¡EL ENEMIGO PRINCIPAL ESTÁ EN EL PROPIO PAÍS!

Esclavo Asalariado Internacionalista

2 de marzo de 2022, España.

Sin entrar aquí en los detalles de las causas del enfrentamiento entre Rusia y el bloque occidental dominado por los Estados Unidos y que ha desembocado en la guerra en territorio ucranio, el lavado de cerebro del capitalismo que impera como dueño absoluto en todas las latitudes es idéntico al de hace más de un siglo, el mismo que en 1914, el mismo que en 1939, el mismo que en todas la guerras que han estallado desde entonces en el mundo. En efecto, los conflictos bélicos no han cesado jamás. La guerra es intrínseca al capital.

Y, frente a esa situación, nuestra respuesta ha de ser la misma que la de los revolucionarios, necesariamente internacionalistas, de antaño.

Frente a la agresión rusa, los Estados capitalistas que se oponen a esta no paran de insistir en las atrocidades del imperialismo ruso, dentro de sus fronteras y fuera de las mismas. ¡Como si estos Estados muy democráticos y civilizados no tuvieran las manos llenas de sangre, como si estos Estados sólo desearan el bienestar de sus esclavos llamados, de vez en cuando, a elegir a través de las urnas a quienes gestionarán los frutos de su explotación!

Así pues, estos Estados insisten una y otra vez con la resistencia de la población ucrania frente a la invasión de “su” territorio por parte de las fuerzas militares rusas. Asimismo, no paran de ensalzar, aplaudir y venerar la defensa de la patria. No obstante, no puede obviarse que centenares de miles de ucranianos intentan huir de “su” territorio y que los hombres de entre 18 y 60 años tienen prohibido salir del país. Además, les regalan, ¡como no!, un espléndido fusil Kalashnikov para que puedan apuntar y disparar a los soldados rusos y puedan morir defendiendo la independencia de “su” país.

En cuanto a los soldados rusos también pueden remontarse a la Edad Media y reivindicar, por qué no, al Estado eslavo oriental de la Rus de Kiev, la entidad común en la historia de los tres Estados eslavos actuales: Bielorrusia, Rusia y Ucrania; y también pueden reivindicar a la Gran Rusia que incluía a Ucrania bajo el dominio de los zares, o bajo el dominio de Stalin, entonces llamada falazmente URSS, cuando no tenía nada ni de soviética ni de socialista. Rusia, enviando a sus tropas y a sus medios de destrucción pretende recuperar esta tierra que era suya, dice, tanto más que para ella, jamás de los jamases Ucrania puede formar parte de la OTAN, ese bloque imperialista enemigo de siempre.

La clase de los esclavos asalariados, la clase de los proletarios, mercancías con dos patas que el capitalismo mundial utiliza a su conveniencia y arroja a la basura cuando ya no las necesita, esta clase que es la nuestra, nada tiene que defender en todo ello. No ha de servir de carne de cañón. En tiempos de paz como en tiempos de guerra siempre es ella la que paga el pato.

Que esta clase, la nuestra, no se olvide que cuando protesta, cuando se subleva, las potencias capitalistas que se enfrentan entre ellas en pro de sus propios intereses y de sus beneficios, así como las diferentes fracciones capitalistas de un mismo país que se enfrentan entre ellas por idénticas razones, siempre SE UNEN, como por arte de magia, para aplastar el movimiento de subversión social donde quiera que se manifieste .

Esos fusiles kalashnikov que el poder ucranio está dispuesto a distribuir, incluso a imponer a su población civil de entre 18 y 60 años, la clase de los explotados debería dirigirlos contra él para detener la guerra fraternizando a la vez con los soldados rusos que deberían, ellos también, dirigir sus armas contra sus oficiales y su propio Estado.

¡Sepamos proletarios que el sistema que nos explota como meras mercancías desechables creadoras de valor, no es nada sin nosotros! Por muy lejos que estemos actualmente de actuar como clase unida y solidaria, la única solución consiste en acabar mundialmente con el capitalismo bajo todas sus formas políticas. Es la única forma de erradicar una vez por todas las causas de las guerras imperialistas!

Ni una sola gota más de sangre en defensa de la patria!

Como bien dijo Karl Liebknecht cuando la primera Guerra Mundial, “el enemigo principal está en el propio país”.

