aparecieron fotografías que mostraban al primer ministro del derrocado régimen de Assad, Mohammed al-Jalali, al líder rebelde Abu Mohammad al-Jolani, y al primer ministro del territorio controlado por HTS en el norte de Siria, Mohammed al-Bashir, reunidos el 9 de diciembre. La reunión tenía por objeto «coordinar el traspaso de poder de modo que se garantice la prestación de servicios a nuestro pueblo en Siria». La reunión de Damasco se produce después de que el primer ministro saliente se comprometiera a cooperar con los rebeldes y apoyar «una transición fluida y sistemática de las funciones gubernamentales “ y preservar ”las instituciones del Estado » en un mensaje grabado después de que los rebeldes tomaran Damasco. El nuevo primer ministro, Al Bashir, fue anteriormente primer ministro de la región de Idlib, en el norte de Siria, controlada por los rebeldes. «Los chicos de ahora tienen muy buena experiencia, empezaron de cero. Recuerden que Idlib es pequeña y sin recursos, pudimos hacer mucho en el pasado», dijo Jolani, líder de HTS, en el vídeo. «Veréis que tienen experiencia. Tienen un buen historial de éxitos en el tratamiento de ciertos asuntos en diferentes capacidades, así que tenemos que seguir trabajando con ellos y beneficiarnos de [su experiencia]», añadió Jolani -a quien los rebeldes se referían por su nombre real, Ahmad al-Sharaa. (Eyad Kourdi, Hira Humayun y Ruba Alhenawi, CNN, 9-12-2024)
Martes 10-12-2024 Al-Bashir ha sido nombrado primer ministro interino del país para los próximos tres meses, durante los cuales su gobierno supervisará la transición de Siria hacia un nuevo gobierno, según anunció en un discurso televisado. Los ministros del antiguo Gobierno de Salvación, vinculado a HTS, así como los funcionarios de la era de Assad, seguirán ejerciendo como ministros en el gobierno provisional hasta el 1 de marzo de 2025, añadió Al-Bashir. «Se celebró una sesión del gabinete, que incluyó al equipo de trabajo del Gobierno de Salvación sirio, que operaba en la región de Idlib y sus alrededores, así como al gobierno sirio del régimen derrocado. La sesión se centró en la transferencia de instituciones… y en la gestión de los asuntos en curso «, declaró Al-Bashir en su discurso.
Los periodistas tenían curiosidad por ver si las imágenes del fin de semana de un Estado continuado y restaurado harían que los ministerios y otras instituciones estatales volvieran a funcionar con normalidad el lunes siguiente. Sin embargo, lo único que se nos dijo fue que las calles estaban vacías y muchas tiendas cerradas. Parece que los funcionarios estatales decidieron quedarse en casa a esperar a ver qué pasaba.
Ataques aéreos estadounidenses e israelíes, Israel se adentra en Siria
De hecho, la situación no se decidirá sólo con discursos, conversaciones y negociaciones. Obviamente, Turquía, como patrocinadora de las fuerzas rebeldes del HTS y el SNA, es la más interesada en un gobierno de transición que garantice el orden. Mientras Turquía mantiene un perfil bajo, Israel y Estados Unidos inician ataques aéreos para reclamar la victoria y la mayor parte del pastel. Israel entra en la zona desmilitarizada entre su territorio y Siria y el 10 avanza, negando la marcha a Damasco.
En resumen, ¿cuáles son los diferentes y a menudo contradictorios intereses imperialistas en Siria y en la región en general?
Rusia e Irán no han podido impedir la derrota de Assad e intentan salvar la base naval de Tartus. El gobierno de Assad, en medio de un grave caos y crisis económica, no ha podido seguir siendo el garante de las posiciones del bloque ruso-chino-iraní-norcoreano; sus tropas, desmoralizadas y mal pagadas, se han rendido con poca resistencia ante una fuerza de grupos mayoritariamente yihadistas, obviamente entrenados y financiados por Turquía, y posiblemente por fuerzas como Arabia Saudí y los EAU. Obviamente, desde Estados Unidos hasta Egipto, desde el Reino Unido hasta Israel, estaban al tanto y están maniobrando para que el resultado sea lo más favorable posible a sus intereses capitalistas e imperialistas.Turquía ha recorrido un largo camino y ahora está negociando con Estados Unidos qué pasará con fuerzas que van desde el ISIS hasta los nacionalistas kurdos.
Una facción del antiguo gobierno, dirigida por Al Jalili, está intentando negociar con las milicias pro-turcas y cederles el mando en un intento de salvar sus «muebles», es decir, sus capacidades civiles. Habrá purgas, por supuesto, pero Turquía quiere que los nuevos dirigentes parezcan tolerantes y decididos a «unir el país» para que la UE y Estados Unidos puedan negociar y dejar de hablar de terroristas yihadistas. Las declaraciones diplomáticas en este sentido ya se están multiplicando. El bloque anti-OTAN, especial y directamente Rusia e Irán, ha sufrido un duro golpe. Indirectamente, esto afecta a China, que ve en EEUU su principal obstáculo. Israel se beneficia y ahora puede explicar plenamente sus acciones frente al frente de rechazo, frente a Hezbolá y los ayatolás iraníes, partidarios de una serie de grupos que no hicieron mucho para evitar la caída de Assad y su facción.
