Hace varias semanas recibimos en francés e inglés este texto que nos mandaron compas del sitio web “Tridni Valka” (guerra de clases), nos ha costado un poco de tiempo su traducción pero al fin lo presentamos en castellano. Una de las razones que nos motivó su traducción fue la necesidad de dar a luz informaciones y textos críticos de compañeros que se ubican en la trinchera revolucionaria e internacionalista de nuestra clase, que hoy más que nunca están motivados a desmontar el espectáculo belicoso y aparentemente “revolucionario” –el cual nos llama a tomar partido por alguna facción dentro de las guerras imperialistas, por territorios, recursos naturales, liberaciones nacionales, etc.
Para aclarar, lo que pasa en Rojava, así como en Ucrania como en otras partes del globo, es una muestra fehaciente de que mientras nuestra clase no se dote de autonomía en su lucha revolucionaria por subvertir las condiciones existentes, navegará en un mar turbulento que terminará por dirigirlo a una nueva y trágica derrota (tal y como sucedió en la España del 36). En lo que respecta a la lucha en Rojava, mucho se ha hablado y bastante información parcial ha fluido virulentamente por las redes sociales, además de las imágenes románticas, con las cuales se busca seducirnos de forma acrítica para que “apoyemos la causa”, sin más ni más. Los clásicos grupos y organizaciones de izquierdas de todo tipo tienen su ojos puestos en este conflicto, igualmente los libertarios y/o anarquistas, de todo tipo (desde liberales hasta de corte “plataformista”) han mostrado un pleno respaldo a esto, incluso asimilándolo con un auténtico proceso de revolución social. La verdad es que tanto unos como otros, apoyando plenamente o críticamente, exhiben una total falta de análisis con respecto a la situación que se vive realmente allá. Sabemos de antemano que a muchos (“autonomistas étnicos”, auto-gestionistas, liberales, socialdemócratas, demócratas directos, municipalistas libertarios, etc.) les parecerá un total desvarío hacer está crítica o al menos enunciar un análisis de clase radical que exponga las luces sobre este conflicto, sin embargo ese hecho no nos importa en lo más mínimo. Porque justamente, mientras sigamos en la eterna condescendencia y la falta de debate crítico internacional seguiremos andando a deriva y respaldando cuanta cosa bonita –en apariencia– que nos dirija nuevamente al atolladero.
Por otro lado, esto no quiere decir que el proletariado en armas en aquella región no pretenda de algún modo, o no tenga la mínima intención, de llevar a cabo una necesaria lucha de ruptura contra este mundo de miseria, pero el hecho, demostrado innumerables ocasiones, es que actualmente se ha puesto a la expectativa de organizaciones supuestamente “proletarias” o “subversivas”, que la sumergen en la contención de sus estructuras, las cuales la maniquean a su antojo para desviar la lucha revolucionaria hacia el sendero de la liberación étnica, el (auto)gestionismo del Capital y la democracia –sea ésta directa o no–. Denunciar esta situación es un paso adelante y un llamado a la ofensiva, hacia quienes pretenden –nuevamente– usarnos de carne de cañón en sus conflictos, en sus guerras por territorios, en sus falsas oposiciones a esta sociedad de muerte. Desde aquí lo señalamos, nuestra plena solidaridad con todos nuestros hermanos que pelean por la destrucción de esta realidad, pero no cederemos frente a nuestros enemigos ni a sus falsos críticos… (Materiales)
El texto “Rojava: la Guerra Popular, no es la Guerra de Clases”,[1] que puedes leer más abajo, representa una contribución de la “Tendencia Comunista Internacionalista” (TCI) al debate surgido después de mucha semanas entre algunos militantes que se reivindican de la “lucha anticapitalista”. Los puntos centrales de esta discusión giran en torno a los actuales acontecimientos en Kurdistán occidental: Rojava.
Incluso, si de manera general no estamos de acuerdo con el contenido ideológico de la TCI (a pesar de ciertas posiciones y referencias programáticas comunes), sin embargo hemos decidido publicar este texto y traducirlo en checo y en francés[2] partiendo de la versión original inglesa, porque compartimos la defensa de las posiciones internacionalistas que aquí se abordan.
