Jacques Camatte: El KAPD y el movimiento proletario
Jacques Camatte – 1971
Traducido por C. M., miembro de Colectivo Germinal
El partido comunista de Alemania (KAPD) es una de las corrientes más interesantes del movimiento obrero alemán. Es el punto de llegada de un proceso de ruptura del proletariado con la socialdemocracia que se produce desde finales del siglo XIX y que se amplificó con la acción de la guerra y la revolución rusa. Esta última había visto la generalización de una forma política nueva aparecida en 1905, el soviet (o consejo). Asimismo, el movimiento revolucionario alemán se manifestó mediante la constitución de consejos de marinos y soldados, primero en Kiel y más tarde en toda Alemania. Pero la generalización de una forma de organización más o menos superficial, el consejo, contribuyó en un primer momento a ocultar el fenómeno profundo: el intento de encontrar un comportamiento que fuera realmente proletario y comunista y que fuera más allá de las viejas formas legadas por un estadio en que el proletariado estaba poco desarrollado.
Sin embargo, lo que iba a mantenerse en la apariencia era el fenómeno
superficial, la reivindicación de los consejos que pudo imponerse más tarde con la del partido. Lo que se mantendría al final sería la imagen de un partido comunista alemán con todas sus debilidades, sus incertitudes, sus torpezas, mientras que el fenómeno profundo sería ocultado, enterrado, casi aniquilado. Es así cada vez que la victoria no puede ser alcanzada; se colma así toda ruptura (brecha) momentánea en el ciclo de las luchas de clase. Por ello mismo, antes de presentar las posiciones del KAPD en relación con el movimiento proletario actual, es preciso hacer un breve relato histórico.
Con la fundación del partido comunista alemán (KPD) se produce la unificación de las diferentes corrientes de izquierda del proletariado alemán: Spartakusbund, IKD (Comunistas Internacionalistas de Alemania) que agrupaba sobre todo a los militantes de Bremen, Berlín y el grupo de Hamburgo. Si los sindicalistas están fuera, sin embargo no están realmente excluidos sino que guardan relación con estas corrientes. En el congreso fundacional del KPD, el movimiento parece superar el pasado y plantear las cuestiones reales del presente.
– Ruptura con la práctica del parlamentarismo que se encuentra un poco por todas partes en Europa y, por tanto, la negación de la democracia burguesa, fenómeno en acto, pero con una amplitud variable, en los principales países de Europa y en EE.UU. Al darse cuenta los revolucionarios de que es necesario que el movimiento obrero luche con sus propias armas y que no se enfangue en el parlamento, campo de arenas movedizas donde todo parece posible pero donde toda voluntad revolucionaria se ve arrollada por el movimiento del capital.
– El rechazo de la utilización de los sindicatos es más específicamente alemán, sobre todo todo por su agudeza. Ello se debe al fenómeno de extraordinaria integración del sindicato, el cual, con la excepción de los sindicalistas revolucionarios de la FAUD, había firmado pura y simplemente un tratado de paz con la patronal. La condición previa a toda acción revolucionaria implicará entonces el abandono del sindicato. De ahí el vasto movimiento espontáneo de trabajadores que salían de los sindicatos, movimiento que encontrará una estructuración, una afirmación positiva gracias a la revolución rusa en que aparecieron los soviets. El movimiento alemán les tomó prestada la forma, incluso si no correspondían a la realidad alemana.
Sea como sea, a finales de 1918 —en el Congreso del Partido Comunista de Alemania (KPD)— se podía ver la victoria de la izquierda y el movimiento de radicalización que recorría a la clase obrera, aunque ralentizado por la fuerza del SPD y del USPD, lo cual permitía pronosticar un refuerzo de la corriente comunista con una toma de conciencia más clara del momento histórico preciso que vivía el movimiento obrero mundial allí donde el capital se presentaba en su forma más acabada, en Alemania. Sin embargo, desde 1919 en el Congreso del KPD en Heidelberg, el movimiento comunista sufría su primera derrota: la expulsión del KPD de todos aquellos que rechazaban el parlamentarismo y los sindicatos, quienes se encontraban ahora fuera del partido que habían creado ellos mismos. Ello quería decir que no eran el elemento determinante, dirigente; ya no
tenían ventaja. Se había producido un parón en el proceso de unificación de los revolucionarios; había que volver a comenzar desde una nueva base.