Es decir que se recompone el poder burgués y la dinámica inestable establecida entre las fuerzas imperialistas en la zona.
Israel ha cooperado indirectamente en el avance de los pro-turcos. Rusia seguramente negociará intensamente con Erdogan y su facción, mientras que la debilidad táctica de varias facciones palestinas e islamistas es descaradamente evidente. Incluso puede haber signos de reconocimiento de la debilidad en el propio Irán. Estados Unidos e Israel están ocupados, por medios militares, en controlar las armas que no les interesan en manos de los nuevos capos. Y sólo después de que este trabajo esté hecho, los EE.UU. vendrán a negociar.
La maraña de intereses y fuerzas burguesas-imperialistas en Siria y sus alrededores es claramente visible:
Estamos asistiendo a otro episodio de un conflicto general entre dos grandes bloques que están tomando forma y cuyo proceso de conformación aún se está desarrollando.
Un Estado importante en la región, como Turquía, aún no se inclina claramente por uno u otro bloque e intenta mejorar su posición regional mediante la fuerza y la astucia.
La caída de un bastión del bloque Rusia-China-Irán-Corea del Norte es una victoria para el otro bloque, el de la OTAN, que prepara ahora su próximo movimiento, que podría ser Irak.
Aníbal y Fredo Corvo, 10-12-2024
Edición en inglés: https://leftdis.wordpress.com/2024/12/10/syria-between-chaos-and-order/
Los siguientes textos ha sido complilados en el blog de Proletarios Revolucionarios.
Presentación
El ajusticiamiento del CEO de la mayor empresa estadounidense de seguros de salud, Brian Thompson, por parte del informático Luigi Mangione, se justifica plenamente como contraofensiva a la violencia estructural, cotidiana y normalizada del Capital sobre el proletariado y su reproducción como tal. Más precisamente: como vindicación no domesticada de la vida frente a la inmisericorde administración de la muerte de miles de proletarios/as en las garras de las empresas de servicios de salud ya sea por falta de atención, por falta de dinero para atenderse o por quedarse endeudados y explotados de por vida para hacerlo.
Por lo tanto, la de Mangione no es una acción individual o aislada: es un síntoma y un símbolo colectivo, no sólo de la crisis del Capital en tanto que relación social, sino de la guerra de clases a pesar de la contrarrevolución capitalista y la derrota histórica del proletariado mundial.
«La conciencia anarquista parece mantener la totalidad del objetivo al reducir el sujeto del movimiento al individuo, a lo singular, donde parece haberse refugiado la vitalidad de la clase vencida. En realidad la conciencia anarquista permite mantener durante ese período la totalidad inmediata del objetivo de la rebelión, totalidad ocultada por el reformismo, al presentarse como oposición constante a este.» (Cornelius Castoriadis, Fenomenología de la conciencia proletaria)
A lo que es preciso acotar que no se trata de «la conciencia anarquista» (concepción idealista e ideológica), sino del movimiento real que subvierte el orden capitalista (concepción materialista histórica), es decir, el comunismo o, si se prefiere, la anarquía, más allá de tal o cual grupo o individuo —incluida su ideología— que lo exprese en una situación concreta. Eso: la expresión del movimiento real —e histórico— que antagoniza cara a cara contra el Capital y sus personificaciones, y no la vida personal ni las ideas de Luigi —Galleani y Mangione—, es lo que realmente importa en este caso. Mucho menos las opiniones infundadas ni los juicios moralistas de cualquier persona al respecto. La guerra de clases existe y es tal cual es. Porque como escriben Dauvé y Nesic en Salida de la fábrica:
«Es cierto que nuestro “objetivo” es un sistema social, el Capital [la abolición del valor], y no los jefes, ejecutivos, expertos y la policía que pone a su servicio. […] Sin embargo, rehusarse a la violencia, y rechazar de antemano cualquier uso de las armas, es renunciar a la revolución […] No hay lucha por el comunismo sin un mínimo de pasión, y la identificación de lo que consideramos como un enemigo.»
Luigi Mangione: síntoma y símbolo del hartazgo anticapitalista en el siglo XXI que tarde o temprano ojalá se convierta en un detonante o acción ejemplar para las masas, en EE.UU. y todo el mundo; pero, no para que éstas se afirmen como clase del trabajo/capital, ni mucho menos como «pueblo», pidiendo democráticamente más migajas al Estado burgués que las exprime y las aplasta, sino para abolirse como tal mediante la insurrección y la comunización de todo lo existente, entendidas como procesos moleculares y autoorganizados, no como acontecimientos mesiánicos.
Los textos compañeros que compartimos a continuación dicen todo lo que tienen que decir desde la crítica radical sobre este hecho, ya que explican el contexto, las causas, las implicaciones, el significado y los posibles alcances de la acción vindicadora contra una personificación del Capital por parte del camarada Mangione. Quien, por cierto, hace dos días fue capturado por la policía, después de haber sido «sapeado» por un empleado de McDonald’s a cambio de una cuantiosa recompensa (hecho que, sin duda, muestra la hegemonía de la contrarrevolución capitalista sobre la contradicción viviente que es el proletariado; pero que, al mismo tiempo, no invalida en lo absoluto la acción de Luigi). Por lo cual, desde la región ecuatoriana nos solidarizamos con él y exigimos su libertad.