El Estado no es simplemente una estructura constituida por un gobierno, una policía, un ejército, junto a un aparato administrativo; el Estado, como el movimiento comunista lo ha entendido, es una relación social, la materialización del orden del mundo capitalista, poco importa si su legitimidad está basada en las asambleas parlamentarias o comunitarias. Así pues, si el PKK[3] y sus compinches del PYD[4] reivindican que no buscan crear un Estado, es solamente porque en realidad ellos representan ya al Estado, debido al papel práctico e ideológico que ellos juegan en el Rojava. Eso a lo que algunos partidarios del PKK llaman muy acertadamente “un Estado sin Estado”, es decir, un Estado que no se territorializa obligatoriamente en la forma de un Estado-Nación, pero que al final constituye todavía un Estado en ese sentido, donde las relaciones sociales capitalistas, la propiedad privada, no son puestas fundamentalmente en cuestión.
A diferencia de los euro-centristas de todo pelaje y otros seguidores de la división del mundo entre “países centrales” (que son los únicos de donde podrá surgir la chispa que encenderá la hoguera de la revolución) y por otra parte los de la “periferia” del capitalismo, nosotros no dudamos de que haya un movimiento proletario en Rojava (como en toda la región del Medio Oriente, lo cual es uno de los desacuerdos de fondo que tenemos con las posiciones de la TCI en general), un movimiento que a pesar de sus debilidades pretende, aunque sólo parcialmente, la emancipación de la clase obrera, y que en ese sentido forma parte integral del movimiento proletario mundial que participa en la abolición del capitalismo y en la creación de una comunidad humana real – el comunismo. Sin embargo ni el PKK ni el PYD representan ese movimiento y esto a pesar de sus proclamaciones aparentemente pro-socialistas y en favor de ese fetiche a la moda que es la democracia directa (a través del supuesto “cambio político” del PKK, que ha adoptado el “confederalismo democrático”, el “comunalismo” y el “municipalismo” tan estimado por toda una sarta de “libertarios proudhonianos” a través del mundo). Y si algunos pretendidos revolucionarios continúan apoyándolos sin crítica alguna (o adoptando un “apoyo crítico” al puro estilo de Trotski), ellos se harán cómplices de sepultar ese frágil movimiento, de la misma manera que ocurrió con el apoyo al Frente Popular en España en 1936.
Los principales actores de la actual campaña de apoyo internacional que se desarrolla a favor de Rojava, erigidos como portavoces de organizaciones como el PKK o el PYD y sus grupos armados (YPJ y YPG)[5], no han hecho otra cosa que confundir el movimiento social existente con las fuerzas políticas organizadas y formales que claman ser las representantes y las dirigentes de la lucha en curso. Que las organizaciones marxistas-leninistas (bolcheviques, stalinistas, maoístas, troskistas, etc.), que históricamente no han sido más que la izquierda capitalista cuya tarea ha sido, es y será supervisar y reprimir en sangre las luchas de nuestra clase, que estas organizaciones estatistas apoyen a las organizaciones-hermanas como el PKK o el PYD ¿qué más normal podría ser? Que los “anarquistas”, los “libertarios”, los “comunistas libertarios”, los “anarquistas comunistas”, que siempre han pretendido luchar contra el Estado, contra toda forma de Estado, hagan lo mismo y participen en esta campaña (de una manera “crítica” o no), esto no nos sorprende más, pero sin embargo nos empuja a plantear el tema y emitir algunos comentarios.
Primeramente, esta campaña de “solidaridad con Rojava”, que no es sino una distorsión de una evidente necesidad de solidaridad con los proletarios en lucha en toda la región, como en todo el mundo; esta campaña de apoyo a la lucha de liberación nacional (aquí kurda) no es la prerrogativa de una sola tendencia, ésta atraviesa dos grandes tendencias ideológicas que hablan en nombre del proletariado, y provocan divisiones dentro de ellos mientras se desgarran, por una parte, entre los partidarios de la “causa kurda” y los “pueblos oprimidos”, y por la otra, los defensores de posiciones internacionalistas. En efecto tanto en la familia ideológica “marxista” como en la del “anarquismo ideológico”, encontramos pros y contras. Pero es evidente que las líneas divisorias no están bien localizadas (tanto en esta cuestión como de manera más general en la problemática de la guerra y las tareas de los militantes revolucionarios) entre “marxistas” y “anarquistas”; cuando la verdadera diferencia está entre los partidarios de la liberación nacional y por lo tanto del Estado burgués y el capitalismo (incluso pintado de rojo) y del otro lado los militantes que desarrollan el verdadero internacionalismo. En resumen, entre los defensores del partido burgués destinado a los proletarios (la socialdemocracia de todos los colores políticos que es capaz de adornarse) y los combatientes del único “partido” que liberará a toda la humanidad, el partido del proletariado revolucionario, el partido comunista mundial, “el Partido de la Anarquía” (Karl Marx).