La derrota de Heidelberg es sólo el eco de la de enero de 1919 (muerte
de R. Luxemburgo, Liebknecht y una multitud de obreros, los mejores elementos del momento) y de las jornadas de marzo de 1919. Desde entonces, prevalecerá la posición moderada que afirmaba que la revolución había sido tumbada a partir de ese momento y que era necesario volver a los viejos métodos para recomponer el proletariado.
Esta es la posición de Lévi —quien preveía la crisis para 1926—, sostenida completamente por Radek como portavoz oficial en Alemania de la corriente rusa en la IC. Rusia necesita ayuda para aflojar la cuerda que le asfixia, una Alemania lanzada contra el tratado de Versalles es una aliada objetiva y, por otro lado, una reconstrucción de Alemania, de su industria, debía conducir a un refuerzo de su proletariado, creando así las mejores condiciones para un asalto posterior. Lo que cuenta, ya que no se puede tomar el poder, es reforzar una corriente favorable a la Unión Soviética presionando al gobierno alemán para lanzar a Alemania contra la Entente. En cierto sentido, es necesaria una «unión sagrada» de todo el proletariado —evidentemente para apoyar al Estado socialista de Rusia—, de ahí la práctica desde finales de 1919 de la «carta abierta» (del KPD) a todas las «organizaciones obreras» para luchar juntas contra el capitalismo —primera manifestación táctica del «frente único».
Sin embargo, dada la importancia del KAPD en sus inicios, la de la AAUD (Unión General de Trabajadores de Alemania), de la FAUD (Unión Libre de Sindicatos Alemanes), no queda aún claro que la exclusión de la corriente de izquierdas del KPD aparezca como primera derrota y constituya así la eliminación de la izquierda y el freno al proceso de constitución del proletariado en clase sobre la base del desarrollo alcanzado por el capital en Alemania a principios de siglo.
El Congreso fundacional del KAPD tuvo lugar en abril de 1920, después del de la AAU (febrero de 1920), en un momento en que en Rusia las tropas revolucionarias tomaban la ofensiva, tras haber vencido a las diferentes coaliciones reaccionarias, las cuales saldrán de Rusia y se aproximarán a Varsovia. Pero el hecho de que las tropas soviéticas se paren ante esta ciudad va a inhibir el fenómeno revolucionario internacional y estructurará la posición de repliegue de la
Internacional Comunista en Alemania.
1920 ve la aparición de La enfermedad infantil de Lenin, que es el testimonio y la constatación de la imposibilidad de generalizarse de la revolución, de hacerse puramente comunista arraigándose en occidente. La revolución rusa va a volverse el punto de referencia y el partido bolchevique, el modelo de partido: primera bolchevización real. En otras palabras, por sus propias fuerzas los proletarios occidentales no han conseguido hacer la revolución; por otro lado, manifiestan posiciones que tienden hacia las afirmadas por el partido bolchevique, que le han permitido obtener la victoria; conclusión: es necesario ayudar a los proletarios occidentales ofreciéndoles un paradigma seguro. Deberán extraer su conciencia de la revolución rusa.
