Uníos Hermanos Proletarios
(Extraído de: Arde! nº5 – noviembre 2003 (U.H.P.))
El 4 de Octubre de 1934 tiene lugar en España una huelga general ante la entrada de elementos de la CEDA en el gobierno republicano. En la mayoría de las regiones la huelga a pesar de la violencia con la que la plantean los obreros es controlada y pacificada, por el PSOE y la UGT especialmente, que entorpecen e impiden el armamento y la organización del proletariado. En Catalunya aunque el desarrollo de los acontecimientos lleva al proletariado a la insurrección (ignorando la posición de la dirección de CNT que se oponía a ella) y a desbordar la actitud conciliante de la alianza obrera catalana respecto a la Generalitat, el fracaso en Barcelona hirió de muerte los focos victoriosos, consiguiendo poco a poco retornar a la normalidad.
Es en Asturies donde el proletariado cambia el curso de los acontecimientos y pone sobre el tapete la necesidad de la revolución social. El proletariado de Asturies tiene en la huelga la excusa perfecta para salir en tromba a la calle y convertirla en insurrección, y esta, a su vez, en revolución social. Su alianza, UHP, gritada en las barricadas por los proletarios se diferenciaba netamente de todas las demás alianzas del resto del Estado, en primer lugar porque no era una simple pacto entre las grandes organizaciones sindicales (CNT y UGT) sino que la alianza la había forjado el proletariado en las barricadas obligando a todas las organizaciones de la región, sin excepción, a posicionarse en favor de ella sino querían ser barridas por el movimiento revolucionario. El acuerdo formal entre las organizaciones obreras era la consecuencia del contenido unitario del programa del proletariado que este llevaba desarrollando en las calles desde hacía ya tiempo en Asturies. Pocas veces el proletariado se ha constituido tan rápidamente en clase destruyendo sus divisiones, desbordando a sus organizaciones, afirmando claramente que no tiene otro objetivo que: «…frente a la situación económico-política del régimen burgués en España, se impone la acción mancomunada de todos los sectores obreros con el exclusivo objeto de promover y llevar a cabo la revolución social.» Se sentaban las bases para la superación de las organizaciones obreras predominantes, con todas sus limitaciones y sus características burguesas, se ponía a la orden del día la creación de un verdadero órgano de poder proletario. UHP daba las premisas materiales para ello.
Bajo estas condiciones desde el primer día la huelga adquiere el carácter de insurrección. En la cuenca minera, la burguesía no aguanta ni el primer soplo proletario y las demás localidades cercanas aguantan poco más. Las explosiones que se oían de una punta a la otra, de un valle a otro, eran la señal de que la revolución avanzaba rápidamente. Allí donde la resistencia de las fuerzas represivas de la burguesía se mantenía, como en Oviedo, la llegada de los mineros con su dinamita la aplastaba. Solo Gijón debido al desastre estratégico y a maniobras contradictorias y recelosas entre la CNT y la UGT de esa localidad (que no trataremos en este articulo por razones de brevedad) es controlada por las fuerzas gubernamentales. Este aspecto será una de las claves en la victoria militar de la burguesía ya que facilitará el desembarco de las tropas legionarias del tercio y de cazadores de África.
A medida que la insurrección se extendía el proletariado se procuraba un mejor armamento. De la dinamita y las armas expropiadas a la guardia civil se paso a la toma de las fábricas de armas de Trubia, de Vega y de Manjoya. Se realizar trenes y camiones blindados y equipados con ametralladoras en los que en las planchas figuraban las siglas de UHP e incluso ante la falta de gasolina se le busco un sustituto: combustible a base de carbón. El proletariado de Asturies no sólo pensaba ya en la victoria en su región, se preparaba para ayudar a sus hermanos de clase del resto del Estado. Desgraciadamente en el resto del Estado no había triunfado la insurrección como pensaban en Asturies. Una vez más se repetía la misma situación que en la Comuna de París, una vez más el aislamiento condenaba a la revolución social a la derrota y desgraciadamente el final sería igual de dramático que en París: el aniquilamiento sangriento de los revolucionarios.