Enseguida, mientras casi la totalidad de sectores del anarquismo históricamente y de manera vehemente rechazan toda referencia a “la dictadura del proletariado”, que la asimilan falsamente a esa verdadera dictadura del valor impuesto sobre el proletariado durante muchos decenios con el nombre de comunismo, en los países autoproclamados “comunistas”, siendo designados como tales por la propaganda burguesa occidental; hoy vemos a estos mismos “anarquistas” olvidar todos sus “principios” y ondear la bandera del PKK y de su Estado como un “mal menor” como lo ha revelado recientemente una postura tomada y publicada por la red Anarkismo: “La cuestión de las relaciones de los anarquistas y los sindicalistas con los movimientos como el PKK- movimientos que no son explícitamente, o completamente anarquistas- es materia de controversia. Una parte substancial del movimiento anarquista, particularmente la vasta red plataformista y especifista alrededor de Anarkismo.net, ha apoyado al PKK, aunque de forma crítica. (…) Bajo las actuales circunstancias donde el Estado Islámico trata de invadir Kobane, incluso si el confederalismo democrático esta vencido en Rojava de manera interna por los elementos del PYD y su puesta en práctica de un Estado, ese Estado (basado en lo que hemos leído sobre el PYD) será mejor que las otras opciones que son posibilidades reales, sea el Estado Islámico, sea Assad o el KRG. (…) En resumen aplicando el enfoque general, podemos decir de la lucha en Rojava: sostenemos la lucha por la liberación nacional de los kurdos, incluyendo el derecho a existir para el movimiento de liberación nacional; (…); nuestro apoyo va en una escala, primero con los anarquistas y sindicalistas kurdos, seguidos por el PKK, enseguida el PYD y trazamos una línea frente al KRG; en términos prácticos, ofrecemos solidaridad (incluso si es sólo verbal) y cooperamos en torno a una serie de cuestiones específicas, siendo la más inmediata la batalla para detener al Estado Islámico de extrema derecha y la defensa de la Revolución de Rojava; en el seno de esta revolución, nos alineamos del lado del modelo de confederalismo democrático del PKK contra el enfoque más estatista de los modelos del PYD, e incluso cuando lo hacemos, en todo momento con el objetivo de proponer nuestros métodos, objetivos y proyectos y de hacerles ganar influencia: estamos con el PKK contra el KRG, pero apoyamos la revolución anarquista antes que nada”[6]
Como se ve en esta cita, realmente nada ha cambiado desde 1936 y “el anarquismo ideológico” continúa justificando el “mal menor” (¡que en la práctica, siempre es el peor!) y sacrificando así la revolución social sobre el altar de la rentabilidad política, del pragmatismo y del oportunismo, como cualquier otra expresión del arcoíris de la política burguesa. Mientras que ayer en España, éstos mismos “anarquistas” (CNT-FAI) por el mal camino llevaron las luchas de nuestra clase, que rechazaron y llamaron “la dictadura de la anarquía” (es decir el desarrollo de medidas elementales y drásticas para imponer a la burguesía la satisfacción de las necesidades de la revolución, la lucha contra la propiedad privada), mientras que canalizaban el movimiento social sobre los rieles de la legalidad republicana, estas damas y caballeros tenían tratos con las fuerzas del Frente Popular, con los “socialistas” y los estalinistas, entraban en los gobiernos burgueses y asumían así su papel en la represión estatista de nuestra clase. Hoy nuevamente, algunos “anarquistas” se codean con las mismas fuerzas políticas que no tienen ningún programa proletario, ninguna perspectiva revolucionaria, yendo tan lejos hasta reivindicar abiertamente su apoyo militante, no a algunas expresiones revolucionarias emergentes con dificultad del lodazal de la paz social, pero sí prosaicamente a “las luchas populares progresistas” (cf. el texto de Anarkismo.net anteriormente citado), y todo esto con más facilidad ya que es difícil detectar con determinación y certeza la autonomía programática y efectiva de nuestra clase en el territorio de Rojava. Ninguna fuerza proletaria y comunista emerge con fuerza (por lo menos dada la poca información militante que proviene de ahí) como la que se presentó, por ejemplo, durante los levantamientos de 1991 en Irak donde importantes expresiones de la asociación entre proletarios se manifestaron.