Proletarios Hartos de Serlo
Quito, 11 de diciembre de 2024
La Dimensión No Domesticada:
El Asesinato del CEO Thompson como Síntoma de la Crisis del Capital
[Tomado de Comunismo Gótico, región mexicana, 6 de diciembre de 2024]
El asesinato del CEO Thompson de UnitedHealthcare no puede ser entendido como un hecho aislado ni como un simple acto de violencia individual. Este evento refleja las tensiones inherentes al modo de producción capitalista y las resistencias que genera su lógica de explotación y domesticación. Lejos de reducirse a una acción personal, este hecho reivindica la dimensión colectiva de una lucha que, aunque fragmentada, desafía las bases mismas del capital y de sus relaciones sociales.
En este texto exploramos cómo este acto, llevado a cabo por un sujeto anónimo [días después se sabrá su nombre: Luigi Mangione], está inscrito en un entramado más amplio de resistencia proletaria. Desde una comprensión de los ciclos históricos de lucha, el rechazo al humanismo domesticador y una lectura radical de nuestra época, analizamos el asesinato de Thompson como una expresión de las contradicciones estructurales del capital y un síntoma de la posibilidad de su abolición.
El capital, como relación social, no solo explota al trabajo vivo, sino que también coloniza la totalidad de la vida, convirtiéndola en portadora de valor. Empresas como UnitedHealthcare representan esta lógica en su forma más evidente: transforman necesidades básicas, como la salud, en mercancías, sometiendo los cuerpos y las vidas al cálculo económico. Esta colonización profundiza la alienación, deshumaniza y perpetúa la subordinación del proletariado como clase.
El CEO Thompson, en su rol como representante de esta maquinaria, simboliza más que una posición administrativa; es la encarnación de la violencia abstracta que el sistema ejerce. Su asesinato no es simplemente una reacción personal, sino un acto que rechaza la domesticación totalizante que el capital impone. Este evento pone de manifiesto la dimensión no domesticada del proletariado: aquella que se niega a ser reducida a un mero engranaje del sistema.
Aunque la acción haya sido llevada a cabo por un individuo anónimo, no puede considerarse puramente individual. Este sujeto forma parte de un entramado colectivo que da forma a la resistencia contra el capital. Su acción, aunque aislada en apariencia, es una expresión de una negación más amplia, una lucha colectiva que se enfrenta a las condiciones que perpetúan la explotación y la dominación.
A lo largo de la historia, las luchas proletarias han intentado afirmar al proletariado como sujeto revolucionario. Sin embargo, cada afirmación de la clase ha terminado reforzando las condiciones que la subordinan al capital. Este patrón revela que la verdadera emancipación no reside en la afirmación del proletariado, sino en su negación como categoría del capital.
El asesinato de Thompson debe leerse dentro de este contexto: no como una afirmación de la clase proletaria, sino como un síntoma de su negación. Es una expresión de la incapacidad del capital para integrar plenamente a las poblaciones que explota y despoja. Este acto no busca regresar a estrategias programáticas ni a formas tradicionales de lucha, sino que apunta hacia una ruptura más profunda con las categorías sociales que sostienen al sistema.
Para entender este acto, es crucial evitar caer en el moralismo o en una lógica humanista que condena o exalta la violencia desde principios abstractos. El antihumanismo crítico nos permite abordar la acción sin desligarla del sistema que la genera. En este sentido, la eliminación de Thompson no es una aberración moral, sino una respuesta visceral a la violencia estructural del capital, que opera de forma invisible pero constante.
Sin embargo, es necesario superar el mito de la revolución como un evento singular o glorioso. La revolución no es un momento aislado de heroísmo, sino un proceso de abolición de las relaciones sociales que sustentan al capital. Actos como el asesinato de Thompson deben ser entendidos como parte de un proceso mayor, uno que no se limita a confrontaciones directas, sino que busca disolver las estructuras que producen tanto al capital como al proletariado.
Nuestra época está marcada por una crisis sistémica del capital: aceleración tecnológica, exclusión masiva, devastación ecológica y desigualdades extremas. En este contexto, la radicalidad no reside en la mera oposición al sistema, sino en la capacidad de imaginar y construir formas de vida que escapen a su lógica. El asesinato de figuras visibles del poder económico, como el CEO de UnitedHealthcare, adquiere un significado simbólico dentro de esta lucha más amplia.
El sujeto anónimo que llevó a cabo esta acción no debe ser visto como un héroe solitario, sino como parte de un entramado colectivo de resistencias. Aunque individual en su ejecución, su acción se inscribe en una lucha global contra las condiciones impuestas por el capital. Este acto refleja la interconexión de las resistencias locales con las dinámicas globales del sistema.
La solidaridad internacional es fundamental para superar las fragmentaciones que el capital impone. Las luchas del proletariado, aunque diversas en sus formas, comparten una raíz común: la resistencia contra un sistema que explota y aliena. Reconocer esta raíz es esencial para construir un horizonte colectivo más allá del capital.
El asesinato del CEO Thompson no debe ser visto como un fin en sí mismo, sino como un recordatorio de las tensiones fundamentales del capital y de las fuerzas que lo niegan. Este acto, aunque llevado a cabo por un individuo, está inscrito en una lucha colectiva que busca trascender las categorías de explotación y alienación. La emancipación no puede lograrse mediante la afirmación del proletariado, sino solo mediante su negación como categoría del capital.
