Comunismo #64: Comunidad de Lucha y Partido

Acá subimos el más reciente número de la revista «Comunismo» del G.C.I., alentando su reproducción y/o difusión. Además invitándoles que se den un paseo por la pestaña de Publicaciones, pues hemos colgado varios materiales que se pueden descargar… (Materiales)

 

PDF: «Comunismo» #64

-Presentación: los viejos borradores. -Primera parte: Comunidad de lucha y partido comunista. -Segunda parte: La actividad internacional de nuestro pequeño grupo. -Anexo: Militancia Clasista Revolucionaria y Emancipación Obrera. -Postfacio.

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«A través de las fracciones comunistas el proletariado condensa sus experiencias y las transforma en directivas del accionar futuro; mejor dicho, el comunismo va gestando su dirección histórica…

Tratamos de expresar aquí con todas las dificultades que presenta el lenguaje lógico formal y burgués, en la forma más precisa posible la cuestión del sujeto de la revolución, y al mismo tiempo nuestro concepto de comunismo, que para nosotros no es ningún ideal a aplicar, sino el movimiento de destrucción de la sociedad del capital y la sociedad que resulta de esa negación práctica. Así, contrariamente a lo que cree el idealista el verdadero sujeto de la revolución no es el individuo genial con su consciencia y su voluntad; no lo es tampoco el grupo de militantes, a pesar de que su acción como dirección histórica sea decisiva, más aún ni siquiera lo es el proletariado entero en tanto que grupo de obreros. Solo lo es el proletariado en tanto que fuerza constituida, en tanto que Partido, en tanto que centralidad orgánica comunista que destruye el orden establecido. No es tampoco la dirección la que hace del proletariado «tradeunionista» una fuerza revolucionaria, como cree el socialdemócrata, sino por el contrario es el proletariado como fuerza revolucionaria (no en el sentido inmediato sino histórico, no en el sentido contingente o local, sino general e internacional) el que determina la creación de una dirección revolucionaria. En fin, y aunque resulte más chocante a la ideología dominante, dado que nos situamos a un nivel de abstracción superior: no son los comunistas o el proletariado quien hace del movimiento social un movimiento comunista, sino por el contrario es el comunismo en tanto que movimiento histórico, que encuentra, por primera vez en la historia, en el proletariado una clase verdaderamente revolucionaria para imponerlo como negación efectiva, es el comunismo quien coopta los elementos históricamente más decididos de la clase, a aquellos que siempre ponen adelante los intereses del conjunto del proletariado … como dirección del partido y la revolución a venir.»

GCI, Tesis de orientación programática

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Presentación (extractos)

A pesar de que aún vivimos una fase de reconstitución embrionaria del proletariado (fase sectaria por excelencia), a pesar de las insuficiencias, las debilidades, las experiencias parciales, el desconocimiento de la obra de las fracciones comunistas, etc., y aunque más no sea en forma embrionaria, vuelve a sentirse hoy, en todo el mundo, la necesidad de la centralización internacional, de constituir una sola dirección internacionalista y comunista.

Tesis de orientación programática, número 55 del G.C.I.

La comunidad de lucha internacional del proletariado puja para su estructuración en fuerza. El proletariado, cuyo certificado de defunción habían expedido todas las ideologías, los partidos y los Estados, reemerge en contraposición a la catástrofe de la sociedad capitalista. Sin embargo, las revueltas todavía no se transforman en revolución, en la misma lucha se siente que falta perspectiva, organización, continuidad, teoría revolucionaria.

Ante la necesidad del proletariado de constituirse en clase y por lo tanto en partido mundial, resulta más indispensable que nunca afirmar y asumir ese proceso. Necesitamos conocer nuestro pasado, fortificar nuestra teoría y dirección en el presente, para afirmar el quehacer revolucionario, hacia la organización de la comunidad de lucha del proletariado y la revolución social internacional.

En este contexto, presentamos aquí un conjunto de materiales sobre la comunidad de lucha del proletariado, que se inscriben en nuestra rubrica «Borradores y manuscritos» tal como la habíamos presentado en el número 31 de la revista Comunismo («CONTRA EL ESTADO») de 1992 . Para entender las razones por las que publicamos materiales inacabados, en diversas versiones que corresponden a veces a expresiones sucesivas, transcribimos aquí la presentación a dicha rúbrica, tal como la hacíamos entonces (Ver recuadro). Además nos parece que es una de las mejores explicaciones efectuadas sobre porqué las afirmaciones programáticas son procesos, y no tesis acabadas, y las dificultades inherentes a exponer en formas de tesis lo que solo puede apropiarse como proceso de lucha práctico.