Estos son sólo algunos comentarios referentes a este importante debate cuyo significado va más allá de la “cuestión Kurda” o del el apoyo o no (y cómo) a la “resistencia en Rojava”. También se acercan a la cuestión de la guerra, así como de la cuestión de la lucha de clases y de la afirmación del proletariado como fuerza organizada imponiendo la satisfacción de sus necesidades. Queremos finalizar esta breve introducción, sugiriendo otros textos críticos que nos inspiraron, incluso si tenemos fuertes reservas sobre algunas de sus debilidades y limitaciones. El debate y la discusión están lejos de terminarse…
- “Rojava: an anarcho-syndicalist perspective” by WSA [http://libcom.org/blog/rojava-anarcho-syndicalist-perspective-18102014], en français : « Rojava : Une perspective anarcho-syndicaliste » por la WSA [http://anarkismo.net/article/27647]
- “Anarchist Federation statement on Rojava: December 2014” [http://libcom.org/news/anarchist-federation-statement-rojava-december-2014-02122014]
- “Rojava: Fantasies and Realities” by Zafer Onat [http://www.servetdusmani.org/rojava-fantasies-and-realities/]
Nota: nos gustaría dirigir un último comentario a todos aquellos que, enseguida de estas críticas poco populares, tienen duda de nuestra solidaridad con los proletarios en lucha en el Medio Oriente, y en todo lugar: desde la emergencia de la llamada “primavera árabe”, hemos publicado poco menos de cinco textos y/o extractos directamente dedicados a esta cuestión, que son afirmaciones claras y concisas a favor de la lucha contra la miseria y la explotación (sin contar los diversos textos de otros grupos que hemos traducido en checo, de los cuales hemos hecho presentaciones, y que hemos difundido a través de nuestra red militante internacionalista). No solo hemos hecho textos en los tres lenguajes de nuestro grupo (checo, inglés, francés), nuestros textos han sido traducidos y difundidos por varias expresiones militantes en el mundo, en alemán, árabe, español, griego, portugués, ruso, servo-croata, turco…
Tridni Valka, Diciembre 2014
Rojava: la Guerra Popular, no es la Guerra de Clases
“Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa (…)
La tradición de todas las generaciones muertas pesa como una pesadilla el cerebro de los vivos (…)
La revolución social (…) no puede tomar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado. Las anteriores revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución (…) debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido”
“El 18 Brumario de Luis Bonaparte” Karl Marx[7]
España en un Contexto Histórico
El artículo de David Graeber: “¿Por qué el mundo ignora a los revolucionarios Kurdos de Siria?», ha sido ampliamente distribuido en la prensa anarquista y liberal. Él habla de la manera por la cual la revolución social en Kurdistán occidental (Rojava) es “escandalosamente” ignorada por todos, incluyendo una indefinida “izquierda internacional”. Él elige iniciar con una nota deliberadamente subjetiva anunciando que su padre se ofreció como voluntario para combatir en las Brigadas Internacionales durante la guerra civil española en 1937, y continúa diciendo:
“Un posible golpe de Estado fascista había sido temporalmente detenido por el levantamiento de los trabajadores, dirigido por los anarquistas y los socialistas, y en una gran parte de España una verdadera revolución social se había producido, eso llevó a poblaciones enteras a la autogestión democrática, las industrias bajo el control de los trabajadores y la autonomía (empoderamiento) radical de las mujeres.