Rusia, país modelo de la revolución triunfante, fue un precedente teórico para la teoría del socialismo en un solo país. La enfermedad infantil de Lenin es la expresión de la no confluencia del fenómeno revolucionario del área eslava con el del área occidental; es al mismo tiempo el rechazo del fenómeno revolucionario occidental, que sin embargo estaba rompiendo con la socialdemocracia y por ello era más
adecuado al comunismo. El conjunto de las posiciones de los comunistas accidentales se denuncia como anarquista, infantil, etc., se trate de las posiciones del KAPD, de las de la fracción abstencionista italiana, de los tribunistas holandeses, de S. Pankhurst, etc. Simultáneamente, la IC interviene para inhibir el desarrollo teórico que se planteaba como objetivo pensar realmente la revolución en occidente: se cierra el Buró de Ámsterdam y el de Viena ve reducida su actividad, mientras que Kommunismus, que exponía las tesis de las izquierdas, dejará de aparecer, al menos en parte, en 1922. Desde entonces, el KAPD es empujado a una posición defensiva teniendo contra él al SPD, al USPD y al KPD. El peso de la revolución rusa, el no apoyo de la IC y sobre todo la ausencia de un movimiento de envergadura en algún país que pudiera invertir el reflujo, es decir, la consolidación de la doble revolución rusa como revolución burguesa, todo ello va a aislar al KAPD y reducirlo a una secta.
Ante las primeras consolidaciones de la contrarrevolución, el KAPD no abandona. Intenta dar a conocer sus posiciones y hacerlas triunfar haciendo una dura crítica a los otros movimientos al interior de la IC. Esto le llevará a la ruptura con ella, a diferencia de los otros movimientos (salvo los holandeses y algunos grupúsculos como el de los búlgaros), los cuales o bien capitulan rápidamente aceptando en su
totalidad la posición de Lenin, o bien adoptan una posición de repliegue sin abandonar su posición crítica (oposición en teoría, aceptación en práctica). Así ocurre con la izquierda italiana (Bordiga se opuso a las tesis de Lenin sobre el parlamentarismo, pero aceptó participar en las elecciones, incluso en 1922 fue el representante de la IC en el Congreso del PCF en Marsella; cf. su discurso en el Congreso en Rassegna Comunista, nº 24-25).
En 1921 el III Congreso estructuraba la oposición irremediable entre comunistas occidentales como los kapedistas y las posiciones bolcheviques. El KAPD es rechazado y el mismo año triunfa la teoría del frente único. Desde ese momento, se hace posible la conversión estalinista de la IC, que se estaba volviendo realmente rusa, sumisa a las órdenes del PCR, y que verificaban bastante bien las aprensiones de R. Luxemburgo. El KAPD habría querido constituir una oposición al interior de la IC (hacer un entrismo de tipo luxemburguista), pero fue imposible. Así se desdibujaba toda discontinuidad cuya personificación en Alemania era el KAPD y en Italia, la fracción abstencionista. La unificación en Halle de la izquierda del USPD con el KPD, mientras que
en Italia se lanzaba la ofensiva para la unificación del PCI con la izquierda socialista (los terzinternazionalisti), traducía la reabsorción del movimiento comunista en la vieja corriente socialdemócrata.
La ruptura del KAPD con la IC planteaba para algunos elementos implícitamente la necesidad de hacer otra organización revolucionaria. La KAI (Internacional Comunista Obrera) se fundará en 1922, pero al precio de una división (el mismo año) del KAPD en dos corrientes. Es de hecho en el congreso de septiembre de 1921, tras el fracaso de la «Acción de Marzo» (que parece jugar el mismo papel para el movimiento obrero alemán que la insurrección de Kronstadt para el movimiento obrero ruso) y por tanto del alejamiento de la revolución (acompañado del cuestionamiento de la teoría de la crisis mortal del capitalismo), cuando se define una fracción que deseaba la creación de una nueva internacional lo más rápido posible y el rechazo de la participación de la AAU en las luchas salariales. De esta fracción nacerá la dirección de Essen del KAPD, que se consagró esencialmente al trabajo de organización de la KAI. Sin embargo, en el mismo seno de esta «dirección», se desligaría un grupo en noviembre de 1923: Kommunistischer Rätebund (Liga de los Consejos Comunistas), con una posición antintelectual contra el «poder ejecutivo» del KAPD sobre la AAU, lo que la acercará a la AAUE fundada en octubre de 1921 (en la que, por cierto, entraron la mayor parte de los militantes de la Liga tras su disolución).