Este evento nos desafía a imaginar un horizonte más allá de las violencias estructurales del presente, un mundo en el que las relaciones sociales del capital sean abolidas y sustituidas por formas de vida no domesticadas. En la radicalidad de nuestra época, junto con una solidaridad internacional renovada, reside la posibilidad de construir un futuro en el que el capital no determine las posibilidades de lo humano ni de lo no humano.
Deny, Defend, Depose
[Tomado de Colapso y Desvío, región chilena, 9 de diciembre de 2024]
“No tenemos compasión, ni esperamos compasión de ustedes. Cuando llegue nuestro turno, no pondremos excusas para el terror revolucionario.” —Karl Marx.
El pasado viernes 6 de diciembre se dio el ajusticiamiento a Brian Thompson, CEO de UnitedHealthCare, la empresa más grande de seguros en Estados Unidos. Una de las empresas que, igualmente, es parte de un holding en el que se encuentran las aseguradoras, Isapres, y centros privados de servicios de distintos lugares del mundo. Banmédica, la Isapre más grande de Chile (con un 21,4% de los cotizantes), por ejemplo, es parte de esta subsidiaria que encuentra su matriz en UnitedHealth Group.
Sin tener más detalles del ajusticiamiento que los mensajes en los cartuchos de las balas (“Deny”, “Defend”, “Depose”), y la mochila del justiciero [Luigi Mangione], que se encontraba performáticamente llena de billetes del juego Monopoly, podemos posicionarnos a favor de prácticas que hacen que el temor a la muerte cambie de bando y de clase. ¿No es acaso la amenaza de muerte la que más millones de dólares mueve al año en la salud privada? ¿No juegan acaso todo el tiempo con nuestras vidas y lucran con el sufrimiento y la enfermedad tan naturales como propias de la especie humana?
No les interesan nuestras vidas, sólo nuestra capacidad de endeudamiento y de pagar en cuotas con intereses absurdos las cifras exorbitantes que cobran a partir de nuestra desesperación.
No nos tienen el mínimo de consideración. Para ellos, no merecemos solidaridad, ni apoyo. Para ellos, merecemos lo peor. Pues bien, que el tablero se iguale.
Frente a este contexto de crisis generalizada donde la violencia capitalista y colonial devora territorios y poblaciones enteras, no continuemos colocando la otra mejilla. Basta de dejarnos asaltar descaradamente. La interminable lista de personas que fallecieron al serles negadas la asistencia medica no son tristes consecuencias de un sistema roto que necesita ser reparado, sino muy al contrario, son el resultado lógico de un mundo determinado por el capital. El exterminio y marginación de la población sobrante, a través de genocidios, represión policial y violencia económica es un momento fundamental que compone las políticas gubernamentales de los Estados del mundo para el correcto funcionamiento de la economía espectacular. Exigir más democracia y más Estado, es colocarnos nosotrxs mismxs la soga al cuello. Nuestra práctica. en cambio, debe de apuntar contra el capitalismo y sus categorías esenciales (hablamos del Trabajo, el Estado, las relaciones de genero y la democracia), así como también a perseguir a quiénes gestionan este sistema y sostienen una guerra en nuestra contra. Es tomar la contraofensiva.
Denegar, derrocar, defender.
Denegar un sistema que sigue sosteniéndose en base a nuestra explotación.
Derrocar toda forma de opresión que siga alimentándose de nuestro lugar como humanidad residual.
Defender la vida, nuestras vidas, que se encuentran en constante riesgo de aniquilación.
Que el miedo cambie de bando.
Haz que los capitalistas caigan.
«No hay lucha por el comunismo sin un mínimo de pasión, y la identificación de lo que consideramos como un enemigo. Matar no es, obviamente, sinónimo de comunismo: una revolución comunista subvierte más de lo que elimina. (…) Sin embargo, rehusarse a la violencia, y rechazar de antemano cualquier uso de las armas, es renunciar a la revolución (…) Es cierto que nuestro “objetivo” es un sistema social, y no los jefes, ejecutivos, expertos y la policía que pone a su servicio. Un punto fuerte de la socialdemocracia y del estalinismo fue equiparar el capitalismo con la burguesía, los ricos, los grandes señores. Al igual que en el caso del fetichismo de la mercancía, la relación social se presenta entonces como una cosa, encarnada a veces por una persona panzuda y con un puro, vieja caricatura del burgués de hace más de un siglo. (…) El mantenimiento de la agresividad en contra de estos personajes ayuda a desviar las críticas hacia una vía muerta: atacar a la burguesía en cuanto individuos y no por su función.