Los revolucionarios españoles esperaban crear la visión de una sociedad libre que todo el mundo pudiera seguir. En lugar de esto, las potencias mundiales decretaron una política de “no intervención” y mantuvieron un estricto bloqueo de la República, incluso después de que Hitler y Mussolini, signatarios notorios, habían comenzado a enviar tropas y armas para reforzar el campo fascista. El resultado fueron años de guerra civil que terminaron con la supresión de la revolución y algunas masacres de las más sangrientas en un siglo sangriento.
Nunca pensé que podría, en mi propia vida, presenciar la misma cosa pasar una vez más”[8]
Nuestro profesor de antropología (…) claramente necesita estudiar historia con más cuidado. El golpe de Estado militar del 18 de julio de 1936 contra la II República española, llegó después de años de lucha de clases. El gobierno del Frente Popular de los socialistas y de los liberales no sabía cómo actuar, pero los obreros lo hicieron. Cuando los ministros liberales se reusaron a armar a los obreros, éstos atacaron los cuarteles del régimen y tomaron las armas. Esto desató una revolución social que, en diversos sitios de España, era casi como lo describe Graeber. Sin embargo, ésta no tocó al poder político de la República española burguesa. El Estado no fue destruido. Los líderes anarquistas de la CNT-FAI inicialmente dispusieron apoyar al gobierno regional catalán de la burguesía encabezada por Luis Companys, después, apenas cinco meses más tarde, entraron al gobierno de Madrid con los liberales y los stalinistas. Decidieron poner la lucha contra “el fascismo” antes que la revolución social. De esta manera, abandonaron cualquier programa de la clase obrera y entregaron la revolución a la burguesía. Es el episodio más vergonzoso de la historia anarquista y la mayor parte de los historiadores anarquistas estarán de acuerdo con este veredicto (…).
Graeber, invocando a la historia, la vuelve en su cabeza. Para él, fue el hecho de que Hitler y Mussonlini armaron a Franco lo que condujo a la derrota de la revolución. No fue así. Fue el abandono de la revolución social en favor de las necesidades militares del “antifacismo” la culpable. Fue la revolución social de julio de 1936 la que orientó a la masa de la población a comenzar a luchar por sí misma y por una nueva sociedad. No decimos que la revolución habría podido triunfar, teniendo en cuenta su aislamiento en el tiempo, pero nos habría dejado un legado más estimulante hoy día. De hecho, la historia de la clase obrera española era muy diferente del resto de Europa (por ejemplo, la burguesía española no tomó parte en la Primera Guerra mundial), por lo cual los trabajadores españoles se encontraron solos en la lucha. El resto de la clase obrera europea no se recuperó de la derrota de la ola revolucionaria que puso fin a la Primera Guerra mundial. Esta derrota ya había permitido al fascismo imponerse como victorioso en Italia y en Alemania.
Manipulaciones Imperialistas
Y esto igualmente ha definido el contexto imperialista en que devino la guerra civil española. Graeber no es confiable, ni aun cuando dice que todas las grandes potencias se enlistaron en la «no intervención». Fue la hipócrita política de las clases dirigentes francesa y británica que esperaron convencer a las potencias del eje para atacar a la URSS (dejando así el camino libre para recoger los pedazos más tarde). Llevaron a Mussolini a un intento de dividir el eje, pero esto fracasó.
Durante el periodo que precedió a la Segunda Guerra mundial, la URSS de Stalin debió también encontrar un medio para intentar ganar aliados. Ya había hecho del “antifacismo” su slogan en noviembre de 1935. Y sobre esta base, contribuyó a la formación de gobiernos del tipo “Frente Popular” en España y Francia. La idea era convencer a las democracias occidentales de que podían confiar en el Estado soviético “paria”. Fue la URSS la que armó secretamente a la República española desde el comienzo (a excepción de México, el único Estado que lo hizo abiertamente). Y quién paga tiene derecho de decidir cómo será gastado su dinero. Aunque el Partido Comunista Español (PCE) tenía sólo 6000 miembros en 1936, fue inmediatamente inflado por la deserción de la juventud del Partido Socialista dirigido por Santiago Carrillo. Y creció considerablemente más oponiéndose a la revolución social que había comenzado la resistencia. Los pequeños burgueses en la España republicana acudían a ellos para defenderse de los anarquistas. Y pronto, los ministros comunistas aparecieron en Madrid y el PCE se hizo cargo de los servicios de seguridad (SIM). Los lacayos stalinistas como Palmiro Togliatti (“camarada Ercoli”) y Ernö Gerö fueron enviados a España con el propósito de llevar a cabo la caza de brujas de los verdaderos revolucionarios. Estas ocurrieron principalmente después de la debacle de mayo de 1937 en Barcelona, dónde los combates estallaron entre la CNT y el POUM de un lado, y los stalinistas del otro. Terminó con una tregua, pero con los stalinistas como “camaradas” (como la “lucha antifascista” era primordial) y muchas masacres de sus adversarios en el campo republicano. En cada fase los stalinistas justificaron su toma de posesión del aparato de Estado por la necesidad de hacer una “lucha contra el fascismo” más eficaz. El único resultado fue desmoralizar y destruir la iniciativa de las masas y abrir la vía para la victoria final de Franco, y aún más masacres. Graeber tiene razón en afirmar que la revolución fue reprimida, no por Franco, sino por los “antifascistas” que él pretende imitar.
