SUS GUERRAS. NUESTRAS MUERTES

(Extraído de valladolor…)

El tratado firmado por la UE y Turquía para mandar a miles de refugiadas al matadero y convertir los centros de acogida en centros de detención ha puesto en el lugar que le corresponde a la civilizada y democrática Europa. Ha quedado claro que todos los tratados internacionales, todas las declaraciones universales, todos derechos y libertades que dice defender y representar, no son más que papel mojado que sacan a relucir solo cuando les interesa. Ante este panorama, pedir la abolición del tratado, anunciar querellas criminales, medidas legales o apelar a los derechos humanos de poco sirve, ya que este tratado no es más que la consecuencia de una guerra que nadie quiere parar por lo rentable que resulta, y las refugiadas no son más que la escoria que desprende el negocio de la guerra. Todos los gobiernos de la UE son responsables de esta aberración. Desde Rajoy a Merkel, desde Hollande a Tsipras. Todos se han posicionado, como no podía ser de otra manera, en contra de la vida y la dignidad humana. Ninguno, sea del color que sea, se librará ya de acarrear a sus espaldas una gran carga de cadáveres, por más explicaciones que nos den y disculpas quieran vendernos. Los más que oportunos ataques en el aeropuerto y el metro de Bruselas han acabado con la sesgada repercusión mediática que estaba teniendo lo que algunas han llamado «el tratado de la vergüenza». Tras estos ataques, el discurso belicista se ha desatado, hasta el punto de que el primer ministro francés ha declarado que “estamos en guerra”. Los medios de propaganda nos bombardean con horas y horas de noticias lacrimógenas, de imágenes morbosas y de dudoso buen gusto, mientras gobiernos y tertulianos biempagados nos instan a elegir uno de los dos bandos, uno de SUS bandos. ¡Por supuesto que estamos en guerra, claro que hay dos bandos.! Por un lado está el bando de quienes ponemos las muertas, ya sean en los bombardeos de Siria o en los trenes de Madrid… En las ruinas de Irak, en los campamentos saharahuis o en las manifestaciones en Turquía…. En las aguas del Estrecho,en el metro de Bruselas o en las calles de París… En las montañas del Kurdistán o en la valla de Melilla. Ya sean las mujeres asesinadas por el terrorismo machista, las muertas por disparos de la policía en EEUU o las desahuciadas que se quitan la vida en España… Las normalistas en México o las moradoras de ese cementerio en que se está convirtiendo el Mar Mediterráneo. El otro bando es el de quienes se benefician de todas estas muertes, el de quienes se lucran con la guerra, el de quienes revientan miles de vidas por el bien de la economía. Que no traten de engañarnos, no es una guerra entre la civilización y la barbarie, es una guerra entre los intereses de los ricos y las vidas de todas las demás. La guerra significa beneficio. Por cada gota de sangre aumenta un céntimo las arcas de la industria armamentística; por cada muerta suben las bolsas en todo el mundo. La sangre es dinero. No basta con avergonzarse por un tratado, ni sentir lástima desde comodidad de la impotencia, debemos tomar partido de una vez por todas. Debemos emprender todas las acciones colectivas que seamos capaces de llevar a cabo para tratar de acumular fuerzas contra la sinrazón capitalista. Nos quieren obligar a elegir un bando, pues bien, nosotras elegimos hacer todo lo posible para parar esta guerra y todas las demás. Elegimos luchar por acabar con todas las vallas y las fronteras impuestas por su lógica egoísta. Elegimos luchar por tumbar este sistema en el que la vida humana no tiene absolutamente ningún valor y donde lo único que importa es el beneficio económico. Ante la barbarie y la muerte que impone el Capitalismo nosotras elegimos imponer la vida. Nos quieren obligar a elegir un bando, nosotras ya hemos elegido…

¡¡¡NI VALLAS NI FRONTERAS!!!
¡¡¡NI GUERRA ENTRE PUEBLOS NI PAZ ENTRE CLASES!!!

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