Si bien nuestro objetivo es el Capital, su fuerza estructurante y también su fuerza de inercia, y no el capitalista; no es menos cierto que las relaciones sociales capitalistas siguen adquiriendo figuras humanas. No ver en el director de una fábrica sino el director de una fábrica es una ilusión óptica. No enfrentarse a él con el pretexto (exacto por cierto) que él mismo no es sino un engranaje en un conjunto que le supera, equivale a ver la sociedad como un todo sin poder abordar una parte de esta totalidad. Despersonalizar la historia, es renunciar a actuar. No detestar [y atacar] a los que nos dominan lleva a la peor de las resignaciones, en el mejor de los casos a la reforma. Quien no conoce o no se atreve a experimentar un rechazo [y un ataque] hacia aquellos que le explotan y le desprecian, no va a cambiar nunca muchas cosas.» (Troploin, Salida de la fábrica)
Fuente en ruso: https://assembly.org.ua/vsyo-treshhit-po-shvam-opaseniya-razvala-fronta-usilivayutsya-s-rostom-dezertirstva-i-busifikaczii/
El comienzo del otoño ha estado marcado por el deterioro de la situación en los frentes de Ucrania. Día tras día se desmoronan las defensas en la región de Donetsk, en la región de Kharkov las tropas rusas se acercan al río Oskol entre Kupyansk y Borovaya, y en la región de Kursk también han recuperado el control de varios asentamientos, aunque el ejército ucraniano sigue atacando en algunos lugares. La euforia de la victoria ha sido sustituida de nuevo por la rabia, y allí donde hay derrotas, aumenta la presión sobre los “enemigos del pueblo” internos.
En las redes sociales se siguen viendo casi a diario escenas de movilización en Járkov y la región. Se retuerce a alguien en el suelo, que supuestamente le pertenece, o se le sube a un coche en brazos, o las mujeres han golpeado a su víctima. El 6 de septiembre, un oficial del TCZK1 golpeó a un transeúnte cerca de la entrada de la calle Amosova en Saltov (Korchagintsev) supuestamente porque “se negó brutalmente” (¡sic!) a mostrarles sus documentos. Con el comienzo de la invasión ucraniana de la región de Kursk, este tipo de contenido se redujo mucho, porque la atención del público se desvió temporalmente. Y ya a finales de agosto todo esto volvió a la rutina diaria. Y es que los TCZKistas sudan, ¡y sus clientes son los que no participan!
A menudo se oye que los cazarrecompensas van armados, por lo que no se puede ir contra ellos con las manos desnudas. Según las estadísticas de Opendatabot, publicadas el 12 de septiembre, desde el comienzo de la guerra a gran escala hasta principios de este mes, en Ucrania se buscaban 270 mil armas. Van desde ametralladoras y lanzagranadas, pero lo más frecuente es que se pierdan o roben AK-74 y fusiles de caza. Los líderes absolutos son las regiones de Donetsk y Zaporizhzhya (52.628 y 31.984 ejemplares, respectivamente), la ciudad de Kiev (27.159), seguidas de las regiones de Lugansk, Khárkov y Sumy (unas 20 mil armas en cada una). Las cifras son decentes incluso para los estándares de 1918. Es decir, hay armas de sobra, no hay nuevos Makhnovistas dispuestos a garantizar la seguridad de sus calles y barrios – es mejor venderlas en el mercado negro o simplemente esconderlas. La infografía está aquí; confirma lo que “Asamblea” informó a mediados de verano sobre la disponibilidad de armas de fuego. Sigue leyendo
No. Lo sabemos bien. Los centenares de muertos y desaparecidos no son producto de la naturaleza descontrolada. No es el resultado de una fatalidad ante la que nada se podía hacer.
No nos contentamos con la explicación “meteorológica”, los litros caídos, los ríos desbordados… Las causas son profundas, tienen que ver con los fundamentos del capitalismo: cómo hacina a los trabajadores en zonas marginales y de menor renta de las ciudades para mejor explotarlos, o cómo protege y privilegia la actividad productiva y comercial, sin importarle dejar a todas las personas desprotegidas, al albur de su suerte en medio del temporal.
También están sus “gestores”, diferentes perros con el mismo collar. En esta ocasión, estos mierdas, estos donnadie, se llamen Mazón o Sánchez, más algún Borbón, suman a sus títulos habituales de lacayos el ser responsables de las muertes y la tragedia vivida. No nos olvidaremos de sus nombres, y en la primera ocasión se lo haremos pagar.
MOTIVOS DE LA MASACRE
Entre los elementos que propician la masacre, que en otro tipo de sistema social podría haberse evitado, se encuentran el desarrollismo y la construcción absurda y desaforada, que es la forma que tiene el capital de acercar a los trabajadores a las urbes donde se concentra el trabajo y el consumo, sin importar dónde y cómo se construyó, con calidades ínfimas y en espacios naturales por donde el agua y los ríos han fluido siempre naturalmente. También está la tendencia catastrófica a que nos conduce el capitalismo con el cambio climático, porque aunque la gota fría ha existido siempre en estas regiones, las elevadas temperaturas del mar Mediterráneo debidas al calentamiento climático hacen que la intensidad y la frecuencia de las lluvias torrenciales sean cada vez mayores. La falta de prevención también ha formado parte de la masacre, una de las partes más crueles y al mismo tiempo que más evidencia las prioridades de todos los Estados en el capitalismo: que los proletarios vayan a trabajar, que sus hijos vayan a la escuela y que el mundo de la mercancía y el valor no se altere, caiga quien caiga.
Y una vez consumado el crimen, se remata con el caos en la atención a las víctimas, sin apenas ayuda estatal hasta el 5º día y poniendo trabas a la autoorganización. El Estado deja a las claras que su función no es el “cuidado” de la gente sino el cuidado del mundo del dinero,
de la mercancía y de las clases dominantes, y en cualquier caso el control y la represión de cualquier intento de organización desde abajo, de la solidaridad humana.