¡Proletarios de todos los países, unámonos, suprimamos los ejércitos, las policías, la producción de guerra, las fronteras, el trabajo asalariado!

¡Por una sociedad sin clases!

Algunas posiciones fundamentales del internacionalismo proletario

NI VIVIR TRABAJANDO NI MORIR EN LA GUERRA * CONTRA LA PAZ Y LA GUERRA DEL CAPITAL!

Barbaria (Madrid), 26 de febrero de 2022

  • El imperialismo no es la imposición internacional del Estado más fuerte sobre el resto de Estados nacionales, es un fenómeno histórico ligado al desarrollo mundial del Modo de Producción Capitalista. El capitalismo es competencia y lucha de todos contra todos. La mundialización de la economía, la expansión mundial del capitalismo, el agotamiento de la producción del valor por la expulsión del trabajo vivo agudiza la crisis capitalista, que llega a sus límites internos, y el mercado mundial es incapaz de suponer una contratendencia a la crisis. Todo esto exacerba la competencia y convierte la guerra, más que como un fenómeno superador de las crisis cíclicas, en la continuación de la economía del capital por otros medios, tratando de acapararse de recursos, materias primas, mercados, ventajas competitivas en relación a otros Estados nacionales. En las guerras, el proletariado es engañado y embarcado para hacer de carne de cañón. No hay ningún Estado nacional que no sea imperialista, o como decía Lenin: «todos son peores».•    El internacionalismo es un principio fundamental del proletariado, que es internacional e internacionalista. La revolución será internacional e internacionalista o no será. El proletariado como clase defiende los intereses de la humanidad en su conjunto por encima de cualquier división nacional impuesta por la burguesía y sus Estados nacionales. El internacionalismo está ligado a la autonomía de clase, la necesidad de que la clase desarrolle su conciencia, unidad y organización de forma independiente de la burguesía y sus aparatos políticos. No hay ninguna posibilidad de coaligarse tácticamente con ninguna fracción de la burguesía (todas imperialistas) que no supongan una traición al proletariado y los principios del programa revolucionario.•    El izquierdismo es la ideología que defiende el capital desde argumentos que suponen la degeneración del programa revolucionario, poniendo cuestiones tácticas sobre los principios y abordando la realidad desde la defensa del mal menor o de la burguesía más débil. Es la ideologización de la traición histórica de la socialdemocracia, de la defensa de bloques burgueses e imperialistas, de la defensa del interclasismo rampante. Una y otra vez el izquierdismo nos llama a volver a firmar los “créditos de guerra”, a enfrentarnos con nuestros hermanos y hermanas de clase en defensa de la economía nacional frente a la defensa de las necesidades humanas.

    •    La guerra y el militarismo son por todo ello inseparables de la misma dinámica del capitalismo. No hay guerras buenas, todas responden a los intereses del capital y sus burguesías. La respuesta histórica del proletariado a la guerra es la revolución mundial, que implica afirmar nuestras necesidades humanas por encima de todas las divisiones impuestas. Las consecuencias de la guerra nos llegan en forma de muerte y miseria y son inmediatas. La subida de los precios y la precarización de las condiciones de vida son un hecho inmediato que nos afectan a todos, también aquellos trabajadores que (aún) no estamos bajo sus bombas.

    •    La lucha de clases se expresa, en el momento actual de debilidad del proletariado internacional, en la defensa las condiciones de vida. Recientemente en Kazajistán, los trabajadores se enfrentaron (huelgas masivas, revueltas urbanas, etc.) contra su propio Estado ante la subida del gas y todos los productos básicos, defendiendo sus vidas frente al capital. La revuelta (sin duda débil por su falta de perspectiva y organización) fue ahogada en sangre por los ejércitos de la federación rusa, en connivencia con el Estado kazajo y el bloque imperialista occidental. El movimiento en Kazajistán (uno más de los muchos que marcan nuestra historia como clase explotada y revolucionaria) muestra cómo las diversas burguesías y sus bloques imperialistas no tienen el menor problema para unirse contra los trabajadores. Como decían unos compañeros, Kazajistán es hoy el mundo. Con sus debilidades indudables expresa de modo fotográfico la perspectiva del futuro: guerra imperialista y/o revolución, catástrofe capitalista o comunismo.