Los materiales son productos de diferentes períodos históricos (principalmente la primera década de la existencia del GCI: la década de los 80) y de diferentes polémicas y contradicciones que se desarrollaron en todas las latitudes. Como tales constituyen una especie de rompecabezas.

El texto fundamental que fue redactado entre 1986 y 1988, llevaba como título COMUNIDAD DE LUCHA Y PARTIDO; por lo que decidimos llamar con dicho título a la globalidad y también nombramos así el conjunto de la revista.

Siendo demasiado extenso el material de referencia (los proyectos de publicaciones, los textos internos, las polémicas, los borradores sucesivos, los cambios, las clarificaciones y la lucha para seguir afirmando y afinando las formulaciones) estábamos obligados a elegir lo que considerábamos más importante programáticamente, lo más claro, lo mejor formulado, lo más necesario. Ello nos llevó, a seleccionar pedazos de diferentes borradores o afirmaciones efectuadas a través de los años, constituyendo una especie de rompecabezas de diferentes textos, versiones, lenguas y años.

El lector verá que a veces publicamos hasta dos versiones del mismo texto, en la medida en que constituyen aportes diferentes en el mismo proceso. Así por ejemplo, cuando estaba la cosa bastante preparada para publicar, encontramos una versión primitiva de la introducción al texto «Comunidad de lucha y partido», que era muy anterior, y nos pareció enriquecedor meter un pedazo del mismo casi como introducción. Decidimos ponerlo en un recuadro, porque releyéndolo colectivamente en la actualidad nos pareció que no se podía perder esa piecita del rompecabezas. El lector podrá comparar y armar ese rompecabezas, apropiándose de los diferentes niveles y aportaciones y a la vez captar mejor el proceso complejo y contradictorio por el cual se han ido afirmando las tesis más claras. […]

El lector comprobará [también] que el tema aquí tratado, puede abordarse a diferentes niveles de abstracción. La comunidad de lucha puede referirse a toda la historia del asociacionismo proletario, a la de las fracciones y las Internacionales…., o concretarse en lo que pasa en tal periodo y condiciones sociales…o todavía más concretamente ir a lo cotidiano: la acción del pequeño grupo de militantes revolucionarios que se van asociando en base a aquellas líneas históricas. Y de alguna manera hemos seguido en esta publicación varios de esos niveles, desde la explicación más abstracta de la lucha hasta la actividad práctica de nuestro pequeño grupo, pasando claro está por la lucha contra las falsas alternativas, las socialdemócratas, las unificaciones de organizaciones nacionales y el parlamentarismo y el congresismo.

En esta revista abarcamos al menos esos tres niveles: en la «primera parte» el nivel más abstracto sobre la comunidad de lucha y el partido del proletariado, explicando nuestra concepción global, en la « segunda parte » descendemos al nivel de la actividad internacional de nuestro pequeño grupo, partiendo de sus determinaciones principales y en el anexo ejemplificamos esos dos niveles en base a un ejemplo concreto en la década de los ochenta, en donde exponemos las tentativas y contradicciones concretas que tuvimos con otros compañeros, grupos y espacios militantes. En todos esos niveles se pone en evidencia la lucha revolucionaria contra todas las falsificaciones y concepciones democráticas y sus concepciones: contra la socialdemocracia, contra el dualismo clase-partido, contra el congresismo, contra la organización en secciones nacionales… El programa revolucionario solo puede afirmarse como contraposición al programa de la socialdemocracia para los proletarios.

Desde nuestro punto de vista, lo más importante es no partir nunca de la experiencia inmediata para teorizar sobre «el Partido» (confundiendo el Partido con el puñado de compañeros o la redacción de una o varias publicaciones) para entender la totalidad; sino al revés, comenzar por las determinaciones históricas y globales*, comprender (o mejor dicho asumir) el comunismo como sujeto resurgiendo en contraposición a toda la sociedad burguesa (asumiéndose como parte de un proceso histórico), en sus diferentes afirmaciones, luchas, coordinaciones, internacionales, centralizaciones. Solo así se puede situar, sentir, vivir…, su propia práctica militante en el proceso de constitución proletariado en partido. La ida y vuelta entre esos niveles de abstracción, del que trataremos en todo este número de la revista Comunismo, ha sido en nuestro caso algo eminentemente práctico y como tal un complejo proceso contradictorio.