AUTOORGANIZACIÓN ESPONTÁNEA
El capital y sus medios no se cansan de repetir que los seres humanos somos egoístas por naturaleza. Quieren poner en nosotros lo que ellos son, lo que su sistema de explotación, su sistema de clase, representa.
Lo que no van a poder ocultar es la acción solidaria y la autoorganización de la gente en medio de la tragedia frente a la brutalidad de un sistema que odia la vida. Contrariamente a lo que predican, hemos visto miles de hombres y mujeres ofrecer su ayuda desinteresada y apasionada en las zonas afectadas. No pueden soportar ver cómo en los pueblos y ciudades la gente se organiza para satisfacer sus necesidades sin esperar a que el Estado haya dado la voz de mando. Esto es lo que les asusta: que no suene la caja registradora, que muchas mercancías se hayan convertido en valor de uso, para ser disfrutadas sin ser compradas. Los capitalistas y sus medios de comunicación, esa carroña servil y bien pagada, han salido rápidamente a denunciar el robo y el saqueo de sus propiedades. El Estado solo aparece para defender a sangre y fuego la propiedad privada.
¿ESTO NOS PASA POR UN GOBIERNO FACHA?
A estas alturas la respuesta es obvia, esto nos pasa por vivir bajo la bota del sistema capitalista, sean sus gestores políticos de derechas o de izquierda.
Quienes ahora convocan manifestaciones contra el gobierno “facha” de la Generalitat desde la izquierda del capital son oportunistas que tratan de sacar rédito político de nuestros muertos, de nuestra miseria. Tanto partidos políticos de izquierda como sindicatos son igualmente culpables y responsables de fomentar y gestionar un desarrollismo desaforado, de espaldas al territorio natural, en el que lo único importante es acumular capital y extraer plusvalía a costa del proletariado. Ambos son los intermediarios necesarios tanto política como ideológicamente, fomentando la ilusión de que este sistema se puede reformar y hacerlo más “humano”. No se les puede pedir que sean otra cosa que lo que son.
Toca llorar a los seres queridos desaparecidos, recuperar sus cuerpos, dar digna sepultura a los fallecidos. Toca también apretar los puños y los dientes. Pero por encima del aluvión de sentimientos, toca comprender en profundidad las causas reales que han provocado la tragedia. Lo esencial es que el capitalismo no puede parar la actividad, los trabajadores deben producir en sus puestos de trabajo, y los “ciudadanos” consumir las mercancías producidas. La rueda de la valorización capitalista no puede ser parada, al precio que sea, incluso convirtiendo los pueblos en inmensas ratoneras.
Ante tanto dolor, tanto sufrimiento, reconforta ver la solidaridad que se ha extendido por todos los sitios. Por fuera del Estado y todo tipo de administraciones, las personas se reconocen como iguales, como hermanos en la desgracia. Necesitamos focalizar bien esta energía. Vienen días complicados, en los que a la impotencia ante tanta destrucción se añadirá la acción de todos los sostenedores del sistema, desde la extrema derecha con sus soluciones “nacionales” y racistas, enarbolando un supuesto “pueblo” que nos engloba a todos, a la extrema izquierda, con “nuevas” propuestas de reformas “radicales” y su acoso a la derecha.
Pero hay otra opción. Llevar la reflexión a nuestro entorno, en el trabajo, en clase, entre amigos y familiares. La tragedia nos concierne en lo que somos como proletariado, no importa de qué sector. Discutir a fondo las causas reales, situando el análisis sobre las leyes capitalistas en el centro del debate. No hay medias tintas, no hay soluciones intermedias. Todo lo que no sea atacar de raíz al sistema capitalista es perpetuar sus efectos devastadores en todas y cada una de sus manifestaciones.
El barro será limpiado, los coches y mobiliario retirado. Ojalá de ahí emerja una nueva conciencia de clase que honre a todos los muertos, actuales y pasados, que grite a nuestros enemigos, toda esa cohorte de politicastros, policías, empresarios y mendigos del sistema capitalista, que lo que queremos es una comunidad sin capital, sin dinero ni mercancías, sin Estado. Que queremos el comunismo.
Porque a nosotros no nos callarán, nosotros hablaremos por nuestros muertos.
Grupo Barbaria – Noviembre 2024
Sobre la semana de acción y el congreso contra la guerra / Praga / 20-26 mayo 2024 / “Juntos contra las guerras capitalistas y la paz capitalista.”
Primer breve intento de evaluar un experimento lleno de promesas… pero que resultó ser un fiasco organizativo
A MODO DE “PREÁMBULO”
Empecemos por situarnos. Era una tarde de otoño, estábamos unos cuantos camaradas reunidos en torno a una mesa, degustando unos platos que llevaban horas cociéndose a fuego lento, saboreando unas cervezas locales u otras bebidas sin alcohol (dependiendo de los gustos y elecciones de cada uno), y charlábamos sobre los últimos acontecimientos en la guerra de Ucrania, los sucesos en Israel y Gaza, y más prosaicamente, el rumbo cada vez más marcado hacia la guerra generalizada. Aparte de y en oposición a todos los análisis geoestratégicos propios de la burguesía y la extrema izquierda del capitalismo, lo que enfatizábamos por encima de todo era la necesidad de organizar y coordinar, en resumen, ¡de centralizar a nivel internacional una auténtica actividad revolucionaria y derrotista contra la guerra y la paz capitalista!