    ¡CONTRA TODAS LAS GUERRAS!
    ¡CONTRA TODOS LOS IMPERIALISMOS!
    ¡CONTRA TODOS LOS CAPITALISTAS!
    ¡POR LA DEFENSA DE LAS NECESIDADES HUMANAS!
    ¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÁMONOS!

¡Proletarios en Rusia y en Ucrania! En el frente de producción y en el frente militar… ¡Camaradas!

NINGUNA GUERRA EXCEPTO LA DE CLASES!

TŘÍDNÍ VÁLKA / GUERRA DE CLASES
24 de febrero de 2022

Los rumores de guerra vuelven a resonar ruidosamente en Europa, los cañones se cargan, los cazabombarderos se llenan de balas y bombas asesinas, los misiles apuntan sus cabezas nucleares hacia sus futuros objetivos.

Estas palabras que escribimos en 2014 están más que nunca de actualidad a propósito del conflicto entre Rusia y Ucrania. Si el capitalismo es visceralmente un fabricante de males, generador de miseria, de crisis climáticas y sanitarias, ¡casi habíamos “olvidado” que era y sigue siendo sin duda un belicista! Hoy se ha lanzado la ofensiva militar: hay informes de bombardeos en el Donbass, Odessa, Kiev, Marioupol, Kharkov…

Proletarios con uniforme ruso. Desde hace años, les han enviado por todo el mundo para proteger los intereses de “la nación rusa”. Comenzó con la “defensa de la integridad territorial de Rusia” contra los separatistas del Cáucaso Norte, luego continuó con la “protección de los osetios en Georgia” para culminar con la “protección de los hermanos rusos contra las hordas de Bandera en Ucrania” y el “gobierno legítimo de Siria, contra los terroristas islamistas”.

Una historia similar fue contada a generaciones de proletarios, tanto “soldados” como “civiles” en todos los conflictos capitalistas anteriores en todo el mundo para sangrarlos en el frente militar o en las fábricas tras la frontera, en el frente de producción, en el frente interno… Ellos estaban luchando por el “Zar” o el “Socialismo” o la “Nación” o la “Democracia” o el “Lebensraum” o el “Cristianismo” o el “Islam”. Y el mismo cuento de hadas se les cuenta a los proletarios uniformados de EEUU, Turquía, Reino Unido, Israel, Ucrania, la Siria controlada por Assad, Daesh, Rojava, Georgia, Donetsk y Lugansk, Irán, las regiones gestionadas por Hezbolá, Hamás… y cualquier otra falsa comunidad… nacional, regional, religiosa o cualquier otra. Sigue leyendo

De Bagdad a Beirut, ni suníes ni chiíes. ¡Continuemos la lucha!

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El gobierno iraquí se compone de todas las facciones burguesas que hay en Irak, y es aclamado tanto por las fuerzas regionales como por la burguesía mundial, sin embargo, el proletariado intentó derrumbarlo.

La «Zona Verde» es el centro del capitalismo mundial en Bagdad. El proletariado trató de tomarlo, perdiendo numerosas vidas en el intento.

El puerto de Basora es un corredor global para las exportaciones y el comercio internacional de petróleo. El proletariado lo bloqueó e intentó tomar el control del mismo.

La policía, las fuerzas de seguridad, y las fuerzas especiales y militares en Irak son fuerzas del capitalismo mundial en las que participan chiíes, sunníes, cristianos, kurdos y turcomanos, con una amplia dotación de fuerzas regionales e internacionales, incluyendo tropas de Estados Unidos, Europa, Turquía, Irán, etc. El proletariado los atacó, tanto a sus centros como a los destacamentos en las calles. Hubo muchos proletarios muertos (más de 650) y más de 20.000 heridos (sin mencionar el numero de secuestrados y encarcelados).

En todas las áreas rebeldes en Irak, el proletariado quemó las sedes de los partidos políticos (religiosos y nacionales sin excepción), asaltó e incendió las casas de los miembros del parlamento, de funcionarios del Estado, y también llevó a cabo ataques contra edificios de seguridad y de la policía, medios de comunicación, instituciones judiciales, el Ministerio de Justicia, periódicos y estaciones de televisión.

Al hacer todo esto, el proletariado atacó a la totalidad del Estado.

De acuerdo con el primer ministro Adel Abd Al-Mahdi, este movimiento ha destruido la economía nacional (capitalista) en todos sus aspectos.