Esto es lo que muchos de la izquierda, de los anarquistas del estilo de Graeber, de la izquierda marxista tradicional, de los trotskistas y de los stalinistas, no pueden comprender. El antifascismo era la ideología de un lado de la ecuación imperialista de los años de 1930 para movilizar a la población por la guerra imperialista. Y funcionó. El padre de Graeber no fue el único que se enlistó como voluntario en las Brigadas Internacionales. Esto también lo hizo mi padre metalúrgico, en 1938. Era entonces un joven de 16 años repartidor de una carnicería y no tenía posiciones políticas bien precisas. Él fue rechazado (afortunadamente) por motivos de su corta edad, pero su reacción fue precisamente esa la cual el bloque de los Aliados esperaba durante la Segunda Guerra Mundial, con el fin de movilizar a la clase obrera para otra matanza después del final en 1918 de la “guerra que acabaría con todas las guerras”. Nadie más sería golpeado por “el Rey y la Patria”, pero muchos encontraron útil arriesgar la vida combatiendo al mal fascista.
Y una vez más, la historia se repite parcialmente, primero como tragedia, enseguida como farsa. Los Graeber, así como los stalinistas y los trotskistas, se disfrazan con vestimenta del pasado para pedir ayuda de los nacionalistas kurdos contra los “fascistas” o los “criptofascistas” de Da’est o de ISIS en Rojava. Ahora, ISIS es una fuerza monstruosa reaccionaria que perpetra los actos dignos de Gengis Khan y de los Mongoles, pero luchar en apoyo o en contra de ellos no favorece la emergencia de una clase obrera autónoma. Debemos estar conscientes del contexto imperialista alrededor de lo que está pasando en Siria, Turquía y en Irak, antes de exhortar a cualquiera a dejarse influenciar y luchar por el PYD (…). El PYD es dominado por el PKK, aunque por razones diplomáticas lo niegue (el PKK está condenado internacionalmente como “terrorista”, mientras que el PYD no). El cambio “democrático” o “mutualista” del PKK se originó en gran medida con el fin de intentar ganar el apoyo de Occidente justo como “el antifascismo” y el “Frente Popular” han funcionado para el imperialismo soviético en los años de 1930.
ISIS es una creación de la coalición imperialista que mantiene el bombardeo (…). Sin el rompimiento dirigido por los Estado Unidos del Estado Iraquí después de 2003, no habría posibilidades de actuar por parte de ISIS. Sin la provisión inicial de armas a los regímenes sunitas de Arabia Saudita y Qatar, ISIS no sería nada. Y el régimen kurdo en el norte de Irak ha sido el mayor beneficiario de la política americana. El régimen del Partido Democrático Kurdo de Barzani es un aliado cercano de Estados Unidos y al mismo tiempo de Turquía, y a éste último le exporta su petróleo a través de un nuevo oleoducto, recientemente construido. ISIS, habiendo obtenido sus propias fuentes financieras, ha roto con sus amos imperialistas y ha seguido su propia agenda. Una vez más, hay paralelismos con la década de 1930, pero no con aquellos con los que nuestros antifascistas aman referirse. En 1939, Stalin abandonó “el antifascismo” para firmar el pacto Hitler-Stalin (…) con esos mismos fascistas con los que los obreros en España habían, se supone, combatido hasta la muerte. Ayer como hoy, las exigencias imperialistas pueden dictar el nombre que darán a cualquier causa. Lo que sea que Graeber y otros puedan afirmar, la lucha en Siria hoy es una lucha por el control imperialista del territorio.
