Cuando salir a la calle no es suficiente

(Extraído de Antagonismo.net)

“Mientras el Estado subsista pues, no esperéis nada.
Toda pretendida libertad será despotismo o irrisoria entre sus manos.
Toda representación será suya o no será nada.
No hay derecho contra la fuerza. ¡No hay otra soberanía frente al Poder, que el Poder!”

El estado y la revolución, Arthur Arnould

El sistema capitalista es dueño de todo lo que conocemos, de todo lo que amamos, de nosotrxs mismos. Es dueño de los Estados y sus naciones e impone la forma en que se debe gestionar su poder, cómo se deben administrar los recursos naturales, cómo se deben intercambiar las mercancías y cómo todo lo que respire debe participar de las relaciones mercantiles de producción bajo la consigna: todos por el bienestar absoluto del Capital.

En lo cotidiano conocemos a distintos redentores del hombre que nos pretenden engañar y garantizarnos una vida “no tan mala” aquí en la tierra  o bien, una salvación en otro mundo (del cual ni siquiera sabemos si existe o no) si nos sumamos a sus filas; a estos magos los encontramos en cualquier religión,  o en los partidos políticos, en las estructuras sindicales  y en un largo etcétera de maestros de la superchería; quienes mantienen el engaño democrático de luchar por una vida digna, mediante el trabajo, la educación, el ciudadanismo; para estos profetas de la paz social la lucha se debe dar en los parlamentos, en las mesas de diálogo y negociación con el Estado y cualquiera de sus instituciones,  en las manifestaciones pacíficas que respeten las leyes, en oraciones a un ser sobrenatural, en jornadas de movilizaciones infinitas que terminan apagando las luchas con la excusa de “hasta que se cumplan la mayoría de las demandas” del movimiento x, o que si votas por tal o cual payaso te darán mejores oportunidades de sobrevivencia en este mundo ideado para que el trabajador y su prole se mueran de hambre, frio, enfermedades curables, mientras que los profetas y maestros del engaño puedan disfrutar de los beneficios que otorga el Capital a aquellos que le ofrendan la sangre y la vida ajenas.

¿Cuáles son nuestros objetivos?

 “Recuperando la democracia del país” así rezaba una pinta en este boicot electoral en algunos estados de México, ¿Para que luchemos por más democracia? ¿Es que no nos damos cuenta que la democracia es esta en la que vivimos, este régimen que permite la explotación de los seres humanos y animales, la polución de nuestro mundo? Es el régimen democrático el que avala y manda las desapariciones, violaciones, asesinatos, encarcelamientos de nuestrxs hermanxs que luchan por sobrevivir por todo el mundo; toneladas y toneladas de historias de luchas y sobrevivencias nos han demostrado que el sistema, su Estado y su policía y mucho menos su democracia: ninguno, nunca nos hará justicia.

Sea cual sea el régimen que gobierne (dictatorial, democrático, monárquico, etc.) nuestros llantos y miserias serán siempre las mismas, porque debemos darnos cuenta que no importa que partido institucional sea, su color, sus reformas y promesas, el problema no radica en una simple  elección, en la forma tal o cual de organizar la vida, el problemita es mucho más amplio y se extiende más allá de la gestión de la vida tal cual la conocemos.

Solamente la socialdemocracia con su programa histórico contrarrevolucionario lucharía por gestionar esta vida alienada por la miseria tal y como la mantiene el Capital, y con ello sólo se estaría cambiando de amo, de discurso, pues atrás de ellos seguiría existiendo el Capital. Por el contario la lucha subversiva, revolucionaria, es por una nueva vida, una en la cual no exista el capital ni toda la miseria que parte de él y que podemos observar estando frente al espejo, asistiendo a clases, obligados a trabajar y examinando las formas en la que nos relacionamos unos con otras y en general como han puesto de  jodido al mundo y a nosotrxs junto con él.

Nos llaman a unirnos en votaciones y en los distintos ejercicios políticos  “por el bien de todos”, dicen otra mentira, ellos no necesitan legitimarse pues imponen su estructura mediante el terror, ellos escogen a las reinas en su tablero de ajedrez mucho antes inclusive que planeen las votaciones.

Durante las coyunturas por las elecciones de representantes en el mundo ¿Tenemos que abstenernos, anular, elegir el voto de castigo? ¿Aún nos creemos esa palabrería democrática del sufragio universal: Todos los poderes salen del pueblo y son revocados por este? ¿Para qué votamos, por qué seguimos creyendo en los profetas y en un sistema que nos desprecia?

¿Qué le debemos a la democracia, de qué nos ha valido portarnos como ciudadanos? ¿Nos hemos ganado las masacres repartidas en cada latitud del mundo por los gobiernos que elegimos? ¿O acaso le debemos esta existencia extraña donde cada día hay que ir a buscar el pan para los nuestros?