En todos los contactos y discusiones internacionales este tema estuvo, está y estará en el tapete, se discute a todos los niveles y es verdad que en nuestra revista central no habíamos publicado gran cosa. Nosotros, que desde que existimos «jodemos tanto» con la «comunidad de lucha» como expresión concreta, nunca habíamos hecho ninguna globalización pública de nuestra toma de posiciones al respecto. Si exceptuamos la lucha contra el conferencialismo y el congresismo durante, y contra, las Conferencias que organizaban algunas organizaciones (ver más adelante) que se consideraban de la «izquierda comunista» y a lo que le habíamos contrapuesto una proposición de coordinación basada en criterios prácticos de comunidad de acción y lucha, no habíamos escrito otros materiales.

Si bien durante más de 3 décadas habíamos llevado una lucha práctica en ese sentido y había toneladas de papeles en los que se discutía sobre la organización de la clase en partido, no habíamos hecho pública nuestra explicación global, lo que los compañeros más dinámicos de nuestra comunidad de lucha nos reclamaban. «Hay que tomar posición sobre el tema», «hay que explicar lo más globalmente posible nuestra posición sobre la comunidad de lucha»…etc., lo oíamos y repetíamos durante estas tres décadas sin que supiésemos bien cómo encarar la cosa, es decir cómo transformar esa masa desordenada e inacabada de materiales que estaban en los sótanos, en algo legible, utilizable y sobretodo que respondiera a la necesidad que los sectores más dinámicos del proletariado estaban y están expresando cada vez más.

Como en muchos otros temas de fondo, lo que se publicaba era una ínfima parte. Aunque en el caso de la constitución del proletariado en clase y por lo tanto en partido, puede haber obrado la poca atracción que teníamos por hablar y publicar sobre el «partido». Sin dudas, eso era el producto de nuestra repugnancia con respecto a «los partidistas», para quienes la palabra «partido» equivale a «dios» para un creyente y es usada de la misma manera y la misma cantidad de veces. Cuanto más hablaban de partido menos asumían las tareas elementales de organización de la clase (como sucedió con las sectas bordiguistas), cuanto más se creían el «partido» menos eran capaces de afirmar, en su práctica, el programa revolucionario de destrucción del capital y se escindían en sectas que no tenían [ni tienen] nada de internacionalistas.

Volviendo a nosotros, lo que resulta indiscutible es que las tareas vitales de la lucha y la organización de todos los días nos fueron alejando de las tareas teóricas esenciales en cuanto a continuar explicando el proceso de lucha y organización del proletariado internacional, o si se quiere, el desgaste militante a contracorriente ha sido tan fuerte y doloroso que no fuimos capaces de continuar con los niveles más altos de teorización y globalización de ese mismo problema. E incluso, aquellos materiales fundamentales que habían sido elaborados colectiva e internacionalmente durante décadas lo habíamos dejado pudriéndose en los sótanos.

¿Cómo fue que decidimos desempolvar esos viejos manuscritos? La verdad es que nuestras dificultades prácticas, la inmensidad de nuestras tareas en relación a lo limitadísimo de nuestras fuerzas, siempre hacía que las discusiones se parcializaran o se focalizaran en momentos históricos de las grandes experiencias de la clase o más limitadamente en los problemas organizativos de nuestra propia experiencia inmediata. Otra verdad es que quienes habían producido aquellos materiales ni los sacaban o utilizaban como merecían, tal vez porque como todos los militantes nos dejamos absorber por los problemas prácticos de la organización y la lucha «aquí y ahora», olvidando que la publicación de esos materiales era una necesidad actual, de nuestra clase, de nuestra comunidad de lucha. […]

[Así pues,] sobre el tema comunidad de lucha y partido, junto a esos compañeros que se fueron incorporando en la última década a ese proceso, fuimos entendiendo que SÍ, que había elementos importantísimos para llenar ese gran vacío que existe en el mundo sobre como comprender el proceso de constitución del proletariado en fuerza de destrucción de la sociedad burguesa.

Aunque tal vez debiéramos comenzar diciendo (como en otros temas) que se trata de materiales que ponen en evidencia lo que NO es el partido del proletariado o mejor dicho sobre las vías que no hay que seguir, porque en vez de ser aportes a la revolución son trabas a ese proceso. En efecto el material aquí presentado es antes que nada una crítica de las concepciones dominantes sobre la cuestión:

crítica de la separación entre clase y partido.

crítica de las concepciones educacionistas (portadoras de la consciencia).

crítica del democratismo, del congresismo…

 

* Aquí hacemos referencia a la comprensión teórica y a su exposición. Pero para que no nos entiendan idealistamente, aclaremos que el verdadero punto de partida es siempre la vida, la lucha, la experiencia [la práctica]. Es a partir de ella que se extraen conclusiones, que se teoriza…; todo lo que a su vez se vuelve a contrastar con otras experiencias…(propias o de otras generaciones)…y se va delimitando la comprensión, la teoría, las directivas, etc.

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