“Experiencia Social” en Rojava
Y eso que pasa en Rojava no es tan maravilloso como lo afirma Graeber. Él no hace sino transmitir la propaganda del PYD. De hecho, se tiene la impresión (dado el peso relativo de las palabras dedicadas a éste) que él está más impresionado por la “conversión” del stalinismo de Ocalan a las ideas del “municipalismo libertario” de Murray Bookchin, una ideología que Graeber tiene en el corazón.
“El PKK declaró que ni siquiera intentaba crear un Estado Kurdo. En lugar de esto, en parte inspirado por la visión de la ecología social y anarquista de Murray Bookchin, había adoptado la visión del “municipalismo libertario”, llamando a los Kurdos a crear comunidades libres y autónomas, sobre la base de los principios de la democracia directa, que posteriormente se unirán a través de fronteras nacionales, y que se esperaría que con el tiempo éstas sean progresivamente más insignificantes. Así, ellos sugieren que la lucha Kurda pueda convertirse en un modelo para un movimiento mundial hacia una verdadera democracia, una economía cooperativa y la disolución progresiva del Estado-nación burocrático”.
¡Oh si es verdad! El PKK revisó su estrategia, ha hecho pasar la frontera turca a sus combatientes, los ha posicionado en Irak y moderó su stalinismo en una tentativa de presentarse como “democrático”. Pero, el mismo Graeber reconoce que ciertos “elementos autoritarios” se mantienen, aunque no da ningún detalle. Démosle una mano. Según el PYD, hay una forma de doble poder con las comunidades autónomas, ya famosas, que existen en un marco de un tipo parlamentario completamente controlado por el PYD. Todo el mundo puede adivinar fácilmente quien tiene el peso real. El PYD tiene un virtual monopolio de las armas.[9] Ellos son el Estado. Y en cada país (Irak, Irán y Siria), la burguesía kurda local ha puesto en marcha su propia entidad nacional en la misma vena. Esas entidades podrían no ser reconocidas por el imperialismo internacional, pero son Estados en todos los aspectos, excepto en el nivel de nombre. En algunos aspectos, inciden más en la vida de una persona que el Estado en el Reino Unido. Por ejemplo, si se tiene más de 18 años, se está obligado a la conscripción.[10] Y en cuanto al supuesto internacionalismo del PYD, su jefe Saleh Muslim ha amenazado con expulsar a todos los árabes del territorio “kurdo” en Siria a pesar del hecho de que la mayor parte de ellos han nacido ahí.[11] Las mujeres pueden ser, en general, más libres en Kurdistán que en los territorios circundantes, pero todo es relativo. Ha habido muchas acusaciones concernientes a una cultura sexista así como de violaciones entre los peshmergas, y el mismo Ocalan, parece no solamente cerrar los ojos ante esto, sino personalmente lo ha admitido. Nada de esto ha sido discutido en el muy breve informe de Graeber sobre las maravillas de Rojava.
La única palabra que falta en el informe de Graeber, es clase. Para él Rojava es un “movimiento popular”, tal como lo fue el movimiento Ocuppy. La segunda guerra mundial nos ha sido vendida por los Aliados como una “guerra popular”. Pero “el pueblo” es la nación. El grito de guerra de la clase capitalista, era que ellos eran los representantes del pueblo contra el orden feudal. Pero reconocemos que la gente tiene una noción inter-clasista. Incluyendo explotadores y explotados. Es por esto que ponemos el concepto de clase en oposición a la idea de pueblo o de “nación”. El nacionalismo es enemigo de la clase trabajadora, la que no posee propiedad privada, ni explota a nadie. Como dijo Marx “los trabajadores no tienen patria”. La guerra de clases, no es la guerra del pueblo.