¿Qué le debía Kuykendall a este sistema capitalista, que le asesinaron; que les debía Teodulfo Torres “El tío”, que aún no lo traen de vuelta con quienes le esperan, qué le deben al sistema capitalista las hijas de miles de trabajadores que aún no vuelven a casa y las que regresan… aparecen en desfiladeros vejadas y asesinadas; qué les debían los niños de la guardería ABC, qué le debemos a cada uno de los bufones de la tv., o a los comentaristas de los noticieros que “olvidan” hablar de nuestros problemas, qué les deben lxs presxs que esconden en sus obscuros calabozos? Y un sinfín de historias, de vidas arrebatas a fuerza, no sólo aquí en nuestros barrios, no sólo en Ayotzinapa, sino por todo el mundo… ¿Qué mierda les debemos?… ¿nuestro voto, nuestro silencio a cambio de seguir una vida tan ruin, una existencia que odiamos, les debemos nuestro sudor, nuestra sangre?

NADA compañerxs, no les debemos nada. En cambio ellos nos lo deben todo, nos deben a nuestros padres sepultados en sus minas, nos deben a nuestras hermanas a nuestros jóvenes lanzados a los vicios, nos deben los bellos ojos de nuestras madres, cansados de tanto hilvanar y llorar a chorros por ver a sus seres queridos marcharse errantes a otras geografías a buscar el pan que en su tierra no encuentran o del que fueron despojados; nos deben millones y millones de vidas, que sin titubear debemos y vamos a cobrar, nuestra consigna debe ser: ¡¡Todxs para todxs, ningunx, nunca más para el Capital!!

“[…] Se debe de ayudar a las masas en sus esfuerzos para aligerar su carga; pero sin que, al hacerlo, se suprima la luz del ideal, sin comprometerlo, porque el ideal no va a aligerar la carga, sino a abolirla, a suprimir todas las cargas: las políticas, las morales, y las cargas sociales para libertar al hombre […]R. F. Magón

El boicot electoral no debe ser a manera de castigo porque los representantes de la burguesía y el Capital se han portado muy mal en el periodo que ha concluido (como si alguna vez se hubiesen portado bien), tampoco creemos que deba ser a manera de protesta, para exigir algún derecho o libertad, como si protestar y exigir o pedir algo a nuestros verdugos fuera garantía para tener mejores condiciones de vida dentro de su sistema, como si bastara con eso para que ellos revivan a nuestros asesinados, nos entreguen a nuestros desaparecidos y con alguna reforma a la reforma mejoraran un poquitito nuestra desolación.

Si es por estas razones que quemamos y destruimos las boletas electorales olvidémonos de vencer un día al capitalismo…

Por otro lado, el boicot electoral puede ser una herramienta de lucha, un mensaje de guerra contra el Capital y su perro guardián el Estado, la democracia y todas sus instituciones, cada bastión que permite la reproducción de sus baratijas en el mercado a costa de nuestras vidas.

El boicot electoral, la quema de urnas, papeletas, centros destinados para ejercer el voto, etc. Debe ser un mensaje revolucionario que niegue la conciliación entre el explotado y el capitalista, desechando y atacando también a la democracia que realiza su labor histórica de difuminar el antagonismo de clase en la boda ciudadana: las elecciones.

Estos momentos le sirven a la lucha como detonantes para agudizar la negación crítica y practica del sistema en el que se nos obliga a sobrevivir, para compartir con nuestrxs vecinxs, nuestrxs compañerxs de butaca y de empleo nuestras posturas, nuestras luchas que son de todxs y por todxs.

Las monarquías, las repúblicas, las dictaduras todas son diferentes expresiones de la dominación del capitalismo sobre la vida, el voto en una urna, el voto de castigo, el ciudadanismo, etc., sólo sirven para perfeccionar y perpetuar el sistema que nos mantiene sometidxs al trabajo asalariado, a esta agonía infinita, que nace y vive siempre en cada unx de nosotrxs y de la cual sólo la lucha autónoma contra este orden deplorable nos libera y nos hace vivir en medio de la muerte, nos hace intentar otro tipo de relaciones, las que parten de la solidaridad, nos permite construir comunidad, nos regala un respiro de vida, la cual ubicamos aquí y ahora, no cuando acabemos alguna carrera o cuando nos jubilemos (si bien nos va) ya cansados y descompuestos de trabajar siempre para otros.

Cuando salir a la calle a anular nuestro voto, a marchar, a pedir, a repetir consignas, no es suficiente, nuestra labor es agudizar la lucha, fortalecer el brazo y el cerebro para darnos cuenta dónde nace y se reproduce la muerte y desdicha que oferta este sistema…

 Contra el Capital y su Estado, contra la democracia y su verborrea ciudadanista, contra los embaucadores de las luchas reformistas…

Vamos por todo, por la vida, arrebatándosela al Capital,  no pidiéndosela.

¡Extender el boicot y la guerra contra el capitalismo en todas sus formas, en cada rincón del planeta, en cada momento!

¡Un abrazo para quienes luchan por la vida, desde las cárceles, en las calles!

Solidaridad con los compañeros perseguidos por luchar en Veracruz y Puebla.

¡A acompañar y agudizar la lucha autónoma que se gesta en la comunidad de Álvaro Obregón en el Istmo de Oaxaca, México!

 Primavera 2015

Región México

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