A pesar del armamento tomado y elaborado por la revolución fue imposible la victoria militar ante las fuerzas del Estado que podían desplegar y concentrar todo su arsenal sobre Asturies ante la pasividad del resto del proletariado español. 3 columnas militares por tierra, las tropas legionarias del Tercio, los Cazadores de África, y sobre todo la aviación que bombardeó las posiciones revolucionarias fueron haciendo retroceder al proletariado pueblo por pueblo. Durante todo este tiempo, el proletariado estuvo convencido de que la insurrección había triunfado en toda España, y desoyeron la propaganda gubernamental, considerándola como un intento de desmoralización. El 11 de Octubre parte del Comité provincial revolucionario al percibir el fracaso en el resto del país, abandonan sus cargos y hacen llamamientos para el fin de la insurrección. Sin embargo el proletariado aun no daba por terminada la batalla y restituyó los cargos y detuvo a los desertores. Seis días más consiguió el proletariado resistir las acometidas de la republica hasta que finalmente ahogado en sangre la revolución era abatida.
A pesar de todo, esos 15 días que duró la revolución de Asturies serán imprescindibles para la experiencia histórica de nuestra clase, para reafirmar y seguir concretando el programa comunista, para expresarlo mejor, para expresar de una forma práctica el contenido comunista de la revolución. Cuando los que cegados por la ideología son incapaces de comprender cuestiones como «constitución del proletariado en clase, y por tanto en partido» que miren la UHP, cuando se aterran ante la consigna de dictadura del proletariado, que miren a ver si se aterran también en su plasmación práctica en Asturies, cuando el proletariado armado derribo autoritariamente el poder del Estado capitalista, la propiedad privada, el trabajo asalariado, expropió las fabricas a los burgueses y organizo mediante la UHP Comités revolucionarios que organizarían las nuevas relaciones sociales durante la revolución.
Sin duda el desarrollo de los acontecimiento y su extensión hubiera creado más problemas, conflictos (algunos llegaron a darse dentro de las estructuras de la UHP de forma suave), hubiera llevado a la necesidad manifiesta de destruir las organizaciones sindicales y los partidos en favor de la organización del proletariado como clase revolucionaria… Pero eso es otra historia que deberá ser analizada en otro lugar.
Y con toda esta realidad que contiene la historia y que hemos intentado redactar brevemente, todavía la socialdemocracia en sus diversas formas se atreve a falsificar los hechos de la forma más grotesca. Desde el ridículo e increíble invento de los nacionalistas sobre la lucha por una Asturies independiente que tuvo presidente y todo y que solo un imbécil se lo puede creer, hasta la tergiversación de los sectores reformistas que hablan de una simple respuesta al avance del fascismo. Poco hay que decir contra estas y otras patrañas, lo único que corresponde decir es contraponer a ellas la realidad de los hechos revolucionarios que llevaron a Asturies al enfrentamiento clase contra clase por la abolición del capitalismo.
«Las clases revolucionarias recordarán por siempre la Asturias roja de 1934, con un sentimiento de admiración y con el propósito de seguir su ejemplo hasta el triunfo. Aquellas iniciales horrendas a los ojos de la burguesía, UHP (Unión de Hermanos Proletarios), que los insurrectos grabaron en sus tanques toscamente fabricados, a cuyo grito cayeron acribillados miles de héroes, anónima grandeza extraída del fondo de las minas, son un guión de estrategia revolucionaria para el proletariado español y mundial».
G.Munis
Uníos Hermanos Proletarios
Ver también: Del tiempo en que los violentos tenían razón. Compilación de textos de agitación en Asturias realizados durante la década de los 90s. Editado por Klinamen.