Así pues, preveíamos un encuentro internacional entre varios grupos y camaradas que ya conocíamos y con los que ya habíamos tenido la oportunidad de asumir una serie de tareas prácticas: debates internacionales, traducción de diversos materiales programáticos así como de materiales de agitación y propaganda, publicación y distribución de numerosas contribuciones, etc. sin ningún espíritu sectario o partidista. Una reunión de un máximo de dos días, durante un fin de semana, nos pareció no sólo apropiada para este tipo de encuentro, sino que también correspondía a las débiles fuerzas militantes que nosotros, y suponemos que otros camaradas, tenemos en este periodo en el que el proletariado no tiene aun globalmente la iniciativa, y en el que las minorías revolucionarias consecuentes son poco numerosas y están muy aisladas en relación con el resto de nuestra clase.
Pero muy rápidamente, los compañeros que iban a organizar este evento en Praga empezaron a pensar “más grande” (demasiado grande, lo sabremos más tarde). Al encuentro internacional inicial se unieron ahora una (“pequeña”) feria del libro anarquista y un “concierto de bienvenida”. Así que aquí estamos ya con tres eventos, una tarde y dos días completos.
Muy rápidamente también, estamos tratando de reaccionar y destacar lo que creemos que es esencial, para nosotros y para las necesidades activistas que queremos satisfacer. Esto es lo que escribimos a los camaradas que iniciaron la organización:
“Lo más importante para nosotros en vuestra propuesta es la “conferencia no pública”, es decir, una discusión práctica sobre cómo organizar actividades revolucionarias derrotistas.
De este debate esperamos lo siguiente:
Creemos que es necesario que sólo participen en esta “conferencia” aquellos individuos y grupos que no sólo suscriban los puntos del programa propuesto, sino que sobre todo los pongan en práctica. No nos preocupa el acuerdo teórico sobre puntos concretos, sino la actividad práctica de los participantes individuales.”
Lo que está claro, y hoy más que nunca nos criticamos por ello, es que no fuimos lo suficientemente firmes para imponer lo necesario y rechazar lo superfluo, lo accesorio, dejamos que las cosas fueran demasiado lejos y que la estructura de los camaradas siguiera su camino “libre”. Luego vino el plan de una “semana de acción” con diversas actividades repartidas en varios días, y una “conferencia no pública” como colofón. Como extra, los organizadores querían incluso convocar una manifestación callejera. Nos dijimos que si nosotros (nuestra pequeña estructura militante) no éramos capaces de organizar tales acontecimientos, sin duda (más que probablemente, pensábamos) estos camaradas en los que confiábamos plenamente sí lo eran… La forma en que se desarrollaron los acontecimientos demostró que estábamos equivocados… Sigue leyendo
“Siempre pensé que todo el mundo estaba en contra de la guerra, hasta que descubrí que hay quienes están totalmente a favor, sobre todo quienes no tienen que ir a ella.” Erich Maria Remarque
Desde el comienzo de la invasión/agresión de las fuerzas armadas rusas en Ucrania – aunque el conflicto allí no empieza desde el 2022, sino desde el 2014 – muchos grupos, partidos, organizaciones, iniciativas, individuos de la izquierda radical del capital se han unido, formal o informalmente y según su posición/teoría/ideología, a una de las partes beligerantes y han justificado esta guerra. Esto significa justificar y defender ideológicamente los intereses de una facción del capital.
Ya sea la llamada posición “pro-rusa”, que no es suficientemente criticada, que se define a sí misma como la posición anti-imperialista, que está muy extendida mundialmente y legitima la invasión del ejército de la Federación Rusa en Ucrania cercando a los Estados miembros de la OTAN. Según este punto de vista, se trata de una guerra contra el imperialismo de la OTAN, es decir, EEUU y sus títeres. En esta narrativa, sólo el imperialismo juega un papel, las limitaciones del capitalismo que lo preceden no juegan ningún papel en absoluto. Qué malvado es Occidente.
O la llamada posición “proucraniana”, que también se critica demasiado poco, que también se define como una posición antiimperialista, sólo que con el añadido de la llamada liberación nacional, como liberación final del yugo imperialista ruso, que debe defenderse de las limitaciones imperialistas deterministas de Rusia. Como si se tratara de una guerra contra el imperialismo ruso, que intenta conseguir un nuevo imperio por la fuerza de las armas. En esta narrativa, ni el capitalismo ni las limitaciones imperialistas que van de la mano con él desempeñan papel alguno. Qué malos son los rusos.
Y por último, la posición llamada “pacifista”, que no anhela otra cosa que la guerra pacífica del capitalismo, en la que miles de refugiados se ahogan en el Mediterráneo, miles y miles de refugiados, empujados por la miseria, el hambre, los desastres medioambientales – todos ellos causados por el capitalismo – cruzan el Sáhara y son arrojados por los contrabandistas por el camino, miles en todo el mundo mueren de hambre, son explotados, etc. Esta posición quiere el fin de los conflictos armados y militares y de las guerras, pero no hace nada con sus causas. Esta posición piensa que el capitalismo puede llevar a cabo sus masacres sobre todas las especies de este planeta sin la fuerza armada. Porque la paz no es más que un alto el fuego en una guerra sin fin. Esto es lo que nos enseña la historia, esto es lo que nos enseña el dominio del capitalismo. Sigue leyendo
¡NI CON IRÁN (Y PALESTINA) NI CON ISRAEL (Y EE.UU.)!