En esta lucha, el proletariado atacó todo sin excepción: todo símbolo, persona o lugar ligado con la historia de la autoridad y la represión, incluyendo militares, instituciones diplomáticas, centros comerciales y servicios secretos, tanto internos como externos. Los ataques sobre las fuerzas represivas de Pasdaran y el consulado iraní en la ciudad de Karbala, no son ataques anti-iraníes como los medios dicen, sino que forman parte de la acción de clase contra las fuerzas y centros represivos en todas sus formas, igual que el ataque a la “Zona Verde” y otros lugares.

¿No está del todo clara la unidad de acción proletaria y sus consignas -«Abajo todos los ladrones», «De Bagdad a Beirut, ni sunníes ni chiítas», «¡Ni patria, ni trabajo estamos todos en las calles, ni patria, ni trabajo, hasta derrumbar este sistema!»– y que el proletariado apunta a la contrarrevolución en su totalidad, tal como lo hizo en Basora durante septiembre del 2018?

La burguesía siempre ha tratado de distorsionar y desviar el camino de clase de nuestro movimiento revolucionario. Han recurrido a diversos métodos para vaciar el contenido revolucionario de nuestra lucha, tejiendo todo tipo de tramas a su alrededor para transformarlo en cualquier cosa. Todo para ocultar su represión sangrienta y la destrucción del movimiento revolucionario mediante conflictos burgueses.

El proletariado se ha levantado socialmente contra los explotadores y tiene la intención de poner fin a su poder. Es consciente de que los capitalistas externos e internos (chiítas, suníes, kurdos, cristianos, judíos…, los ricos y los explotadores de todo el mundo) son los verdaderos miembros del Estado y todos ellos están unidos para explotar a la humanidad. Por consiguiente, la lucha proletaria es, sin duda, una lucha unitaria contra todos ellos.

El proletariado militante no permite que nadie lo represente, no tienen demandas, ni nada que negociar. No forma parte de ningún programa político. ¿No es acaso esta rebelión una profunda lucha de clases contra el sistema capitalista en su totalidad? El único programa que tiene el proletariado, su única demanda, es continuar y dirigir su lucha unitaria contra la dictadura del capital y el Estado.  «Estamos en contra de todos ellos y lo tomaremos todo». Esa es la autonomía de la clase y la fuerza de la lucha de nuestro movimiento. Por lo tanto, no es una cuestión fácil para el Estado erradicar este movimiento.

El proletariado no está en situación de espera o pasivo. Desde que el movimiento estalló, incluso con la represión masiva y asesinatos por parte del Estado, este movimiento continúa, y sus luchas y tácticas se están extendiendo día tras día. Por ejemplo, en Bagdad el movimiento formó unidades de combate repartidas por toda la ciudad para interrumpir el tránsito y tomar el control de puentes o áreas importantes. Coordinó de forma colectiva sus actividades para ampliar el alcance y la amplitud de su lucha, planificar el día siguiente, el siguiente objetivo, hacer publicaciones acerca de su lucha, cuidar a los compañeros heridos… Todo eso es coordinar, organizar y expandir su capacidad de lucha.

Del mismo modo que en el pasado las luchas proletarias tomaban energías unas de otras, y así continuaba el proceso de lucha, asumiendo sus intereses de clase y su internacionalización, y al romper los límites geográficos, ideológicos, económicos, así como los marcos democráticos y del Estado nacional… este movimiento apuntaba contra el capital y el capitalismo mundial, hoy sucede exactamente lo mismo.

El proletariado hoy en día, de Haití a Francia, de Francia a Hong Kong, de Egipto, a América Latina, de Líbano a Irak e Irán, está en una misma lucha, luchando contra el mismo enemigo, con los mismos intereses y con la misma esperanza: derrocar el capitalismo y afirmar una comunidad de vida humana sin explotación, lucro, capital, trabajo asalariado, contaminación, injusticia, guerra y destrucción.

Esta lucha proletaria no es una lucha «anarquista», tampoco es una lucha “socialista” ni en aras de democratizar el poder o el Estado nacional, sino que es una lucha revolucionaria, de clase e internacional contra la dictadura capitalista sobre la vida (sobre la Tierra). Es una lucha para liberar la vida de todas las formas de esclavitud humana.