Reconocemos por supuesto, que hay una necesidad en muchos trabajadores de buscar ejemplos estimulantes de organización social. Es por eso que volteamos hacia la comuna de Paris de 1871 o a la Rusia en 1905. Ninguno de estos ejemplos fue perfecto, pero han dejado indicaciones sobre eso que la clase obrera fue capaz de hacer. Al final todos han sido extinguidos por la intervención imperialista. Pero éstos estaban mucho más en la vía de la autonomía proletaria real que lo que nos venden hoy en Rojava o cualquier otro lugar en Kurdistán. Estamos acostumbrados a aquello a lo que la izquierda capitalista (troskistas, stalinistas, maoístas) se precipita para apoyar tal o cual “mal menor” o cantar las alabanzas de éste o aquél modelo considerado como “el socialismo realmente existente” (Venezuela, Bolivia, Cuba, Vietnam, etc., etc.), pero todo eso que nos invitan a hacer, no es sino entrar en el juego de la propaganda imperialista de los gobernantes. La revolución social real no puede existir en el interior de un solo país como la historia de los años 1920-1930 nos ha mostrado. Si queremos ver un movimiento de clase autónoma capaz de crear una sociedad sin clases, sin explotación, sin Estado y sin guerra mortal, debemos luchar por ella donde vivimos y donde trabajamos. En términos más amplios, debemos crear nuestra propia organización de clase (…) o todo eso que es beneficioso para la lucha, pero también tenemos que hacer de esta parte una lucha consciente contra el capitalismo en todas sus formas. Esto significa que la creación de un movimiento político internacional e internacionalista, contrariamente a todos los proyectos nacionales de hoy, es un elemento indispensable para la lucha. Eso debe poder inspirar y unir la consciencia revolucionaria de sectores más amplios de trabajadores. Esto no es tan fácil o instantáneamente gratificante como repetir consignas sobre un supuesto paraíso para los trabajadores, pero es la única vía para la emancipación de la humanidad (…)
30 de octubre de 2014
Notas:
[1] Esta introducción es de la autoría del grupo poliglota Tridni Valka/Guerre de Classe/Class War. Dicho texto se encuentra en su página web: http://www.autistici.org/tridnivalka/. (Nota de Materiales)
[2] En tanto a “Materiales” la traducción que hicimos fue del francés cotejado con el documento en inglés, modificando algunos aspectos del estilo, sin trastornar el sentido del documento original. (N. de M.)
[3] PKK: Partido de los Trabajadores del Kurdistán. (N. de M.)
[4] PYD: Partido de la Unión Democrática. (N. de M.)
[5] YPJ: Unidades de Protección de Mujeres; YPG: Unidades de Protección del Pueblo. (N. de M.)
[6] http://www.anarkismo.net/article/27648/ (los subrayados son nuestros N. de T. V.)
[7] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm
[8] Fuente original: http://www.theguardian.com/commentisfree/2014/oct/08/why-world-ignoring-revolutionary-kurds-syria-isis/, en francés : http://oclibertaire.free.fr/spip.php?article1588 y http://rojavasolidarite.noblogs.org/post/2014/10/14/pourquoi-le-monde-ignore-t-il-les-revolutionnaires-kurdes-de-syrie/
[9] Incluso los informes más favorables para el PKK/PYD revelan que «la oposición quiere montar su propia milicia, pero no está permitida por el PYD.” http://www.anarkismo.net/article/27551.
[10] Ver http://aranews.net/2014/07/conscription-law-pyd-calls-syria-kurds-defend-dignity/
[11] Ver Kurdish News Weekly Briefing, 3 – 29 noviembre 2013 que escribió:
“El líder del Partido de la Unión Democrática (PYD), Salen Muslim, ha acusado que la futura guerra de los Kurdos será con los Árabes que se han instalado en las regiones kurdas con la ayuda del régimen Sirio. – Un día esos Árabes, que han sido llevados a las regiones kurdas, deberán ser expulsados–, según Muslim en una entrevista con Serek TV. El líder del PYD ha dicho que la situación con situación Qamishli y Hasakah es particularmente explosiva y que “si esto continúa de la misma manera, habrá una guerra entre Kurdos y Árabes.” Qamishli es la ciudad kurda más grande en Siria y Hasakah reivindica la mayor parte de la riqueza petrolera del país. Las propias fuerzas armadas de Muslim, conocidas como las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG), controlan las regiones kurdas de Syria desde hace un año y medio” Tomado de un sitio pro-PKK: http://peaceinkurdistancampaign.com/2013/11/29/kurdish-news-weekly-briefing-3-29-november-2013/