¡POR LA DERROTA DE AMBOS ESTADOS CAPITALISTAS EN GUERRA!
¡POR LA SOLIDARIDAD CLASISTA Y COMBATIVA ENTRE LOS PROLETARIOS DE AMBAS REGIONES, TAL COMO EN RUSIA Y UCRANIA!
Estas consignas expresan hoy la posición invariante de los comunistas internacionalistas frente a esta y a toda guerra capitalista: el derrotismo revolucionario y el internacionalismo proletario. ¿Por qué?:
➊ Porque la guerra capitalista siempre se hace contra el proletariado: en este caso, si hoy el Estado burgués de Irán está atacando el territorio dominado por el Estado burgués de Israel es, sobre todo, para someter al combativo proletariado de la propia región iraní; más precisamente, para justificar la represión sobre sus luchas contra la explotación (p. ej. en el sector petrolero y de la salud) y llevarlo al matadero de la guerra “en defensa de la patria”. Lo mismo aplica contra el proletariado de la región israelí que se rehúsa a ir a la guerra de sus patrones asesinos y matar a sus hermanos de clase al otro lado de la frontera (los llamados refuseniks); y, contra el proletariado de la región palestina que protesta contra el gobierno burgués, hambreador y represivo de la Autoridad Nacional Palestina y Hamás. En fin, en toda guerra capitalista los únicos ganadores son los burgueses y los únicos perdedores son los proletarios de cualquier país, ya que en realidad este no es un conflicto de naciones, sino un conflicto de clases llevado al plano internacional.
➋ Porque los Estados hacen la guerra para acumular más capital, territorio y poder: en este caso, si hoy el Estado de la burguesía ayatola de Irán (socia de China) y el Estado de la burguesía sionista de Israel (socia de EE.UU.) se están disputando militar y políticamente el territorio dominado por su subordinada, la burguesía islamista de Palestina (y de Líbano), es por el control de la fuerza de trabajo, petróleo y gas, centros industriales, puertos, etc. de toda esa zona geográfica del mercado mundial llamada Medio Oriente. También hacen la guerra como válvula de escape para la crisis capitalista o la caída de la tasa de ganancia y la desvalorización mundial, reactivando la industria y el comercio de armas, repartiendo e invirtiendo el plusvalor extraído a los trabajadores. Tal es el motor económico de toda guerra imperialista. Y esta guerra no es la excepción, con el agravante de que podría convertirse en una guerra nuclear de gran escala.
➌ Porque estar a favor de uno u otro Estado capitalista en guerra es caer en la trampa de los falsos bandos, el nacionalismo, el sentimentalismo, la confusión y el oportunismo. Trampa promovida por los medios de desinformación masiva que, para colmo, han hecho de la guerra algo “normal” y hasta un distractor de otras catástrofes cotidianas. Es caer en el terreno de la burguesía y la socialdemocracia. Es una posición antiproletaria y contrarrevolucionaria que debe ser denunciada y combatida como tal, sobre todo contra las variopintas izquierdas del Capital. El “antiimperialismo” y la “liberación nacional” en realidad siempre han sido apéndices de la guerra imperialista y el capitalismo de Estado (mal llamado “comunismo”). Por el contrario, los proletarios no tenemos patria y los comunistas siempre luchamos por los intereses de nuestra clase mundial en contra y más allá de los intereses de cualquier Estado, nación, “pueblo”, religión, etc.
➍ Porque bajo el capitalismo no existe “guerra justa” ni “guerra santa” entre naciones. La única “guerra justa” que puede existir es la guerra de clases global para abolir el capitalismo, la guerra y la sociedad de clases misma; esto es, transformar la guerra imperialista en revolución comunista internacional. Evidentemente, faltan muchos desastres, guerras, revueltas e insurrecciones para llegar a ese punto de no-retorno. Mas no por ello es menos verdadero ni necesario en esta época de catástrofe económica, social, ecológica y, para colmo, amenaza inminente de guerra nuclear. Por lo tanto, Comunismo o Extinción.
➎ Porque, a pesar de la contrarrevolución mundial que todavía reina, mantener con intransigencia la posición de derrotismo revolucionario e internacionalismo proletario resulta una práctica necesaria, defensiva y clarificadora tanto frente al terrorismo de los Estados capitalistas en guerra como frente al oportunismo confusionista de las izquierdas del Capital que los apoyan. Una práctica defensiva hasta que el proletariado mundial esté en condiciones de pasar a la ofensiva revolucionaria y mandar a todos los Estados, los mercados, las patrias, las guerras y las clases al basurero de la historia. Los proletarios con y sin uniforme de las regiones rusa y ucraniana que hoy vuelven sus armas contra sus jefes militares, que desertan de “sus propios” ejércitos, que protestan contra “sus propios” Estados y que organizan redes internacionalistas de solidaridad con los desertores, son el ejemplo concreto y actual de derrotismo revolucionario. El ejemplo a seguir por los proletarios de Medio Oriente y otras regiones del planeta azotadas por la guerra.
Proletarios Hartos de Serlo
Región ecuatoriana, Octubre de 2024
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