Si hoy jóvenes militantes han salido a las calles participando y tomado la iniciativa de la lucha, ¡Es algo completamente natural! Porque esta generación, mientras huía de la catástrofe cotidiana del capital, soñaba con la vida. Son quienes no tienen estabilidad en la vida. Lo que ellos tienen hoy quizá no lo tengan mañana. Lo que sienten cerca hoy, mañana podría estar lejos. La codicia del capitalismo, sus guerras y sus desastres sucesivos los han dejado en una lucha constante. Esta situación se intensifica cada vez más en todo el mundo y se convierte en un infierno que empuja al proletariado a la lucha, y su lucha es la lucha de la vida contra este infierno capitalista. Los proletarios en la lucha comprenden el capitalismo y su catástrofe, se sienten vivos y felices en la lucha por la vida.

La lucha proletaria es la lucha de la clase explotada contra el mundo capitalista. Es una lucha por la vida contra las relaciones de explotación y muerte del capital mundial.

El proletariado continúa luchando: desde Francia hasta Líbano, desde Irak hasta Chile, desde Hong Kong hasta Irán… y llama al levantamiento de todas las áreas vecinas donde es posible la unidad y coordinación de acciones de clase en esta lucha contra el capitalismo.

En nuestra región, la lucha del proletariado en Turquía, Israel e Irán… bloquea las posibilidades de la guerra capitalista y empuja nuestra guerra de clases internacional hacia una mejor perspectiva.

¡Abajo la explotación y opresión!

¡Abajo la guerra! ¡Abajo el capitalismo!

¡Por la continuidad de la guerra de clases en todo el mundo!

Compañeros de la lucha internacional Proletarios Internacionalistas –Medio Oriente

Noviembre de 2019

Comunicación Compañera Internacional:

internationalist@riseup.net

info@proletariosinternacionalistas.org

¡Bombardeos en Siria! ¿Tercera Guerra Mundial? ¿Show o realidad? ¡Ninguna guerra sino la guerra de clases!

El 14 de abril de 2018, los grandes medios burgueses (que expresan y materializan los intereses de clase de nuestros explotadores y opresores de todas las facciones a pesar de las divergencias coyunturales que los diferencian) nos anunciaron con grandes golpes de propaganda bélica que una coalición de tres de las potencias más grandes del mundo (Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia) han realizado bombardeos nocturnos contra varios objetivos “estratégicos” en Siria, en represalia por el ataque químico presuntamente perpetrado por el régimen baasista, apoyado militarmente, económicamente, políticamente y diplomáticamente por Rusia e Irán. Es bastante “cómico” y “escandaloso” que estos gánsteres capitalistas claman defender a los “poblaciones civiles”, víctimas de la lógica morbosa que gobierna este mundo, especialmente cuando sabemos muy bien que, por ejemplo, los EE.UU. tienen el más poderoso complejo militar-industrial del planeta, así como las más gigantescas reservas de armas de destrucción masiva. En los últimos años, los Estados Unidos no solo han contaminado regiones enteras de la ex Yugoslavia e Iraq con el uso generalizado de municiones de “uranio empobrecido”, lo que ha provocado un aumento drástico en el número de cánceres para las poblaciones locales, sino que también sacrificaron a sus propios soldados expuestos a los efectos devastadores de tales armas.

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Manifiesto de los reclutas griegos

Río Evros o Maritsa, que marca la frontera entre Grecia y Turquía.

«  … Cuerpos desgarrados por las alambradas, niños ahogados en las playas, personas hambrientas en las calles y las plazas, una multitud que mendiga sus papeles… ».

Antes de que pasaran a las portadas y titulares de la prensa y la televisión, muchos de nosotros ya habíamos visto y vivido escenas vergonzosas en el río Evros y en las islas, donde nos han enviado para hacer este absurdo servicio militar obligatorio, a la vez como trabajadores esclavos y carne de cañón.

Estas escenas nos han impactado y son el tema de todas nuestras conversaciones. Pero no queremos que se conviertan en una rutina. Así como no aceptamos los memorándums de la Troika, ni todas las políticas anti-populares, las intervenciones imperialistas y sus sucias guerras, tampoco aceptaremos ni nos acostumbraremos al destino terrible de los refugiados. Que es el mismo terrible destino que sufre nuestro pueblo, nuestro propio mundo, ¡el mundo del trabajo, sea cual sea la nacionalidad, la religión o el género! Sigue leyendo